Ruth Vindas

Raquel Huertas Sánchez

Pedagogía de la fe

Apuntes de la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña

El propósito de este documento es compartir las reflexiones críticas y las conclusiones de la mesa de trabajo Pedagogía de la fe, las cuales se sistematizaron durante la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña de la Universidad Bíblica Latinoamericana.[1] Esta mesa trabajó temas vinculados a los procesos pedagógicos cristianos como procesos de formación profesional en esta área disciplinaria específica de la teología práctica. Para ello, este documento está dividido en tres partes que corresponden a cada uno de los encuentros virtuales de la mesa de trabajo.

La primera parte tratará sobre la revisión y desarrollo de lo que antiguamente se denominaba como Educación Cristiana hacia la Pedagogía de la fe como disciplina de la Teología Práctica. Se comparten experiencias vivenciales y pedagógicas sobre los desafíos de los contextos sociopolíticos y religiosos actuales en busca de un mejor abordaje en la formación en las instituciones de educación teológica.

La segunda parte trata acerca de la revisión y replanteamientos epistemológicos y metodológicos con perspectiva latinoamericana y caribeña, evaluando las influencias actuales de las ciencias sociales y humanas con el fin de plantear nuevas posibilidades pedagógicas, teóricas, y praxiológicas para fortalecer el área.

La tercera parte se centra en la renovación de la docencia de Pedagogía de la fe dentro del contexto de la teología práctica latinoamericana y caribeña con base en una revisión de los aspectos que necesitan una renovación para la producción de materiales didácticos y pedagógicos en el área.

Participantes:

·     Lucía Brenes, Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica.

·     Rocío Cano Ulate, Centro de Estudios y Relaciones Judeo-Cristianos (CERJUC), Costa Rica.

·     Fernando Cascante, Asociación para la Educación Teológica Hispana, EE.UU., Costa Rica.

·     Freddy Conisilla, Universidad Bíblica Latinoamericana, Perú.

·     Edith González Bernal, Pontificia Universidad Javeriana, Colombia.

·     Raquel Huertas, Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica.

·     Cesar Llanco, Seminario Andino San Pablo, Iglesia Metodista, Perú.

·     Vilma Rommel, Iglesia Evangélica Luterana Unida, Argentina.

·     Jocabed Solano (Reina Miselis Ye Nugga), Memoria Indígena–Unidos en Misión (United World Mission), Gunal, Panamá.

·     Ruth Vindas, Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica.

Revisión de la historia de educación cristiana y su camino hacia la pedagogía de la fe

El primer encuentro de la mesa de trabajo fue convocado para reflexionar sobre la Teología Práctica desde la realidad latinoamericana: un desafío permanente y transformador. Éste fue antecedido por dos ponencias. La primera del profesor Ángel Eduardo Román-López Dollinger con el título “La teología práctica como constructo histórico: hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”.[2] La segunda exposición de Roberto E. Zwetsch tuvo el título: “Teología Práctica desde la perspectiva latinoamericana y caribeña”.[3] En ambas presentaciones se plantearon desafíos a las mesas de trabajo acerca de la identidad latinoamericana y sobre la forma en que se alimentan mutuamente la Teología Latinoamericana de la Liberación y la Teología Práctica.

Este primer encuentro se inició conociéndonos como participantes de la mesa de trabajo, al tiempo que comentábamos algunas de las ideas que más llamaron la atención de las conferencias y desarrollábamos las preguntas que motivaron este acercamiento inicial, las cuales fueron las siguientes:

·     ¿Cómo han vivido el desarrollo histórico de los cursos de Pedagogía de la fe? ¿En qué contexto sociopolítico y religioso han enseñado o han experienciado la pedagogía de la fe?

·     ¿Cuáles son los desafíos actuales que exigen los contextos para la enseñanza de su área de trabajo en la Teología Práctica? ¿Cuáles han sido los objetivos, contenidos, y métodos respectivos empleados en la enseñanza de la Pedagogía de la fe?

·     ¿Qué cambios del contexto histórico deberían abordarse con mayor énfasis en Pedagogía de la fe para desarrollar más su identidad latinoamericana?

Vivencias en el desarrollo histórico de los cursos y sus contextos sociopolíticos

Este tema nos invita a pensar de una forma autobiográfica. Recordamos los primeros versículos bíblicos que aprendimos en familia porque allí era donde se iniciaba el aprendizaje de la fe. Viene a nuestra memoria que las clases de escuela dominical y que los campamentos de verano eran muy importantes y vivenciales. También recordamos que, durante nuestra niñez y adolescencia, no habíamos desarrollado pensamiento crítico y que, por tanto, aceptábamos pasivamente lo que se nos enseñaba.

Uno de los conceptos que se ha desarrollado y ampliado es el de educación cristiana. En muchas iglesias el concepto de educación cristiana se ha mantenido en reducción, banalizando los procesos pedagógicos de la fe. Al usar este término, es común pensar que es un área que corresponde básicamente a la niñez y a la adolescencia, y que ni siquiera es un abordaje realmente integral en cuanto a la educación como tal. Más bien, según Paulo Freire, es una educación estilo “bancario” depositando versículos para memorizar y datos de historias bíblicas. Igualmente, en las iglesias católicas la niñez no tenía contacto con la Biblia y el aprendizaje era por repetición y memorización de lo que se enseñaba en la catequesis.

Por ejemplo, en la niñez con frecuencia se piensa que Dios vive dentro de los templos y no afuera de ellos. Con la evangelización por parte de los misioneros estadounidenses se introducen las imágenes de un Dios de amor, pero rígido; que ama sus hijos, pero que los corrige cuando hacen algo “malo”; y que el castigo es parte del amor. Lo que no enseñaban es que, según ellos, a Dios le molestaba lo que en realidad le molestaba a la iglesia.

En la adolescencia la educación cristiana continúa sin muchos cambios, ya que se mantienen los aprendizajes memorísticos, estructurados, y dogmáticos. Vemos que, por un lado, es bastante simple, pues principalmente se enseñan doctrinas cristianas. Por otro lado, la metodología de la enseñanza es dicotómica, creando el mito de que existen fronteras infranqueables entre el mundo sagrado y el otro mundano-secular, haciendo creer que lo que está en la Biblia es lo correcto y no así las demás ciencias del conocimiento. Las enseñanzas son abstractas y espiritualizadas, negando los cuerpos y desconectadas de las vivencias cotidianas de la semana.

Se transmite una imagen del dios de los “no hagas”, “es prohibido”, “es pecado”, o “cuidado con los amigos mundanos que no son de la iglesia”, y mensajes similares con tintes fatalistas. De esta forma, se promueve la cultura de la culpa y el miedo. Es realmente un peligro formarse un panorama de la vida y del mundo con base en un reducido campo de conocimiento y sin disponer de recursos para identificar aquello que no ven, aquello que les es prohibido ver y explorar.

Todo esto crea una distorsión de la realidad, se siente como tener una doble vida, una vida llena de contradicciones, lo cual parece rayar un tanto en el campo de la esquizofrenia, al no tener en claro cuál es la realidad real. Por ejemplo, se enseña que Dios nos ama, pero las mujeres, los pueblos originarios, afrodescendientes, y de la diversidad sexual no se sienten amados porque las enseñanzas bíblicas tradicionales reflejan la supremacía de una perspectiva masculina, blanca, de clase media, que realmente subordina o invisibiliza a los grupos marginalizados (Aníbal Quijano – colonialidad del ser). En las iglesias conservadoras en Puerto Rico, por ejemplo, se cree que se tiene el dominio de las imágenes de un dios masculino conquistador e imperial, que era la imagen en la conquista. Esto no permite concebir imágenes maternales de Dios.

Las clases para adultos y los sermones siguen más o menos el mismo camino. El cristianismo se enseña de forma verticalizada. El “dominio” del texto bíblico lo tienen los pastores (que por lo general son hombres), quienes nos van a “iluminar” si, en su opinión, no somos capaces de entenderlo adecuadamente. Se enseña que la Biblia es palabra de Dios y, por tanto, no se cuestiona. De igual forma, las palabras del pastor tampoco se cuestionan. Así se crea una dependencia que lleva a un tipo de pereza y ceguera intelectual (colonialidad del poder–Aníbal Quijano). Muchas de las dudas que se generaron en la niñez y en la adolescencia no se pueden externar y hasta contradicen las enseñanzas dadas en las iglesias.

Es común que la enseñanza bíblica que se da en las iglesias sea a partir de programas o materiales foráneos ya estructurados y desarrollados en otras realidades y en otros momentos históricos. Esto hace que quienes aprenden no se vean en la obligación de pensar mucho, ya que todo está hecho. Así también, quienes enseñan sólo repiten lo que dice el manual.

Entonces, cabe preguntarse: ¿De qué sirve estudiar los modelos de los personajes bíblicos si éstos chocan con personas que consideramos modelos en la comunidad de fe? Está claro que lo que se enseña y lo que se practica no van de la mano.

Asimismo, observamos que existe un rompimiento entre las iglesias, la cultura, y lo cotidiano. Se pensaba en un dios alejado de las vivencias de los pueblos y, poco a poco, las mujeres y las juventudes desarrollaron un pensamiento divergente y, en ejercicio de su resistencia, empezaron a buscar nuevos espacios, llegando a aprender que Dios ama e incluye a todas las personas, varones, mujeres, personas de la comunidad LGTBQIA+, personas con discapacidades, pueblos originarios y afrodescendientes, y demás personas injustamente invisibilizadas. Reconocemos que son realidades presentes a las que debemos ponerles rostro y nombre.

¿Cómo enseñar nuestra fe y valores cristianos sin llevar la Biblia en la mano?, ¿Cómo trabajar los textos bíblicos y transmitir la fe en el Dios de la vida?, ¿Cómo articular fe y teología?, y ¿Cómo integrar el pensamiento crítico, la fe, y la espiritualidad?

Nuestra experiencia académica en el área de la pedagogía de la fe es que ésta no se puede desconectar de la experiencia vivencial. Recogimos como un hecho muy importante el ejemplo dado por docentes que en décadas pasadas iban a las comunidades de fe a trabajar y a dar estudios bíblicos después de sus clases académicas, dejando en claro la valiosa conexión entre educación y vida. También, hicimos notar la diferencia con quienes sólo enseñan y no tenían nexos con las comunidades de fe.

Entonces, no es de extrañar que se enseñe o se aprenda en espacios académicos sin hacer el vínculo necesario con el quehacer pedagógico de las iglesias. Se adquieren conocimientos bíblico-teológicos, pero cuando se va a trabajar en las comunidades se choca con el contexto. No somos capaces de dialogar con el contexto, quizá porque la perspectiva educativa de las comunidades parte de las instituciones teológicas y no desde el contexto de las comunidades de fe.

Al trabajar en este grupo desde la perspectiva de pedagogía de la fe, vamos a ampliar los conceptos y visiones reducidas que hemos expuesto arriba sobre la “educación cristiana” tradicional.

Desafíos y objetivos que exigen los contextos a la Pedagogía de la fe

¿Qué desafíos enfrentamos?

·     Las lecturas y enseñanzas bíblicas literalistas, fundamentalistas, descontextualizadas, y ahistóricas, que no toman en cuenta seriamente el trasfondo histórico, cultural, y económico de la época en la que se escribió. La utilización de materiales descontextualizados, ajenos a nuestro contexto. La colonialidad del saber tal como lo llama Aníbal Quijano.

·     El adultocentrismo y las enseñanzas androcentristas, donde casi siempre se utilizan los personajes masculinos dejando de lado los personajes femeninos presentes en el texto bíblico.

·     Las enseñanzas que enfatizan fuertemente el punto moral desde la culpa, forzando realidades binarias, polarizadas, y discriminatorias al enseñar lo que es “bueno” y lo que es “malo”, usando imágenes represivas de Dios.

·     La dificultad de dar el paso de los cursos académicos a la praxis educativa en las comunidades de fe. Estudiar en instituciones teológicas ayuda a desmitificar y deconstruir muchas de las enseñanzas que deformaron la manera en la que aprendimos a vivir la fe. Sin embargo, las instituciones eclesiales tienden a conservar sus antiguos estilos de enseñanza por lo cual, para las personas estudiantes, es muy difícil proponer transformaciones en los procesos pedagógicos de la fe.

·     La invisibilización de las culturas y espiritualidades de los pueblos originarios y afrodescendientes. ¿Cómo podríamos transformar una pedagogía de exclusión y desaliento a una que privilegie las identidades intersubjetivas, multivocales e integrales de todas las personas?

·     Las enseñanzas espiritualizadas abstractas que niegan absurdamente los cuerpos sexuados, de pieles negras y morenas. Las iglesias tienden a estar en posición de silencio y vergüenza acerca del racismo, de los cuerpos, y de las diversidades sexuales.

¿Qué objetivos proponemos como tarea urgente?

·     Destacar que la pedagogía es uno de los ejes principales de las comunidades de fe. La enseñanza de la fe es el arte de acompañar a las personas a partir de sus propias realidades y vivencias a lo largo del viaje de la vida. Así que las enseñanzas bíblicas deben tener relación con la vida y deben enseñarnos algo que nos ayude en nuestra realidad cotidiana.

·     Rescatar y compartir constantemente imágenes de Dios no-represivas. Por ejemplo, la imagen maternal de Dios en Isaías o el concepto de que Dios que se hace pueblo es una imagen de liberación. También, la imagen de que Dios está presente en todos los espacios, incluso en las actividades cotidianas, culturales, y tradicionales de nuestro contexto, un Dios que ha plantado su tienda en medio de sociedades estigmatizadas, violentadas, y empobrecidas por los sistemas opresores.

·     Rechazar definitivamente la educación “bancaria”. Siguiendo la propuesta pedagógica de Paulo Freire, debemos comprometernos con privilegiar la educación liberadora que empodera y que permite la participación, la responsabilidad, el proceso creativo, y el desarrollo de pensamientos críticos. En ese sentido, es indispensable que la pedagogía sea democrática, abierta a las preguntas y desafíos, así como a la disputa a través del debate de ideas, propiciando las habilidades de replantear críticamente las enseñanzas de las iglesias.

·     Redimensionar la relectura bíblica crítica para desenmascarar los juegos de poder que estructuran la realidad y los textos. En otras palabras, una relectura que abrace la justicia, la misericordia, y la solidaridad.

·     Reconocer la autoridad de las epistemologías educativas de los pueblos originarios y afrodescendientes, validando y respetando las sabidurías y los valores tradicionales que enseñan. De esta forma, será posible contrarrestar las fuerzas que pretenden, sin lograrlo, anular o re-apropiarse de la riqueza de su reserva histórica y cultural.

·     Comprender y hacer entretejidos y entrecruces que nos permitan reconocer las manifestaciones de Dios en medio de las vivencias propias y actividades cotidianas de comunidades originarias y afrodescendientes, abriéndonos a ser interpelados desde la fe cristiana por los relatos indígenas y viceversa. Las iglesias no deben estar separadas de las comunidades del pueblo. Por ejemplo, en la comunidad Kuna, en Panamá, se trabaja la vida en comunidad. No importa qué religión se profesa, lo importante es la vida en comunidad, el trabajo de construir casas o trabajar juntos en las huertas. De tal forma que, se sigue siendo Kuna sin importar cuál espiritualidad se vive. En las casas de congreso de la comunidad Kuna se comparte esa unidad al entonar cantos ancestrales como método de enseñanza.

·     Promover la fe desde la enseñanza/aprendizaje en los hogares. Para ello, se necesita crear instancias de capacitación para las personas adultas responsables del cuidado familiar. Las abuelas del pueblo Kuna son las que transmiten los cantos, le cantan a las infancias desde nacimiento, tienen un ritmo, el cual contiene una identidad que permite conectarse con quiénes son y por qué hacen lo que hacen. Desde la comunidad Kuna se enseña con el canto y la oralidad mientras que en las iglesias cristianas se enseña con la lectura. En los pueblos originarios la oralidad es importante, no solamente como una forma de comunicación, sino como una metodología educativa de cómo se transmiten las sabidurías.

·     Incluir la corporalidad en la pedagogía de la fe. Una enseñanza encarnada, corporal, y sensual, que apele a las personas completas para que los sentimientos también lleguen a ser parte de la forma de aprender, a través del desarrollo de la inteligencia emocional.

·     Ofrecer una lectura bíblica no-fundamentalista, en especial las que van dirigidas a las mujeres. Encontrar en las lecturas un mensaje que nos acerque al Dios de la vida y que nos enseñe amor y reciprocidad.

Pedagogía de la fe con identidad latinoamericana y caribeña

·     Hay que reconocer que tenemos una identidad propia y que debemos conocer el contexto bíblico para comprender los relatos que se encuentran allí, pero no debemos asumir esa realidad para trasladarla a vivirla tal cual ahora en nuestro contexto. Más bien, debemos recoger las experiencias desde lo local como punto de partida. Somos y tenemos identidades caribeñas, antillanas, andinas, campesinas, urbanas, y de las selvas latinoamericanas y, además, pertenecemos a una rica herencia de la teología latinoamericana de la liberación.

·     Surge la necesidad de construir un modelo educativo latinoamericano y caribeño que responda a las necesidades propias. Debemos construir las enseñanzas desde nuestros propios contextos, que son diversos y plurales. Una Pedagogía de la fe descolonizada que permita la existencia de currícula y materiales regionales que partan desde las necesidades y las experiencias locales. Sin embargo, en su conferencia inaugural en esta Consulta, Nicolás Panotto nos instó a no olvidar que un proceso de descolonización no puede centrarse únicamente en una transformación de las “estructuras materiales”, por ejemplo, de los cuadernos contextualizados para clases dominicales, sino también la transformación de los sueños, imaginarios, y sentidos que mantienen la enseñanza de la fe. En caso contrario, afirmó, a pesar de los cambios que hagamos en las prácticas educativas, podríamos estar corriendo el riesgo de seguir manteniendo un imaginario colonial oculto.[4]

·     En nuestro continente plural y diverso hemos de promover otros tipos de conocimientos que van más allá de las fronteras tradicionales de la teología cristiana y reconocerlas como formas legítimas de saber teológico. Así se convierte en una pedagogía ecuménica.

·     Un aspecto de nuestra identidad en la pedagogía de la fe es abrirnos al diálogo y a la escucha de las distintas voces. Es compartir desde la igualdad, reconociendo las diferencias, respetando los derechos de ser. También, hemos de educar en el respeto a las diversas cosmovisiones, culturas, o estilos de vida (un saber-otro), desarrollando las habilidades empáticas, de ponernos en el lugar de otras personas. Consiste en escuchar realmente y no sólo aquello que queremos escuchar. Es sanador y conciliador el acto de escuchar cómo otras culturas expresan su fe y entienden la misión y las teologías.

·     Para finalizar, consideramos sumamente importante reconocer que realmente conocemos muy poco o nos desconocemos en América Latina y el Caribe. El desconocimiento no nos permite hacer propuestas interculturales. Por ejemplo, en Perú se hizo el esfuerzo de hacer materiales para todas las iglesias, pero en su preparación no se tomó en cuenta la población de las zonas costeras ni andinas y tampoco se tradujeron al quechua, por lo que el material fue poco utilizado. Por lo tanto, se debe tener una visión de inclusión, donde todas las personas seamos integrantes para no reproducir el modelo pastoral colonialista donde un sector se impone sobre los demás.

Revisión y replanteos epistemológicos y metodológicos en la Pedagogía de la fe

Con el tema Re-conociéndonos en el camino: Epistemologías y metodologías en la Teología se inició el segundo encuentro de la mesa de trabajo con dos presentaciones. La primera estuvo a cargo de Manuel Ortega Álvarez con el título “‘A Dios nadie le vio jamás’. Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”.[5] A Nidia Fonseca Rivera le correspondió presentar la segunda conferencia titulada “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?”.[6]

En esta sesión de trabajo de la mesa, se plantearon las siguientes tres preguntas, las cuales tuvieron como objetivo motivar el compartir de ideas en el grupo:

·     ¿Cuáles epistemologías y métodos se han usado y han dado buen resultado en el pasado?

·     ¿Cuáles son las influencias actuales de las ciencias sociales y humanas en la Pedagogía de la fe?

·     ¿Dónde se ven nuevas posibilidades teóricas y prácticas para fortalecer el área?

Epistemologías y métodos

La construcción de propuestas epistemológicas para los cursos de Pedagogía de la fe es fundamental para lograr que esta disciplina responda no sólo a las necesidades y procesos de formación académica sino, sobre todo, a las realidades pastorales actuales del contexto latinoamericano y caribeño. Los textos bíblicos se deben leer desde las realidades y contextos en los que se están leyendo. El significado y aprendizaje de muchos pasajes bíblicos va a cambiar según el contexto donde se lea. Además, se debe incentivar a las personas a que piensen y cuestionen sobre lo que escuchan, generando así su propio conocimiento. Nuestra reflexión parte de tres ejes: la praxis de liberación, el posicionamiento desde América Latina y el Caribe, y la descolonización epistemológica.

·     Es importante facilitar y transmitir las enseñanzas aprendidas en los seminarios y universidades con una metodología (circularidad hermenéutica) que permita el aprendizaje inductivo, partiendo de lo ya conocido, en la necesidad sentida, y que involucre todas las dimensiones del ser humano, en un proceso de enseñanza-aprendizaje de estructura flexible.

·     La renovación de la pedagogía de la fe no sucederá únicamente por la implementación de unos buenos métodos. Existen otras variables que debemos tener en cuenta: quizá la más importante es la relación respetuosa en una ética de cuidado mutuo dentro del aula. Intentar conocer y sentir a las personas es el primer acto de cuidado en todo proceso pedagógico.

·     Las actitudes espontáneas, empáticas, y humanas de quienes enseñan tienen un poder inherente, pues facilitan la participación y la construcción del pensamiento en equipo. Efectivamente, las verdades evangélicas que forman la fe se descubren en las relaciones que nos vinculan y no en la imposición autoritaria de conocimientos.

·     Las características principales de una pedagogía de la fe son: ser dialógica, contextual, horizontal, y liberadora, siguiendo como modelo la práctica de Jesús en el desarrollo de su ministerio. De esta forma, se reconoce que todas las personas en la comunidad de fe tienen saberes para compartir, desarrollar, enriquecer, y multiplicar el conocimiento mutuo.

·     Los programas de pedagogía de la fe deberían reflejar los ejes transversales de género, cultura, franjas etarias, cuidado de la creación, crisis alimentaria, empobrecimientos, y otros ejes similares, reflejando que la tarea pedagógica de la fe tiene un compromiso ético-profético.

·     Claramente hay que deconstruir el antiguo concepto de separación entre la teoría y la práctica, para concentrarnos en la praxis que reúne a ambas de forma dialéctica, crítica, dinámica, e interactiva.

·     Es importante romper con la forma tradicional de enseñanza de la fe en las iglesias, donde quien enseña está adelante dando una palestra por mucho tiempo y el grupo solamente escucha. ¿Por qué ignorar los procesos y dinámicas creativas y pasar a la magistralidad en las clases de adolescentes y adultos?

·     ¿Por qué no trabajar de forma más constructivista para que las personas puedan desarrollar criticidad y capacidad de reflexión? Se puede romper el rol autoritario y directivo con el método de la enseñanza mayéutica. De esta forma se motiva a las personas a opinar sobre el pasaje bíblico donde quien lidera guía el diálogo grupal con preguntas socráticas para que desarrollen sus propias reflexiones y construyan sus propios conocimientos.

Influencias actuales de las ciencias sociales y humanas en la Pedagogía de la fe

La teología está acostumbrada a dialogar con la filosofía desde un aspecto especulativo, pero al dialogar con la pedagogía, la psicología, la sociología, las ciencias del lenguaje, y la historia se dan nuevos objetos de estudio. Esto nos lleva a abrir la mentalidad para nutrir la teología con otras ciencias, hablar con ellas, y contextualizar la teología. Por eso se espera una teoría pedagógica y teológica abierta y capaz de entablar diálogos interdisciplinarios.

Entonces, sin olvidar que debemos mantener una posición crítico-dialógica desde la Teología Práctica de liberación, proponemos el encuentro con, por ejemplo, las Pedagogías Críticas Latinoamericanas, la Filosofía de la Liberación, la Psicología de la Liberación, la sociología liberadora, la investigación-acción participativa, los planteamientos de la comunicación popular, y otros campos de las ciencias humanas cuyos planteamientos teóricos, ético-políticos y metodológicos permitan problematizar posiciones eurocéntricas, colonialistas, patriarcales, racistas, etc.

Muchas veces se cree que el conocimiento impartido en las instituciones teológicas es suficiente, pero no es cierto. Todas las ciencias sociales, de una u otra forma, están presentes en las iglesias. Es importante reconocer y aceptar los límites de nuestros conocimientos y recurrir a otros campos del saber.

Posibilidades teóricas y prácticas para fortalecer el área

El proyecto educativo es vital, es la misión misma de la iglesia y cómo esta responde con una teología sana, inclusiva, y viva a todo su quehacer pastoral. Se debe corregir la idea de que la pedagogía es algo para la niñez y para quienes tengan la vocación de la enseñanza.

Debemos recuperar la capacidad de educar y no sólo desde un pedestal, sino como parte del pueblo. Aprendemos con el pueblo y el pueblo aprende con nosotras y nosotros. Hemos de tomar en cuenta las distintas maneras en que los pueblos tienen para enseñar, aunque su experiencia pedagógica no esté sistematizada. A veces queremos ir a una comunidad a enseñar, pero no nos damos a la tarea de ir a aprender, a observar, y a escuchar recuperando, así, los saberes y la sabiduría de los demás pueblos.

Hemos de incluir o integrar a la docencia y a la praxis pastoral las reflexiones teológicas de las distintas poblaciones en situaciones especiales que no han sido visualizadas a lo largo de la historia, tales como poblaciones con discapacidad, niñez en duelo (en especial es este momento de pandemia), entre otras. Si no les ponemos nombres y rostros, se seguirán invisibilizando, además de no pensar la teología desde estas distintas perspectivas y las implicaciones que esto trae.

Queremos una teología práctica que no se limite a la teología que ha imperado, sino que recoja las distintas teologías como la indígena, feminista, ecológica, afrodescendientes, etc. que, aunque han enfrentado resistencias, se han abierto paso hoy en día.

Es necesaria la intersección de Dios en una teología práctica. Debe haber intersecciones en la unidad, pero no en la uniformidad. Por ejemplo, al decir que hay una teología práctica se denota que también existe una teología que no es práctica. Pero cuando hablamos de la cosmovivencia y de la cosmoexistencia de los pueblos indígenas es lo contrario, ya que no puede haber una teología que no sea práctica. Es una tarea de incomodidad porque hay mucho que desconocemos de las otredades, y en América Latina nos falta reconocernos.

Renovación de la docencia de Pedagogía de la fe

La teología práctica es la que une ciencia y fe, la que une espiritualidad y pedagogía, y es la que se traduce en nuestras acciones y dentro de éstas. ¿Qué implica el concepto de incluir? y ¿Qué implica el concepto de integrar? Integrar es acercar una silla, e incluir significa hacer lugar y, cuando se hace lugar, se da la oportunidad de dar la palabra y ésta se transforma para todas las personas. La pregunta es: ¿A quiénes vamos a integrar en este proceso de pedagogía de la fe? Se debe hacer lugar no sólo a la niñez, sino a las familias como conjunto.

Nuestro propósito es tener, lo más claro posible, los alcances de la docencia y los ejercicios de la pedagogía de fe latinoamericana y caribeña que participan en el desarrollo integral de las personas y de las comunidades de fe, desde sus contextos locales.

A continuación, presentamos algunas propuestas para la discusión abierta y sin pretender agotar el tema:

·     Que sea una educación teológica con pensamiento divergente, es decir, que estudie diversas maneras de motivar a estudiantes y a comunidades de fe a abordar las problemáticas con la meta de producir por sí mismos diferentes conceptos de transformación. Por el contrario, como hemos criticado ampliamente en este documento, el pensamiento convergente, practicado en muchas iglesias, considera que hay una única respuesta a los problemas, negando así la oportunidad de que las comunidades propongan otras alternativas posibles.

·     Que sea una educación teológica intencionalmente descolonizada, que permita la existencia de currículos regionales que partan desde las necesidades y experiencias y, de esa forma, promueva una Pedagogía de la fe holística, la cual toma en cuenta las cosmovivencias de los pueblos originarios y afrodescendientes, y que permita reconocer otras formas de discernir y reconocer a Dios en y con los demás pueblos. Esto nos conduce a que los procesos de enseñanza no sean desde parámetros colonialistas, sino tomando en cuenta con respeto otros diálogos y traer a la palestra los sentipensares de los que fuimos despojados como pueblos latinoamericanos por el colonialismo y que todavía hoy se continúan negando. Que la educación teológica se abra a otros contextos para desarrollar diálogos descentralizados y que sean desde la interculturalidad. De esta manera se logrará una participación desde las realidades de las comunidades y no desde lo que se nos impone.

·     Que sea una educación teológica que no haga quiebres epistemológicos y metodológicos en la forma de entender las sabidurías milenarias de los pueblos originarios que muchas veces se ven como de segundo o tercer nivel en la academia, lo cual es un gran error para la teología práctica, ya que no se permite entrar al corazón de las vivencias de la cotidianidad del Dios que está presente en las realidades humanas. Sofía Chipana Quispe, en su ponencia inaugural de esta Consulta, presenta las “Epistemologías interrelacionales”[7] como el compartir de saberes en narrativas, textualidades, y cosmopraxis ancestrales que acompañan desde tiempos milenarios a los pueblos en Abya Yala. Sofía Chipana está consciente de que todo está enlazado y que todo tiene una vida que nos brinda saberes y sabidurías que fueron descalificadas. Los sentipensares que se denominan como descolonización nos abren los ojos para ver los ropajes que llevamos interiorizados del poder colonial, patriarcal, y de señorío que determinó nuestro ser, estar, saber, y quehacer.

·     Que sea una educación teológica atenta a los cambios sociales que se presentan para, desde ahí y de la mano de las comunidades de fe, hacer propuestas de transformación en un anuncio de Esperanza. Se debe poner la mirada y reflexionar teológicamente sobre las problemáticas levantando la voz para develar, denunciar, y anunciar tal como Jesús lo hizo en su contexto religioso y sociopolítico.

·     Que sea una educación teológica con perspectiva intra e interdisciplinaria que involucre a grupos de investigación, comunidades de fe, estudiantes, y docentes con el propósito de dialogar, vincular. e integrar varias escuelas de pensamiento en la búsqueda de un fin común, sin perder la identidad teológica. Esto permite una praxis pastoral hacia el mundo y una docencia renovada para evitar el aislamiento, la dispersión, y el fraccionamiento de los saberes y sabidurías.

·     Que sea una educación teológica que tome en cuenta la inclusión de las mujeres en los distintos puestos educativos y eclesiales para superar el androcentrismo institucionalizado. Las mujeres tenemos una voz importante y pertinente en la docencia, en las investigaciones y en la praxis pastoral.

·     Que sea una educación teológica con enfoque ecuménico en la formación académica y en la pedagogía de la fe en las comunidades, en constante interacción con estudiantes y docentes de distintas tradiciones cristianas y no cristianas.

·     Que sea una educación teológica que no se segregue de la vida en la cotidianidad eclesial y comunitaria, para desarrollar una interactividad con las iglesias que le permita una mayor apertura a ser más discipular y menos apostólica. De esta forma se involucra a las familias y a las comunidades en los procesos de aprendizaje pedagógico para ser partícipes directas en sus propios procesos de cambio social. Que el concepto epistemológico sea de la academia, pero también de la sabiduría y que entre al corazón de las vivencias del Dios que está presente en la cotidianidad familiar y comunitaria.

Para finalizar, deseamos decir que debemos utilizar muchos lenguajes para hablar de la teología práctica, por ejemplo: hablar, pensar, y hasta sentir la teología. Aún hay mucho que trabajar, recorrer, avanzar, considerar, y tanto que tomar en cuenta. Todavía hay muchos espacios que han quedado de lado y que se deben considerar.

¿Cuáles son las indignaciones y donde estaría Jesús indignado en estas realidades? ¿Cuál sería la lucha de Jesús hoy? Es importante sentir esta hermenéutica de Jesús, desde la vulnerabilidad del caminar con las personas y desde ahí hacer el replanteamiento de sus enseñanzas y de las parábolas, con la capacidad de mirar con los ojos de la gracia.

Bibliografía sugerida

La siguiente bibliografía está conformada por artículos académicos publicados por la Universidad Bíblica Latinoamericana en el contexto de la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña relacionados con los temas de la mesa Pedagogía de la fe:

Álvarez, Manuel Ortega. “‘A Dios nadie le vio jamás’: Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 99–112. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/216.

Baltodano Arróliga, Sara. “Reflexionando acerca del método de Circularidad Hermenéutica”. Vida y Pensamiento 40, no 1 (13 de agosto de 2020): 99–122. http://revistas.ubl.ac.cr/index.php/vyp/article/view/88.

Fonseca Rivera, Nidia V. “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?” Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 113–22. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/217.

Hugentobler, Andreas. “La función de la educación popular para la teología latinoamericana y la praxis comunitaria”. Vida y Pensamiento 40, no 1 (13 de agosto de 2020): 11–38. http://revistas.ubl.ac.cr/index.php/vyp/article/view/83.

Panotto, Nicolás. “De otros saberes y conocimientos-otros: Una revisión (crítica) de la descolonización epistémica en los saberes/sabidurías teológicos”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 15–34. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/212.

Quispe, Sofía Chipana. “Epistemologías interrelacionales”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 35–49. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/213.

Román-López Dollinger, Angel Eduardo. “El método de la teología práctica en la formación teológica superior de Latinoamérica y El Caribe. El trinomio práctica-teoría-acción como hilo conductor de la praxis cristiana”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 181–211. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

______. “La teología práctica como constructo histórico: Hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 51–68. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/214.

Vindas, Ruth. “Un modelo educativo latinoamericano y caribeño para una pedagogía de la fe. Una práctica cristiana desde los sentidos”. En Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña. Fundamentos teóricos, editado por Angel Eduardo Román-López Dollinger, 303–26. San José, Costa Rica: SEBILA, 2022.

______. “Una propuesta teológica de y para la niñez”. Vida y Pensamiento 40, no 1 (13 de agosto de 2020): 139–58. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/vyp/article/view/90.

Zwetsch, Roberto E. “Teología Práctica desde una perspectiva latinoamericana y caribeña”. Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 69–98. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/215.

Libro recomendado:

Schipani, Daniel S. Paulo Freire, vigencia y desafío: Pedagogía crítica para la educación cristiana y teológica. Miami, Florida: Independently published, 2022.

Sobre las personas responsables del artículo

Ruth Vindas: Docente de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Coordinador de la mesa de trabajo Pedagogía de la fe en la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña.

Correo: r.vindas@ubl.ac.cr

Raquel Huertas Sánchez: Estudiante de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Responsable de elaborar los apuntes de la mesa de trabajo Pedagogía de la fe durante la Consulta de Teología Práctica Latinoamericana y Caribeña.

Correo: rakehuer@gmail.com

Artículo aprobado el 25 de octubre 2023

Artículo recibido el 18 de septiembre de 2023



[1]           Este documento fue revisado y editado por Sara Baltodano Arróliga, exdocente de la Universidad Bíblica Latinoamericana.

[2]           “La teología práctica como constructo histórico: Hacia una teología práctica con identidad latinoamericana y caribeña”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 51–68.

[3]           “Teología Práctica desde una perspectiva latinoamericana y caribeña”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 69–98.

[4]           De otros saberes y conocimientos-otros: Una revisión (crítica) de la descolonización epistémica en los saberes/sabidurías teológicos”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 15–34.

[5]           “‘A Dios nadie le vio jamás’: Espiritualidad y teología negativa en el contexto actual”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 99–112.

[6]           “Teología Práctica: ¿Qué metodología se transita desde la visión epistemológica latinoamericana y caribeña?”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 113–22.

[7]           “Epistemologías interrelacionales”, Teología Práctica Latinoamericana 1, no 2 (26 de julio de 2021): 35–49.