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Teología Práctica Latinoamericana Reflexiones para la praxis
cristiana en la iglesia, la sociedad y la cultura Vol. 1 No. 1 – Enero/Junio
2021 - San José, Costa Rica Praxis pastoral latinoamericana
en tiempos de pandemia por Covid-19 Estudios previos a la consulta de Teología
Práctica Latinoamericana organizada por la UBL en el año 2021 |
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El
quehacer pastoral en el contexto del Covid-19 Nidia Fonseca Rivera |
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Resumen El
Quehacer Pastoral debe integrar un trabajo desde la comunidad de fe que
responda a los desafíos internos y externos. Usando un método que sea
multidisciplinario y crítico, que se enfoque en un acompañamiento comunitario
y contextual; que incorpore una Teoría Teológica de Acción (TTA) con el fin
de alcanzar alguna transformación social encaminada a la justicia desde los
valores del Reino de Dios, para propiciar una vida justa, digna y sana para
toda la Creación. El
Quehacer Pastoral es desafiado en diferentes momentos, como con la actual
pandemia sanitaria provocada por el COVID-19. Este quehacer debe responder a
los diferentes contextos emergentes y evidenciar las estrategias utilizadas
desde los espacios dominantes a fin de ejercer la voz profética para
denunciar aquellas acciones oficiales que sacrifican a los más vulnerables y
a la vez anunciar la esperanza que se construye colectivamente y que se
inspira en la Palabra de Dios. Pero
además, el quehacer pastoral mira hacia adentro, con el fin de revisar las
afectaciones al interior de la comunidad de fe para mantener su testimonio al
mundo coherente con la fe que se profesa, dando prioridad al autocuidado y a
los cuidados empáticos y solidarios, ejerciendo el amor en mutualidad (Jn15,
12). Palabras
claves: Quehacer pastoral, método, teoría teológica de
acción, contextos, pandemia, COVID-19. Summary Pastoral
Work must integrate work from the community of faith that responds to
internal and external challenges. Using a multidisciplinary and critical
method, it focuses on community and contextual accompaniment, which
incorporates a Theological Theory of Action (TTA) in order to achieve social
transformation aimed at justice from the values of the Kingdom of God, to promote a fair,
dignified and healthy life for all Creation. Pastoral
Work is challenged at different times, such as with the current health
pandemic caused by COVID-19. This task must respond to the different emerging
contexts and highlight the strategies used from the dominant spaces in order
to exercise the prophetic voice to denounce those actions that sacrifice the
most vulnerable, while announcing the hope that is collectively built and
inspired in the Word of God. Pastoral
work also looks inward, to review the effects within the community of faith
to maintain its witness to the world consistent with the faith it professes,
giving priority to self, empathic and supportive care, exercising love in
mutuality (John: 15, 12). Keywords: Pastoral work, method, theological theory of action,
contexts, pandemic, COVID-19. El
quehacer pastoral en el contexto del Covid-19 Introducción
Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos
está cerca”. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su
enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes
recibieron gratis, denlo gratuitamente. No lleven oro ni plata ni cobre en el
cinturón, ni bolsa para el camino ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni
bastón; porque el trabajador merece que se le dé su sustento (Mateo 10,7-10). Queremos empezar
recordando una reflexión de la Dra. Elsa Tamez para Lecturas Diarias de las
Iglesia Morava (Appl y Ugalde 2020) que dice así: Saber vivir en medio de
la adversidad es un gran don, porque la vida no consiste en ser feliz
ininterrumpidamente, ni en sufrir y lamentarse todo el tiempo. A veces nos
caen desgracias inesperadas y sufrimos; de pronto, nos hace feliz un evento
extraordinario o de la cotidianidad. Lo importante es saber beber la copa de
la alegría y también la copa de la amargura. Así, cuando llegue el tiempo de
cerrar los ojos para siempre y unjan nuestro cuerpo, seremos capaces de decir
como Jesús: “Han hecho una obra maravillosa”. De eso trata el quehacer
pastoral, de ser capaces de transmitir las habilidades y destrezas para que
ese gran don pueda ser desarrollado a fin de vivir en medio de la adversidad
y del gozo. Queremos organizar este
artículo en tres momentos: -
El método del
acompañamiento pastoral: Los desafíos de las pandemias (sanitaria y
político-económica) llevan a repensar cómo se lleva a cabo la Missio Dei en
lo micro (templo) y en lo macro (testimonio al mundo). En el Acompañamiento
Pastoral se develan el amor y el desamor. Pero el desamor revelado no es para
culpabilizar sino para identificar la carencia que en ese momento tienen las
personas. Esa carencia nos desafía a pensar en la competencia que debemos
despertar para que se genere la responsabilidad personal y colectiva que
provocó esa falta o carencia. Una vez identificada la carencia, la
competencia y las responsabilidades entonces buscamos los surcos o las
trochas necesarios para alcanzar la transformación. De ahí que debamos
analizar los contextos en el que se “incuba” o el nicho en el que se da la
falta. Esto nos permitirá planificar el proceso de intervención, los recursos
y las alianzas que vayan a ser necesarios para que esa intervención alcance
la transformación estructural personal y colectiva. -
El segundo bloque consiste en
identificar los contextos y las prácticas pastorales que en el contexto de
pandemia se realizan para acompañar a las personas en esa nueva cotidianidad.
Es importante detenernos para profundizar el acompañamiento de acuerdo a las
condiciones especiales como pueden ser las enfermedades, las vulnerabilidades
provocadas por el entorno como el empobrecimiento y en las pérdidas, muerte y
luto. -
El tercer momento es el de
identificar la Teoría Teológica de Acción y los matices que esta asume en
esas condiciones especiales. Para alcanzar el
desarrollo de esos tres momentos haremos referencia especial a las
experiencias personales que como líder religiosa y como parte de un equipo
pastoral han acompañado a diferentes grupos especiales como son los y las
estudiantes, las y los docentes de la educación pública, a personas y
familias en particular y en especial a la comunidad de fe en Desamparados,
Alajuelita, Cartago y al barrio donde se ubica el templo principal de la
Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense (IMWC). El método del acompañamiento
pastoral
El acompañamiento pastoral
que genera la reflexión académica “ubelina” (derivado de Universidad Bíblica
Latinoamericana), parte de un paradigma multidisciplinario, crítico y
contextual, que intenta aportar a la tradicional atención individualizada del
acompañamiento. Su aporte enfatiza el acompañamiento comunitario y contextual
en el que la persona siempre es parte de una comunidad sea familiar, de fe,
laboral y/o social. Partimos de cuatro preguntas claves que se insertan en la
circularidad hermenéutica (ver-juzgar-actuar-celebrar): ¿A
quiénes se acompaña? A las personas carenciadas.
Pero, ¿cómo se manifiesta la carencia? En forma de vulnerabilidades como el
empobrecimiento, las enfermedades, las tensiones familiares, las violencias,
la mala gobernanza, entre otras. Por eso, al comprender el contexto en el que
nos desenvolvemos debemos hacer opciones por fortalecer a quienes más sufren
las consecuencias de esas carencias. ¿Por qué
se les acompaña? Porque es testimonio de la
presencia de Dios. Recordemos que el desamor es ruptura de la solidaridad,
ruptura de los vínculos afectivos, y es testimonio de la ausencia de Dios,
esa ausencia es pecado personal y socio-estructural. ¿Con qué
se les acompaña? Con amor que se manifiesta como
apertura de escucha. Esto implica que la persona que acompaña o acompañante
debe tener una actitud porosa, empática, con disposición a escuchar, a
observar acuciosamente, con toda la responsabilidad para identificar juntos
las carencias personales y estructurales (políticas, económicas, culturales),
construyendo juntos las competencias para identificar los recursos y las
alianzas necesarias para alcanzar esas competencias y asegurar el surco o la
trocha de la transformación. ¿Cómo se
les acompaña? Con toda la voluntad para
reconstruir la historia de vida personal/familiar y ubicando las acciones de
la persona que se acompaña, a fin de cualificar esas acciones para reconocer
la resiliencia de la persona, y también para cambiar aquellas acciones poco
asertivas. Por lo general la vida de las familias se desarrolla en la cultura
patriarcal, en medio de las injusticias y por eso es necesario identificar
las funciones, los roles e identidades sexo-género. Ver: el contexto con ojos sospechosos. La sospecha le permite al
investigador/a profundizar su capacidad de observación por medio del
“expertise” que le ofrece el pensamiento crítico y la historia de la realidad
que observa. Otro elemento importantísimo de este proceso es el de mirar las
estructuras socio-religiosas de dominación que vulnerabilizan a las personas
empobrecidas y vulneran los derechos humanos y los derechos de la creación.
Esta observación analítica contempla como premisa la revelación de Dios en la
historia, en el tiempo y espacio. Por eso puede aprehender esta realidad por
medio del análisis de coyuntura, del análisis cualitativo y cuantitativo,
estudio de casos, estadísticas, entre otros. Juzgar: en dos vías. El juzgar ideológico y el juzgar teológico. En este
aspecto se alía con las teorías socioanalíticas de la complejidad, sistémica,
de género, entre otras. Y en el campo teológico evidencia la complejidad y
riqueza bíblica-teológica y pastoral a partir de la Palabra. Actuar: aquí se pretende intervenir en esa realidad desequilibrada para
liberarla de la injusticia en la que se encentra anclada. Para el proceso de
intervención se genera la Teoría Teológica de Acción. Esta teoría es una
declaración completa de la teología hermenéutica que relaciona la tradición
cristiana con la experiencia, con la vida y las acciones de los seres
humanos. Este proceso de intervención está compuesto de seis praxis:
crítico-hermenéutica, mediativa, optativa, escatológica, de la
responsabilidad y estratégica. Celebrar: una vez alcanzada la transformación mediante ese conjunto de praxis,
procedemos a celebrar litúrgicamente la intervención para evaluar lo
alcanzado y volver a observar la realidad para continuar transformando
mediante el Dios que se revela en la realidad hasta que escatológicamente los
signos de los tiempos hagan posible el reinado de Dios y su justicia aquí y
ahora. Teoría Teológica de Acción
La teología práctica
latinoamericana como parte de las teologías hermenéuticas confiesa su
relatividad histórica y cultural situándose en un espacio y tiempo concretos,
locales, específicos. Esta teología plantea que
las praxis son tanto personales como colectivas, en donde dialécticamente
persona y grupo se encuentran para transformar y ser transformados porque
todos y todas somos parte de la sociedad injusta generadora del pecado
estructural e individual pero a la vez una sociedad donde Jesucristo se
encarnó a fin de ser liberada mediante el amor al prójimo y la denuncia de
los perpetuadores de la misma. Inspirados en la fe
cristiana, se gesta la esperanza cristológica en la que se ama hasta las
últimas consecuencias para que el mundo crea y para que en este mundo Dios se
haga presente. Por esta razón la teoría
teológica de acción es una teoría crítica, conflictiva, que asume no solo la
sospecha hermenéutica para comprender la realidad social sino que también
mira hacia sí misma para cualificar su propia praxis. En este análisis, se
opta por la liberación y la esperanza como horizonte de sentido. Por eso las
praxis que conscientemente se gestan en esta Teoría Teológica de Acción,
apuntan a la liberación de las injusticias; aquellos procesos de exclusión y
subordinación y apunta a la esperanza que en medio de la incertidumbre que es
la vida, en medio de los errores, egoísmos, y manifestaciones de la maldad,
siempre habrá personas velando por la vida justa, digna y sana para todas la
criaturas de la Creación. De acuerdo con el gran
aporte de la colega Sara Baltodano Arróliga (2020), los elementos
praxiológicos de una teoría teológica de acción crítica y transformadora son: - El contexto, el cual se analiza para mirar principalmente aquellas
acciones que movilizan o paralizan la calidad de la vida. Propone acciones
específicas que puedan movilizar la situación. Estas acciones se analizan en
sí mismas, su herencia histórica, en la situación presente y con respecto a
su potencialidad. Es decir se hace praxis crítico-hermenéutica. - Se ocupa que estas acciones se ejecuten en ámbitos concretos, a niveles
económicos, políticos e ideológicos mediadas por la fe cristiana. O sea, praxis
hermenéutica mediativa. - Su punto de partida y de llegada son las personas
discriminadas, ignoradas, perseguidas, empobrecidas, victimizadas, es decir,
vulneradas, las cuales son los sujetos destinatarios del Evangelio. Por
tanto, se hace opción ética solidaria, comunitaria, justa y amorosa con los
sujetos vulnerabilizados en la historia y en la coyuntura. Praxis
optativa. - Se basa en el principio de esperanza de una sociedad donde los
principios del Reino se respeten y se hacen presentes por la intervención
humana. Praxis escatológica. - Las acciones interventoras son conscientes e intencionales. Las
acciones de las personas que intervienen en la sociedad para cambiar algo, no
son simplemente causadas por la razón sino que son basadas en la razón. Las
actoras y actores saben lo que quieren hacer y tienen la obligación de dar
razones cuando se les pregunte el por qué de sus acciones. La responsabilidad
entonces incluye tres momentos: hacia, para y por. El primer momento es la
responsabilidad hacia algo o alguien. El segundo momento es la
responsabilidad para hacer algo, como una tarea o un trabajo a favor de algo
o alguien. El tercer momento es responsable por una consecuencia o resultado
(May 2006). En la práctica, estos tres momentos convergen en uno solo. Praxis
de la responsabilidad. - El cambio o la transformación es el objetivo directo de la teología
práctica y todas las praxis apuntan al cambio sostenido, estructural
socio-personal. Tiene el propósito de elaborar modelos y estrategias de
acción para los diversos ámbitos de acción transformadora. Praxis
estratégica. Contextos sanitario,
político-económico y eclesial
Entre noviembre y
diciembre del 2019 recibimos la noticia que una enfermedad muy extraña estaba
haciendo estragos en China y que luego la misma enfermedad apareció en Europa.
En pocos meses conocimos que ya esa enfermedad se hacía presente en
Norteamérica. Y en febrero llega a América Latina y en marzo ya teníamos el
primer caso en Costa Rica. De inmediato, gracias a la
información recibida de China, la Organización Mundial de la Salud informa
que se trata de un coronavirus y que con base en la experiencia de otras
enfermedades causadas por coronavirus los países deben asumir una serie de
medidas sanitarias y se declara que estamos en un contexto de pandemia. Contexto sanitario: Las pandemias
sanitarias de los siglos XX y XXI
La primera pandemia
sanitaria del Siglo XX fue la del vih/sida. Según algunos datos publicados
por ONUSIDA, cerca de 75 millones de personas se contagiaron de VIH en el
mundo y cerca de 32 millones perdieron la vida como consecuencia de la
enfermedad. Recordemos que uno de los impactos negativos de la forma como se
manejó esta situación fue la discriminación y los estigmas sociales. Impactos
que aún hoy a nivel eclesial se viven como el primer día. Lección aprendida:
la inclusión, el respeto y la aceptación son actitudes que forman parte del
proceso de atención de esta y cualquier otra pandemia sanitaria. La segunda pandemia fue la
gripe porcina o influenza AH1N1. Apareció en el 2009 en EE.UU. y ha contagiado
a por lo menos 100.5 millones de personas, ha hospitalizado a casi un millón
y han muerto cerca de 75 mil personas. Dentro de las medidas tomadas estuvo
el cierre de las escuelas por un periodo corto de uno a 14 días máximo. Los
pacientes más afectados y que llegaron a las unidades de cuidados intensivos
fueron los que presentaban obesidad. Esta gripe se transmite por estornudo,
tos o por contacto directo con la persona contagiada. Por tanto, el
distanciamiento social, el cubrirse el rostro al toser o estornudar y el
lavado de manos mostraron ser medios eficaces para detener el contagio. En el 2003 llegó la
epidemia conocida como Síndrome Respiratorio Agudo Severo (Sars) y se propagó
a 29 países por medio de las fronteras y los viajes aéreos (OMS 2003;
Thompson 2003). El proceso de investigación desarrollado en Vietnam y
comunicado a la OMS permitió conocer rápidamente el origen y desarrollo de
esta nueva enfermedad. Esta epidemia es una neumonía grave que afectó al
personal de la salud en todos los países pero especialmente en seis de ellos.
Se aprendió de esta experiencia que se deben aislar a los pacientes con gripe
que presentan síntomas severos en especial respiratorios, y se investigó
sobre cómo se da el proceso de salto de estas enfermedades que están
presentes en animales y que luego pasan a los humanos. Y en el 2012 llegó el
Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS). Es un coronavirus que produce
dificultad para respirar, tos y fiebre. Igual que las anteriores enfermedades
saltan de animales a humanos. Se propaga entre personas de contacto cercano,
su periodo de incubación va de 2 a 14 días. Algunas personas son
asintomáticas. Afecta gravemente a los adultos mayores y a la población con
alguna enfermedad crónica no controlada. Está presente en 27 países. No hay
medicamentos específicos para combatir esta enfermedad, entonces se
recomienda: -
Lávese las manos frecuentemente
con agua y jabón durante 20 segundos. Ayúdeles a los niños pequeños a hacer
lo mismo. Si no hay agua y jabón, use un desinfectante para manos a base de
alcohol. -
Cúbrase la nariz y la boca con un
pañuelo cuando tosa o estornude y luego arrójelo a la basura. -
Evite tocarse los ojos, la nariz
y la boca con las manos sucias. -
Evite el contacto cercano, como
besar, compartir vasos o compartir utensilios de comer, con personas
enfermas. -
Limpie y desinfecte las
superficies tocadas con más frecuencia, como juguetes y picaportes. -
Si entra en contacto con
animales, como camellos, lávese las manos inmediatamente después. Se ha
reportado que algunos camellos portan el virus del MERS. (Enciclopedia Médica
2020) Los aprendizajes de las
dos pandemias y de las dos epidemias se unen para afrontar la pandemia del
coronavirus, SARS-COV-2 o COVID 19. Esta pandemia muestra que su transmisibilidad
y su mortalidad son mayores que las pandemias y epidemias anteriores. Además,
no hay población que presente inmunidad, mientras que la población adulta
mayor presentó inmunidad contra la influenza AH1N1 y había algunos
medicamentos que combatían el virus de la gripe común. En lo que respecta a la
medicina pública ha habido en la historia dos enfoques presentes: el
higienista que consiste en educar a las personas para que sean ellas las
responsables de su salud mediante hábitos de higiene personal y social. Este
enfoque responsabiliza a la persona y para que cumpla con el o los protocolos
de higiene y mientras el Estado se hace presente para castigar o premiar el
cumplimiento de las normativas impuestas mediante el ejército o la policía
higienista. Este procedimiento a la vez, responsabiliza a los territorios
colonizados por las enfermedades masivas, sean epidemias o pandemias, pues
supuestamente su ignorancia y su sabiduría ancestral caracterizada por la
danza, la música, y la invocación de los espíritus de los animales, la
naturaleza y demás impide el cumplimiento de las normas y les impide aprender
las costumbres y sistemas de convivencia higiénica “efectivas”. El otro
enfoque consiste en tomar en cuenta otros elementos además de los hábitos de
higiene como son las relaciones con el entorno ambiental y de cómo cada grupo
tiene un humor sanguíneo según el lugar en el que se vive y por tanto las
enfermedades se desarrollan diferente en cada contexto y por tanto plantea
que se debe tener respeto para no alterar ese entorno porque puede desatar
enfermedades no controlables. Tal como
puede desprenderse del tratado sobre Los aires, las aguas y los lugares, el
ámbito geográfico y climático de una determinada área influye en alto grado
en las características somáticas y psíquicas de sus habitantes (1). […]La
persistencia de estas ideas en el campo médico puede estar vinculada con este
determinismo físico de carácter etno-geográfico, y también con la larga
historia de la “teoría humoral”. […]Otro tipo de ideas medioambientales,
presentes en el discurso médico de siglo pasado, son las que destacan el
impacto del hombre sobre el medio natural, y los efectos perniciosos que
devienen de la alteración de este (Arteaga 1985). Lo que resulta
interesante, es que la medicina e higiene públicas, después de haberle dado
énfasis a los estudios microbiológicos (bacterias, hongos y virus) y
estadísticos (mortalidad, natalidad), y a los sistemas de vacunación como
única solución, se fue perdiendo interés por realizar investigaciones desde
una perspectiva más integral y holística y decidió darle énfasis al enfoque
higienista. Este enfoque favorece la visión jerárquica y patriarcal de la
gobernanza, favorece el estigma y la discriminación que genera el orden
social de clase y sobre todo justifica la responsabilidad de la salud pública
en manos individualistas y permite sostener el sistema económico global. Por
otra parte el “éxito” obtenido en el pasado en el abordaje de las pandemias y
epidemias como la peste, la lepra, la tuberculosis, en el pasado y el vih, el
ébola, las gripes/influencias (porcina, H1N1) el SARCS, el MERS, en el pasado
reciente, favorecen continuar con el enfoque higienista: Este
papel del higienismo, como mediación del proyecto de hegemonía de las clases dominantes,
(…) se explica como parte de un proyecto socio-político de las clases
dominantes (Montaño y Pastorini, 1998)… El higienismo fue parte de un
proyecto socio-cultural de gobernar por hegemonía a las “clases peligrosas”,
en el marco del “industrialismo” o de la implantación del ethos
“productivista”, acostumbrándolas a ser constantemente vigiladas y
controladas en nombre de la salud, obteniendo por otro lado de ellas la
información necesaria para este control (Acosta 2001). Por otra parte, esas pandemias
y epidemias cuando afectaron directamente a personas involucradas en el
quehacer eclesial, las instituciones religiosas respondieron de distintas
maneras: algunas siguieron los lineamientos médico-políticos de su país, y
por tanto, estigmatizaron, apartaron y/o rechazaron a las personas afectadas;
otras, por el contrario acogieron con mucho “temor y temblor” pero con mucho
amor y compromiso a las personas y sus familias afectadas y realizaron
alianzas entre sí y con las instituciones ecuménicas existentes en su país,
región o en el mundo para buscar juntos alternativas en la calidad de vida de
las personas y en el acompañamiento asertivo a sus familias. Producto de ese
proceso se hicieron publicaciones bíblico-teológicas, encuentros, talleres y
liturgias que ayudaron muchísimo y dieron palabra de compromiso y de denuncia
pública ante las actitudes equivocadas al llamado de Dios de acoger a las
personas más vulneradas y de amar al prójimo como a nosotros mismos. El contexto político-económico
Sabido es que arribamos al
siglo XXI con grandes desafíos políticos y económicos. Nos dice Wim
Diercksens Sumidos
en una crisis económica, ecológica y social como nunca antes había conocido
el capitalismo global, estamos asistiendo al final de la “globalización feliz”
y a la demolición de la ‘belle époque’ del neoliberalismo”. En la
cotidianidad esta crisis se expresa mercadeando la pobreza a fin de mantener
el estatus quo. “No es una crisis, es una estafa”, gritan los manifestantes
que protestan por la privatización de la sanidad, la educación y el agua. Y
en efecto, no hay otro nombre mejor para explicar el hecho de que los grandes
capitales privados estén saliendo reforzados de la crisis, mientras que la
mayoría de mujeres y hombres pierden empleo y vivienda, sanidad y educación,
pensiones y derechos sociales conquistados en el último siglo (2014). A nivel planetario, hay
dos contrincantes: los que siguen apostando por un mundo global, dominado
solo por el patrón-dólar y su representante Estados Unidos de Norteamérica y
los que buscan un mundo multipolar. Y en esta tensión de fuerzas, aparece el
coronavirus en el país que representa la visión multipolar (China). Ambos
grupos se acusan de ser los creadores de esta pandemia a fin de tener un
“chivo expiatorio” para justificar y cambiar la crisis global biológica,
petrolera y financiera: Estamos
en medio de una gran crisis sistémica, de la cual ni la Nueva Formación
Social Emergente, en torno a la Nueva Ruta de la Seda y bajo iniciativa de
Pekín, saldrá ilesa. Sin embargo, estará en posición más sólida para poder
salir adelante que el Occidente anglosajón. China, también Rusia y la India,
tienen el oro suficiente para respaldar su moneda en un momento de colapso
bursátil, económico y sistémico (Formento y Dierckxsens 2020). Lo que sí resulta cierto
es que las medidas sanitarias (enfoque higienista) tomadas para afrontar el
COVID19 permiten que la pugna entre estas dos propuestas planetarias se
facilite. ¿Qué conviene a América Latina y El Caribe? Sabemos que desde que fuimos
“reconocidos” por los imperios occidentales las posiciones imperialistas han
devastado a las poblaciones llevándolas a la pobreza histórica y coyuntural.
La otra opción no la hemos experimentado pero tal vez permitiría que los
aires de la Región se renueven siempre y cuando se apunte a una vida digna de
la Creación: entorno y sociedad. Y tal vez se faciliten expresiones de
autonomía y determinación de los pueblos y territorios. Pero, mientras tanto,
¿cómo afrontamos la crisis financiera, biológica, petrolera y sanitaria entre
los pueblos movidos por las espiritualidades y religiones de la Región? Nos
circunscribimos al contexto específico del cristianismo. En este contexto el
procedimiento de las iglesias ha sido similar a la asumida en la pandemia sanitaria:
grupos religiosos que se suman a las voces oficiales y otras que disciernen
bíblica y teológicamente para conformar espacios de denuncia y anuncio a
favor de las personas más vulneradas. Ambas tendencias actúan mediante
alianzas con espacios formalmente organizados de la sociedad civil. El contexto eclesial
Recordemos que las
iglesias como cualquier otra organización social tienen que asumir los
lineamientos que el país, desde el Gobierno de turno, han decidido para toda
la sociedad. Es decir, las iglesias se encuentran con varios desafíos
impuestos: cierre de fronteras y aeropuertos, distanciamiento social,
confinamiento en burbujas de convivencia diaria, cierre de espacios donde se
aglomeran muchas personas como los templos, los estadios, los gimnasios,
calles. ¿Cuáles son las consecuencias que las comunidades de fe afrontan con
estas medidas? La primera y más obvia es que las iglesias no pueden celebrar
públicamente los servicios litúrgicos; no hay visitas al hogar para
evangelizar o para orar y ungir a las personas enfermas en la casa ni en los
hospitales, no hay estudios bíblicos, ni celebración de sacramentos, ni
gestos de solidaridad y consolación por las personas fallecidas, ni
acompañamiento a personas vulnerabilizadas por la violencia de género, ni
comensalía para las personas empobrecidas, entre otros quehaceres de las
iglesias. Por otra parte, al no haber estas actividades, se vulnerabiliza el
sostén de los equipos pastorales y de los templos. Frente a estas
circunstancias, aparecen varios desafíos que podemos denominar eclesiales
porque tienen que ver con la alteración del quehacer cotidiano de las
iglesias congregadas en los templos. Y aparecen otros desafíos que llamamos
estructurales porque tienen que ver con aquellos elementos que implican
reformar y/o transformar el quehacer eclesial administrativo y político de
las confesiones religiosas y de la sociedad en general: Desafíos eclesiales
El primero es el estilo de
comunicación pues al no haber celebraciones públicas, el liderazgo debe
analizar la calidad de la comunicación oficial de las iglesias a fin de generar una comunicación
empática, efectiva, solidaria y concreta con sus miembros y sus burbujas de
convivencia. ¿Cómo lo hacemos? De acuerdo con las consultas realizadas a los
líderes y lideresas, informan que han usado zoom gratuito o pagado, Skype,
WhatsApp, Facebook, entre otros medios. ¿Qué hacen por ese medio?
Celebraciones litúrgicas, estudios bíblicos, visitas a familias o células.
¿Cuál es el énfasis? Litúrgico. ¿Cambió la liturgia? En las comunidades
cristianas no católico-romanas, a veces agregan oración de intercesión por
las personas con COVID, a veces nombran específicamente a la persona o
familia afectada. ¿Cambiaron los sermones, los avisos, entre otros? ¿Hay
estudios del COVID y cómo se integra en los estudios bíblicos, por ejemplo?
Es decir, el liderazgo comúnmente conocido como clero se ve profundamente
desafiado. El uso de las redes
sociales obliga al liderazgo a repensar cómo sostener la “comunidad” cuando
la asistencia a los templos desde mediados del siglo pasado ya no era para
constituirse en comunidad sino para escuchar al líder que mejor “entiendo o
al líder que más me gusta”. La pregunta es entonces, ¿tenemos comunidad?,
¿qué experiencias confirman que somos comunidad: les conozco, me conocen, se
dónde vive cada persona o familia que asiste, conocemos su estilo de vida,
sus desafíos cotidianos: familiares, laborales, sanitarios, entre otros.
Sabemos ¿qué inquietudes teológicas y pastorales tienen las personas que
forman parte, cómo reflejan su conversión, su compromiso, y sobre todo
conocen de la Palabra, cómo es su encuentro personal ordinario y
extraordinario con Jesús? Además, ¿cómo muestran su lealtad eclesial: por
medio de sus ofrendas y diezmos y compromiso en los diferentes ministerios
que tenemos en las iglesias (comensalía, hospedaje, acompañamiento a
enfermos, ministerio de parejas, de personas solteras, divorciadas, de la
diversidad, entre otros muchos ministerios)? En pocas palabras, ¿tenemos
comunidad? Desafíos
estructurales
Calidad
en la comunicación y razón de la misma: Si en el
servicio de comunicación no se dedica unos minutos para hablar sobre el amor
al prójimo, como narraciones bíblicas donde se muestran paradigmas de
desafíos sanitarios, si no se habla sobre el COVID, el cuidado y autocuidado
es muy difícil lograr empatía. ¿Cómo generar empatía, solidaridad y ternura
entre las personas sanas y las enfermas? Hay iglesias que ya contaban con
experiencias en el uso de las redes sociales y de tecnologías para ser más
atractivos los servicios. Pero el uso cotidiano, demuestran que la
comunicación es verticalista. Entonces hay que hacer visible al interlocutor
y eso facilita el camino de la empatía, solidaridad y ternura. En mi comunidad
de fe por ejemplo, se trabaja con WhatsApp pues la mayoría solo tiene
internet en su teléfono. Durante la semana se estimula a la participación
dominical; se comunica el día anterior el orden del culto, se estimula la
participación mediante preguntas generadoras sea sobre el tema general del
culto o sobre los textos bíblicos, se estimula la creación de altares, se
generan gestos litúrgicos y se piden fotos de las personas participantes y en
el desarrollo del culto hay distintas voces pues previamente se solicita a
diferentes personas (chiquitas y grandes) una grabación sobre algún
testimonio, una oración, una lectura bíblica, una participación especial. De
esa manera vamos estimulando la participación, la empatía y la ternura y el
intercambio e roles entre emisores y receptores. Derechos
humanos: ¿Cómo asegurar los derechos humanos, en especial
los de género y los de la niñez en las burbujas de convivencia diaria? Si
antes de la pandemia no había sensibilidad sobre las violencias de género y
sobre la equidad entre mujeres y hombres, posiblemente no se haga nada al respecto.
Si antes de la pandemia no había sensibilidad por la niñez, la adolescencia y
juventud, sobre el respeto a sus cuerpos, sus compromisos y dificultades en
los estudios, su relación con los y las docentes, su convivencia entre los
pares y con sus familias; es muy difícil garantizar que sus derechos sean
respetados. En las burbujas de convivencia es en donde las mujeres, las niñas
y niños más peligran. Allí ocurren las violencias, el incesto, el abuso
sexual, entre otras. Por eso, las comunidades de fe deben conversar sobre la
vida en familia y su calidad nutridora para tener personas sanas desde que
nacen hasta que mueran. Ejemplo, en mi comunidad de fe durante la semana se
envía algún pequeño mensaje sobre la condición de peligro que pueden tener
las personas más vulnerables a fin de sensibilizar. Procuramos incluir en el
calendario litúrgico conmemoraciones de mujeres y personas que representan
poblaciones tradicionalmente rechazadas (personas extranjeras, personas
negras e indígenas, personas con discapacidades, personas adultas mayores,
personas LGTBIQ, niñez, entre otras), para sensibilizar y desafiar hasta
dónde comprendemos eso de “amar al prójimo como a ti mismo, amarse unos a
otros, amar al enemigo”. Información
sobre la enfermedad: cómo compartir la información
verídica sobre el COVID a fin de generar la solidaridad a partir del
autocuidado, sabiendo que aun así puede haber contagio. Hay que incentivar la
investigación, hay que organizar la socialización aprovechando los
talentos y las profesiones de la membresía de la congregación, generando
espacios de reflexión sobre temas específicos y sobre el proceso de
salud/enfermedad desde visiones holísticas y al alcance de todas y todos. Ejemplo,
en mi comunidad se cuenta con el Programa de Teosalud, y se comparten
testimonios de personas atendidas con COVID y se promueven acciones que
ayuden a una condición de bienestar: calidad de agua y aire, ejercicios
bioenergéticos, alimentación sana, masticación correcta, posturas correctas
del cuerpo, entre otras. Testimonio
al mundo: ¿Cómo desarrollar acciones concretas de
testimonio eclesial permanente y según los desafíos que en la sociedad se
generan? Hay
muchas opciones pues la voz profética por la justicia nunca debe estar
silenciada en las comunidades de fe. Esto exige organizarse y aliarse con
espacios de la sociedad civil que buscan la vida digna y decente para todas y
todos como pueden ser las Juntas de Vecinos, los Comités de Desastres y Emergencias,
las mesas ecuménicas de colaboración y de reflexión profética, generar gestos
de solidaridad en el barrio, censos o encuestas entre la comunidad de fe y en
el barrio para conocer las afectaciones reales: status de la vivienda
(alquilada o propia), condiciones laborales: desempleo, subempleo, informal,
propio, condiciones de salud: personas con enfermedades crónicas
(hipertensión, diabetes, obesidad, asma, hepáticas), edades, alcance a los
servicios públicos y/o privados oficiales y alternativos, condiciones de
alimentación: ¿están asegurados por lo menos tres tiempos de comida
equilibrada (cinco colores), condiciones higiénicas: acceso a jabón, a
alcohol, a artículos de limpieza? Distribución de las tareas colectivas
familiares y comunitarias a fin de alcanzar esas condiciones de vida decente:
según edades y tiempos. ¿Qué alianzas se necesitan para alcanzar estas
tareas? Ejemplo, En el Barrio donde se ubica el Templo, se realizó una
alianza con la Junta de Vecinos y el Comité Municipal de Emergencias para
censar las necesidades de las familias, y para acompañar a las familias con
COVID-19. Espacios
lúdicos: ¿qué elementos lúdicos aportan las comunidades de
fe para la salud mental? Calidad de la convivencia, el respeto mutuo,
promoción del entretenimiento no competitivo, aprendizajes de todos los aspectos
musicales (coros, solistas, lectura de partituras, aprender instrumentos),
paseos al aire libre para aprender a apreciar, cuidar y multiplicar a la
hermana naturaleza, por ejemplo. Desafíos
teológicos
Sacramentos
y celebraciones litúrgicas: qué participación se
generaba antes de la pandemia, cómo aproximar a todas y todos a la
Mesa, qué reflexión y prácticas hacemos alrededor del pecado, perdón,
restauración y reconciliación. Ministerios: la visita a los enfermos y la unción con aceite, las oraciones por la
justicia y la paz, consuelo y esperanza: dónde y cómo se han hecho y cómo
lograr que la comunidad en sus burbujas de convivencia puedan seguir
practicando. Comunidad: calidad de la participación de cada persona en los diferentes
ministerios, sus aportes monetarios para sostener los compromisos civiles
como impuestos y otros. Palabra: la lectura contextual de la Biblia es imprescindible pero se requiere
el apoyo de instituciones teológicas que capaciten y den razón teológica del
por qué se hace, no se trata simplemente de enseñar métodos, sino que quienes
aprenden comprendan las razones bíblico-teológicas del por qué hacerlo. La Teoría
Teológica de Acción (TTA) en contextos de urgencia
Recordemos que para
transformar la praxis de las comunidades de fe antes y durante las urgencias,
sea por pandemias sanitarias (coronavirus, adicciones), por los desastres
ecológicos (inundaciones, terremotos, incendios), por pandemias sociales
(empobrecimiento, inequidades, violencias de género, violaciones a los
derechos de la humanidad y de la creación), entre otras y para dar testimonio
al mundo de que Dios está presente, hay que organizar la Teoría Teológica de
Acción de manera específica. Hoy, las iglesias han actuado como reacción a
las condiciones impuestas para “detener” la pandemia sanitaria por el COVID.
Pero después de la reacción, hay que reorganizar las acciones para planificar
la intervención. Para ello retomamos las características praxiológicas de la
Teoría Teológica de Acción: Esta se hace praxis
crítico-hermenéutica: es decir, profundizar el análisis de los contextos para discernir su voz
profética y su acción asertiva. En el análisis contextual que aquí hemos
realizado, sospechamos de una alianza entre el enfoque médico higienista y el
estilo de gobernanza global impuesto. ¿Cómo se presentan ambos contextos en
cada territorio o país? En medio de la pandemia en A.L. y C. se están
develando la corrupción, las fisuras de las Cartas Magnas de los países que
favorecen a la clase gobernante tradicional, las inequidades en la
organización social de clase y de cómo las consignas para detener el contagio
del COVID resultan imposibles para las familias y personas más empobrecidas.
También sospechamos acerca de contexto eclesial: ¿hay comunidad?, ¿a qué se
la prioridad: a las personas contagiadas, a las personas empobrecidas y
estigmatizadas?, ¿a la institucionalidad eclesial? Se hace praxis
hermenéutica mediativa: ¿le da seguimiento a las acciones gubernamentales
sanitarias y políticas a fin de que lo que se dice que se va a hacer se
realice en el espacio concreto y con los sujetos concretos afectados y
necesitados? ¿Está ejerciendo su rol de “vigilia” para que nadie “caiga en
tentación”, para que las acciones liberen el mal que provoca el sufrimiento y
la impotencia? Por ejemplo, ¿qué puede suceder a los sujetos pequeños de la
familia al estar encerrados en un ambiente caótico, violento, y sin el pan
nuestro de cada día? Se hace
praxis optativa:
¿cuáles son los sujetos que se benefician con las
medidas sanitarias y las políticas de cuarentena? ¿Por quiénes opta la
iglesia para acompañar, darles voz y empoderarles para que pueden ejercer su
autonomía, sus derechos y puedan decidir lo mejor para su vida? Ejemplo, la
Ministra de Educación de Costa Rica informó en una de las conferencias de
prensa que se da en el país, todos los días, a raíz de la pandemia que a
pesar de los esfuerzos del todo el personal docente hay 90 mil estudiantes de
los que no se sabe nada. Las y los maestros se comunican por correo, por
WhatsApp, por internet, por televisión y de manera semanal de forma
presencial con los diferentes grupos estudiantiles para que tengan “a mano”
todo el material necesario para continuar con su curso lectivo. Pero no saben
nada de esos 90 mil estudiantes. Por otra parte, de acuerdo con la
investigación del Centro Agenda Joven de la Universidad Estatal a Distancia
(UNED) que de acuerdo con lo que ellos han investigado uno de cada dos
jóvenes de 14 a 24 años está buscando trabajo. Pregunta, ¿estarán esos 90 mil
jóvenes dentro de los que andan buscando trabajo? Ahora, ¿por quién opta la
Teoría Teológica de Acción? Otro ejemplo, de acuerdo con la OMS, “En el mundo
se estima que el 11% de todos los nacimientos se produce en jóvenes de entre
15 y 19 años. En América Latina y el Caribe, esta cifra asciende al 19%” y se teme que en el contexto de la pandemia
estas cifras hayan subido por dos razones: “las dificultades en el acceso a
métodos anticonceptivos y la exposición a situaciones de violencia de género,
violaciones y abuso sexual” (Martich 2020). ¿Qué sabemos de estas niñas en
este momento en nuestro contexto? Se hace Praxis
escatológica: ¿cómo planificamos la esperanza y los principios del Reinado de Dios en
el contexto de crisis por la pandemia sanitaria, o por los desastres
ecológicos o en el luto, por ejemplo? La esperanza no solo se piensa, no solo
se sueña, la esperanza se experimenta en concreto, justo en la ausencia o
vacío aparente de Dios. ¿Cómo realizamos las alianzas para que las buenas
nuevas estén presentes en la crisis, en el silencio, en la oscuridad? ¿Cómo
encendemos la vela de la presencia y de la justicia? Se hace Praxis de la
responsabilidad: hacia dónde apuntamos nuestra responsabilidad en una
crisis: hacia dentro de nuestra comunidad de fe, hacia los sujetos más
vulnerabilizados, hacia el autosostén. ¿Qué hacemos para demostrar nuestras
opciones? Por ejemplo, en la IMWC hacemos comunicados públicos en los cuales
mostramos nuestras opciones y también en los cuales intentamos hacer presente
la esperanza y la denuncia. Esos comunicados los enviamos oficialmente a los
Poderes del Estado, los compartimos en las redes sociales y entre las iglesias
nacionales. Y por supuesto sopesamos esas declaraciones en cuanto a las
consecuencias que las mismas pueden acarrearnos: respuestas, consultas,
solicitudes de presencialidad. Esos comunicados permiten construir comunidad
en la iglesia, permiten afianzar nuestra fe y compromiso ante Dios y el
mundo, permiten reflexionar y profundizar nuestras creencias, preocupaciones
y desafíos. Pero también nos exige ser coherentes en nuestro testimonio
personal y colectivo. Y sobre todo nos exige concretar la esperanza. Se hace Praxis
estratégica: ¿cómo elaboramos nuestros modelos y estrategias de acción para la
transformación en todo momento y en particular en momentos de crisis? Un
ejemplo claro de esto fueron las publicaciones que el Consejo Latinoamericano
de Iglesias. Algunas de esas publicaciones fueron respuesta para realizar un
acompañamiento pastoral asertivo con motivo de los desastres sufridos en
Centro América con el Huracán Mitch, o en la crisis que vive la niñez cuando
sus padres se separan, o cuando la niñez y las mujeres sufren trastorno de
sus capacidades humanas por el abuso sexual infantil, o por la violencia
doméstica y conyugal. O cuando se desarrollaron espacios santuario para
salvaguardar la vida de personas en tiempos de las dictaduras. Conclusiones
-
El quehacer pastoral no recae en
la figura del pastor, sino que es un quehacer comunitario de la comunidad de
fe, el cual debe organizarse para responder a los desafíos de los signos de
los tiempos. -
El quehacer pastoral parte de un
método en el cual las acciones que se realizan para intervenir en el
sufrimiento y en la vulnerabilidad deben ser planificadas. -
El quehacer pastoral debe conocer
los contextos en los que se desenvuelve a fin de que su intervención sea
efectiva. -
El quehacer pastoral cuenta con
una Teoría Teológica de Acción TTA) que le permite planear, ejecutar, evaluar
y corregir su intervención así como medir la efectividad y asertividad de la
misma. -
El quehacer pastoral en el
contexto del COVID-19 o en cualquier contexto de crisis, reacciona a la
situación, procurando dar una respuesta inmediata pero luego debe analizar a
profundidad el contexto en el que aparece la crisis para entonces dar su voz
profética (de denuncia de los múltiples factores que provocaron la crisis, y
su voz de esperanza) re-organizando a partir de la TTA. -
Esa voz de esperanza la realiza
haciendo opciones por los sujetos o personas más vulnerabilizadas por la
situación. -
Ese quehacer pastoral se realiza
dentro y fuera de los templos y de la comunidad a la que sirve porque la presencia
de Dios trasciende esa condición, su testimonio de amor es para toda la
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http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S1018-130X2003000200001&lng=es&nrm=iso&tlng=es. Nidia Fonseca Rivera. Costarricense, docente jubilada,
con especialidad en el área de Teología Práctica. Diplomado en Género,
Prostitución y trata. Bachiller en Ciencias Políticas. Pastora de la Iglesia
Metodista Wesleyana Costarricense. Investigadora independiente. Correo electrónico: negomely@hotmail.es |
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