Edwin Mora Guevara

Isabel Casilla Suclli

Espiritualidades y Liturgias

Apuntes de la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña

En el presente texto se sistematizan las reflexiones y conclusiones de la mesa de trabajo Espiritualidades y liturgias, las cuales se desarrollaron durante la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña.[1] Antes de todo, debemos aclarar que esta mesa inicialmente fue llamada “Espiritualidad y liturgia” pero en el camino, en el compartir y desde las vivencias de sus participantes cambiamos a “Espiritualidades y liturgias”. De esta manera, se reconoce la pluralidad, la gran diversidad, y la gran riqueza en estas dos áreas en nuestro contexto.

Para ello, debemos comenzar mencionando que somos una comunidad de la diversidad. La pluralidad de pueblos que habitan la América Latina y el Caribe (Abya Yala) son diversas cultural y socialmente y, por tanto, seguir nombrando estas áreas de la teología práctica en forma singular hace perder el derecho a sentirse diferente. La misma pastoral, cuando asiste a cada pueblo latinoamericano o caribeño, ha de hacer su ministerio de forma variada de acuerdo a sus contextos y realidades, como a los grupos que atienden, lo que debe también llevarnos a hablar de pastorales, en plural. Así, podremos visualizar, reconocer, validar, y respetar las otras espiritualidades, sus lenguajes, músicas e instrumentos, ritmos, ritualidades, y otras expresiones místicas.

Participantes:

·     Miriam Bermúdez, Seminario Teológico de Honduras (SETEHO).

·     Claudete Beise Ulrich, Faculda de Unida de Vitória, Brasil.

·     Isabel Casilla Suclli, Iglesia Metodista, Perú.

·     Sofía Chipana Quispe, Comunidad de Sabias y Teólogas Indígenas de Abya Yala, Aymara del Estado Plurinacional de Bolivia.

·     Bryan Froehle, Palm Beach Atlantic University, EE.UU.

·     Ann Hidalgo, Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica.

·     Julio Melara, Iglesia Luterana Costarricense (ILCO), Costa Rica.

·     Neli Miranda, Iglesia Episcopal, Guatemala.

·     Edwin Mora, Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica.

Este documento se divide en tres partes que corresponden a cada uno de los encuentros virtuales de esta mesa de trabajo.

Revisión y rescate de la historia de los conceptos de espiritualidades y liturgias

El primer encuentro de mesa fue convocado para reflexionar sobre el tema Teología Práctica desde la realidad latinoamericana: un desafío permanente y transformador. Para motivar la reflexión temática, el encuentro de mesa estuvo antecedido por dos ponencias virtuales. La primera de las ponencias estuvo a cargo de Ángel Eduardo Román-López Dollinger y tuvo como título “La teología práctica como constructo histórico: hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”.[2] La segunda ponencia la presentó Roberto E. Zwetsch con el título “Teología Práctica desde la perspectiva latinoamericana y caribeña”.[3] En ambas presentaciones se plantearon desafíos a las mesas de trabajo acerca de la identidad latinoamericana y sobre la forma como se alimentan mutuamente la Teología Latinoamericana de la Liberación y la Teología Práctica.

Este primer encuentro se desarrolló bajo tres lineamientos: el desarrollo de la teología práctica en nuestros contextos, desafíos actuales para la teología práctica, y sobre los cambios en el contexto histórico para una identidad latinoamericana. En el presente documento se desarrollan, de manera organizada, los diálogos, las reflexiones, y las propuestas de las personas participantes, de acuerdo a dichas guías. Por último, se concluye con las determinaciones acerca de las espiritualidades y liturgias para nuestra realidad latinoamericana y caribeña.

El desarrollo de la teología práctica en nuestros contextos

En las décadas de 1980 y 1990, en el Seminario Bíblico Latinoamericano se vislumbraba una teología pastoral, pero desde una tendencia de autores católicos. Ya se proponía también una subdivisión de la teología entre lo sistemático y la práctica, aunque en Europa se margina esta última. Por otra parte, la palabra “liturgia” era catalogada como una denominación católica, en una clara contraposición de los sectores evangélicos o protestantes. Al hablar de espiritualidades nos encontramos también con que la espiritualidad cristiana predomina sobre las espiritualidades de otros pueblos.

Esto indica que la teología práctica comenzó a hacerse paso dentro de lo académico y en la pastoral. En lo que respecta a las liturgias y las espiritualidades la teología práctica, algunos sectores religiosos encuentran dificultades en temas como la inculturación y la interculturalidad, la participación de las mujeres y la problemática de la pandemia del COVID, que afectan dichas áreas en la actualidad. Esto se da según el contexto en las cuales se desenvuelven, sea en EE. UU., Centroamérica, Perú, Brasil, u otros países.

Sin embargo, en el área de las liturgias, se ha desarrollado un cambio con los movimientos de renovación: se inicia un proceso que comienza a tratar el tema de la aculturación de las liturgias, en las cuales se asumen elementos propios de las culturas de los pueblos, lo cual se acepta más en la iglesia católica. Realizar liturgias compartidas, desde el ecumenismo, se vuelve todo un desafío, que deja lineamientos y pautas para trabajar en ellas, de acuerdo a cada experiencia, así hasta llegar a una aculturación de las liturgias, pero ver críticamente si existe el concepto de dominación como elemento subyacente a todas ellas.

En cuanto al tema de las espiritualidades, el arte musical ayuda en dicho aspecto y nos lleva a un acompañamiento que puede comenzar en una comunidad católica, pero que también llega a poblaciones indígenas y diversas, como LGTBQIA+, hasta barrios urbanos marginales, y desarrolladas de acuerdo a sus contextos. Aunque, por otra parte, vemos un contraste entre la perspectiva cristiana y las espiritualidades relacionales que son parte de nuestros pueblos originarios y afrodescendientes. Así también, esto nos debe llevar a encontrar soluciones al respecto de establecer espiritualidades inclusivas y múltiples en tiempos de pandemia.

En lo referente a los desafíos que se desarrollan dentro de las liturgias y las espiritualidades podemos encontrar: la situación de las pastorales indígenas y lo interreligioso, el sacerdocio no reconocido de las mujeres, liturgias que excluyen la participación de las mujeres y que propician en ellas la creación de nuevas liturgias acorde a sus perspectivas y espiritualidades. Igualmente, el reto del uso de las tecnologías para el desarrollo de las liturgias, la socialización y el acompañamiento que cambia los espacios comunes del desarrollo de las pastorales por la virtualidad.

Es así como la teología práctica se ha desenvuelto en las liturgias y las espiritualidades en el desarrollo de las comunidades y la misión, en su proceso en los contextos citados. En la actualidad se enfrenta a propiciar respuestas, especialmente ante las dificultades de la pandemia, que nos ha llevado a replantearnos el desarrollo de las mismas y el uso de las tecnologías.

Desafíos actuales para las expresiones litúrgicas y las espiritualidades

Después de conocer como se ha desarrollado la teología práctica en nuestros contextos latinoamericanos, caribeños, y estadounidenses, y sus dificultades y problemáticas, es necesario, de acuerdo a las experiencias vividas, enunciar algunos desafíos actuales para la teología práctica en las áreas diferentes áreas de las liturgias y espiritualidades, para así posibilitar pautas y desarrollar estrategias que ayuden a dar respuestas a estos retos.

En las espiritualidades, desde las teologías andinas y la resistencia de los pueblos indígenas, encontramos el desafío de dejar de vivir sus espiritualidades en forma clandestina y limitada sólo al ámbito rural. Asimismo, debe tenerse en cuenta la articulación del sentido de ellas y las ritualidades, que se establecen en cualquier espacio sagrado y su conexión (como el entorno del agua) que nos debe llevar a un vínculo de respeto y cuidado. Además, la relación entre crianza mutua y buen vivir nos debe llevar a rescatar el sentido comunitario y la identidad.

En las liturgias, se tiene el reto de asumir las diversidades, pues las espiritualidades dependen del contexto y la realidad, y esto deriva en que no puede haber liturgias iguales o estandarizadas. De igual manera, en relación a los cantos y reflexiones, cada grupo eclesial o comunitario expresa y determina sus formas, lo cual nos lleva a un desafío constante. Por otra parte, hay que tener en cuenta los espacios y los tiempos, esto debido a la pandemia que vivimos actualmente, que conllevó al abandono de los lugares sagrados tradicionales de reunión y de las celebraciones litúrgicas y su extensión de tiempo en medio de la virtualidad, y nos empujó a la creatividad para sobrellevarla.

Entre ambas está el desafío de establecer una óptima relación entre fe, liturgias, espiritualidades, y ciencia. Acotamos esto para superar el concepto de una liturgia “mágica” y enfrentar a grupos negacionistas (contra las vacunas) y con matices políticos y apocalípticos. Es decir, tener una fe que no caiga en la enajenación, sino vivir espiritualidades liberadoras que no les falte la ciencia y la sabiduría ancestral. Además, las liturgias y las espiritualidades han de expresar un evangelio liberador, en relación y movimiento con otras personas y en compromiso con la naturaleza.

Cambios en el contexto histórico para una identidad latinoamericana

Uno de nuestros primeros descubrimientos en el grupo es que formamos una mesa de trabajo diversa. América Latina y el Caribe son diversas, cultural y socialmente, y no es cierto que somos un conglomerado como muchas veces se nos ve, si bien es cierto nos une una lengua que nos fue impuesta. Uno de los grandes desafíos fue descolonizar esos contenidos de las liturgias y de las espiritualidades, así en plural, como ya lo mencionamos.

Los desafíos conducen a resolver situaciones y con ello a producir cambios. En este caso, ante los retos de la teología práctica y su desarrollo en las áreas de espiritualidades y liturgias desde nuestra realidades latinoamericanas y caribeñas, y de forma crítica propiciar cambios en nuestros contextos históricos.

Otra cuestión es el modelo económico y la banalidad del mal. Este modelo neoliberal destruye las culturas ancestrales, la creación, los pueblos indígenas, se adueña de la vida y del territorio. Esto nos debe llevar a reflexionar en las espiritualidades y las liturgias sobre el sentido de la vida y como se ha llegado a la naturalidad de la muerte y la violencia en la pandemia. También debemos fomentar un evangelio liberador, que tenga en cuenta los derechos humanos y nos conduzca hacia una sociedad con justicia y en relación con la creación.

Por otro lado, se observa que persiste la negación de la pluralidad y la diversidad de parte de grupos fundamentalistas y que conlleva un discurso integracionista, lo que termina produciendo división en las comunidades, aún en las indígenas. Así mismo, reconocemos la amenaza a las espiritualidades ancestrales y su conciencia cósmica debido a la folklorización y al cambio de sentido de las mismas, tales como el irrespeto de la interculturalidad que las vacía de sentido (por ejemplo, El buen vivir).

Por último, en el tema de las liturgias, hay que tener en cuenta el cambio de los espacios de congregación y culto hacia la virtualidad a causa de la pandemia. Esto ha resaltado la brecha del acceso a lo virtual y lo tecnológico, que puede denominarse como otra forma de discriminación y violencia. Así también, nos empuja a dinamizar nuestras celebraciones en dichos espacios o establecer grupos de “burbujas sociales” para liturgias en casa, despertando nuestras creatividades para enfrentar estos nuevos retos.

A modo de conclusión de los tres lineamientos del primer punto, podemos decir que al hablar de espiritualidades y liturgias como área de formación de la teología práctica, no puede hacerse en singular, sino que, de acuerdo a la pluriculturalidad de nuestros contextos y realidades, debe ser en plural. Por lo tanto, se debe denominar espiritualidades y liturgias, lo que nos lleva a reconocer las diversidades de nuestras comunidades, por ejemplo, las espiritualidades de los pueblos indígenas y afrodescendientes y las particularidades de cada uno en México, Centroamérica, Caribe, y Sudamérica.

En cuanto al desarrollo de las espiritualidades y las liturgias, se reconoce que hay intentos de inculturación y la interculturalidad, pero éstas corren el peligro de irrespetar el sentido y la ritualidad de las mismas, tales como su relacionalidad cósmica, lo cual es una gran amenaza para ellas. Por otra parte, será muy necesario reflexionar sobre el sentido de la vida, su relación con la ciencia (incluso la ancestral), sobre los espacios y tiempos y cuestionar la banalidad del mal y los discursos integracionistas.

Para terminar, se deben asumir los retos que nos pone la pandemia, como la virtualidad de nuestras celebraciones y encuentros, que nos lleva a buscar formas dinámicas y creativas para sobrellevar esta situación. Aunque también, no hemos de perder el mensaje liberador en el desarrollo de nuestras espiritualidades y liturgias y debemos persistir ante los desafíos permanentes y continuar en el propósito transformador hacia una teología práctica desde nuestras realidades latinoamericanas y caribeñas.

Revisión y replanteos epistemológicos y metodológicos

El segundo encuentro fue antecedido por dos presentaciones para motivar la conversación en la mesa de trabajo. Ambas conferencias se presentaron bajo el tema de Re-conociéndonos en el camino: Epistemologías y metodologías en la Teología Práctica con identidad latinoamericana y caribeña. Manuel Ortega Álvarez estuvo a cargo de la primera presentación titulada “A Dios nadie le vio jamás”. Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”.[4] Por otra parte, a Nidia Fonseca Rivera le correspondió presentar la segunda conferencia con el título “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?”.[5]

Las presentaciones mostraron ideas acerca de las epistemologías y métodos con sus limitantes, por ejemplo: el desafío de hablar de Dios y sus contradicciones. Igualmente, reflexionaron sobre los dos modos de hacer teología: desde el positivismo y desde lo negativo. Rescatar las espiritualidades desde la teología negativa consiste en que toda teología no es más que un esfuerzo balbuciente por tratar de decir algo de Dios en nuestras liturgias. Desde este punto de vista, su lugar es desde las paradojas, los símbolos, el hablar aproximativo, pero nunca acabado, expuso Manuel Ortega.

Así, para un mejor desarrollo del trabajo en las mesas, se establecieron tres lineamientos de reflexión: sobre las epistemologías y métodos en la enseñanza de las liturgias y prácticas de las espiritualidades, las influencias actuales de las ciencias sociales y humanas en el área académica y, finalmente, nuevas posibilidades teóricas y prácticas para fortalecer la tarea de la teología práctica.

Sobre epistemologías y métodos usados en la enseñanza de las liturgias y práctica de las espiritualidades

Cuando revisamos y cuestionamos las epistemologías y métodos aprendidos, nos damos cuenta de que con frecuencia hemos sido moldeados y moldeadas en la academia por parámetros positivistas y, en general, por los modelos europeos, lo que lamentablemente conlleva al desplazamiento grosero de otras sabidurías, cosmologías, lenguajes, y culturas de nuestro continente.

Históricamente, el cristianismo ha dejado una herencia muy fuerte: la perspectiva dualista que ha separado categóricamente la realidad, la vida misma. Ese legado es un aspecto fundamental que hemos de desaprender. Es como una carga, como un ropaje que llevamos que llena de muchos prejuicios, porque desde esa mirada no se vislumbra un mundo plural o de muchos mundos que son muchos. Entonces, esta espiritualidad dualista separa el cuerpo del espíritu, ubicándolos como dos realidades antagónicas y priorizando la noción del espíritu, desde la categoría de lo santo, lo puro, y lo sagrado. Afirma que el espíritu está mucho más vinculado a Dios, mientras que el cuerpo se vincula a la materia y, por ende, lo asocia a lo malo. Esto ha generado una fuerte ruptura en nuestras formas de vivir las espiritualidades dentro del cristianismo y repercute en las formas como se vivencian las ritualidades en las liturgias.

Esa noción de separar lo sagrado de lo profano, el cuerpo del espíritu, lo santo de lo impuro son categorías que nos hacen ver las otredades a través de esos lentes. Evidentemente esto ha pasado con respecto a las espiritualidades de los pueblos ancestrales en toda América y el Caribe. Es decir, desde esa percepción dualista de la espiritualidad cristiana se ha satanizado muchas de las vivencias y prácticas espirituales de los pueblos originarios y afrodescendientes, ya que estas últimas son espiritualidades integrales que no están alejadas de sus vidas, o sea, son parte de ella y se entretejen en todo.

Esto, justamente, es lo que se expresó en la mesa. Por un lado, sobre la importancia de cómo realmente debemos volver a retomar el sentido de las espiritualidades mucho más integradas en la vida, en su totalidad. Por otro lado, debemos promover que estas diversas experiencias de espiritualidades se revelen, se validen, y se plasmen en las liturgias y ritualidades que justamente respondan a las necesidades o a la profundidad que se requiere frente a diversas circunstancias o experiencias cotidianas que vivimos.

Por ejemplo, la realidad de la muerte en tiempos de pandemia donde muchas familias se han visto tan afectadas por la ausencia repentina de sus seres queridos. Si bien hay experiencias de acompañamiento en torno a estas partidas inesperadas, algunas liturgias cristianas no abrazan ni resignifican la muerte de forma integral, sino que le dan prioridad a lo espiritual, desconociendo así los procesos necesarios del duelo, no dejando espacio suficiente al llanto y a las expresiones de dolor por las pérdidas.

Asimismo, en el grupo, una participante compartió una investigación propia en torno a la música litúrgica, haciendo especial referencia a la cantata de la Tierra sin Males, de Don Pedro Casaldáliga, la cual se ha considerado como un legado de vínculo, de fuerza con el cosmos. Son experiencias significativas que nos invitan a replantearnos y ver por dónde seguir caminando y recreando las ritualidades integrales que acompañan las liturgias y que son fruto de vivencias profundas de las espiritualidades.

Lo anterior nos debe llevar a saber escuchar lo que otras espiritualidades pueden aportar desde sus contextos y vivencias, que nos conduzcan a entrelazar aprendizajes en conjunto. Es decir, no revestirse solo de las epistemologías y métodos ofrecidos por la academia, sino a ser capaces de rescatar y abrir espacios para la riqueza de otras formas de adquirir conocimiento, tales como las narrativas y los gestos de los pueblos originarios y afrodescendientes, y la cotidianeidad de las experiencias comunitarias que dan cabida a lo sensorial y no sólo a la racionalidad.

Desde los pueblos originarios y afrodescendientes se pueden observar prácticas con ontologías relacionales, en la cual el sentir y el pensar ayudan a adquirir saberes y sabidurías a través de las relaciones. Un buen ejemplo es la reciprocidad, que es un principio importante en el despertar la conciencia cósmica. El despertar a la conciencia cósmica consiste en desechar la idea del androcentrismo y aceptar que la humanidad es un miembro más dentro de tantas comunidades de vida con las cuales compartimos este cosmos. Esto nos despoja de esta noción de ser dueñas o dueños, incluso de ser administradores, sino que somos parte del todo como unidad de vida que fluye. Por lo tanto, requerimos dialogar con esos otros seres que sostienen la vida.

Recordamos a Elisabeth Schüssler Fiorenza, quien acuñó el neologismo teológico “kyriarcado”, para indicar las formas jerárquicas dominantes en las que la subordinación de una persona, de un grupo, o de una especie hacia otro está internalizada e institucionalizada, como un pecado estructural. El “kyriarcado” incluye el sexismo, el racismo, el especismo, la homofobia, el clasismo, la inequidad económica, el colonialismo, el militarismo, el etnocentrismo, el antropocentrismo, y similares. Según la autora, el “kyriarcado” opera en el ámbito gramático-lingüístico, en el simbólico, en el ideológico-cultural, y en el socio-institucional. Ese esquema no sólo debe ser deconstruido sino sustituido por esfuerzos sociales e ideológicos alternativos, que terminen con el marco dualista del sistema androcéntrico y que conduzcan a la creación de comunidades eclesiales como espacios sapienciales y emancipadores de igualdad radical. De esta forma se fomentan la creatividad, la fortaleza, la autoafirmación, y la libertad e invita a un crecimiento dinámico o, en palabras de Elisabeth Schüssler, “al movimiento espiral y a la danza”.

Es tiempo de un cambio metodológico y epistemológico. La intercomunicación y la interacción se plantean como metodologías válidas y necesarias en las liturgias que llenan de sentimiento y actualización vivencial de los relatos bíblicos a partir de las experiencias cotidianas narradas por la comunidad. Éstas son prácticas retóricas o comunicativas y vehículos de concientización.

Estamos de acuerdo con Nidia Fonseca en el planteamiento del método de circularidad que tiene como característica un desarrollo continuo, según cambien las circunstancias sociohistóricas. Este método también es democrático en el sentido de abrirse plenamente a la participación de la comunidad en su desarrollo. En otras palabras, permite la revisión periódica de las propuestas de praxis pastorales desde los contextos y desde una relectura del mensaje liberador del evangelio con la participación plena de las comunidades, evitando así que sean solamente propuestas desde la academia.

Este camino, por su base liberadora, conducirá definitivamente a un cambio en las conciencias individuales y colectivas, un cambio en las instituciones eclesiales y en las de formación teológica. Estos métodos rompen las barreras de la ideología monolítica que no permite la disidencia ni el debate. Son pasos necesarios en la formación en teología práctica que desvelan los obstáculos y barreras del pensamiento y del quehacer teológico y vivencial, muchos de los cuales son presupuestos dogmáticos y prejuicios inconscientes, que impiden reflexionar sobre los caminos por los que la sabiduría conduce a la justicia. La liberación, concienciación, interacción, novedad, y audacia son caminos para elaborar pensamientos críticos centrados en la búsqueda de la sabiduría, reflexiona Elisabeth Schüssler.

Podemos entender que las epistemologías y los métodos en la enseñanza de las liturgias y prácticas de las espiritualidades se realicen desde el valor de lo académico, pero es obligación reconocer sus límites y así dar espacio a lo experiencial, a lo sensorial, a las interrelaciones, y al entretejido que se puede formar desde la escucha, lo comunitario, el contexto, la cosmología, y la cultura. Todo ello nos permitirá enriquecer las formas de enseñar, trabajar y practicar las liturgias y las espiritualidades en nuestras comunidades.

Una teología práctica que no haga referencia a la vida, a los tantos sistemas de opresión que existen y que no se deje interpelar continuamente por los mismos ecos que la práctica teológico-pastoral levanta, no tiene un futuro sabio ni pertinente, sino simplemente uno cerrado y anquilosado.

Reconocemos cuán importante es realmente rescatar el sentido de espiritualidades mucho más integradas en la vida, mucho más relacionales. En esa dirección va el rumbo de cómo plantear en la academia las espiritualidades y liturgias que estén relacionadas con la vida y que precisen de relaciones recíprocas y complementarias en la que las personas no se sientan desintegradas, sino integradas como parte de un gran tejido.

Mientras tanto, estamos frente al desafío de descentrarnos como humanidad, con el fin de poder fluir y para relacionarnos con los otros mundos que nos habitan y que también habitamos, y así reconocernos en una ancestralidad mucho más profunda, como lo es la ancestralidad cósmica. Para el grupo de la mesa, queda claro que nuestra ancestralidad humana nos acompaña siempre, porque nos sentimos como herederas y herederos de toda la sabiduría de esas espiritualidades que nos han ido dejando las abuelas y los abuelos. De ahí que, como comunidad humana, tenemos el desafío de sentir que somos parte de la historia cósmica sagrada. Y que esa historia cósmica sagrada tiene millones de años que habita nuestros cuerpos. Somos tierra, somos agua, somos fuego, somos aire, somos vida, y en nuestros cuerpos habitan otros seres y otros tiempos.

Influencias actuales de las ciencias sociales y humanas

Las teologías prácticas contextuales se han beneficiado del desarrollo de la hermenéutica y, al hacerlo, han obligado a otros campos de la teología a explicitar para qué se interpreta, quién interpreta, desde dónde interpreta, qué se interpreta, y cómo se interpreta.

El desarrollo de la teología práctica latinoamericana y caribeña se apoya en las ciencias sociales, incluso en el paradigma teológico de la teología latinoamericana, y hace uso de él. Esto se realiza en diálogo con la sociología, la psicología, la antropología, la historia, y otras ciencias. Sin embargo, estas ciencias no deben ser positivistas: al contrario, deben ser críticas en el diálogo interdisciplinar con la teología práctica para ayudar en los procesos de cambio y comprensión de las liturgias y las espiritualidades. Así, ha de producirse un intercambio y nexo con la teología que permita no solo una hermenéutica liberadora contextual, sino que permita tener una ponderación e interdisciplinariedad del quehacer de la teología práctica.

En los caminos de las teologías indígenas, las ciencias sociales brindan aportes desde la antropología y la arqueología por medio de la aproximación a los espacios ancestrales milenarios destinados a lo sagrado, los glifos, y la organización de los pueblos. Estos aportes son significativos para comprender la cosmopraxis de los pueblos indígenas del Abya Yala que conecta con los sentidos de nuestro ser y estar. Se puede decir, entonces, que las ciencias sociales y humanas contribuyen en el ser humano, como individuo y como colectivo, para comprender sus vivencias, acercamientos, y entorno.

En la enseñanza de las liturgias, la pedagogía cumple un papel importante. Pero no aquella pedagogía bancaria que solamente pretende depositar contenidos, a la cual Paulo Freire denuncia como un instrumento fundamental de opresión, en oposición a una educación popular. Bajo esta lógica, la educación bancaria ve al estudiante como vacío de conocimiento y, por tanto, el docente selecciona la información de forma a priori, para luego instruirla, viéndose a sí mismo como un poseedor de verdades únicas e inamovibles. Este tipo de educación es promovida por los intereses privados de grupos sociales poderosos, que logran percibir como amenazas el debate, el pensamiento inventivo y crítico. Sin duda la Mesa de Trabajo 5 que versa sobre Pedagogía de la fe, profundizará acerca de la pedagogía de liberación.

Nuevas posibilidades teóricas y prácticas para fortalecer la tarea académica

Hay que comenzar recordando y reconociendo que siempre se está en el proceso de aprender y enseñar. Incluso se enseña y aprende más durante las prácticas, en el acercamiento hacia las otredades. Esto nos debe llevar a una deconstrucción de la teología positivista y a una apertura de la teología negativa, desde el sentir y percibir a Dios, que permita otras formas de hacer teología, como las de los pueblos originarios que van desde el sentir hacia el pensar y no desde la razón hacia el sentir y al actuar.

No hay en la epistemología teológica negativa un conocimiento indubitable de las realidades a las que quiere aludir, afirmó Manuel Ortega en su presentación. Por el contrario, hay un reconocimiento de que todo hablar teológico posee una reserva de sentido ante aquello de lo que se puede hablar únicamente de manera simbólica. Él continuó diciendo que el conocimiento teológico es, ante todo, conocimiento amoroso e inefable. Por eso, y porque el símbolo “da qué pensar” (Ricoeur) es que consideramos que la epistemología teológica se verá enriquecida si considera el símbolo y la mística como locus teológico, siguiendo a Manuel Ortega.

Debemos rescatar de las espiritualidades relacionales algunos principios ancestrales que nos conectan con los sentidos de las diversas espiritualidades, danzas, narraciones, cantos, colores, aromas, y expresiones que salen de la noción de lo folclórico y de la caracterización de lo sincrético. Ese camino nos lleva a evaluar críticamente y replantear lo que se ha llegado a denominar liturgias interculturadas, las cuales se consideran en las pastorales indígenas y que muchas veces buscan equiparar algunos aspectos de las espiritualidades de los pueblos al ámbito cristiano.

Así también, debemos tener en cuenta el enfrentamiento de la teología práctica y la realidad misma, en la respuesta a un mundo adolorido y en sufrimiento. Además, para el desarrollo de nuestras liturgias y espiritualidades hemos de reconocer y validar los textos e ideas teológicas desde puntos distintos, desde quienes tienen otras visiones que permiten la interrelación, la integralidad, la multidisciplinariedad, e interdisciplinariedad.

A modo de conclusión de este segundo punto, creemos que las epistemologías y los métodos, tanto en el desarrollo como en la enseñanza de la liturgia y la espiritualidad no deben hacerse sólo a partir de lo académico, sino también desde la complementariedad de la teología negativa, desde el sentir y la experiencia, del enfrentamiento con la realidad misma, con la participación de otras cosmologías y percepciones, y desde otros aportes como las ontologías relacionales de los pueblos indígenas.

Asimismo, el aporte de las ciencias sociales y humanas debe permitir el diálogo interdisciplinar de intercambio con la teología práctica. También debe posibilitar el nexo con otras cosmologías y experiencias comunitarias, que permitan otras formas del quehacer teológico que incluyan la integralidad y la multidisciplinariedad, tanto en el contexto y en la cotidianeidad del ser humano, así como en su relación con el medio ambiente y las formas de sentir y percibir a Dios.

Visión y renovación de las liturgias y espiritualidades

En esta última mesa de trabajo sobre liturgia y espiritualidad se abordan los temas de visión y renovación de las liturgias y espiritualidades para la teología práctica hoy. Además, qué ideas pueden ser base para la realización de materiales didácticos y pedagógicos en nuestra área. Es por ello que en el siguiente resumen se expresan puntos, estrategias, y necesidades a tener en cuenta en tres apartados. Dentro de las visiones que se esperan para las liturgias y las espiritualidades dentro del contexto de la teología práctica se deben tener en cuenta los siguientes puntos:

·     Establecer espacios para las liturgias en las cuales se piense críticamente si articula con la teología práctica que queremos vivir (e. g. Cantos, oraciones).

·     Tener una visión ecuménica, transformadora, liberadora, e inclusiva como un testimonio de fe y del amor.

·     Hacer un diálogo entre las espiritualidades para una convivencia, resaltar sus aportes, y manifestar respeto.

·     Visualizar los temas que se están estableciendo en la teología latinoamericana y caribeña, por ejemplo: respuesta a la violencia, justicia, equidad, justicia climática, interculturalidad, y saberes ancestrales. Esto con énfasis en la voz profética.

·     No dejar de lado los saberes ancestrales que son parte de las comunidades de fe, pero que son relegadas por el fundamentalismo religioso.

·     Enfrentar los desafíos de la virtualidad con el uso de la tecnología que nos propone nuevas maneras de hacer las liturgias y las problemáticas, como la eucarística, el contenido.

·     Sumar los sentimientos como parte de las liturgias y las espiritualidades.

Aspectos de renovación en las liturgias y las espiritualidades en la teología práctica

Entre los aspectos que nos deben llevar hacia una renovación de la liturgia y la espiritualidad en la teología práctica se tienen las siguientes estrategias:

·     El uso de la tecnología como parte del desarrollo de la teología práctica.

·     Una renovación de las liturgias con elementos de la cultura sin volverse folclóricas, pero haciéndolas parte de la misma.

·     Hacer protagonistas a los excluidos y potenciar su participación en las liturgias, aunque sea difícil afrontarlas.

·     Hacer la conexión entre cultura e iglesia.

Ideas para desarrollar materiales didácticos y pedagógicos

Para poder desarrollar materiales didácticos y pedagógicos para las liturgias y espiritualidades es necesario tener en cuenta los siguientes puntos:

·     Hacer capacitaciones por medio de instituciones teológicas (universidades, institutos, seminarios) en los aspectos de las liturgias para el desarrollo de materiales.

·     Utilizar las liturgias y espiritualidades contextuales y tomar elementos culturales y representativos de cada realidad.

·     Coordinar la realización de estos materiales mediante el uso de las tecnologías y la virtualidad como oportunidad de comunicación y enlaces.

A manera de conclusión de este punto, creemos que, para el desarrollo de las liturgias y espiritualidades acerca de la visión, de la renovación y de las ideas hay que tener como constante el aprovechamiento de las tecnologías, por lo cual se requiere que también seleccionemos críticamente sus usos y sus bondades. También, la agregación de los elementos culturales de cada contexto (cantos, danzas, expresiones, objetos, etc.) para dar validación a los mismos. Así también, hemos de tener conciencia de llevarlas hacia la inclusión, haciendo que exprese una voz profética para este mundo que lo necesita en la actualidad.

Y así hacemos una teología práctica contextual. Ello incluye perspectivas transformadoras, inclusivas, dejando de ser excluyentes de personas, ya sea porque son de la diversidad sexual, porque tienen limitaciones funcionales, o por lo que sea. Hemos de dejar de ser excluyentes, porque Jesús no lo fue, sino incluyentes desde las perspectivas ecuménicas, de equidad de género, de justicia social, y de justicia climática. Es decir, desde nuestro rol en las liturgias y en las espiritualidades, poder trabajar todos esos ejes, porque muchas veces las personas van a recordar y registrar más un acto espiritual, un acto litúrgico, un gesto, o un canto que un discurso, un libro o un sermón.

Bibliografía sugerida

La siguiente bibliografía está conformada por artículos académicos publicados por la Universidad Bíblica Latinoamericana en el contexto de la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña relacionados con los temas de la mesa Espiritualidades y Liturgias:

Achondo, Pedro Pablo. “La naturaleza como sujeto de la teología práctica”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 419–44. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

Chipana Quispe, Sofía. “Epistemologías interrelacionales”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 133–48. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

Hidalgo, Ann. “Reconociendo los cuerpos ocultados por ‘la nube’: un enfoque teológico feminista para reivindicar lo que las tecnologías ignoran”. Vida y Pensamiento 42, no 1 (31 de julio de 2022): 105–36. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/vyp/article/view/443.

López Rubio, Amós. “El verdadero culto que deben ofrecer: Liturgia y corporalidad en tiempos de pandemia”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 1 (22 de febrero de 2021): 15–37. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/162.

Valverde, Juan Carlos. “Una justicia ecológica para la existencia de los territorios negados”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 391–418. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

La siguiente bibliografía está vinculada a los temas y las ponencias que se presentaron durante la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña, y forma parte del material que se ha citado en este documento:

Álvarez, Manuel Ortega. “‘A Dios nadie le vio jamás’: Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 99–112. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/216.

Fonseca Rivera, Nidia V. “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?” Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 113–22. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/217.

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Zwetsch, Roberto E. “Teología Práctica desde una perspectiva latinoamericana y caribeña”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 69–98. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/215.

Sobre las personas responsables del artículo

Edwin Mora Guevara: Docente de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Coordinador de la mesa de trabajo Espiritualidades y Liturgias en la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña.

Correo: e.mora@ubl.ac.cr

Isabel Casilla Suclli: Estudiante egresada de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Responsable de elaborar los apuntes de la mesa de trabajo Espiritualidades y Liturgias durante la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña.

Correo: mel_28yes@hotmail.com

Artículo aprobado el 25 de octubre 2023

Artículo recibido el 18 de septiembre de 2023



[1]           Este documento fue revisado y editado por Sara Baltodano Arróliga, ex-docente de la Universidad Bíblica Latinoamericana.

[2]           “La teología práctica como constructo histórico: Hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 51–68.

[3]           “Teología Práctica desde una perspectiva latinoamericana y caribeña”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 69–98.

[4]           “‘A Dios nadie le vio jamás’: Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 99–112.

[5]           “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 113–22.