Angel Eduardo Román-López Dollinger
Praxis cristiana y justicia educativa para niñas y niños
La pedagogía de la fe como instrumento de empoderamiento colectivo en proyectos educativos
El artículo ofrece un breve análisis sobre el papel de la pedagogía de la fe en el fortalecimiento de la justicia educativa para niñas y niños que se encuentran en situación de vulnerabilidad y exclusión social. Este análisis se fundamenta en la información recolectada en el proyecto pastoral Irpañani. Este proyecto se localiza en el barrio Senkata, ciudad de El Alto, Bolivia. El proyecto busca empoderar socialmente a las niñas y niños que atiende, así como a sus respectivas familias, mayoritariamente indígenas, lo cual hace ofreciéndoles apoyo pedagógico, psicológico y pastoral, para que puedan avanzar y terminar sus estudios en las escuelas primaria y secundaria del sector. El proyecto también ofrece talleres a las familias sobre estrategias pedagógicas, pastorales y de comunicación asertiva en el hogar, con el fin que estén en condiciones de apoyar a las niñas y niños en las tareas de la escuela.
Palabras claves: pedagogía de la fe, proyecto Irpañani, justicia educativa, niñez vulnerable, pedagogía pastoral.
Angel Eduardo Román-López Dollinger
Christian praxis and educational justice for children
The pedagogy of faith as an instrument of collective empowerment in educational projects
The article offers a brief analysis of the role of faith pedagogy in strengthening educational justice for children in situations of vulnerability and social exclusion. This analysis is based on the information collected in the Irpañani pastoral project. This project is located in the Senkata neighbourhood in the city of El Alto, Bolivia. The project seeks to socially empower the children it serves, as well as their respective families, the majority of whom are indigenous, by offering them pedagogical, psychological and pastoral support, so that they can advance and complete their studies in the primary and secondary schools in the area. The project also offers workshops to the families on pedagogical, pastoral and assertive communication strategies at home, so that they are in a position to support the children in their school work.
Keywords: pedagogy of faith, Irpañani project, educational justice, vulnerable children, pastoral pedagogy.
Angel Eduardo Román-López Dollinger
Praxis cristiana y justicia educativa para niñas y niños
La pedagogía de la fe como instrumento de empoderamiento colectivo en proyectos educativos
Cuando se aborda el tema de justicia educativa desde la perspectiva de proyectos de incidencia social, nos enfrentamos a la dificultad conceptual que genera el término justicia educativa, pues, comúnmente, su interpretación se reduce a una concepción filosófica-política de justicia y, sustancialmente, a la creación de leyes destinadas a las instituciones estatales.[1] Esta concepción también se refleja en el “Objetivo 4: Educación de calidad” de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2015.[2]
La comprensión anterior sobre el término justicia es importante, ya que significa que las instituciones estatales son las responsables directas de aplicarla equitativamente. Sin embargo, con ese enfoque se pierden de vista aspectos prácticos de la vida cotidiana, como las dificultades que enfrentan y las estrategias que implementan algunas personas para intentar vincularse asertivamente a la educación formal o a capacitaciones prácticas. Esto afecta especialmente a personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y/o exclusión social, como es el caso de la niñez de sectores empobrecidos y las personas que viven en condición de calle.
Lo anterior refleja la relevancia de abordar la justicia educativa desde la perspectiva de la educación como un derecho humano que posibilita el desarrollo integral de las personas. Esto no significa negar la importancia de las instituciones estatales para velar por la aplicación de la justicia educativa. Más bien se trata de integrar esa perspectiva al trabajo de base de proyectos creados desde y para las personas que, por su situación de vulnerabilidad y en algunos casos por la exclusión social directa que sufren, no tienen acceso –o el acceso que tienen es precario– a la educación formal, lo cual evidentemente limita su capacidad para integrase productivamente a la sociedad.
Con el fin de presentar un ejemplo concreto sobre cómo practicar la justicia educativa a través de proyectos pastorales de base, en este artículo se presentan los resultados de un estudio de caso sobre justicia educativa en contextos de vulnerabilidad y exclusión social.[3] El estudio lo realizó el Centro de Investigación de la Universidad Bíblica Latinoamericana en el proyecto pastoral Irpañani[4], el cual ofrece refuerzo educativo a las niñas y niños que asiste a algunas escuelas del barrio Senkata, ubicado en El Alto, Bolivia.
Además de su compromiso con procesos educativos, Irpañani también integran en su trabajo actividades relacionadas con el desarrollo de la expresión artística y el fortalecimiento de los valores sociales, culturales y religiosos de la niñez que atiende y de sus familias.
Entre algunas de las actividades que realiza el proyecto se encuentran la promoción del arte —a través de la música, pintura, canto, baile y teatro—, la consolidación de relaciones sin violencia entre las familias y la comunidad, así como el fortalecimiento de las experiencias espirituales y de fe de las personas. Por esa razón, el aporte de Irpañani se comprende mejor desde la perspectiva de la justicia educativa como un derecho humano orientado al desarrollo integral de las personas, el cual es coherente con la Declaración Universal de los Derechos Humanos emitida por las Naciones Unidas en materia de educación:
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.[5]
Esa formulación general sobre la educación y el derecho que los seres humanos tenemos a ella, también refleja la complejidad del problema de la justicia educativa, ya que esto significa que la educación debe ser un vehículo para alcanzar el bienestar y la dignidad humana en otros ámbitos de la vida: económico, deportivo, cultural, religioso, lúdico.
Desde la perspectiva anterior, los diversos componentes que integran proyectos pastorales de base, como Irpañani, se constituyen en acciones concretas de justicia educativa, a través de las cuales las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y exclusión social, así como sus familias, tienen la posibilidad de materializar en sus vidas otros derechos: superar la pobreza, participar plenamente en sus comunidades, promover la equidad de género y generacional, erradicar la explotación laboral y sexual de la niñez y de cualquier persona, proteger el medio ambiente, practicar libremente las formas que tienen de sentir y expresar su religión, fe y espiritualidad.[6]
Es en medio de esta compleja trama socio-cultural sobre la justicia educativa, es donde el proyecto pastoral Irpañani intenta contribuir desde la fe y espiritualidad –o tal vez mejor desde la religión– al bienestar integral de la niñez que acompaña y de sus familias. Este aporte integral al fortalecimiento de la justicia educativa es lo que queremos visibilizar en este artículo. Para ello, partimos de la base que el impacto de la educación teológica en el tema de justicia educativa se encuentra no solo en la importancia de tener personas preparadas teológicamente para enfrentar este tipo de temas en proyectos de base, sino sobre todo en el hecho que la religión, la espiritualidad y la fe se constituyen en herramientas para promover en estos proyectos el empoderamiento integral de las personas.
La información y reflexión que se presenta a continuación sobre el proyecto pastoral Irpañani está dividida en tres partes: 1) Características generales de Irpañani. 2) Relevancia pedagógica, social y religiosa de Irpañani. 3) Irpañani en clave de justicia educativa.
Irpañani es un proyecto de acompañamiento pedagógico y pastoral dirigido a las niñas y niños, así como a sus familias, del barrio Senkata de la ciudad boliviana de El Alto. El proyecto lo fundó en el año 2008 el pastor presbiteriano Víctor Huacani y su esposa Julia Callisaya. En un primer momento la familia Huacani Callisaya intentó formar una congregación de la Iglesia Presbiteriana de Bolivia en este barrio. Sin embargo, con el tiempo su ministerio tomó camino diferente, ya que comenzaron a observar que en este sector varias niñas y niños pasaban mucho tiempo en la calle sin nadie que les cuidara, pues sus familias tenían que trabajar todo el día y por eso no podían atenderles ni apoyarles en sus tareas escolares. Esta situación no solo provocaba que las niñas y niños abandonaran la escuela o que tuvieran que repetir grados escolares, sino también les exponía a otros problemas sociales más peligrosos: enfermedades provocadas por pasar mucho tiempo en la calle, desnutrición por no tener una alimentación apropiada, violencia callejera y abuso infantil, consumo de alcohol u otras sustancias prohibidas y delincuencia.
Como una respuesta desde la fe cristiana a esta situación y con el fin de apoyar a la niñez de Senkata, la familia Huacani Callisaya decidió crear un proyecto de acompañamiento pedagógico-pastoral, al cual denominaron Irpañani.
Actualmente, el proyecto se constituye en un ejemplo bastante claro del impacto pedagógico que tiene la fe y la pastoral cristiana en los procesos de empoderamiento de grupos en situación de marginalización y vulnerabilidad social, como es el caso de la población que atiende. Esto es sumamente relevante para proyectos de desarrollo social, ya que generalmente ese tipo de proyectos no incluyen la fe, la religión y las espiritualidades locales en sus estrategias de trabajo, lo cual debilita su incidencia, sobre todo porque estos factores pueden motivar la cohesión social y la participación en los proyectos, especialmente en contextos como el latinoamericano, donde una gran parte de su población se identifica con alguna expresión religiosa.[7]
Por otro lado, Irpañani es un proyecto de base pequeño, pero que refleja muy bien el esfuerzo y la labor pastoral que diferentes comunidades de fe realizan para intentar construir sociedades más dignas y justas. A continuación, se presenta de forma resumida alguna información relevante de tipo cuantitativo sobre el proyecto Irpañani. Esta información se recolectó a través de un formulario con datos socio-demográficos de los miembros de las familias vinculadas al proyecto y de un test de empoderamiento colectivo dirigido a las personas responsables de las niñas y niños que asisten a Irpañani.
El espacio físico donde se encuentra Irpañani está formado por una construcción sencilla de dos niveles. En el primer nivel se encuentra un salón grande, el cual tiene un área que se utiliza como biblioteca. Este salón también se emplea para actividades con las familias, las cuales consisten en talleres de capacitación, celebraciones litúrgicas, presentaciones musicales y teatrales, así como reuniones de trabajo. En este mismo nivel se encuentra una cocina y un comedor, el cual está al servicio de las niñas y niños. Entre la entrada principal del proyecto y el salón de usos múltiples, se encuentra un patio pequeño y los servicios sanitarios.
En el segundo nivel se encuentran las aulas y la oficina administrativa. En total son tres aulas, en la primera se atiende a estudiantes de primaria y en la segunda a estudiantes de secundaria. La tercera aula ofrece apoyo especial a estudiantes con dificultades en lectoescritura, matemáticas u otras destrezas. Frente a una de las aulas hay un espacio amplio que se usa para apoyo pedagógico personalizado o para que las facilitadoras descansen durante su pausa de trabajo.[8] En la oficina administrativa la directora Julia Callisaya realiza reuniones programadas o de emergencia con estudiantes, facilitadoras, madres, padres u otros miembros de la familia.
En términos de funcionamiento y actividades, Irpañani tiene un programa claramente estructurado. Las niñas y niños llegan al proyecto a medio día, es decir, inmediatamente después de salir de la escuela. En cuanto llegan el equipo de trabajo de Irpañani les sirve un almuerzo caliente y saludable, el cual lo ha preparado la cocinera contratada por el proyecto. Una parte de esos alimentos los proporcionan las familias y la otra parte la ofrece el proyecto. Luego de comer y de una breve pausa, las niñas y niños pasan a sus respectivas aulas para recibir el apoyo pedagógico. Este apoyo consiste en reforzar los contenidos de las clases que recibieron en la escuela y en brindarles estrategias didácticas para que realicen sus tareas. Para este trabajo se cuenta con dos facilitadoras contratadas por el proyecto y dos estudiantes universitarias que hacen sus prácticas profesionales en Irpañani. Las facilitadoras se encargan del apoyo pedagógico general y las estudiantes universitarias del apoyo pedagógico especial.
Otras actividades complementarias del proyecto están dirigidas a fortalecer los valores culturales y la vida espiritual de las niñas y los niños. En estas actividades, las facilitadoras preparan un tema de sensibilización social sobre relaciones sanas en la familia y sobre los derechos de la niñez. Es común que estos temas se aborden desde una perspectiva bíblica y se acompañen de canciones, música, bailes y biblio-dramas o piezas de teatro. Con las madres y padres de familia se realiza un taller de capacitación cada tres meses, los cuales cubren temas como: relaciones sanas y libres de violencia en la familia, fortalecimiento de la autoestima, estrategias para el cuidado de hijas e hijos, protección frente a enfermedades, esto último fue especialmente importante durante la pandemia del Covid-19.
En cada uno de los talleres y actividades especiales del proyecto se ofrece un refrigerio a todas las personas participantes. Además, durante el año Irpañani realiza dos celebraciones grandes, donde participan las familias de las niñas y niños, así como otras personas de la comunidad. Una de esas actividades es el aniversario del proyecto y la otra es la fiesta de navidad. En ambas celebraciones hay bailes de estudiantes y facilitadoras (maestras), reflexiones bíblicas, piezas de teatro y canto, así como una comida comunitaria denominada apthapi[9], en la cual cada familia comparte algo para comer o beber. En la fiesta de navidad cada niña y cada niño recibe un regalo.
La población beneficiaria directa que atiende Irpañani está formada por 31 niñas y niños[10] en edad escolar del nivel primario y secundario, quienes viven y estudian en diferentes escuelas del barrio Senkata en El Alto, Bolivia. Una característica de Irpañani es que la mayor parte de niñas y niños que asisten al proyecto provienen de hogares monoparentales, donde la madre es la única fuente de ingresos para la familia. La mayoría de las madres trabaja como vendedoras en las ferias (mercados) de Senkata, es decir, trabajan por cuenta propia en actividades laborales informales y sin ningún beneficio social.[11]
En los casos de familias biparentales, es común que el padre también trabaje como vendedor en las ferias junto a su esposa. Generalmente, las ventas se limitan a productos de muy bajo costo, con los cuales solo obtienen ingresos suficientes para sobrevivir. Si a esto se suma que estas personas dedican más de ocho horas al día a esta labor, es fácil concluir que su situación de vulnerabilidad se acentúa. Sin embargo, para muchas familias de Senkata, el empleo informal es la única forma a través de la cual pueden optar a tener ingresos económicos para tratar de superar su condición de pobreza o, por lo menos, para poder paliarla.[12]
Otra característica importante que se pudo identificar sobre las personas adultas responsables del cuidado de las niñas y niños que asisten a Irpañani, es su perfil cultural o identitario. En este senito, todas las personas consultadas se reconocen a sí mismas como indígenas-migrantes. Aunque la mayoría de estas personas lleva algunos años viviendo en Senkata o en algún otro barrio de la ciudad de El Alto, todas ellas se identifican con sus raíces indígenas, sobre todo con la cultura aymara, asimismo, manifiestan que llegaron a la ciudad como migrantes en busca de mejores condiciones de vida.
Cabe destacar que algunas de estas personas trabajaron anteriormente en las minas o se dedicaron al cultivo en sus pueblos de origen, pero la pérdida de sus empleos o la pobreza en sus pueblos les forzó a migrar a El Alto. Este aspecto es importante, porque en alguna medida muestra que Irpañani también es un espacio de encuentro cultural y de cohesión social.
Otro dato que se recolectó y analizó está relacionado con la categoría género de las personas adultas (miembros de la familia) que le dan seguimiento al apoyo educativo que reciben las niñas y niños en Irpañani. En esta categoría se pudo constatar que 75% de esa responsabilidad recae en mujeres, mientras 25% recae en hombres.[13] Esto significa que, tanto en las familias monoparentales como en las biparentales, la educación de las hijas e hijos es una tarea que realizan fundamentalmente las mujeres.
Según la información recolectada, se pudo constatar que las personas responsables de las niñas y niños que asisten a Irpañani son bastante jóvenes, pues tienen en promedio una edad de 34.5 años, donde la edad que más se repite es de 30 años.[14] De hecho, el 37.5% del rango de edad que más se repitió fue entre los 25 y 34 años de edad. No obstante, hay que tomar en cuenta que la mayor parte de estas personas jóvenes tienen cargas laborales extensas y, generalmente, tienen la responsabilidad de mantener económicamente a más de una hija o hijo. Por esa razón, resulta fácil comprender el estado de vulnerabilidad social en el que se encuentran estas familias.
Otro hallazgo relevante que se identificó en las familias de las niñas y niños que participan en Irpañani es su vínculo eclesial. En este sentido se pudo constatar que 87.5% de las personas participan en alguna iglesia o comunidad de fe de Senkata. Por su parte, 6.25% indicó que no participa en ningún grupo religioso. El 6.25% de los miembros de familia consultados prefirió no responder sobre su filiación religiosa. En términos del interés del presente artículo, el vínculo que las personas consultadas tienen a alguna iglesia o comunidad de fe es muy importante, pues refleja en alguna medida que la religión, la fe y la espiritualidad no son aspectos ajenos a la vida cotidiana de las personas que buscan apoyo educativo en Irpañani para sus hijos e hijas.
Con este test se evaluaron cinco niveles de empoderamiento que, a través de las actividades del proyecto, las familias logran desarrollar, para enfrentar los desafíos vinculados a los procesos educativos de la niñez de Senkata. A cada uno de estos niveles se les asignó una de las siguientes categorías de análisis: participación, identidad colectiva, poder y control, incidencia púbica y motivación religiosa. Cada categoría incluyo cinco ítems, para un total de 25.[15] Fue así como se logró establecer que en su totalidad los niveles de empoderamiento social y religioso que desarrollan las familias que participan en las capacitaciones y talleres que ofrece Irpañani son los siguientes: 88% desarrolla un nivel alto de empoderamiento, 12% un nivel medio y para el nivel bajo no se registró ningún porcentaje.
En la categoría participación se analizó el nivel de involucramiento de las familias en las actividades del proyecto. Esto se hizo a partir de los siguientes cinco factores: asistir a las actividades programadas, monitorear las actividades, participar en la elaboración de las estrategias de capacitación, implementar las estrategias de capacitación en su entorno, participar en las actividades religiosas del proyecto.
En el caso de la categoría identidad colectiva, se evaluó si las personas responsables de las niñas y niños que asisten en el proyecto logran conformar una comunidad, en la cual cada persona sea protagonista, receptora y promotora del cambio social que propone el proyecto. Esta categoría se analizó a partir de cinco factores: identificación con las actividades del proyecto, involucramiento en la organización de las actividades, posibilidad de proponer cambios en las actividades, calidad de los lazos afectivos con las otras personas y respeto a la experiencia religiosa personal.
En relación a la categoría poder y control, se evaluó la posibilidad que tienen las personas de asumir responsabilidades en las deliberaciones y tomas de decisión vinculadas a las actividades y formas de trabajo del proyecto. Los factores que se analizaron en esta categoría fueron los siguientes: se escuchan y respetan las opiniones personales, las opiniones influyen en las decisiones, la participación personal permite alcanzar los objetivos del proyecto, la participación personal genera conciencia sobre el tema social del proyecto, la experiencia religiosa de las personas fortalece el proyecto.
A través de la categoría incidencia pública, se evaluó la capacidad que las familias logran desarrollar para incidir políticamente en su entorno y así generar las condiciones educativas necesarias para el bienestar de la niñez y de la comunidad. En esta categoría se tomaron en cuenta los siguientes factores: informar a otras personas sobre la importancia de las actividades del proyecto, motivar a otras personas a involucrarse en actividades similares, promover en el barrio que se hable sobre públicamente sobre el tema del proyecto, involucrarse activamente en otros proyectos similares y compartir la experiencia del proyecto en espacios religiosos.
La última categoría fue motivación religiosa. A través de ella se evaluó el nivel de influencia que tiene la religión y la espiritualidad en propiciar o facilitar los procesos sociales y políticos que propone el proyecto. Los factores que se tomaron en cuenta en esta categoría fueron: las actividades religiosas del proyecto fortalecen el compromiso personal, la dimensión religiosa del proyecto motiva la participación de otras personas del barrio, contar con un equipo capacitado para abordar los temas del proyecto desde la perspectiva religiosa, la fe personal fortalece los temas del proyecto, promover en el barrio las actividades del proyecto desde la dimensión religiosa.
En resumen, el nivel porcentual de empoderamiento que logran desarrollar las familias vinculadas a Irpañani, para cada una de las categorías descritas anteriormente, es el siguiente: Participación = 63%, Identidad colectiva = 75%, poder y control = 75%, incidencia pública = 38% y motivación religiosa = 75%. En el Gráfico 1, que se muestra a continuación, se lustran las tendencias de los niveles de empoderamiento, donde se pueden apreciar los porcentajes por cada categoría, así como el comportamiento global del empoderamiento, el cual está determinado por el área en color verde, delimitada con las líneas (rojas) que se juntan en cada punto de intersección (categoría).
Gráfico 1
Nivel de empoderamiento colectivo de familias, según las categorías asignadas al proyecto de justicia educativa Irpañani.[16]
La información cuantitativa anterior se centró en describir y analizar brevemente las condiciones en las que trabaja el proyecto pastoral (espacio físico, actividades y población meta), así como los niveles de empoderamiento de las familias que participan en Irpañani. Sobre esa base, en el siguiente apartado se presenta y analiza la información cualitativa del estudio, la cual se recolectó sobre todo a través de entrevistas narrativas dirigidas a miembros de la familia (en su mayoría mujeres) de las niñas y niños que atiende el proyecto, así como a las facilitadoras, al pastor Víctor Huacani y a la directora académica Julia Callisaya.
La práctica de la justicia educativa para niñas, niños y jóvenes que viven en contextos de vulnerabilidad y exclusión social, es un desafío grande para los programas nacionales e internacionales de desarrollo social sostenible. Frente a la dificultad que tienen los gobiernos locales para responder asertiva y activamente a este tipo de problemas sociales, existen diferentes proyectos locales que han surgido y se han consolidado gracias al trabajo de las mismas personas afectadas. El proyecto pastoral Irpañani es un ejemplo claro de este tipo de iniciativas orientadas a la práctica de la justicia educativa en el contexto de Senkata. Lo interesante de este proyecto es su capacidad de abordar la justicia educativa de forma integral, es decir, desde la perspectiva pedagógica, social y religiosa. Estos aspectos se analizan a continuación con mayor detenimiento, a partir de las percepciones de las personas que atiende el proyecto y de quienes forman parte del equipo de trabajo. Estas percepciones provienen básicamente de entrevistas narrativas, algunas de ellas individuales y otras grupales.[17]
El modelo pedagógico de Irpañani se fundamenta en una metodología participativa, donde todas las personas involucradas, así como sus espacios vitales, forman parte del proceso educativo y, por ello, también se constituyen en instrumentos de transformación social. Lo que se busca con este modelo es que las personas que intervienen en el proceso educativo (estudiantes, facilitadoras y familia) desarrollen la capacidad de distinguir la situación actual en la que viven y así se involucren activamente en procesos orientados a mejorar sus condiciones de vida. Un ejemplo de la forma como funciona este modelo en Irpañani se puede identificar en la siguiente experiencia que narra la directora del proyecto:
En algunos casos también desde la institución hemos tenido que ir a las escuelas cuando ha habido alguna situación con los niños y donde no se ha escuchado a sus mamás. A veces han ido las facilitadoras, otras veces he ido yo, como directora de Irpañani, para esclarecer la situación y generalmente hemos logrado que se escuche a las mamás y a los niños. Por ejemplo, en una oportunidad una profesora dejó muchas tareas a una niña y como no le dio tiempo a hacerlas, la dejó castigada varias horas en el patio. Yo me he sentido mal, porque no es justo. Entonces fui a reclamar a la escuela y les dije: ¡Por favor, no se puede hacer así con un niño! ¿Por qué? Porque le bajamos la autoestima (Julia Calisaya).
Experiencias como la anterior, donde el proyecto involucra o interpela a diferentes actores y actoras sociales que son parte del escenario escolar, permiten no solo superar la visión pedagógica centrada en la tarea docente, sino también hacen que el proyecto se constituya en la voz de las niñas, niños y sus familias frente a situaciones que limitan la práctica de la justicia educativa. En efecto, este compromiso institucional se constituye también en un instrumento eficaz de empoderamiento para las personas, especialmente para las mujeres, quienes, por su condición de género, nivel educativo, pertenencia cultural o vulnerabilidad social, muchas veces tienen temor de no ser escuchadas.
Otro instrumento importante en el modelo pedagógico de Irpañani lo constituyen los talleres dirigidos a las familias, en los cuales reciben capacitación para involucrarse activamente en la educación de las niñas y niños. Al respecto, una madre indica: “En los talleres nos han explicado sobre los derechos, deberes y valores que debemos practicar en el hogar con nuestros hijos” (Norma Agudo).
En estos talleres se abordan no solo temas vinculados a las dificultades de aprendizaje que tienen algunas niñas y niños que llegan al proyecto, sino también se trabaja en algunas técnicas pedagógicas sencillas, orientadas a que los miembros de la familia puedan apoyar en el hogar a las niñas y niños. Asimismo, en los talleres se elaboran estrategias conjuntas para enfrentar y superar la discriminación que pueden sufrir en la escuela u otros lugares por sus problemas de aprendizaje y por su condición de vulnerabilidad social. Sobre este tipo de situaciones de discriminación que enfrentan las familias, una facilitadora del proyecto explica lo siguiente:
El simple hecho de que estos niños pertenezcan a un grupo vulnerable y que alguien se preocupe por sus derechos y educación es algo valioso, pues la verdad he visto que hay bastante discriminación, porque son personas de bajos recursos o también porque tienen algunos problemas de aprendizaje o enfermedades, como dislexia, o que no pronuncia bien las palabras. En base a eso los han discriminado (Jaqueline Valero).
En el trabajo con la niñez, Irpañani ha desarrollado un programa pedagógico que, además de apoyar en los procesos educativos, también pone énfasis en el fortalecimiento emocional de la niñez. El objetivo de esto es que puedan generar resiliencia frente a problemas de discriminación o frente a complejos de inferioridad. Sobre este tipo de apoyo una facilitadora del proyecto hace la siguiente reflexión:
Nuestra forma de responder a esas situaciones es apoyándolos pedagógicamente y emocionalmente. Porque aquí los niños siempre están alegres, pero no sabemos cómo viven la situación en sus casas. Por eso es importante ver la situación de cada niño, ya que vienen de diferentes tipos de familias. Algunos solo tienen mamá, otros solo papá. Entonces, eso hace que yo me comprometa más con ellos, ya que la situación que viven en su casa no es la mejor. La situación también de la pandemia les ha afectado bastante, sobre todo económicamente. Por eso, me motiva poderles apoyar en su educación, en fortalecer sus derechos, para que logren su bienestar (Daysi Mamani).
El apoyo pedagógico que ofrece Irpañani a las niñas y niños que acuden al proyecto, refleja la magnitud de su modelo pedagógico, el cual no se limita a fortalecer procesos educativos, sino también tiene una proyección social, especialmente dirigida a las familias trabajadoras del barrio de Senkata.
En relación a la proyección social del proyecto, es importante señalar que el modelo pedagógico actual de Irpañani se fue formando y consolidando a partir de las necesidades educativas de la niñez y la situación de vulnerabilidad y exclusión social que padecen junto a sus familias en el barrio de Senkata. Por esa razón, uno de los mayores desafíos y aciertos de Irpañani radica en la capacidad que ha tenido de poder ofrecer, junto al apoyo educativo, una alimentación básica pero sana a las niñas y niños que asisten al proyecto. Esto es sumamente vital, ya que, por su trabajo, los miembros adultos de la familia no tienen suficiente tiempo para apoyarles en las tareas escolares ni para prepararles sus alimentos cuando llegan de la escuela. Un ejemplo de este apoyo lo explica una madre de la siguiente forma:
Yo y mi esposo trabajamos todo el día, no tenemos tiempo para apoyarlos con sus tareas. Yo llegaba del trabajo muy tarde y mis hijos no habían comido bien, tampoco realizaban sus tareas. Cuando ellos llegaron aquí a Irpañani, empezaron a hacer sus tareas en la tarde, jugaban y de la misma forma ya comían (Norma Agudo).
Asimismo, Irpañani ofrece a las familias con bajo nivel educativo o con problemas idiomáticos por su procedencia cultural, la posibilidad de brindar apoyo a sus hijas e hijos en las tareas escolares, tal y como lo explica una madre: “No puedo explicar a mis hijos sus tareas, no entiendo bien español. Las lecciones que tienen en la escuela son cada vez más difíciles, pero aquí les ayudan las profesoras, aquí están mejor con las profesoras” (Rogelia Gómez).
Por otro lado, el proyecto capacita a las madres y padres de familia en estrategias para hacer eficiente el poco tiempo que le pueden dedicar a sus hijas e hijos. La siguiente narración de una madre trabajadora refleja este tipo de situaciones:
En los talleres de capacitación nos enseñan cómo poner atención a nuestros hijos. No solo abocarnos a nuestros trabajos, sino preguntar a mi hijo ¿cómo estás?, ¿has hecho tus tareas? Siempre tener una comunicación, hablar con ellos. Irpañani me ha enseñado a poner más atención a mis hijos, a ver cómo están, cómo se encuentran de salud (Julia Quispe).
Otro aspecto importante de la proyección social de Irpañani es que también prepara a las niñas y niños para vivir en armonía y respeto con las personas de su entorno social, cultural y familiar. Una madre señala la importancia de esta formación en valores: “Irpañani enseña valores y respeto. Desde pequeñitos las profesoras les inculcan valores, les enseñan la educación y el respeto a los demás. Por eso escogen mejor su camino cuando son jóvenes y respetan a otras personas” (Julia Quispe). Uno de los efectos inmediatos del modelo pedagógico y de la proyección social de Irpañani, es el compromiso pleno de las familias con las actividades del proyecto. En ese sentido, una madre afirma lo siguiente: “Tenemos que comprometernos con las actividades que se realizan. Yo pienso que es un deber como papás de comprometernos con la institución, como también con nuestros hijos, comprometernos en todas las actividades que se realizan” (Norma Agudo).
El trabajo de Irpañani no se limita a las experiencias pedagógicas y sociales, ya que también incluye apoyo pastoral y espiritual a las familias y a la niñez que asiste al proyecto. Sin embargo, este apoyo no tiene un enfoque tradicional de evangelización o conversión cristiana, sino consiste en la posibilidad de generar resiliencia en la niñez y las familias a través de la religión y espiritualidad.
Este enfoque religioso y espiritual es sumamente importante en un contexto de vulnerabilidad y exclusión social, como el barrio de Senkata, donde la niñez y juventud están expuestas cotidianamente a problemas relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas y de sustancias prohibidas, así como a situaciones de violencia y, en algunos casos, de delincuencia. Por esa razón, según las personas coordinadoras del proyecto, junto al apoyo pedagógico, la religión y espiritualidad se constituyen en factores de protección para la niñez. La siguiente narración del pastor y subcoordinador del proyecto refleja la importancia de la dimensión religiosa y espiritual en el programa pedagógico de Irpañani:
Una característica de Irpañani es que todas las niñas y niños que vienen al proyecto logran terminar sus estudios de primaria o secundaria, mientras que la mayoría de jóvenes de aquí de Senkata apenas logran llegar a tercero o cuarto año de secundaria. Muchos de estos jóvenes pasan mucho tiempo en la calle y les vemos consumiendo bebidas alcohólicas en la plaza (parque) que está aquí enfrente del proyecto. Incluso, en una oportunidad un papá nos dijo: “Mi hijo está allí bebiendo y él todavía no ha terminado sus estudios. Yo soy docente y tengo que viajar y mi hijo queda abandonado”. Entonces, gracias a la parte de la religión y la espiritualidad Irpañani ayuda a los jóvenes a llevar una vida responsable, libre de bebidas y violencia. Si no fuera por la parte espiritual que se inculca, yo creo que nuestra comunidad sería más violenta (Víctor Huacani).
En Senkata la religión y espiritualidad están muy presentes en las relaciones cotidianas de población y, por eso, también se reflejan en las relaciones de las personas vinculadas a Irpañani. Posiblemente esto obedece a que, en contextos de vulnerabilidad social, tanto la religión como la espiritualidad representan no solo visiones que permiten a las personas comprender y adaptarse mejor a su realidad actual, sino sobre todo porque son factores de protección que les genera sentido de pertenencia, seguridad, esperanza y motivación para reunirse alrededor de un interés común. Esto es fundamental para comprender por qué los proyectos sociales también podrían tomar en cuenta en sus estrategias de trabajo la religión y espiritualidad como posibilidades para propiciar y promover la justicia educativa en contextos de vulnerabilidad y exclusión social.
Lo anterior refleja, en alguna medida, la importancia que tiene para Irpañani incluir la religión y espiritualidad en temas y actividades relacionadas a la justicia educativa en Senkata. Las madres y padres de familia que están vinculados a Irpañani encuentran sumamente importante que, además del apoyo pedagógico, el proyecto fortalezca la espiritualidad de las niñas y niños. Al respecto, una madre opina: “El proyecto es importante más que todo por los niños, porque les ayudan no solo a hacer sus tareas, sino también a fortalecer su espíritu. Les ayudan espiritualmente, les enseñan qué es la fe en Dios” (Julia Quispe). Para algunas familias el proyecto sustituye inclusive a la iglesia, especialmente porque dentro del modelo pedagógico se incluye la dimensión religiosa:
Es importante que en el proyecto los niños aprendan sobre la fe y espiritualidad, es importante que mis hijos aprendan de los profesores, pues ellos les enseñan y les hablan de la iglesia. Nosotros vamos algunas veces a la iglesia, pero queremos que aquí en el proyecto les enseñen a mis hijos, porque no tenemos tiempo de ir siempre a la iglesia (Rogelia Gómez).
Para algunas familias es fundamental que se incluya la dimensión religiosa en la educación de sus hijas e hijos, pues consideran que son dos aspectos que deben estar estrechamente vinculados: “Es muy importante la fe y espiritualidad, pues con eso nos motivan a todos, a los niños, papás, mamás. Me parece muy importante la espiritualidad para una buena educación, porque si no hay eso, no habrá una buena educación” (Norma Agudo). Junto a la niñez, las familias también se integran a momentos religiosos, generalmente vinculados a talleres o a las diferentes actividades del proyecto. La integración de esos elementos religiosos y espirituales tiene un efecto importante en la vida de las personas, pues, incluso, les permite sentirse mejor, sentirse felices. La siguiente narración es un ejemplo de ello:
En las actividades que hemos realizado, como el Día de la Madre o el Día del Padre, siempre ha habido un momento de oración. Yo misma ya no he ido el domingo a la iglesia, pero cuando venía aquí hemos empezado a cantar y yo me he recordado de niña para cantar, al mismo tiempo me sentía feliz. Ha sido bonito, porque no tengo tiempo de ir a la iglesia. Entonces para mis hijos ha sido bueno también. Es como la alimentación espiritual para ellos porque mis hijos cuando vamos a comer dicen oraremos, oran y le piden Dios que la comida les llegue a todos (Norma Agudo).
En todo caso, Irpañani se caracteriza por ofrecer un programa pedagógico sistémico orientado a fortalecer la justicia educativa en la niñez y juventud de Senkata, programa que, además de combinar el trabajo con las familias y las escuelas, pone mucho énfasis en la formación de valores cristianos aplicados a una vida social responsable. Por esa razón, la religión y espiritualidad es una parte central de la identidad de Irpañani, tal y como lo afirma la directora del proyecto:
Yo diría que la religiosidad es la que le da vida a nuestra institución, porque a nuestros niños les gusta cantar, les gusta orar, les gusta aprender de la Biblia. Si no fuera por la religiosidad, seríamos una institución monótona. Es por eso que nos diferenciamos un poquito de la escuela. Aquí decimos que la religión significa amarnos entre nosotros, colaborar entre nosotros, ser solidarios, no robar, ser honestos. La religión le da vida a nuestra institución (Julia Callisaya).
En resumen, la religión y espiritualidad se pueden considerar como instrumentos dinámicos y apropiados para promover la justicia educativa. Sin embargo, según la opinión de las personas consultadas, para logar tal objetivo es importante contar con personas capacitadas para abordar temas religiosos de forma crítica, pues solamente así se puede contribuir al desarrollo integral de las personas vinculadas al proyecto. En el siguiente apartado se abordan las percepciones que las personas tienen sobre la importancia de contar con personas capacitadas teológicamente para facilitar los procesos de empoderamiento colectivo en los temas de justicia educativa que impulsa Irpañani.
Un desafío actual para Irpañani es la falta de personas con formación teológica para trabajar, desde la religión, temas relacionados con la justicia educativa. Según las personas coordinadoras del proyecto, esta formación es fundamental para enfrentar de forma crítica los desafíos educativos actuales en contextos de vulnerabilidad y exclusión social. Sin embargo, por falta de presupuesto, de tiempo y por el enfoque educativo del proyecto es muy complicado lograr que el equipo tenga acceso a una educación teológica formal: “Hay un vacío en ese sentido, no tenemos presupuesto para formación teológica, porque nuestro énfasis es el apoyo pedagógico. Aunque yo soy teólogo, apoyo en la formación teológica y pastoral, pero solo lo puedo hacer de manera voluntaria” (Víctor Huacani).
Las facilitadoras que acompañan a las niñas y niños de Irpañani están conscientes de la importancia de la religión en la educación y, por ello, también consideran que deben estar preparadas para incluirla en su trabajo. Una facilitadora explica esto de la siguiente forma: “La materia de religión también la llevan los chicos en el colegio. Entonces, nosotros debemos estar siempre preparadas para poder enseñar esa materia responsablemente, porque los niños también son el reflejo de nosotros” (Jaqueline Valero).
Según la percepción y expectativas de las familias, es importante que las facilitadoras de Irpañani estén preparadas para incluir la dimensión religiosa en la educación de la niñez. Al respecto, una madre opina que “es importante que las profesoras de aquí conozcan sobre la fe y la religión, porque así les enseñan esos valores a los niños” (Rogelia Gómez). Asimismo, las familias consideran que es importante que las facilitadoras de Irpañani se capaciten en temas religiosos a través de talleres de formación:
Me parece muy importante que las profesoras estén preparadas para enseñar sobre la fe y la religión, porque así como ha sido importante lo espiritual en los talleres para las familias, también es importante que ellas estén preparadas para enseñar a los niños, a las niñas desde lo espiritual. Me parece muy importante que tengan talleres para preparar a las profesoras en eso (Norma Agudo).
Para finalizar, hay que señalar que, sobre la base de las experiencias pedagógicas, sociales y religiosas anteriores, Irpañani ha fortalecido la resiliencia y empoderamiento en la niñez, la juventud y las familias del barrio de Senkata.
Como se pudo constatar en las reflexiones anteriores, el trabajo de Irpañani no se limita al apoyo pedagógico que ofrece a las niñas y niños que asisten al proyecto. Su cobertura se extiende a las familias, la escuela formal, el hogar y a sus prácticas religiosas. Esto es muy importante, porque permite abordar el tema de la justicia educativa desde diferentes perspectivas y desde los espacios vitales donde se construye la identidad social, cultural, política y religiosa de las personas en edad escolar. En este sentido, se puede plantear la siguiente conclusión: el modelo educativo de Irpañani se fundamenta en una pedagogía crítica, la cual está vinculada a un paradigma educativo que no centra el proceso de enseñanza-aprendizaje en los conocimientos de la persona docente, sino se enfoca en la capacidad de construir conocimientos y saberes colectivos.
En consecuencia, Irpañani se constituye en un proyecto de justicia educativa para y desde la niñez, el cual asume una función política implícita en la educación, en cuanto que logra provocar que, desde los diferentes contextos, actores y actoras, así como desde las diferentes dimensiones (personal, colectiva, social, cultural y religiosa), la educación se constituya en una fuerza política orientada a la transformación social. Este aspecto político de la educación es un planteamiento que, desde hace varios años ha estado presente en la denominada pedagogía crítica de Paulo Freire, según la cual la educación se constituye en un instrumento político de liberación.[18]
Asimismo, al promover el derecho a una educación digna para la niñez que se encuentra en situación de vulnerabilidad y exclusión social, Irpañani se identifica con la pedagogía en derechos humanos, la cual parte de la base que todas las personas, en este caso la niñez de Senkata, deben tener posibilidades reales de acceder a una educación digna y de buena calidad, sin importar su sexo, origen cultural, situación socio-económica o religiosa.[19] En todo caso, Irpañani es un proyecto que ha asumido con seriedad la tarea de promover los derechos humanos de la niñez que atiende, a la cual le trasmite valores sociales, culturales y religiosos orientados a respetar los derechos humanos de las otras personas y a desarrollar conductas y actitudes consecuentes con la práctica de la justicia en todas sus dimensiones.
Por otro lado, al analizar la propuesta pedagógica de Irpañani, se pudo establecer que su modelo pedagógico aborda los procesos de enseñanza-aprendizaje desde una perspectiva holística o sistémica, lo cual implica que en el acto educativo logra que estén presentes todas las dimensiones, contexto, actores y actoras sociales vinculadas a las personas que acceden a la educación a través del proyecto.[20] Esta pedagogía sistémica busca el desarrollo integral de las personas, lo que para Irpañani significa respetar y promover los valores culturales, sociales y religiosos de la niñez, con el fin que esos elementos se constituyan en factores de protección y criterios de empoderamiento que les permita relacionarse asertivamente con su entorno y que les genere una actitud social crítica y responsable.
La importancia de incluir la dimensión religiosa en los procesos pedagógicos que promueve Irpañani radica en que esta dimensión es un componente inherente a la cultura de las personas que habitan en Senkata y, especialmente, de las que están vinculadas al proyecto. En este sentido, la pertinencia de la religión en perspectiva teológica crítica y liberadora se encuentra en que puede constituirse en un instrumento de transformación social. Desde esta perspectiva, los procesos de formación religiosa que ofrece Irpañani a las familias de Senkata, especialmente a través de los talleres de capacitación, toma la forma de educación popular, pues este tipo de educación contiene elementos pedagógicos, sociales, políticos, culturales y religiosos. Asimismo, a partir de la educación popular se puede incluir a las personas adultas, miembros de las familias de las niñas y niños que asisten a Irpañani, en la promoción de la justicia educativa a través de su propia cultura y formas de comprender la fe y espiritualidad.[21]
Las reflexiones anteriores reflejan la importancia de contar con personas capacitadas teológicamente, para abordar de forma asertiva temas de justicia educativa desde la perspectiva religiosa. Asimismo, se requiere de materiales didácticos con enfoques socio-religiosos y pedagógicos que permitan hacer las rupturas epistemológicas necesarias para generar pensamiento crítico colectivo e intercultural, el que a la vez promueva una educación teológica vinculada a las realidades del contexto latinoamericano.[22]
Es evidente que la búsqueda de justicia educativa es un tema pendiente y un desafío constante para las sociedades latinoamericanas. Ese desafío se hace más complejo cuando las personas afectadas son niñas y niños que, por vivir en sectores empobrecidos, se encuentran en situación permanente de vulnerabilidad y exclusión social, como se pudo constar con las experiencias pedagógico-pastorales de Irpañani. Estas experiencias nos muestran la crisis en las que se encuentran los Estados locales frente a las necesidades de las personas más vulnerables y excluidas de nuestras sociedades. Si bien es cierto, las medidas económicas internacionales marcadas por modelos de mercado globalizados con ideología neoliberal dejan muy poco margen a los Estados locales para enfrentar asertivamente esta problemática, también es cierto que cuando existen posibilidades, pocas veces se escuchan o se aprovechan las experiencias de los movimientos sociales y de las organizaciones locales. Este aspecto es sumamente importante, porque también refleja que, en no pocas oportunidades, los programas educativos planteados por los gobiernos de la región, responden más a las políticas de “desarrollo sostenible” impuestas por los organismos internacionales, que a las necesidades reales y a las expectativas que tienen las personas afectadas sobre cómo quieren ser educadas y cómo sienten que deben integrarse productivamente a la sociedad.
En consecuencia, para abordar el tema de la justicia educativa de forma integral en contextos de vulnerabilidad y exclusión social, es necesario tomar en cuenta las expectativas de las personas afectadas y las experiencias de los proyectos de base locales. En otras palabras, un abordaje integral del tema requiere incluir el sentido que estas personas le dan a la educación, así como la motivación cultural y religiosa que les impulsa a educarse. Este aspecto es muy significativo, pues al excluir esta dimensión humana, se corre el riesgo de que las personas sientan que los procesos educativos solamente tienen la función de insertarlas al mundo laboral como mano de obra y no como personas dignas y plenas que pueden encontrar la felicidad en esos procesos. Es aquí donde la dimensión religiosa, como la fe y espiritualidad, juegan un papel fundamental en la práctica de la justicia educativa y, por ello, es sumamente importante integrarla en los procesos educativos, pero, por supuesto, de forma crítica, liberadora y transformadora.
En el contexto latinoamericano es muy claro que la dimensión religiosa juega un papel central en la vida de las personas, en sus decisiones sociales, políticas, económicas, educativas y culturales. Si bien es cierto que existe mucha influencia de movimientos religiosos conservadores que en muchos casos se constituyen en tropiezos para el desarrollo integral de las personas, también existen corrientes religiosas y teológicas que promueven la reflexión crítica y las acciones responsables orientadas a la transformación social. Las experiencias de Irpañani son un ejemplo de este tipo de enfoques religiosos, donde la religión se constituye en un instrumento para comprometerse colectiva e individualmente con acciones orientadas a practicar la justicia educativa. Desde la perspectiva de este tipo de proyectos, no se trata solamente de llevar un discurso cristiano, sino de generar acciones pastorales que no solamente aborden temas fundamentales para los derechos humanos, sino sobre todo que sean instrumentos de trabajo que permitan acompañar de forma asertiva a las personas en su búsqueda constante por tener una vida digna y plena.
Desde esa perspectiva religiosa liberadora, Irpañani ha planteado la necesidad de capacitarse teológica y pastoralmente, así como de contar con materiales didácticos que trabajen la justicia educativa de forma integral, donde la fe y espiritualidad también estén presentes como impulsores del empoderamiento personal y comunitario. Este es precisamente el puente que une la educación teológica-pastoral y la pedagogía de la fe con los procesos de transformación social y de participación ciudadana.
Para finalizar, es importante tomar en cuenta que la capacitación bíblica, teológica y pastoral que ofrecen instituciones de formación teológica, como la UBL, son aportes teóricos y prácticos que permiten formar perfiles profesionales que estén en la capacidad de comprometerse, acompañar y gestionar proyectos orientados a practicar la justicia social en todas sus dimensiones. En ese sentido, la capacidad profesional consiste en contar con una actitud ética cristiana y con una práctica pastoral comprometida con los temas y situaciones relevantes de nuestras sociedades.
Cook, Elisabeth, Angel Eduardo Román-López Dollinger, Karen Gabriela Mamani Torrez, Luis Carlos Álvarez Mejías, Texia Anabalón Navarrete, Daniel Mora Leandro, Pablo Valverde Pérez, y Simone Dollinger, eds. Informe de Investigación: Relevancia sociopolítica de la formación teológica de la UBL en América Latina y El Caribe. Estudio empírico del modelo educativo de la UBL según las percepciones de personas egresadas. Estudios Socioteológicos 1. San José, Costa Rica: UBL, 2020.
Cussianovich, Alejandro. Aprender la Condición Humana: Ensayo sobre pedagogía de la ternura. Lima, Perú: Ifejant, 2010.
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Freire, Paulo. La educación como práctica de la libertad. Bogotá: Convergencia, 1967.
———. Pedagogía del oprimido. México: Siglo 21, 1970.
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Preiswerk, Matías. Educación popular y teología de la liberación. San José, Costa Rica: DEI, 1994.
Rawls, John. Teoría de la justicia. Traducido por María Dolores González. 2a ed. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1995.
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Román-López Dollinger, Angel Eduardo. Impacto de la religión y la educación teológica en el empoderamiento de grupos en situación de marginalización y vulnerabilidad social. Un estudio de casos múltiples sobre justicia educativa, incidencia política, justicia ambiental y justicia de género en cinco proyectos de desarrollo en Bolivia, Costa Rica y Perú. Estudios Socioteológicos 2. San José, Costa Rica: Sebila, 2023.
Torres Millán, Fernando. Por caminos propios: Construcción pedagógica de la teología popular. Santafé de Bogotá: Dimensión Educativa, 1999.
Traveset Vilaginés, Mercè. La pedagogía sistémica: Fundamentos y práctica. Barcelona: Grao, 2007.
Sobre el autor
Teólogo suizo-guatemalteco, anglicano. Actualmente es docente en teología y asesor en investigador en la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL) de Costa Rica. Áreas de investigación e interés profesional: metodología de la investigación, teología práctica y estudios en masculinidades.
Correo del autor: a.roman@ubl.ac.cr
Artículo aprobado el 03 de diciembre de 2024
Artículo recibido el 15 de noviembre de 2024
[1] Sobre este enfoque de justicia se sugiere consultar: John Rawls, Teoría de la justicia, trad. María Dolores González, 2a ed. (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1995); Paul Ricoeur, Lo justo, trad. Carlos Gardini (Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile, 1997), 69–95.
[2] Cf. Naciones Unidas, “Objetivo 4: Educación de calidad”, Web oficial de las Naciones Unidas, Objetivos de Desarrollo Sostenible (blog), 2018.
[3] El informe completo sobre este estudio se puede consultar en: Angel Eduardo Román-López Dollinger, Impacto de la religión y la educación teológica en el empoderamiento de grupos en situación de marginalización y vulnerabilidad social. Un estudio de casos múltiples sobre justicia educativa, incidencia política, justicia ambiental y justicia de género en cinco proyectos de desarrollo en Bolivia, Costa Rica y Perú, Estudios Socioteológicos 2 (San José, Costa Rica: Sebila, 2023).
[4] Irpañani es un vocablo en plural del idioma aymara que significa: llevaremos, conduciremos o guiaremos.
[5] Naciones Unidas, “Declaración Universal de Derechos Humanos” (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1948), párrs. 2, Art. 26.
[6] Cf. ONU: Comité de Derechos Económicos y Culturales, “Observación general No. 13: El derecho a la educación (artículo 13 del Pacto)” (ONU-CESCR, el 8 de diciembre de 1999), párr. 1.
[7] Según un informe elaborado por el Pew Research Center en el año 2014, solamente el 8,0% de la población de América Latina no se identifica con ningún grupo religioso, mientras el 92,0% está vinculada a alguna corriente religiosa, entre las que sobresale el cristianismo con un 88,0% (católico, protestante y la diferentes variantes evangélicas y pentecostales). Cf. Pew Research Center, “Religión en América Latina: Cambio generalizado en una región históricamente católica” (Pew Research Center, el 13 de noviembre de 2014). El informe original se elaboró en inglés, pero en la página web del Pew Research Center se puede descargar una versión en español del informe.
[8] El grupo de facilitadoras se puede dividir en dos partes: facilitadoras contratadas por el proyecto y facilitadoras que están finalizando sus estudios pedagógicos en la universidad y que hacen sus prácticas en el proyecto. Algunas de las facilitadoras contratadas, comenzaron como practicantes. Las practicantes reciben un pequeño apoyo económico por su trabajo.
[9] En el altiplano de Bolivia el apthapi está vinculado a diferentes formas o valores de las comunidades ancestrales, pero estas formas “aluden sobre todo a la reciprocidad y compartimiento festivo, valores muy sanos para la pervivencia de la comunidad como unidad comunal y política”. Estado Plurinacional de Bolivia, Aprendiendo nuevos protocolos: El Apthapi. El “Banquete Indígena” en la Diplomacia de los Pueblos, Diplomacia por la vida 5 (La Paz, Bolivia: Ministerio de Relaciones Exteriores. Academia Diplomática Plurinacional, 2009), 5.
[10] Esta cantidad de niñas y niños que asisten a Irpañani corresponde a período inmediatamente después del confinamiento que generó la pandemia de Covid-19. Antes de la pandemia, la cantidad de estudiantes era más del doble del número actual. Actualmente, Irpañani ha logrado alcanzar y superar el promedio de estudiantes de años anteriores. Sin embargo, se dejó esta cantidad, pues la información que se emplea en este artículo está vinculada a ese número de personas, las cuales también representan a sus respectivas familias.
[11] En relación al empleo informal, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma lo siguiente: “Quienes tienen un empleo informal no se benefician de las protecciones previstas en la legislación laboral y los sistemas de seguridad social, por lo que su situación es más precaria que la de los trabajadores en el empleo formal”. OIT, Perspectivas sociales y del empleo en el mundo. Tendencias 2019 (Ginebra: Organización Internacional del Trabajo, 2019), 65.
[12] Por eso, no es de extrañar que, para el año 2019, más del 90 por ciento de la población boliviana dedicada al comercio por cuenta propia estuviera empleada informalmente. Cf. OIT, 42s.
[13] Al comparar estos datos con la información recolectada a través de entrevistas narrativas, se pudo constatar que la mayor parte de los hombres que apoyan en sus tareas escolares a las niñas o niños que asisten al proyecto, son los hermanos mayores. Algunas de las mujeres que apoyan a la niñez en sus tareas escolares también son las hermanas mayores.
[14] El promedio de edad que se presenta (34.5 años) se calculó a partir de la medida de tendencia central conocida como mediana. Se prefirió no usar la media aritmética, pues reflejaba un dato con un margen de error muy sensible (38.25 años). Esto obedece a la presencia de datos atípicos en la distribución de edades, ya que se identificaron muy pocos datos en los extremos de edades mayores.
[15] Cada ítem tuvo cinco posibilidades de respuesta, a las cuales se asignó un puntaje de 1 a 5. Las posibilidades de respuesta fueron: nunca = 1, casi nunca = 2, a veces = 3, casi siempre = 4 y siempre = 5. Después de procesar la información se calcularon estadísticamente los niveles alto, medio y bajo de empoderamiento colectivo. Para obtener la información completa sobre estos cálculos consultar el informe de investigación: Román-López Dollinger, Impacto de la religión y la educación teológica en el empoderamiento..., 21s.
[16] Gráfico elaborado a partir de los datos tomados de: Román-López Dollinger, 31–41.
[17] Es importante destacar que en algunas entrevistas individuales estuvo presente la directora académica, quien sirvió de traductora, pues la mayor parte de personas consultadas son de origen aymara y, por esa razón, el español no es su idioma materno y lo manejan con mucha dificultad.
[18] Cf. La educación como práctica de la libertad (Bogotá: Convergencia, 1967); Pedagogía del oprimido (México: Siglo 21, 1970).
[19] Cf. Abraham Magendzo Kolstreim, Educación en derechos humanos: Un desafío para los docentes de hoy, Enfoques pedagógicos (Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2006); Alejandro Cussianovich, Aprender la Condición Humana: Ensayo sobre pedagogía de la ternura (Lima, Perú: Ifejant, 2010).
[20] Para profundizar en las características de la pedagogía sistémica, se sugiere consultar: Mercè Traveset Vilaginés, La pedagogía sistémica: Fundamentos y práctica (Barcelona: Grao, 2007).
[21] Sobre la educación popular como enfoque sociopolítico y religioso, se sugiere consultar: Matías Preiswerk, Educación popular y teología de la liberación (San José, Costa Rica: DEI, 1994), 31–37; Fernando Torres Millán, Por caminos propios: Construcción pedagógica de la teología popular (Santafé de Bogotá: Dimensión Educativa, 1999).
[22] Cf. Elisabeth Cook et al., eds., Informe de Investigación: Relevancia sociopolítica de la formación teológica de la UBL en América Latina y El Caribe. Estudio empírico del modelo educativo de la UBL según las percepciones de personas egresadas, Estudios Socioteológicos 1 (San José, Costa Rica: UBL, 2020), 55–65.