Nidia V. Fonseca Rivera

Ismael Fernando Avalos Rojas

Acompañamientos pastorales

Apuntes de la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña

El objetivo del presente documento es compartir las reflexiones críticas y las conclusiones de la mesa de trabajo sobre Acompañamientos Pastorales de la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña, en el marco de un paradigma educativo y formativo.[1]

Este trabajo se divide en tres partes que corresponden a cada uno de los encuentros de la mesa de trabajo. La primera parte tratará sobre la revisión y rescate de la historia de los acompañamientos pastorales (a partir de ahora APs), en la cual se comparten experiencias vivenciales y pedagógicas sobre los desafíos de los contextos sociopolíticos y religiosos actuales, en busca de un mejor abordaje en la formación de acompañantes pastorales. La segunda parte gira alrededor de la revisión y replanteamientos epistemológicos y metodológicos con perspectiva latinoamericana y caribeña de los acompañamientos pastorales, evaluando las influencias actuales de las ciencias sociales y humanas, con el fin de plantear nuevas posibilidades pedagógicas, teóricas, y praxiológicas para fortalecer el área. La tercera parte se centra en la visión del futuro de los APs en el contexto de la teología práctica latinoamericana y caribeña con base en una revisión de los aspectos que necesitan una renovación para la producción de materiales didácticos y pedagógicos en el área de los Acompañamientos Pastorales.

Participantes:

·     Nidia V. Fonseca Rivera, Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica.

·     Ismael Ávalos Rojas, Iglesia Evangélica Peruana, Perú.

·     Carmen Margarita Sánchez de León, Comunidad Teológica de México.

·     Blanches de Paula, Universidade Metodista de São Paulo, Brasil.

·     Arnoldo Aguilar Bernardino, Centro de Estudios Pastorales en Centroamérica (CEDEPCA), Guatemala.

·     Geraldine Álvarez Rocha, Independiente, Nicaragua.

·     Rubén Arjona Mejía, Union Presbyterian Seminary, Estados Unidos.

·     Abel Moya Gómez, Independiente, Costa Rica.

·     Rosa María López Pérez, Iglesia Metodista Wesleyana, Costa Rica.

·     Roberto Zwetsch, Escola Superior de Teologia, Brasil.

·     Carmen L. Ayala Ríos, Universidad Teológica del Caribe, Puerto Rico.

·     Carlos Alejandro Gálvez Nores, Iglesia Filadelfia, Perú.

·     Élida Quevedo, Centro Venezolano de Estudios Teológicos, Venezuela.

·     Gloria Alicia Rojas Vargas, Comunidad Teológica Evangélica de Chile.

·     Eva Luzmila Murdock Ramírez, Iglesia Episcopal, Comunidad Anglicana, Panamá.

Revisión y rescate de la historia de los Acompañamiento Pastoral

En las conferencias que antecedieron al primer encuentro de la mesa se trató el tema de la Teología Práctica desde la realidad latinoamericana: un desafío permanente y transformador. La primera ponencia estuvo a cargo de Ángel Eduardo Román-López Dollinger con el título “La teología práctica como constructo histórico: hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”.[2] La segunda estuvo a cargo de Roberto E. Zwetsch con el título: “Teología Práctica desde la perspectiva latinoamericana y caribeña”.[3] Ambas presentaciones plantearon desafíos a las mesas sobre la identidad latinoamericana y sobre la forma como se alimentan mutuamente la Teología Latinoamericana de la Liberación y la Teología Práctica.

También, el grupo de trabajo fue desafiado a definir qué son los acompañamientos pastorales para el momento actual y cómo se están realizando (si es que se están dando). Esto se discutió y se avanzó en torno a lo que cada participante está haciendo o en qué actividades está participando en sus contextos, con diferentes poblaciones, franjas etarias con sus propias necesidades, a quiénes acompañan, y con cuáles perspectivas y propuestas. La conversación desde nuestras coyunturas enriqueció el intercambio.

Las siguientes preguntas fueron las que motivaron a compartir ideas:

1.    ¿Cómo han vivido el desarrollo histórico de los cursos del área de los acompañamientos pastorales? ¿En qué contexto sociopolítico y religioso han enseñado o han vivido los acompañamientos pastorales?

2.    ¿Cuáles son los desafíos actuales que les exige el contexto para su área de trabajo en la Teología Práctica? ¿Cuáles han sido los objetivos, contenidos, y métodos respectivos empleados en la enseñanza de esas materias?

3.    ¿Cuáles cambios del contexto histórico deberían abordarse con mayor énfasis en su disciplina para desarrollar más la identidad latinoamericana?

Sobre las vivencias en el desarrollo histórico

Reconocimos que hay muchos acompañamientos pastorales dependiendo de los contextos, de las situaciones, de los sujetos históricos, y de las temáticas que afectan a la praxis pastoral y que se imponen en el ámbito latinoamericano y caribeño.

En algunos contextos formativos y eclesiales las influencias colonizadoras son muy fuertes, de tal forma que se coadyuvan e impactan todas las dimensiones de las iglesias, tales como la liturgia, la misión, la diaconía, la educación, los acompañamientos y, en fin, en toda su extensión pastoral. Lo más preocupante es que este enfoque se enseña y se refuerza en aquellos seminarios que continúan inscritos en la lógica epistémica de poder y, por supuesto, promueven la reproducción de prácticas colonizadoras en las iglesias.

Es sorprendente todavía encontrar la imposición de aquellos elementos colonizadores heredados que rechazan trabajar desde los contextos y a partir de los desafíos actuales de la región. Pero, cuando las personas estudiantes descubren que existen procedimientos para establecer relaciones horizontales en los acompañamientos pastorales, también se dan cuenta que ha habido estructuras antecesoras heredadas muy rígidas y de reacciones negativas. De esa forma, entran en contacto con otros tipos de acompañamientos que se caracterizan por tener enfoques comunitarios y por estar más presentes en contextos que permiten identificarse con las personas en su caminar. Sin embargo, cuando en esos espacios rígidos las personas estudiantes pretenden hacer una pastoral encarnada, contextualizada, esperanzadora, integral, ecuménica, y multidisciplinaria, chocan de frente con esas estructuras severas e inflexibles que les pone barreras prácticamente infranqueables.

Se ha experimentado una variedad de acompañamientos dentro del cristianismo: técnicos, psicológicos, guiones desde un liderazgo determinado, estudio de casos, etc., y otros acompañamientos son parecidos a las acciones de las ONG, que se caracterizan por su matiz de asesorías, las cuales no siempre profundizan en la realidad.

Las siguientes narraciones de estudiantes de la Universidad Bíblica Latinoamericana reflejan la relevancia de construir pastorales vinculadas a las realidades y experiencias de las personas:

Desde mi experiencia viví la historia de mi pueblo desde muy cerca, desde la vida del maestro Jesús, aquel que compartió su amor por las personas a su alrededor. Acompañar es no tener miedo a ir más allá. La Teología Práctica que debemos practicar es la que encontramos en los textos bíblicos. Hoy, lo que viví lo comparto con las y los demás, siendo testigo de los diversos procesos para así acompañar a los otros y otras (Estudiante).

Culpa, castigo, bueno y malo; con estos conceptos crecí. De joven, en la Iglesia Metodista Costarricense, aprendí el servicio a la comunidad y la promoción al estudio. Además, vi que las mujeres no tenían privilegios en la Biblia. En la Universidad Bíblica Latinoamericana conviví con un tipo de teología más contextual. Mediante la maestra Nidia Fonseca aprendí a replantear la pastoral. Puse en práctica una pastoral más específica, visibilizando a un Dios de amor que ama e incluye a todos y todas, un Dios que no hace acepción de personas (Estudiante).

Aún sigue presente una influencia colonizadora donde los acompañamientos están en manos de pastores varones. Ese ejercicio pastoral se caracteriza por un trabajo de uno a uno, de forma individualista, basado en ciertos enfoques de la psicología como rama auxiliar. Esta forma de realizar la pastoral necesita de una persona, de un pastor con modelo verticalista. La psicología pastoral sigue siendo verticalista en el sentido de pecador y no pecador. Ahora, es necesario cuestionar el elemento colonizador. El modelo colonizador se confronta con la fuente primera que es el texto bíblico y el caminar de Jesús. El sufrimiento humano, como criterio de realidad, empata, amalgama, y trenza la nueva psicología con la teología práctica.

Cuando enseñamos sobre los APs, debemos hacerlo partiendo de un seguimiento y de una asesoría y de estar con los sujetos en un entorno, que son un cúmulo de relaciones, de opresiones, de promociones. Son sujetos muy diversos en contextos muy concretos. Entonces, los acompañamientos tienen que abordar a las personas en su contexto, escucharlas, entenderlas. Lo clínico y lo técnico son aspectos importantes, pero tiene que haber un profesionalismo, una formación, una capacidad de parte de quienes acompañan para tener en cuenta que hay muchos factores que necesariamente no tienen que ver con los modelos que aprendemos en los seminarios o universidades.

Sobre los contextos sociopolíticos y religiosos

En el contexto sociopolítico de Brasil, la teología práctica pasó por procesos de dictadura y postdictadura. En este contexto, los procesos educacionales de la formación teológica y de la teología práctica parten desde las personas pobres y su contexto. Se usa el círculo hermenéutico con la dinámica biblia-espiritualidades, la conexión vida-evangelio, y la escritura-comunidad de fe, que son elementos vitales en este caminar.

En relación con la resignificación de conceptos, Paulo Freire propuso una educación liberadora, que es un desafío que siempre acompaña en la historia del sufrimiento, propios de la teología práctica. Estamos intentando ampliar sobre qué es realmente la teología práctica, tomando en consideración las espiritualidades de las personas empobrecidas, indígenas, afrodescendientes, nativas de Brasil. Los grandes desafíos de la interculturalidad han estado siempre presentes en la educación de la teología práctica.

En Chile, en el tiempo de dictadura, ser mujer y ejercer el pastorado era luchar contra los grandes imperios del momento, pues eran enviadas a cuidar de sus infantes, a ocuparse de otros asuntos. Las mujeres han sido limitadas en muchísimos aspectos, por ejemplo, a negar nuestros sentipensares. Una forma de acompañamiento que generó ayuda fue escuchar y tener una actitud de no saberlo todo (acción que no es típica en muchos pastores y pastoras). Desde el círculo hermenéutico de la teología latinoamericana, el acto primero consiste en prestar atención a las voces de nuestras tierras.

Hay que recordar la historia de la teología práctica y señalar que ésta es iniciadora de la teología práctica como categoría teológica. La teología práctica tiene que ser una teología centrada en la vida, orientada a promover y defender la vida: una teología práctica que haga posible la inserción del evangelio como fuerza liberadora y transformadora en las distintas realidades y sufrimientos de los pueblos, una teología profética y rebelde que contribuya a la construcción de la esperanza escatológica de justicia, a la liberación de los sujetos, entes sufrientes, la naturaleza, los animales, donde el capitalismo los ha convertido en objetos de consumo.

La Teología de la Liberación puede contribuir mucho a las reflexiones pastorales y a los procesos educativos, primero escuchando antes de hablar. Los acompañamientos a las comunidades de base en Nicaragua han sido muy difíciles en estos tiempos. No salir de casa era una acción salvífica, porque salir significaba buscar la muerte. Desde la pastoral, tuvimos que reinventarnos con la escucha empática y con la ternura. Respirar es recordar que tenemos vida, es entender la calma. Acompañamos celebrando la vida, la solidaridad en los conocimientos, la gratitud por todo lo que acontece. Una pastoral de convivencia, el deseo de relacionarse con la capacidad de escucha, la respiración, y el autocuidado. A partir de esta convivencia se construyen teologías solidarias.

La práctica del evangelio que desarrollan nuestras iglesias es la expresión de la teología, una práctica de liberación histórica en la vida de las iglesias. Además, es la expresión de las comunidades de fe, cuyo potencial evangelizador está dirigido hacia la sociedad, un evangelio contextual y pertinente a las realidades sufrientes, un evangelio que contribuye a la calidad de vida.

El efecto colonizador e individualista lo tenemos a flor de piel, donde la pastoral lo sufre y lo vive en el proceso del acompañamiento eclesial. La psicología o acompañamiento pastoral se ha centrado en mostrar su carácter científico en vez de su carácter eclesial. Tillich decía que la tentación del estudiantado de pastoral era convertirse en un “pequeño psicólogo…”.

¿Qué implica ser, en una iglesia, una persona de color oscuro o claro, gay, mujer, entre otros rostros? Lograr construir una vida digna es el reto de la teología pastoral, y no quedarse solo en un consejo. Si seguimos manteniendo una visión positivista, vamos a repetir la historia. Uno de los grandes aportes de la teología latinoamericana de la liberación ha sido volver a dibujar la comunidad de fe como un espacio colectivo para humanizar y rescatar a las personas ahogadas en sus sufrimientos, a las empobrecidas. Significa ser parte de los sujetos históricos que buscan en una comunidad de fe un sentido de vida.

En la consejería individualista tradicional, las personas que más sufren son las mujeres, puesto que soportan abusos en su espiritualidad, en su dimensión física, y en otras áreas, más incluso si esas mujeres son indígenas, negras, y empobrecidas. Hoy en día surgen otros sujetos que han estado ausentes, por ejemplo, las personas indígenas, afros, de movimientos de la diversidad sexual, entre otras.

El sentipensarse es la dinámica donde los sujetos se insertan en los acompañamientos pastorales, en la cual se exige una empatía de parte de las personas que escuchan. Es necesario generar una comunidad de fe como comunidad que acompaña. ¿Quién pone la agenda? La misma comunidad. En este caminar el punto de partida es el sufrimiento de los sujetos, la necesidad de encontrar una palabra de Dios que brinde luces para resistir a las situaciones que se viven. El aporte de la Teología Latinoamericana de la Liberación desenmascara esa visión positivista de los acompañamientos pastorales (desde algunas corrientes psicológicas) y aporta desde la eclesiología y la teología.

Martín Lutero habló de la consolación mutua que significa entrar en una relación de acompañamiento pastoral que parte desde el entendimiento recíproco, no desde una relación vertical de pastoras o pastores que afirman no tener problemas.

Sobre los desafíos actuales que les exige el contexto a los acompañamientos pastorales

En este tiempo de pandemia (¿o será mejor decir sindemia?),[4] los acompañamientos en las pérdidas y la práctica de los sacramentos han atravesado retos por el factor de la distancia y por el ejercicio de la virtualidad. La pandemia/sindemia nos tomó sin saber cómo reconectarnos, con falta de humanidad en nuestras relaciones interpersonales, con el uso de dispositivos que la mayoría de las personas en las comunidades de fe carecen. Es decir, es un desafío mayor vincularse, debido a que los acompañamientos no son iguales, ya que los nuevos contextos diversos determinan muchísimo los procesos a seguir.

El tema de la centralidad del acompañamiento emergió en la reflexión del grupo como algo vital dentro de la iglesia, sobre todo en estos momentos amenazantes de pandemia/sindemia. Esto nos llevó a preguntarnos cuál es el desafío para la academia, de su quehacer hacia las comunidades, porque los acompañamientos se dan principalmente en comunidades concretas, y es vital en el seno de la comunidad frente a los retos en las diferentes coyunturas.

El acompañamiento es el seguimiento de Jesús en un contexto determinado, con determinados rostros, con determinados protagonistas, pero sin perder la perspectiva nacional y regional. Las iglesias se convierten en acompañantes, en auspiciadoras, en potenciadoras de toda una serie de procesos que responden a los desafíos de los diferentes momentos históricos.

Otro reto por enfrentar es la gran cantidad de consejerías con perspectiva positivista que tienen posturas insensibles, no empáticas con la vida, y que no sienten el dolor o lo interpretan como pecado.

También existe el desafío de darle más importancia a los APS comunitarios que son vitales en las comunidades de fe. El tipo de acompañamiento que tradicionalmente se hace es el que se da cara a cara entre una persona preparada para hacerlo, que no necesariamente es el pastor o pastora, y otra persona o sujeto que encuentra un poco de coraje para afrontar su situación. Pero una comunidad completa puede perfectamente acompañar y acompañarse. Es como un ser comunitario que asume esta misión dentro de situaciones concretas, dinámicas, e inconclusas, adecuándose a los tiempos y mostrando su capacidad de cambio. Aunque también tiene que ver con todas aquellas situaciones relacionadas con los mandatos, estructuras, e ideologías sociales. Es lamentable que los acompañamientos comunitarios no siempre se llevan a cabo.

Como los APs se viven en las comunidades de fe, consideramos que son una dimensión del seguimiento de Jesús. Estos conceptos no siempre están bien definidos ni bien orientados. Los APs siempre están presentes en las comunidades, pero parece no haber claridad sobre la interrelación con otras dimensiones de la iglesia, la diaconía, la liturgia, la misión, etc. Los APs generalmente se piensan desde la academia, con técnicas muy concretas y concisas, muy ligadas a enfoques psicológicos. Incluso existe una asignatura llamada Psicología Pastoral que está presente en casi todos los centros de enseñanza. Eso se confunde con lo que realmente son los APs, que son dimensiones de la iglesia.

Cuando las personas estudiantes terminan su formación, muchas veces descubren que el acompañamiento es un proceso más complejo de lo que anticipaban. ¿Cómo prepararlas adecuadamente? Es importante dar sensibilidad a pensar sobre su propia historia, su realidad, su trayectoria de vida, porque la pastoral se da en ese camino de vida. Para aprender tenemos que tomar en serio la vocación a la que Dios nos llamó. De ahí surge la insistencia de que los acompañamientos tienen que ver con el proceso humano paradigmático que Jesús nos dejó para acompañar a las personas, pero, a la vez, para desafiar a las estructuras sociales cuando éstas están afectando terriblemente la calidad de vida de las personas.

Entonces, los APs, además de la dimensión personal cara a cara, tienen dimensiones sociales o comunitarias y, también, una dimensión política. Estos elementos proveen una gran diversidad de situaciones que hay que acompañar y respecto a las que las iglesias tienen que aprender, como cuerpo de Cristo, a sensibilizarse, sobre todo ante los desafíos que los seres humanos enfrentamos, no solamente por el ciclo de vida en el que estamos, sino también por reconocer que la sociedad enferma a las personas por imponer una serie de mandatos y metas a las que no siempre es posible llegar, lo cual les trastorna la vida. Debido a eso es que hay que acompañar desde las comunidades de fe y preguntarnos cómo leemos la Biblia en el tema del cuidado, de su historia, y otros elementos.

Sobre los cambios del contexto a enfatizar para desarrollar más la identidad latinoamericana

Antes de entrar a reflexionar sobre el tema, deberíamos revisar lo que llamamos identidad latinoamericana y caribeña, pues ésta está construida históricamente desde la episteme hegemónica de la colonialidad, la explotación, los estigmas, los racismos, y la organización social jerárquico-patriarcal. Los enfoques críticos sobre la interpretación de la historia brindan auxilio para identificar los procesos de construcción de identidad. ¿No sería mejor usar el concepto de Abya Yala? Algunos valores cristianos de contracorriente colaboran para que comprendamos mejor nuestra propia identidad y nos desafían a ir más allá de ella. Dicho esto, también deberíamos revisar y evaluar lo que llamamos APs con identidad latinoamericana y caribeña, pues podrían correr el riesgo de estar construidas históricamente con vestigios de la episteme hegemónica de la colonialidad, tanto en la enseñanza como en la praxis.

Uno de los cambios que hemos observado en los últimos años es una mayor presencia de las corrientes fundamentalistas en los escenarios sociopolíticos en nuestro continente, en una suerte de acuerdo de intereses entre los poderes políticos y religiosos, con el fin de preservar el orden moral en la sociedad. Creemos que, en la formación y en la praxis de acompañantes pastorales, es muy importante denunciar ese orden moral como antiderechos. Es nuestro deber desenmascarar esas tramas entre los poderes políticos, religiosos, y económicos que operan a través del miedo y la culpa al servicio de la exclusión, opresión, y la negociación de los derechos. Siguiendo a Marcella Athaus-Reid, deberíamos plantear APs indecentes que cuestionen y resistan a aquellas verdades asumidas y naturalizadas como “decentes”, disfrazadas de moral.

Es necesario, por lo tanto, enfatizar los compromisos éticos de aquellos APs que son inclusivos, acogedores, liberadores, respetuosos, y que reconocen la alteridad en las relaciones recíprocas y justas. También, hay gran necesidad de “horizontalizar” la acción pastoral, abordándola con base en las realidades concretas que vivimos los sujetos diversos en este lado del mundo: mujeres, personas ancianas, personas afro, LGBTQIA+, entre otros.

Para ello es indispensable posibilitar una adecuada retroalimentación entre las comunidades de fe y la academia. Es decir, es necesario que la academia se abra para dejar entrar las voces de las comunidades, voces que son complejas, plurales, y que no usan el lenguaje académico. La academia, como acto primero de la circularidad hermenéutica, tiene que escuchar y abordar las necesidades de la comunidad para enriquecerse y actualizar su forma de reflexionar y enseñar en los espacios académicos. De esta forma, se provocan las rupturas epistemológicas con los modelos epistemológicos colonizadores.

Esa apertura fue uno de los temas más importantes que planteamos en la discusión del grupo. En realidad, no es un tema actual, sino que es un reto que se ha abordado en otros momentos de discusión y reflexión crítica.

También hablamos sobre el otro lado de la retroalimentación. Nos referimos a la apertura de las academias para compartir los recursos, los procesos de análisis, y sistematización de los grandes temas con las comunidades de fe que, al fin y al cabo, terminan siendo los espacios vitales donde se realizan los acompañamientos. Entendemos que el futuro de las comunidades de fe dependerá de la congruencia en la manera en que van a estar presentes en los acompañamientos a la gran diversidad de sujetos. Acompañamientos significativos con las personas que conviven en las comunidades de fe y que ahí enfrentan sus retos, éxitos, desafíos, y fracasos concretos, en medio de sus miedos, de sus dudas, e incluso, en medio de su falta de fe. Es un estar presente pertinente con una escucha y una voz concretas. Reconocemos que no terminamos de definir un método para llevar a cabo esta retroalimentación entre comunidades de fe y la academia, sobre ese ir y venir de las necesidades, de los desafíos y las propuestas. Por tanto, es una tarea pendiente.

La crisis ambiental es otro asunto para abordarse con mayor énfasis en los APs. Debe asumirse con mucho cuidado ciertas posiciones que atentan a nivel regional y local, tales como la globalización capitalista como único modo posible de vida, según la imposición de los poderes político-económicos mundiales, el uso de las redes y las tecnologías de la comunicación, etc.

Revisión y replanteamientos epistemológicos y metodológicos de los Acompañamientos Pastorales

Las conferencias que antecedieron al segundo encuentro se presentaron bajo el tema de Re-conociéndonos en el camino: Epistemologías y metodologías en la Teología Práctica con identidad latinoamericana y caribeña. Manuel Ortega Álvarez tuvo a cargo la primera presentación titulada “‘A Dios nadie le vio jamás’. Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”.[5] Por otra parte, a Nidia Fonseca Rivera le correspondió presentar la segunda conferencia con el título “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?”.[6]

Las siguientes preguntas fueron las que motivaron el compartir de ideas:

1.    ¿Qué epistemologías y métodos han usado y han dado buen resultado en el pasado?

2.    ¿Cuáles son las influencias actuales de las ciencias sociales y humanas en los Acompañamientos Pastorales?

3.    ¿Dónde ven nuevas posibilidades teóricas y prácticas para fortalecer el área?

La temática de la metodología fue delicada en las discusiones de la mesa. Quizá se debe a que se nos facilita más teorizar que profundizar en la praxis. Al inicio de este segundo encuentro dialogamos brevemente acerca de la realidad nacional de cada participante y construimos gestos de esperanza y justicia.

Epistemologías y métodos usados con buen resultado

Hemos usado la circularidad hermenéutica del ver, juzgar, actuar, y celebrar que se vincula con los procesos hermenéuticos de la investigación social. Es importante considerar la situación vital, la cual permite acercarnos al análisis de los textos bíblicos y darles sentidos diversos a nuestras realidades a la luz de la praxis de Jesús.

Volver al proceso epistémico y metodológico es un ejercicio empírico constante porque las realidades vivenciales y las experiencias de fe no son verdades dadas, predestinadas, eternas, y absolutas. Las realidades de vida que los APs pretenden comprender y aprehender no son objeto de estudio en sí mismas, sino que se presentan a nuestros ojos como visiones de mundo. La vida humana en comunidad, como dice Enrique Dussel, es el modo de realidad del ser humano y, por ello y al mismo tiempo, es un criterio de verdad práctica y teórica.

Debido a que las metodologías y las experiencias de liberación no son universales, los APs tampoco lo son. Éstos parten y aterrizan en contextos específicos porque la praxis de acompañamiento no puede entenderse como única y global. El quehacer de los acompañamientos y ministerios pastorales parte desde la vida y por la vida, desde y en la cotidianidad de las personas, tomando en cuenta la llave de la relectura de los textos bíblicos. A partir de allí ponemos sobre la mesa la producción del conocimiento teniendo en cuenta que éste es aproximado, que abre posibilidades, que es fluido, nunca acabado. El origen de ese conocer parte de la diversidad de saberes indómitos y sabidurías ancestrales contestatarias que abren nuevas interpretaciones, en lo que Boaventura de Sousa Santos denomina “ecología de saberes desde las epistemologías del sur”.

Esto marcó una ruptura epistemológica en la enseñanza y praxis de los APs. Nació desde el momento en que la historia de sufrimiento de las comunidades, entendida como lugar epistemológico del devenir humano, social, y político, se empezó a escuchar con voz propia y a narrarse desde el reverso como una acción anti-hegemónica, lo que resulta en una de las bases epistemológicas de la metodología de circularidad hermenéutica para los APs. Se inicia, como acto primero, con la convivencia en la comunidad al ser parte de ella, que tiene que ver con escuchar y sensibilizarse. Luego, como acto segundo, sigue la formación de acompañantes con una serie de procedimientos, pasos, y metodologías que, al final, terminan siendo importantes a la hora de atender los diversos desafíos de la comunidad. Así que, en momentos y retos determinados, es importante tener la ayuda y todo el conocimiento posible sobre una variedad de procedimientos que se enseñan a través de las disciplinas concretas como la psicología y la sociología, que se aprenden en las instituciones teológicas con respecto a la atención terapéutica.

Otro asunto que debemos aclarar es que no todos los APs deben hacerse con enfoque clínico. No es de extrañar que muchas veces las formas como las personas enfrentan los desafíos cotidianos son percibidas como comportamientos enfermizos porque van en contracorriente de las doctrinas eclesiales colonizadoras. Todo esto surge de una complejidad creciente de relaciones interpersonales que están estructuradas a partir de identidades, funciones, y roles impuestos a las personas, a quienes se les ha arrebatado su historia y sus derechos. A su vez, los contextos cotidianos desafían a los APs en cuanto a la necesidad de enfrentar y resistir (pastoral profética) a la cultura dominante y el orden social establecido con el fin de generar justicia estructural.

Hemos contamos con otros conocimientos que enfatizan las relaciones en forma más comunitaria, más humana, con sensibilidad y comprensión del contexto. Hay muchos aportes de disciplinas académicas, como la sociología y la antropología, que pueden ayudar a entender mejor el contexto, viendo los desafíos, las exclusiones, cuáles son los procesos de apertura o de clausura que se dan en esos espacios, con el propósito de observar, entender, y abordar las situaciones de los sujetos concretos.

Ha habido un rompimiento epistemológico en los APs al rechazar el paradigma positivista tóxico que considera a los seres humanos como objetos. En contraste, el paradigma liberador le da más énfasis e importancia a la construcción de procesos de empoderamiento para que las personas se conviertan en sujetos de su propia transformación con capacidad de hacer, rehacer, deconstruir, y construir la historia y la sociedad. En este caminar, la empatía y la escucha activa son elementos vitales en el acompañamiento, donde las personas líderes eclesiales cumplen una función importante de acompañamiento, de estar al lado de las personas. En estos procesos de compañía usamos llaves como la historia de vida, estudio de casos, noticias del entorno, y diversos elementos que ayudan a comprender las condiciones donde nos desenvolvemos.

El ejercicio de reunirnos con las comunidades de fe en sus contextos nos permite visibilizar y articular las diversas narrativas y subjetividades para conocer sus imaginarios, sus inquietudes complejas, y realidades personales y comunitarias. Las mismas comunidades de fe nos enseñan cómo acompañarlas en sus propios procesos de transformación en contextos sociales complejos. Las enseñanzas y predicaciones contextuales no deben caer en una exposición verticalista tipo monólogo. Deben escuchar a las personas, para lo cual hace falta estar más cerca de la gente, es decir, enseñanzas bíblicas más contextualizadas, con perspectivas críticas, liberadoras, y cuestionadoras. La convivencia con las comunidades permite concebir otras llaves, tales como la convivencia ecuménica, la pastoral migrante, teologías liberadoras y menos discriminatorias-violentas, el respeto por los olores y colores de la naturaleza.

También reflexionamos sobre la importancia de la sensibilidad necesaria sobre las cuestiones humanas y cuánta elasticidad debemos tener para salir de nosotras mismas o nosotros mismos y abrirnos a las realidades de las otras personas. Ese es un compartir de realidades y, por eso, hablamos de encuentro de cuerpos, encuentro de sujetos, no solo para quienes reciben acompañamiento, sino para quienes están en la praxis. En ese encuentro hay mucha riqueza y diversos elementos que favorecen enfrentar los problemas. Este encuentro no necesariamente es clínico, porque no es inevitable su enrumbamiento en esa dirección, pero siempre vamos a necesitar ese factor humano. Por eso, también dijimos que, en estos momentos con la necesidad de las relaciones virtuales, se hacen más difíciles los acompañamientos porque, aunque estamos cara a cara, estamos mediados por una pantalla fría y no siempre nos brinda la posibilidad de conocer bien la realidad de las otras personas.

Influencias actuales de las ciencias sociales y humanas en los acompañamientos pastorales

No hay duda de que las ciencias sociales continúan presentes en los acompañamientos pastorales e influyen de gran manera. Principalmente, se percibe la influencia de los enfoques psicológicos, sociológicos, y pedagógicos. Existe tensión entre los acompañamientos pastorales y las perspectivas psicológicas, especialmente con aquellos modelos terapéuticos clásicos de acompañamiento de corte individualista y directivo.

En algunas oportunidades, cuando hacemos análisis de la coyuntura social, corremos el peligro de desatender nuestro quehacer como teólogas y teólogos, dándole mucho énfasis al quehacer psicoterapéutico. Descuidamos, por ejemplo, el abordaje de interrogantes desde la teodicea, tales como: ¿Por qué existe el mal? o ¿Cómo interviene Dios en las realidades presentes?

Las ciencias educativas impulsan a las iglesias a construir un trabajo interdisciplinar, a considerar la coyuntura actual, y a ejercer una comunicación asertiva para contextualizar nuestra práctica pastoral. La pedagogía de la persona oprimida de Paulo Freire nos permite comprender con más asertividad al prójimo desprotegido. Es necesario vaciarse para llegar a celebrar y fortalecer las miradas con matiz de compañerismo.

Y ese es uno de los problemas cuando profundizamos y abordamos los temas solamente desde la academia y a partir de modelos definidos por especialistas que no siempre son especialistas en teología, sino fundamentalmente en ciencias médicas, o psiquiatría, o en psicología que se centran en procesos meramente clínicos.

Otro punto que discutimos en la mesa de trabajo fue la tensión entre los APs y la psicología, especialmente con aquellos enfoques terapéuticos clínicos de corte individualista y directivo. Lamentablemente, en muchas iglesias se practican estos modelos terapéuticos para los acompañamientos y hasta tienen las mismas exigencias. Eso ha llevado a denuncias y acusaciones de malos acompañamientos porque se desconoce que hay que derivar a profesionales dependiendo de las situaciones en que se encuentran las personas.

No podemos negar que las mediaciones de las ciencias sociales permiten fortalecer la capacidad de comprender la realidad e hilvanarlas con los aportes de las herramientas bíblicas, teológicas, y pastorales pues, mediante ellas, las teólogas y los teólogos han marcado la hora en la discusión histórica, en el caminar de la humanidad, voces de liberación y justicia, opiniones que alimentan y nutren nuestra realidad. Debemos tener más actividad en la discusión de los temas coyunturales.

Es importante considerar el poder que tiene la práctica de construir y hacer memoria popular para generar alternativas de liberación y transformación. Ello nos permite comprender mejor el entorno y construir alternativas. Tenemos, por ejemplo, los estudios de la medicina holística, terapias ancestrales e indígenas que alivian diversas tensiones y traumas.

Además, hay aportes valiosos de corrientes psicológicas con enfoques hermenéuticos de la realidad que trabajan con procedimientos comunitarios que dan contribuciones importantes a los APs. Mencionaremos algunas corrientes psicosociales como ejemplos. Alfredo Moffatt y colegas, en Argentina, lograron contribuir a la salud de muchas personas con sus aportes en el ámbito comunitario a través del desarrollo de innovadoras terapias y técnicas de la psiquiatría popular. Por otro lado, Ignacio Martín-Baró, en El Salvador, presentó las propuestas de la Psicología de la Liberación, Orlando Fals Borda, en Colombia, con una sociología comprometida usando como método la Investigación-Acción. En Venezuela, la psicóloga social Maritza Montero utiliza la metodología Investigación-Acción-Participativa, solo por mencionar algunos ejemplos.

Sin embargo, no podemos ignorar la gran influencia en la formación de acompañantes pastorales que tienen los grupos fundamentalistas en el ámbito político, religioso, y económico que mencionamos en cada uno de los apartados anteriores.

Nuevas posibilidades teóricas y prácticas para fortalecer el área

Debemos mantener el método de la teología práctica, pero siempre en construcción dinámica e inacabada. No debe ser prefabricado porque, si no, se convierte en una empresa.

Consideramos que hay diálogos que deben estar siempre abiertos como fuentes de enriquecimiento para los APs. Unos son los diálogos interreligiosos con otras espiritualidades, aun cuando haya rechazo de algunos sectores religiosos fundamentalistas. Otros son los diálogos interdisciplinarios con las áreas bíblico-teológicas y con otras ramas científicas. Hemos descubierto que hay cierta dificultad en el estudiantado para vincular la formación académica de los APs con otras disciplinas de la teología práctica, entendida ésta como disciplina académica de la teología. También, están los diálogos intradisciplinarios en dos aspectos: por un lado, las conversaciones entre docentes y las personas que llevan a cabo la praxis para recibir retroalimentación mutua (desarrollado en el apartado 1.4); y, por otro lado, mantener diálogo entre docentes del área de APs para el intercambio de programas de estudio, bibliografías, materiales, y experiencias pedagógicas.

Todos los diálogos con diversos acercamientos permiten estrechar vínculos con lo cotidiano, los cuerpos, la vida y la fe, el caminar de las espiritualidades, las personas nativas empobrecidas, la correlación ecuménica, las personas que no profesan una fe religiosa, entre otros. De esta forma, retomamos la encarnación cristiana y volvemos al modelo liberador de Jesús. Tal modelo debe ser vivido en nuestra práctica cotidiana, ser testigos de los procesos transformadores, compañeros y compañeras del camino.

Además, debemos hacer énfasis en percibir y rescatar los aportes de la sabiduría de las comunidades indígenas, los pueblos afro, y las múltiples comunidades marginadas por la sociedad. Es importante valorar la riqueza artística de los diversos pueblos, la vida que transmiten los instrumentos, los tambores africanos que alivian la tristeza y ayudan a afrontar procesos de duelo. Las comunidades afros brindan contribuciones significativas a la salud a través de elementos artísticos tales como la pintura y la música, por ejemplo. Sin embargo, en los APs debemos desechar cualquier visión folklórica sobre las narrativas de las sabidurías ancestrales.

Otro aspecto que necesita fortalecerse es el establecimiento claro de las diferencias entre los acompañamientos pastorales y lo que tradicionalmente se conoce como consejería. Uno de los grandes problemas es que el término “consejería”, en sí mismo, pone en desventaja a cierto grupo de personas, porque tiende a establecer relaciones verticales de poder al recetar qué hacer y cómo hacerlo. Esa es una de las grandes diferencias con respecto al acompañamiento pastoral liberador donde se busca un encuentro humano más horizontal, donde no hay recetas.

En la formación de acompañantes pastorales es necesario enfatizar las relaciones horizontales de los encuentros donde, tanto las personas que acompañan como las que son acompañadas, comparten experiencias de dolor, de impotencia, de pérdida de sentido, de no saber qué hacer. Este tipo de encuentro está mediado por las experiencias de fe de las personas que les permite caminar juntas, sentirse en una relación empático-reflexiva. En otras palabras, se establecen relaciones donde se está en la capacidad de escuchar a las otras personas y de ponerme “en sus zapatos” para comprender mejor lo que están sintiendo, pensando, y expresando. De esta forma, estamos en un encuentro de personas sentipensantes con experiencias corporales de vida y de dolor, dispuestas a darnos las manos y juntas salir de la situación difícil en que nos encontramos.

Aún más, es necesario decir que los papeles se pueden invertir en otros momentos donde quienes acompañan necesitan acompañamiento de quienes alguna vez fueron acompañados. Eso muestra una relación de mutualidad, cuando las personas nos encontramos en nuestra identidad humana en los sentidos más profundos de la vida. Y ahí es donde también nos encontramos con Jesús, donde lo vemos como la persona más vulnerabilizada por el sistema, capaz de decir en su momento más débil: “¿Por qué me has abandonado?”. Eso lo sentimos todas las personas en momentos determinados de la vida con la misma capacidad de perdonar a quienes nos hacen daño profundo. Esa es la gran diferencia entre este tipo de acompañamiento y lo que tradicionalmente se denomina consejería pastoral.

Al acompañarnos mutuamente, nos estamos ayudando, no solamente dándonos las manos, sino dentro de ese paradigma cristológico que es la mediación de la fe. Y cuando las personas desean compartir sus preocupaciones con otras, básicamente median las experiencias de fe, fuera de otros títulos académicos que puedan tener las personas que acompañan. Esto da marco al acompañamiento con identidad latinoamericana y caribeña. Así se trabaja desde los contextos que definitivamente dan las razones para acompañarnos en reciprocidad, dándonos las manos para salir de situaciones difíciles, porque en compañía tenemos la capacidad de salir adelante esquivando aquellas categorías teológicas que de verdad hacen muchísimo daño, tales como la culpa y el castigo.

Encaminándonos hacia el futuro de los Acompañamientos Pastorales

¿Debemos proponer nuevos horizontes utópicos en los APs? Sí, pero teniendo en cuenta, tal como lo expuso Nicolás Panotto en su conferencia, que los horizontes utópicos que movilizan nuestra praxis de acompañamiento también corren el riesgo de ser colonizados. De ahí la importancia de asegurarnos que los procesos de descolonización no se focalicen únicamente en la transformación de las estructuras materiales de la cotidianidad sino también de los sueños, imaginarios, y sentidos que las sostienen. En caso contrario, a pesar de cambiar las prácticas, seguiríamos, sin percibirlo, manteniendo los imaginarios coloniales en los APs. De ahí que, si no descolonizamos los imaginarios y los saberes, descubriendo y eliminando sus escondites engañosos, seguiremos sosteniendo las estructuras coloniales, por más anticoloniales que pueda parecer nuestra praxis de acompañamiento.

Las siguientes preguntas fueron las que motivaron el compartir de ideas:

·     ¿Cuáles son sus visiones para el futuro de los Acompañamientos Pastorales en el contexto de la Teología Práctica?

·     ¿Qué aspectos de los Acompañamientos Pastorales consideran que necesitan una renovación y por qué?

·     ¿Qué ideas podrían proponer para desarrollar nuevos materiales didácticos y pedagógicos que fortalezcan los Acompañamientos Pastorales?

El contexto de nuestras reflexiones es en medio de una crisis sanitaria. Esta situación nos ha desafiado para ampliar a futuro los medios de encuentro y los estilos de acompañamiento. No podemos volver a “la normalidad”, porque las transformaciones profundas de vida y de ser como seres humanos han sido tocadas en esta pandemia/sindemia. Podemos resaltar algunos textos bíblicos (“Vendré como ladrón en la noche” [2 Pe 3,10]) y géneros literarios (la apocalíptica, la poesía, la metáfora) porque la situación actual nos está sensibilizando sobre lo prioritario y lo urgente en el quehacer cotidiano y en las relaciones humanas.

Visiones para el futuro de los acompañamientos pastorales

Existe una gran necesidad de poner ante la academia la cantidad de acompañamientos pastorales que se van desarrollando a lo largo y ancho del continente. Estamos haciendo el esfuerzo para que esos acompañamientos tengan un contenido teórico y un contenido práctico, y para que haya coherencia entre ambos.

Otro aspecto que visionamos enfatizar en la formación de acompañantes es el eje descolonizador y la dimensión comunitaria y colectiva del cuidado pastoral. Debemos fortalecer el quehacer de los acompañamientos, rescatar las espiritualidades desde los pueblos latinoamericanos, no imitando modelos impositivos, sino escuchando a nuestros pueblos pluriculturales. A Brasil, al igual que a todo el continente, han llegado muchos modelos puritanos desde Estados Unidos, la mayoría de índole individualista. Dichos modelos no enfatizan en la riqueza de los elementos culturales simbólicos de significación sagrada, sino que las deslegitiman por considerarlas supersticiosas y demoníacas. Necesitamos trabajar un poco más en estos puntos, construir ejes de apoyo, fortalecer liturgias participativas, articular nuestras espiritualidades culturales, respetar las corporalidades e intercambiar conocimientos de vida.

El eje del estado social en Chile, sumado a la pandemia/sindemia, ha hecho que la situación pastoral sea más importante y necesaria. La virtualidad ha dejado de lado lo que implica el acompañamiento pastoral, la escucha y diversos gestos (como los abrazos) que son necesarios en estos momentos adversos. Es importante rescatar las expresiones de nuestras culturas, del empobrecimiento integral, gente que se ha quedado sin medios económicos. Hoy en día urge encontrar modos creativos y significativos para acompañar. La membresía de las comunidades de fe quiere una palabra de aliento y de confianza en un Dios que acompaña y que hace de esta vida una vida de compañerismo, un Dios que nos llama a comprendernos, a entendernos desde la horizontalidad, integrando las distintas expresiones de la espiritualidad cotidiana.

La virtualidad y la pandemia/sindemia del Covid-19 continuarán y debemos reinventarnos para poder reducir el distanciamiento físico entre las personas. ¿Cómo abordamos los movimientos sociales, de diversidad, de indígenas? ¿Cómo están en estos momentos estos vínculos? La tecnología ha permitido integrar algunos aspectos, pero se hace urgente tener pistas para seguir haciendo el trabajo pastoral, no solo los domingos, sino en todo tiempo y en todas las dimensiones que nos permitan construir acercamientos con la sociedad.

Hay dos conceptos que van a tener que re-trabajarse de manera colectiva e institucional en todos los niveles: misión y eclesiología. Estos conceptos nos ayudan a responder a los grandes desafíos sobre las formas de proteger y acompañar a la creación de Dios en estas nuevas situaciones. La misión va a tener que entenderse como una misión global, ecuménica, donde todas las problemáticas sean abordadas. Esto afecta la comprensión de lo que es la iglesia, sobre qué tipo de iglesia es la que pensamos, la que creamos históricamente.

Nuestra visión es que los APs se realicen en comunidades de fe abiertas, democráticas, participativas, que miren a la vida como eje fundamental de la pastoral; que respeten las identidades de género, reconociendo que hay casos de suicidio de personas cristianas que fueron perseguidas por la iglesia por su orientación sexual. ¿Cómo decirle a una iglesia fundamentalista tradicional que tales pensamientos no son correctos? Por lo tanto, en la formación de acompañantes, es necesario enfatizar la apertura de las comunidades de fe para dejar de discriminar y tener abierto el corazón, más que el templo físico, para recibir estas situaciones de pobreza y violencia integral. Aquí hay una extraordinaria visión de futuro para la gran diversidad de APs a desarrollar.

Creemos que una comunidad de fe que quiera servir al mundo-comunidad tiene que ser abierta y participativa. Este servicio no es la tarea de una pastora o un pastor, sino de toda la comunidad hacia una mayor felicidad de realizar un trabajo comunitario. Trabajar contra las discriminaciones de todo tipo debe ser parte de la agenda misionera de una comunidad de fe con relevancia social, que tenga una palabra informada para la sociedad.

Nos urge seguir impulsando la construcción de comunidades instituyentes que cuestionen y que replanteen los APs con nuevos ideales y visualicen horizontes que permitan la reinvención. Comunidades de fe sanadoras, dejando atrás las iglesias instituidas, eclesiocéntricas, castigadoras, humilladoras, encerradas en edificios decadentes, y alejadas de la realidad. El horizonte que nos inspira y hacia donde apuntamos es el Reino de Dios y su justicia, pero con conciencia de que no podemos aprehenderlo en su totalidad.

¿Cómo llevamos todo esto a la academia? ¿Cómo logramos expresar y poner en tinta y papel todas estas experiencias de espiritualidades de desencuentros? ¿Cómo lo llamamos con nombre y apellido? Una forma es el uso de expresiones coloquiales como herramientas útiles para expresar lo cotidiano del convivir.

A la vez, nos encontramos con que no siempre la academia hace toda la elaboración teórica necesaria de la teología práctica para poder acompañar los desafíos de la vida cotidiana. En el grupo hablamos de esas dos tensiones. Por un lado, sobre cómo traducir en el aula todos esos desafíos en el proceso de los acompañamientos y, por otro lado, cómo desligarnos de la herencia de esos enfoques psicológicos colonizadores que corrompen a los acompañamientos hoy en día.

Aspectos que necesitan una renovación

Debemos reafirmar la importancia de la convivencia, ya que la perspectiva comunitaria va menguando. Hoy vemos experiencias de espiritualidades con matiz vertical, individualistas, con vacío existencial, depresión, adormecimientos, entre otros. La realidad de hoy es preocupante, porque las personas sienten ese vacío, las comunidades de fe no son vistas como espacios de cura ni de cuidado.

La tendencia de las personas docentes, por más que hablemos de tener un aula participativa, es exponer primero la teoría y, si no lo hacemos, las personas estudiantes lo solicitan. Aún vivimos en ese vaivén de tensiones. Pero, hoy es necesario validar las vivencias de las personas, enfatizando el cuidado mutuo, evitando que tales experiencias de vida no tropiecen con aquellas influencias positivistas del acompañamiento.

Una buena experiencia en aula fue la solicitud de un grupo de estudiantes de hablar sobre la posesión de espíritus demoníacos, la cual abrió la oportunidad de una enseñanza importante. No siempre damos el debido énfasis a escuchar y conocer sobre las diversas espiritualidades en las personas, sobre la importancia que tiene expresar sin temor la diversidad de su fe, que se sientan en un ambiente protegido y, así, afianzar su confianza de libre opinión. Eso mismo se ve cuando se pide a las iglesias expresar su postura sobre el tema de la diversidad sexual. En Chile creemos importante abrir espacios integrales que tengan una apertura de escucha y de protección para unir todas las voces y pensamientos.

Es importante seguir reflexionando sobre el tema de las metodologías. ¿Cómo conocemos las realidades que hacen sufrir a las personas? Para ello tendríamos que ubicarnos bien en el contexto y considerar la metodología para afianzar el quehacer de los acompañamientos oportunos. Con respecto a la pedagogía de la fe relacionada con la inteligencia emocional, ¿Cómo enseñamos a acompañar acertadamente a las personas? ¿Solo haciéndoles leer la Biblia y orar? Debemos redescubrirnos en la importancia del fortalecimiento del espíritu. ¿Cómo enseñamos a la comunidad a acompañar pertinentemente a las personas en sus sufrimientos? Para ello las metodologías de la educación popular cumplen un rol vital. La pedagogía de la fe y la ecología en los APs se hace visible para aunar todas las problemáticas. Hoy en día es importante el rol de las comunidades empáticas que acompañan debidamente. El método ver-juzgar-actuar debe ser reactualizado, considerando las nuevas miradas, voces, y desafíos.

Necesitamos muchos ojos y oídos que empaticen con los procesos comunitarios, además de fortalecer las alianzas y generar espacios donde todas y todos quepan. Las casas podrían volver ser los centros de la fe que permitan aprender a vernos integralmente, terminando con el centralismo y los clericalismos. Posiblemente, el sacerdocio universal de todas las personas creyentes encuentre el espacio ideal para crecer.

En estos tiempos necesitamos enrumbarnos a construir hogares donde se hable de manera decente, en voz baja, y en tono suave. Requerimos familias como formadoras de la fe que se atrevan a resistir los tiempos adversos. Hemos visto situaciones donde pastoras y pastores tienen la osadía de predicar a las personas sin antes haberlas visitado y sin haber conocido a fondo su situación vital. Parece que los templos se están acabando. ¿Qué hacemos? La pandemia/sindemia nos desafía integralmente a seguir construyendo teologías y APs que rompan los escritorios, edificios, y conductas que desquebrajan los templos.

Ideas para desarrollar nuevos materiales

Necesitamos trabajar un poco más la situación de la teología práctica. ¿Cómo vivenciamos esa teología práctica? ¿Cómo sensibilizar a las comunidades para la promoción de pastoras cuidadoras del mundo? Vemos la importancia que tiene generar una red informal, establecer grupos de acompañamientos para sistematizar todo este compartir, plantearlo en la mesa, aulas, y diversos espacios para publicarlo.

Actualmente, se hace necesario construir esfuerzos para invitarnos a establecer una teología práctica más ecológica y holística porque, como lo dijo Leonardo Boff, cuando cosificamos la naturaleza con una racionalidad colonizadora, ésta es privada de su función terapéutica y humanizadora. Es menester aterrizar el concepto de Lutero de una consolación mutua, la cual tiene que ver con el quehacer de aprender y consolar de forma recíproca. Por último, no pretendamos tener la última palabra o verdad única, sino escuchar el pluralismo de saberes, sentires, identidades, y maneras de habitar y transitar la vida. Como dice Sofía Chipana, se trata de una epistemología integral que trascienda al género humano como sujeto cognitivo.

A modo de conclusión

A continuación, destacaremos algunos puntos de los intercambios en la mesa de trabajo. Creemos que vale la pena enfatizar la importancia que tiene este documento para motivar próximos pasos de reflexión, interpretación, sistematización, y propuestas de acción con relación a la elaboración de artículos, antologías, cuadernos, folletos, manuales, en fin, una serie de materiales pedagógicos para ser usados tanto en la academia como en las comunidades de fe.

1.    Nos oponemos categóricamente a las consejerías pastorales colonialistas, hegemónicas, verticalistas, deshumanizantes, que niegan la alteridad y destruyen las libertades y los derechos de las personas. Es necesario cuestionar y confrontar el modelo colonizador con la fuente primera que es el texto bíblico y con el caminar de Jesús.

2.    Debemos revisar y evaluar lo que llamamos APs con identidad latinoamericana y caribeña, pues podrían correr el riesgo de estar construidas históricamente con vestigios de la episteme hegemónica de la colonialidad, tanto en la enseñanza como en la praxis.

3.    Proponemos ejercer y formar en APs que partan de la lectura de los contextos históricos y ontológicos de las personas, desde su espacio de vida, respetando la alteridad, escuchando la voz de sus experiencias.

4.    No debemos olvidar la dimensión política de los APs proféticos y rebeldes que contribuyen a la construcción de la esperanza escatológica de justicia, a la liberación de los sujetos, entes sufrientes, y a la naturaleza toda, a quienes la lógica positivista ha convertido en objetos de consumo.

5.    Proponemos una teología práctica que haga posible la inserción del evangelio como fuerza liberadora y transformadora en las distintas realidades y sufrimientos de los pueblos.

6.    Proponemos la circularidad hermenéutica que vincula los procesos epistémicos y metodológicos en un ejercicio empírico de retroalimentación continua, porque las realidades vivenciales y las experiencias de fe no son verdades dadas, predestinadas, eternas, y absolutas.

7.    Los APs tienen que partir, como acto primero, de la convivencia en la comunidad y ser parte de ella, que tiene que ver con escuchar y sensibilizarse. Luego, como acto segundo, viene la formación en una serie de procedimientos, pasos y metodologías, que son importantes a la hora de atender los desafíos humanos.

8.    El quehacer de los APs parte de la vida de las personas, desde, y en su cotidianidad, tomando en cuenta la llave de la relectura de los textos bíblicos. A partir de allí, ponemos sobre la mesa la producción del conocimiento (que es aproximado, fluido, nunca acabado) que emana de la diversidad de saberes y sabidurías que abren nuevas interpretaciones.

9.    No podemos negar que las mediaciones de las ciencias sociales permiten fortalecer la capacidad de comprender la realidad e hilvanarlas con los aportes de las herramientas bíblicas, teológicas, y pastorales. Mediante las herramientas de las ciencias sociales, las teólogas y los teólogos han marcado la hora en la discusión histórica, en el caminar de la humanidad, con voces de liberación y justicia, opiniones que alimentan y nutren nuestra realidad. Esto nos invita a continuar teniendo una participación más activa en la discusión de los temas coyunturales.

10.     Debemos fortalecer el quehacer de los acompañamientos, rescatar las espiritualidades desde los pueblos latinoamericanos, no imitando modelos impositivos, sino tomando nuestros pueblos pluriculturales.

11.     Nos urge seguir impulsando la construcción de comunidades instituyentes que cuestionen y que replanteen los APs con nuevos ideales y horizontes que permitan la reinvención. Que sean comunidades de fe sanadoras, para dejar atrás las iglesias instituidas, eclesiocéntricas, castigadoras, humilladoras y encerradas en edificios alejadas de la realidad. El horizonte que nos inspira, y hacia donde apuntamos, es el Reino de Dios y su justicia, pero con consciencia que no podemos aprehenderlo en su totalidad.

12.     No pretendamos tener la última palabra, ni mucho menos la verdad única, sino continuar escuchando el pluralismo de saberes, sentires, identidades, y maneras de habitar y transitar la vida.

Bibliografía sugerida

La siguiente bibliografía está conformada por artículos académicos publicados por la Universidad Bíblica Latinoamericana en el contexto de la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña relacionados con los temas de la mesa Acompañamientos Pastorales:

Álvarez, Manuel Ortega. “‘A Dios nadie le vio jamás’: Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 99–112. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/216.

Baltodano Arróliga, Sara. “Acción Pastoral y Covid-19: Informe de resultados de la recolección de datos sobre los efectos de la pandemia y la reacción de algunas las comunidades de fe de Latinoamérica”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 1 (23 de febrero de 2021): 165–82. http://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/169.

———. “Sentémonos a la mesa de las sabidurías. Desafíos que se enfrentan en el quehacer de los acompañamientos pastorales”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 347–72. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

Fonseca Rivera, Nidia V. “Acompañamiento Pastoral”. Vida y Pensamiento 40, no 1 (13 de agosto de 2020): 39–55. http://revistas.ubl.ac.cr/index.php/vyp/article/view/84.

———. “El quehacer pastoral en el contexto del Covid-19”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 1 (2021): 81–104. http://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/165.

———. “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 113–22. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/217.

Miranda, Neli. “El camino a Emaús”: Vida y Pensamiento 40, no 2 (7 de diciembre de 2020): 127–54. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/vyp/article/view/155.

Mora, Edwin. “Acompañamiento pastoral transformador como lugar de praxis teológica liberadora”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 277–301. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

Mora Guevara, Edwin. “Los duelos del Covid-19: Acompañamiento Pastoral desde la Teología Práctica”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 1 (22 de febrero de 2021): 61–80. http://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/164.

———. “Pastoral de la salud: Calidad de vida y derechos de las personas enfermas”. Vida y Pensamiento 40, no 1 (13 de agosto de 2020): 71–86. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/vyp/article/view/86.

Román-López Dollinger, Angel Eduardo. “La teología práctica como constructo histórico: Hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 51–68. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/214.

Sánchez De León, Carmen Margarita. “Si me ven con pañuelo verde. Las diversidades como desafío para la teología práctica”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 465–78. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

Zwetsch, Roberto E. “Teología Práctica desde una perspectiva latinoamericana y caribeña”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 69–98. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/215.

Sobre las personas responsables del artículo

Nidia V. Fonseca Rivera: Ex-docente de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Coordinadora de la mesa de trabajo Acompañamientos Pastorales en la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña.

Correo: nidiafonri@gmail.com

Ismael Fernando Avalos Rojas: Estudiante egresado de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Responsable de elaborar los apuntes de la mesa de trabajo Acompañamientos Pastorales durante la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña.

Correo: isma_rabbit@hotmail.com

Artículo aprobado el 25 de octubre 2023

Artículo recibido el 18 de septiembre de 2023



[1]           Este documento fue revisado y editado por Sara Baltodano Arróliga, ex-docente de la Universidad Bíblica Latinoamericana.

[2]           “La teología práctica como constructo histórico: Hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 51–68.

[3]           “Teología Práctica desde una perspectiva latinoamericana y caribeña”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 69–98.

[4]           Tiff-Annie Kenny, investigadora de la Universidad Laval, en Canadá, sostiene que, hacer frente a la Covid-19 considerándola como sindemia, permitirá tomar en cuenta el contexto social de las personas enfermas. El punto de vista de sindemia considera que las enfermedades no solo interactúan biológicamente, sino que también interactúan con factores sociales: empobrecimiento, lugar de vivienda, educación y estigmas sociales, entre otros. Estos factores son poderosos determinantes de la salud integral de las personas y los grupos.

[5]           “‘A Dios nadie le vio jamás’: Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 99–112.

[6]           “Teología Práctica”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 113–22.