Nidia V. Fonseca Rivera

La pedagogía de la fe

Resumen

La pedagogía de la fe en la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL) se ha caracterizado, desde que abrió sus puertas hace cien años, por ser una pedagogía que opta políticamente por la vida de todo lo creado por Dios. Es una pedagogía que busca transformar aquellos espacios dominados por la muerte económica, política, militar y cultural mediante la educación en otras formas de vida caracterizadas por la convivencia solidaria, crítica y pacífica. No es una educación individualista, pues el individualismo opta por el egoísmo, la indiferencia y las desigualdades, sino por una educación comunitaria, en la cual se discierne el texto bíblico y los contextos donde la Palabra se encarna para transformar las prácticas de la muerte. En estos cien años se construyeron distintos programas pedagógicos populares y académicos asegurando una democratización de la educación apoyados por una filosofía organizada alrededor de tres elementos básicos: los pilares conceptuales, los referentes y los ejes transversales. Además, la UBL no se construyó en forma aislada, sino enlazada en una red de instituciones locales, regionales, nacionales e internacionales.

Palabras claves: pedagogía por la vida, educación comunitaria, pilares conceptuales, referentes, ejes transversales.

Nidia V. Fonseca Rivera

The pedagogy of faith

Summary

The pedagogy of faith at the Latin American Biblical University (UBL) has been characterized, since its opening a century ago, by a political commitment to the life of all God’s creation. It is a pedagogy that seeks to transform spaces dominated by economic, political, military, and cultural death through education in alternative ways of life characterized by solidarity, critical thinking, and peace. This is not an individualistic education, as individualism promotes selfishness, indifference, and inequality, but rather a communal education in which the biblical text and the contexts in which the Word is embodied are discerned to transform practices of death. Over these hundred years, various popular and academic pedagogical programs have been developed, ensuring a democratization of education supported by a philosophy organized around three basic elements: conceptual pillars, referents, and transversal axes. Moreover, the UBL has not been built in isolation, but rather linked in a network of local, regional, national, and international institutions.

Keywords: pedagogy for life, communal education, conceptual pillars, referents, transversal axes.

Nidia V. Fonseca Rivera

La pedagogía de la fe

El presente artículo resume uno de los ejemplos de investigación que ejemplifica la capacidad de la Pedagogía de la Fe, desarrollada en la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL), para responder a la diversidad de sujetos pedagógicos.

La Pedagogía de la Fe, como expresión de uno de los ámbitos de la Teología Práctica trata del proceso educativo que las comunidades desarrollan en todas sus expresiones y formas a fin de que el Pueblo de Dios le conozca. Es un proceso que parte del texto bíblico y que toma en cuenta a los sujetos que componen el Pueblo seguidor del Dios-Abba.

A lo largo de sus cien años de trayectoria, la UBL ha sido fiel a su meta: alcanzar la transformación política de todo sistema de gobernabilidad que desvía el plan de Dios: que la humanidad conviva en paz y justicia mediante relaciones humanas de solidaridad y mutualidad, donde los sujetos de la Misión de Dios (natura y humanidad) se sirven mutuamente, sin explotaciones y sin violencias a fin de garantizar la vida plena, permanente, armoniosa y, así, garantizar el florecimiento de toda la creación.

Marco bíblico-teológico de los procesos pedagógicos de la fe

La Pedagogía de la Fe, enraizada en la tradición bíblica, se sustenta en una serie de principios teológicos que orientan su praxis educativa. A continuación, se exponen los pilares fundamentales de este marco conceptual:

Opción política

Inspirado en el relato bíblico, especialmente en el libro de Deuteronomio, este principio postula que la experiencia de liberación es central en la relación entre Dios y el pueblo (nos sacó de la tierra donde se vive en esclavitud). La educación, en este contexto, se concibe como un proceso liberador que busca transformar las estructuras de opresión y promover relaciones humanas basadas en la solidaridad y el respeto por toda forma de vida.

Liberación integral

La Pedagogía de la Fe aboga por una liberación integral que trasciende los aspectos meramente individuales para abarcar dimensiones sociales, económicas y culturales. Siguiendo la lógica del libro de Deuteronomio, la educación se posiciona como un instrumento de transformación social, de pueblos y familias, capaz de enfrentar las injusticias y las desigualdades.

Opción por la justicia y la paz

La Pedagogía de la Fe no toma una posición neutral, sino que irrumpe y se “entromete” dondequiera surgen los conflictos de opresión y busca una genuina forma de vida que implica la liberación integral de las personas y de la sociedad. Siguiendo nuestra fe cristiana y según interpretamos el texto bíblico, Dios opta por una vida donde la justicia y la paz (Salmos 72 y 85) sean posibles y nos invita a convivir fraternalmente, denunciando las prácticas que atentan contra la vida plena de todo lo creado. Así, la educación pastoral está comprometida con la vida.

Custodia de la creación

Si la educación, de acuerdo con lo anteriormente expuesto, opta por la vida, por conclusión lógica implica que educamos contra la muerta, la cual está relacionada con la práctica del mal. La práctica del mal en el libro de Números, por ejemplo, está relacionada con la falta de acceso a la tierra. Cada tribu o familia extendida asegura la vida de generación en generación si tiene garantizada una porción de tierra (Números 27ss). En los evangelios, el llamado de Jesús a mostrar el amor fraternal está relacionado con el trato al prójimo o próximo (Mt5,44, Lc10,25ss, Jn8) y con la actitud de padre/madre que vela hasta que su hijo regrese y vuelva a integrarse a la vida productiva digna, sana, porque reconoce su error.

Praxis transformadora

La educación pastoral no se orienta simplemente al conocimiento teórico y/o fenomenológico, sino que opta por construir la praxis desde la experiencia de fe comunitaria de las comunidades.  

El proceso educativo bíblico-teológico se presenta en todo el quehacer del Pueblo de Dios tanto en las Comunidades Eclesiales, en las familias creyentes, nucleares o extendidas, en los espacios de formación bíblico teológica y catequética: universidades, seminarios, institutos, iglesias locales (escuela dominical, estudios bíblicos).

100 años de pedagogía para la transformación social

Fiel a la propuesta pedagógica bíblica expuesta anteriormente, la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL) inició su trayectoria hace un siglo con la ambiciosa meta de abarcar toda la diversidad de la región latinoamericana y caribeña. En su práctica profética, denunciando las injusticias y optando por la convivencia pacífica, la UBL se ha abierto a diversas expresiones de género, modelos eclesiales y a la convivencia ecuménica.

La institución comenzó como una modesta escuela de capacitación para mujeres, pero rápidamente evolucionó hacia un Instituto Bíblico Latinoamericano que, con el tiempo, se consolidó como un Seminario y, finalmente, como una Universidad. Esta progresiva expansión refleja el compromiso de la UBL con la formación integral de líderes cristianos capaces de responder a los desafíos de su contexto y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

A lo largo de su centenaria trayectoria, la Universidad Bíblica Latinoamericana ha desarrollado una pedagogía distintiva por su hilo conductor: orientada hacia la transformación social marcada por la esperanza que es posible establecer relaciones de convivencia basada en la paz, el respeto y la solidaridad en el mundo que Dios ha dado.

La UBL ha centrado su labor en abordar los conflictos y desafíos que surgen tanto en el ámbito microsocial como en el macrosocial. A través de una formación teológica y pedagógica rigurosa, la institución busca equipar a las comunidades de fe y a todos aquellos comprometidos con la justicia social para que acompañen y empoderen a los sectores más vulnerables de la sociedad: viudas, huérfanos, pobres, migrantes, mujeres y niños, quienes son los más afectados por las injusticias y las desigualdades del mal proceder de quienes gobiernan.

Perfil del sujeto-meta

Líderes eclesiales nacionales, mujeres y varones, dedicados al ejercicio pastoral/sacerdotal y lideresas y líderes laicos que ponen al servicio de las personas más vulnerabilizadas sus dones para acompañarlas a salir de esa condición.

La Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL) ha desarrollado una oferta académica diversificada, diseñada para responder a las necesidades de formación de diversos sectores de la población. En su trayectoria centenaria, la institución ha implementado dos programas principales:

El Instituto Bíblico Pastoral (IBP)

Dirigido a personas con educación básica concluida, este programa ofrecía el Curso de Educación Pastoral (CEPA), un recurso pedagógico diseñado para fortalecer las capacidades pastorales y comunitarias de los participantes. A través del IBP, la UBL buscaba promover una formación teológica contextualizada y comprometida con la transformación social.

Programas académicos de nivel superior

Destinados a personas con educación secundaria completa, estos programas ofrecían una formación más formal y especializada en diversas en Ciencias Teológicas y Ciencias Bíblicas. Estos programas compartían con el IBP el objetivo de formar líderes capaces de responder a los desafíos de la realidad latinoamericana.

Tanto el IBP como los programas de nivel superior compartían una serie de expectativas respecto a sus estudiantes:

Habilidades comunicativas

Se espera que los participantes puedan expresarse de manera clara y coherente, tanto de forma oral como escrita.

Pensamiento crítico

Se fomenta la capacidad de analizar de manera rigurosa las situaciones sociales y teológicas, así como de proponer soluciones innovadoras.

Actitud ecuménica

Se promueve un clima de diálogo respetuoso y constructivo, valorando la diversidad de opiniones y experiencias. con una actitud abierta al intercambio de experiencias de fe desde distintas expresiones religiosas/confesionales, con capacidad creativa para proponer y negociar las diferencias.

Compromiso social

Se busca formar lideresas y líderes capaces de asumir un rol activo en la transformación de sus comunidades, promoviendo la justicia, la paz y la equidad; sin dificultades en realizar alianzas para demandar políticas públicas cercanas a la justicia, al respeto de los derechos humanos, que conduzcan a la convivencia pacífica, a una economía de lo suficiente para todas y todos; con convencimiento de preservar la vida planetaria en toda su biodiversidad. 

Estos programas se diseñaron para responder a los desafíos sociopastorales propios del contexto latinoamericano y caribeño, caracterizado por desigualdad social: el empobrecimiento sistémico/estructural, histórico y colonizador; la inestabilidad laboral y el desigual acceso a recursos educativos son problemas crónicos en la región; la inestabilidad de convivencia, caracterizado por las distintas violencias: patriarcal, económica, político-militar, doméstica, simbólica, de género, entre otras.

En este sentido, la UBL se propone formar líderesas y líderes pastorales capaces de abordar las causas estructurales de la desigualdad, promover la reconciliación y la construcción de paz, defender los derechos humanos y la justicia social y cuidar el medio ambiente y promover prácticas sostenibles. Al ofrecer estos programas, la UBL contribuye a fortalecer el tejido social y a promover una visión de la fe comprometida con la transformación de la realidad.

Componentes epistemológicos fundamentales de la educación teológica “ubelina”

En el año 2002 se realizó un exhaustivo proceso de revisión de las experiencias pedagógicas acumuladas en el marco de la Hermandad de Instituciones de Educación Teológica de Abya Yala[1] que reunía a instituciones internacionales y locales de formación teológica en convenio con la UBL y a través de las cuales se ejecutaban los Programas de Nivel Superior y de Nivel Medio. Esta sistematización, plasmada en el documento “Formando Facilitadores”,[2] sirvió como guía para la capacitación de los docentes encargados de acompañar los procesos de enseñanza-aprendizaje en los programas de nivel superior y medio de las instituciones que formaban la Hermandad.

Entendemos por filosofía educativa el conjunto de principios, valores y creencias que orientan nuestra práctica formativa. En este sentido, la filosofía educativa de la UBL es el resultado de un proceso de reflexión colectiva que involucra a docentes, personal administrativo y estudiantes. Esta filosofía se estructura en torno a tres elementos fundamentales: pilares conceptuales, referentes y ejes transversales. A continuación, procederemos a desarrollar cada uno de ellos.

Pilares conceptuales del modelo educativo

-   Es un modelo descentralizado en cuatro aspectos: administrativo, docente, económico y político.

-   Es integral: no hace acepción de personas ni es dualista.

-   Es diversificado: contempla explícitamente la participación plena de todos los seres humanos sin discriminar por su condición racial, étnica, de género y clase. En su metodología y administración se contemplan estas alteridades junto con las geográficas, económicas, sociales, diversidades de espiritualidad y denominación religiosa.

-   Es contextual o encarnado, es decir toma como punto de partida la reflexión bíblico teológica y la realidad presente.

Los referentes

Son aquellos aspectos que consideramos sujetos en el quehacer bíblico-teológico y pastoral.  Hemos definido ocho sujetos:

-   La realidad: macrosocial (nacional, continental y mundial) y la microsocial (comunal, eclesial, familiar, personal).

-   Las y los estudiantes o referentes subjetivos: los rostros visibles y concretos que asisten a nuestras aulas físicas y virtuales presentes en el proceso enseñanza-aprendizaje.

-   El movimiento eclesial universal.

-   El mundo habitado o la casa de Dios, en el cual todos y todas podemos estar (todos los seres vivientes).

-   El referente pedagógico: lideresas, líderes, pastores y pastoras del movimiento eclesial y de los movimientos sociales que están al servicio de las personas vulnerabilizadas.

-   El referente bíblico-teológico: la Biblia y la relectura bíblica con todo su proceso exegético y hermenéutico.

-   El referente histórico: análisis de la historia humana, de la iglesia y, sobre todo, de aquellos momentos que fueron alternativos y contestatarios.

-   El referente contemplativo y espiritual: los y las miembros de los movimientos socio-eclesiales como personas practicantes de la fe cristiana.

Ejes filosóficos transversales

Son aquellos conceptos que están presentes en el modelo educativo y que están por tanto presentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje y a través de las cuales se toman los pilares y los sujetos. Son once elementos:

Es un modelo sistémico

Un sistema de acuerdo con la teoría de sistemas un conjunto de elementos dinámicamente estructurados cuya totalidad genera unas propiedades. Esas propiedades en parte son independientes, pero a la vez se influyen. En consecuencia, para entender el comportamiento de un sistema es necesario tener en cuenta no solo sus elementos y propiedades, sino también las interacciones entre esos elementos y esas propiedades y también los productos que resultan de la totalidad de las interacciones. En la Teoría General de Sistemas es común distinguir el suprasistema, que hace referencia al medio en el que el sistema se desenvuelve y los subsistemas que son los componentes del sistema. Se dice que los sistemas son abiertos porque los elementos que los componen intercambian información, materia y energía con su medio externo y muestran la capacidad de adaptarse al medio.

Esta Teoría se aplica en todas las ciencias. En el caso de las ciencias sociales, principalmente en la psicológica, sociológica y teológica, el miembro de un sistema que presenta problemas, por ejemplo, de una familia, no es visto como el enfermo, sino que es la expresión de la disfunción del sistema. Por eso, la búsqueda de la solución del problema no está solamente en el cambio que la persona puede realizar sino en el cambio de la estructura del sistema.

Si revisamos la realidad socio-histórica desde la perspectiva sistémica, nos damos cuenta que está organizada por innumerables sistemas debidamente estructurados en los cuales se produce y reproduce la vida. Así, todas las relaciones humanas dadas en la producción y reproducción de la vida, participan en una compleja variedad de sistemas bien estructurados.

Dentro de esa multiplicidad de sistemas existen, sin embargo, una buena cantidad que por voluntad humana oprimen, marginan, excluyen y alienan a una gran parte de sus miembros. No importa si esos sistemas son de carácter social, religioso, económico, político, pedagógico o de cualquier otro ámbito de la cultura, poseen una ponzoña amenazante contra la vida.

Pueden ser sistemas macro estructurales (suprasistemas) o igualmente micro sistemas de la vida cotidiana (subsistemas). Es decir, se trata de sistemas que ocupan innumerables espacios de las relaciones humano vitales, los cuales, proponiéndoselo o no, son deshumanizantes.

Hoy muchos de estos sistemas no sólo son reconocidos como inhumanos, sino que ya han sido debidamente identificados como malvados y ha sido posible denunciarlos. Sin embargo, aún funcionan e imponen su irracionalidad sin escrúpulos, en nombre del orden, la autoridad o de otros valores, mientras esconden el dolor y la miseria humana que producen.

Esta realidad puede constatarse, por ejemplo, en un sistema patriarcal, que aún con tiernas manifestaciones de amor en el cotidiano calor del hogar, mantiene desiguales e injustas relaciones en la familia. Igual experiencia puede contarse de ciertos sistemas religiosos, construidos en su tiempo y contexto para responder a necesidades de la comunidad de fe de aquel tiempo y que han llegado a perpetuarse como sistemas absolutos y su práctica hoy, a la luz del día, es fragantemente excluyente y marginadora de amplios sectores del mismo pueblo de Dios.

Lo anterior nos dice entonces, que, en los sistemas, como los dos que acabamos de ilustrar, pueden contener simultáneamente, prácticas efectivamente humanizadoras como al revés, es decir, deshumanizadoras. Así pues, un padre machista puede manifestar satisfactorias relaciones de ternura paterna a uno de sus seres queridos y simultáneamente, apelar a los más crueles códigos de autoritarismo en sus relaciones con otros seres. Aunque no cabe duda que en la doblez del comportamiento de este papá, propio de un sistema patriarcal, domina y se impone con creces sobre el sentimiento de la ternura, el cruel autoritarismo. Por esa razón, el modelo sistémico no se limita a acompañar a la persona (en este caso a quienes sufren las consecuencias de un padre autoritario) sino a todos los componentes del sistema familiar porque unos y otros son producto y miembros de un sistema que genera tales interacciones y al que habría de reestructurar para evitarlas.

Desde nuestro punto de vista teológico, el horizonte de vida está en el cambio de las estructuras personales y sociales para hacer posible el Reino de Dios y su Justicia y que, al ser todos pecadores, todos necesitamos transformación, todos los seres humanos nos corresponde reconciliarnos en esta vida con todo lo creado (natura y humanidad).

Opción epistemológica o visión del mundo

La sospecha epistemológica nos permite cavar un poco más los sentidos profundos, hasta ocultos de las filosofías de la vida. Además, nos prevé de repetir fórmulas prefabricadas. Por ello, esa sospecha nos interroga con preguntas que apuntan hacia la criticidad. Nos carga de capacidad transformadora.

El constitutivo transformador requiere más que posesiones materiales (el tener) porque apunta más bien a la esencia del ser. La puerta para entrar en un proceso de transformación requiere una visión crítica motivada por una carga acumulada de esperanza que nos provee de algunos principios bíblicoteológicos, pastorales, antropológicos, pedagógicos y sociales.

Creemos que la pastoral no puede ser indiferente al sufrimiento. Entonces, cuando los agentes pastorales (consejeros, consejeras, pastores, pastoras, laicos, laicas) se comprometen y optan por tomar partido en contra de las situaciones opresoras y deshumanizantes, se unen a la gente en la lucha por la transformación social. De ahí que la pastoral no pueda aceptar la neutralidad, porque el pretender “ser neutral” de hecho es dejar las cosas tal como están (falsa neutralidad) y colocarse al lado de los que oprimen. Por lo tanto, la práctica pastoral debe ser crítica y usar la sospecha ideológica, teológica y exegética para crear una nueva lectura de la realidad y proponer una praxis liberadora.

Teoría de género

Existen diferencias claras entre sexo y género. El término “sexo” se utiliza en las ciencias biológicas para designar las características físicas y fisiológicas que diferencian a los hombres de las mujeres. Estas diferencias, determinadas por los cromosomas sexuales, los órganos reproductores y las hormonas, son biológicamente objetivas y se manifiestan desde la concepción. El sexo, por tanto, es una categoría biológica que define nuestra especie con dos sexos: masculino y femenino. Somos diferentes, todo nuestro cuerpo es distinto. Es una diferencia visible, fácil de determinar. Somos seres sexuados, o sea, tenemos un sexo definido: somos mujeres o somos hombres. Es una diferencia con la cual nacemos, propia de la naturaleza.

Nuestros cuerpos sexuados constituyen la manera más perfecta de relacionarnos con otros seres. Nuestros cuerpos son un don maravilloso, posibilita nuestra capacidad de ser persona humana, capaz de razonar, amar y ser amadas.

El concepto de “género”, por su parte, ha evolucionado a lo largo de la historia y ha adquirido diversas connotaciones en diferentes disciplinas. El género, como concepto, existe desde hace muchos años. Sin embargo, a partir de la década de 1970 comenzó a ser entendido en las ciencias sociales como una construcción social y cultural que asigna roles, responsabilidades y expectativas a las personas en función de su sexo biológico.

Reiteramos, el género no es una característica innata, sino una categoría construida socialmente. A través de procesos de socialización, las personas aprenden a desempeñar los roles de género que su cultura considera apropiados para cada sexo. Estos roles se manifiestan en las normas, valores, actitudes y comportamientos que se esperan y poco a poco la sociedad nos convierte en “hombres” y “mujeres”. Si somos niñas se nos inculcan actitudes y destrezas “de niñas”, lo mismo se hace con los niños. Se les da todo un entrenamiento que garantice que llegarán a ser “hombres”.

Esto significa que la sociedad ha establecido qué es lo propio de las mujeres y qué es lo propio de los hombres. Ha establecido sus propios “modelos” de feminidad y de masculinidad y obliga a todos a ajustarse a esos patrones. Por eso decimos que nos moldea para que nos parezcamos cada vez más a “ese modelo”, construido por cada sociedad según sus intereses y necesidades. Se dice, entonces, que el género es una construcción simbólica que contiene un conjunto de atributos asignado a las personas a partir del sexo. Esos atributos son características biológicas, físicas, económicas, sociales, psicológicas, eróticas, jurídicas, políticas y culturales.

Es importante destacar que las categorías de género son históricamente y culturalmente específicas, lo que significa que las concepciones de masculinidad y feminidad varían significativamente entre diferentes sociedades y a lo largo del tiempo. Además, las construcciones de género no son estáticas, sino que están sujetas a cambios y transformaciones sociales. La distinción entre sexo y género es fundamental para comprender cómo las estructuras sociales y culturales influyen en la vida de las personas. Al reconocer que el género es una construcción social, se pueden cuestionar y transformar las normas y roles de género que limitan las oportunidades y las expresiones de las personas.

¿Cómo se impone el modelo? La construcción social del género se lleva a cabo a través de un proceso complejo y multifacético que inicia en la infancia y se perpetúa a lo largo de la vida en la educación formal. Este proceso, que podríamos denominar “imposición del modelo de género”, se sustenta en una serie de mecanismos y agentes sociales que trabajan de manera interconectada para conformar las identidades masculinas y femeninas.

La familia, la escuela, la religión y los medios de comunicación son los principales agentes socializadores que contribuyen a la reproducción de los roles de género tradicionales. A través de la educación, la socialización y la transmisión de valores, estos agentes inculcan en las personas normas y expectativas de comportamiento que se consideran apropiadas para cada sexo. Es todo un conjunto de situaciones pretendidamente “formativas” que logran convencernos de que, para ser felices, tenemos que ajustarnos a una forma determinada de ser.

Los estereotipos de género son representaciones simplificadas y generalizadas de las características atribuidas a hombres y mujeres. Estos estereotipos se transmiten a través de diversos medios, como cuentos, canciones, películas y anuncios publicitarios, y se refuerzan constantemente en la vida cotidiana. Por ejemplo, se espera que las niñas sean cuidadosas, sumisas y orientadas hacia el cuidado de los demás, mientras que los niños deben ser fuertes, independientes y competitivos. Nos inculcan, por ejemplo, que las mujeres nacimos para “darnos”, entregarnos constantemente por el bien de los hombres, que se constituyen en nuestros dueños.

Si bien las diferencias biológicas entre hombres y mujeres son evidentes, los valores, roles y expectativas asignados a cada sexo son construcciones sociales y culturales que varían a lo largo del tiempo y entre diferentes sociedades. Como consecuencia, cualquier mujer que se salga de lo que se considere como su “esfera natural” (si decide no ser madre o no se dedica exclusivamente a la casa) se señala con desprecio. En cambio, se ve bien que “lo propio de los hombres” sea volar por los cielos, sumergirse en los océanos, descubrir nuevos mundos, o sea, realizar todo aquello que está más allá de lo inmediato, de lo que tiene cerca, de lo “natural”. En fin, a los hombres se les permite diseñar su futuro. Las mujeres, en cambio, deben someterse a un futuro ya diseñado por otros. La asignación de lo que es “femenino” o “masculino” es una interpretación social de nuestro estado biológico. No es algo que viene con nosotras al nacer. Pensamos, por ejemplo, que una mujer es muy femenina si es coqueta, si muestra debilidad ante un hombre, si pide ayuda. Por el contrario, un hombre es “muy hombre” si es dominante, impositivo, etc. Lo pensamos así porque así nos han enseñado e inculcado.

Muy a menudo escuchamos consejos como los que vemos a continuación que. ilustran cómo se construyen y transmiten los estereotipos de género a través de mensajes simples y repetitivos a través de la representación estereotipada de hombres y mujeres en las canciones, la publicidad, las telenovelas, las películas y otros contenidos. Estos mensajes internalizados desde la infancia influyen en las aspiraciones, las relaciones interpersonales y las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida.

-   La niña sea agraciada

-   Siéntese bien y no salga sola

-   Debe ser una mujer de hogar, hacendosa, callada y sonriente

-   El varoncito sea fuerte

-   No muestre miedos ni debilidades (no llore)

-   Aprenda a andar solo y sobre todo, no se deje

 

La construcción social del género, como se ha señalado, limita las posibilidades de desarrollo humano al imponer roles y expectativas estereotipadas. Estos modelos, lejos de reflejar la diversidad de experiencias y capacidades humanas, restringen las aspiraciones y potencialidades de hombres y mujeres.

Tradicionalmente, se ha asignado a los hombres un conjunto de valores asociados con valentía, fuerza, independencia, dinamismo, racionalidad y ambición. En fin, los capacita para la realización plena en la conquista de un futuro y para el éxito en los ámbitos público y laboral. Por el contrario, a las mujeres se les ha atribuido valores como sensibilidad, pasividad, conformismo, sumisión, empatía y la capacidad de cuidar, asociándolos con el ámbito privado y doméstico. Se nos hace creer que por naturaleza somos dulces, sufridas, sentimentales, incapaces de pensar bien y de hacer aportes importantes para la humanidad.

Somos diferentes, pero iguales. Esta dicotomía binaria entre masculinidad y feminidad, profundamente arraigada en nuestra cultura, limita las posibilidades de desarrollo personal de ambos géneros. Los hombres se ven constreñidos a cumplir con un modelo de masculinidad hegemónica que les exige ocultar sus emociones, ser competitivos y alcanzar el éxito a cualquier precio. Las mujeres, por su parte, se enfrentan a expectativas sociales que las limitan a roles de cuidadoras y subordinadas, desvalorizando sus capacidades intelectuales y profesionales.

Debemos deslegitimar la invisibilización histórica de las mujeres y sus contribuciones. A pesar de los estereotipos de género que han prevalecido a lo largo de la historia, es innegable la trascendental contribución de las mujeres al desarrollo de la humanidad. Desde tiempos ancestrales, las mujeres hemos contribuido activamente al avance cultural de nuestros pueblos y ciudades. Somos grandes creadoras y preservadoras de la cultura. A partir de lo que nosotras hacemos se ha mejorado la calidad de vida de las comunidades y se ha avanzado en la relación entre unos pueblos y otros.

Sin embargo, la narrativa histórica tradicional ha invisibilizado sistemáticamente estas contribuciones, relegando a las mujeres a un segundo plano o asociándolas exclusivamente a roles domésticos y reproductivos. Se ha buscado mantener a toda costa la imagen de la mujer pasiva y el hombre dinámico. Esta omisión intencional responde a la necesidad de mantener inalterados los esquemas binarios de género que han predominado en la sociedad. Al negar o minimizar el papel de las mujeres en la construcción de la sociedad, se refuerza la idea de que los hombres son superiores y que las mujeres carecen de las capacidades necesarias para participar en los ámbitos públicos y políticos. Esto para no contradecir los esquemas propuestos de feminidad y masculinidad.

Es fundamental visibilizar y valorar las contribuciones históricas de las mujeres para construir una narrativa más completa y justa del pasado. Al reconocer el papel activo de las mujeres en la sociedad, podemos desmontar los estereotipos de género y construir un futuro más igualitario.

Comprender la construcción social del concepto de género nos permite incorporar a nuestra vida y a nuestro trabajo una forma nueva de analizar situaciones que hemos vivido por mucho tiempo. Las podemos considerar tomando en cuenta que hombres y mujeres somos tratados en forma distinta por la sociedad y que los hombres resultan privilegiados. Lo que determina nuestra identidad y comportamiento de género no es nuestro sexo biológico, sino que, es más bien el hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias, los rituales y las costumbres atribuidas a cierto género.

Opción pedagógica como espacio de transformación

El asesoramiento y acompañamiento pastoral, entendidos como un servicio mutuo en la iglesia y la sociedad. Capacitar a agentes pastorales y acompañar a las personas y a los miembros de un sistema para el servicio en una comunidad de fe, demandan relaciones simétricas y solidarias entre todos los involucrados, independientemente de su género, raza, etnia, confesión religiosa, nacionalidad o nivel educativo. Este proceso, que abarca todas las dimensiones de la vida humana y se desarrolla en múltiples contextos, promueve la transformación personal, eclesial y social.

A través de la enseñanza y el aprendizaje continuo, se busca cultivar un conocimiento crítico de la realidad que permita a las personas liberarse de las manipulaciones y construir un futuro más justo y equitativo. También aquí se necesita de una opción preferencial para con “los pequeñitos”. El desarrollo es continuo, en todos los espacios microsociales (personales, familiares, locales) como en los espacios macrosociales (escuela, centros laborales, vecindario, sociedad) y también con la naturaleza.

Son acciones con compromiso transformador eclesial, social, familiar y personal donde se pone a prueba el desarrollo de habilidades, conocimientos y actitudes. Toda la vida es una praxis de sanidad, acompañamiento y asesoría pastoral. Este proceso cultiva el conocimiento de la realidad para escapar de las manipulaciones sean estas religiosas, políticas, pedagógicas o culturales. Es iluminación de la realidad. Se trata, pues, de crear juntas y juntos un lugar pedagógico, semántico y epistemológico. Esto significa, un lugar para procesar y transmitir información, un lugar para generar capacitación y un lugar para desarrollar la transformación. Es, entonces, un lugar de liberación.

Una emancipación, jalonada por los sueños de una iglesia y una sociedad donde quepan todos y todas con dignidad y justicia. Teológicamente, jalonada por las imágenes del reino de Dios y su justicia que tanto soñamos los cristianos y las cristianas.

Pastoral encarnada y contextualizada

La encarnación de Dios en nuestra condición humana, en nuestra historia y en nuestra realidad marcó el camino de nuestra fe. De ahí viene el imperativo de la contextualización de la iglesia, de la teología y de la pastoral. Por eso, la pastoral encarna el evangelio (buena noticia) en situaciones específicas, con necesidades y respuestas propias a una coyuntura histórica o momento kairológico, leyendo los signos de los tiempos.

Esto significa conocer no solo los datos materializados y crueles de la realidad, sino tratar de explicitar todo aquello que permanece oculto y es causal de dolor, precariedad e injusticia humana. Por ello se acude a las ciencias humanas para que nos ayuden a conocer las causas, las estructuras, las ideologías y los artífices de los sistemas de marginación, opresión, exclusión, destrucción y muerte. Se busca conocer la realidad para encarnarse en ella tratando de seguir el modelo mesiánico de Jesucristo. Es imposible proponer una pastoral que sea universal y única, sino que las propuestas se mantienen en constante evaluación, revisión y renovación, porque es una pastoral encarnada.

Pastoral integral y esperanzadora

La pastoral La pastoral integral rechaza el dualismo entre el reino espiritual y el reino secular. La unidad de estos dos reinos es un principio judío que está de acuerdo con la perspectiva eco-sistémica que mantiene que todos los sistemas se interrelacionan y deben tenerse en cuenta en el análisis de una problemática.

Por lo tanto, existe solamente una historia en la cual el mundo secular y el mundo espiritual se afectan mutuamente y son igualmente importantes.[3] Rechazamos aquellas prácticas pastorales espiritualizadas donde se pretende proteger a los “santos y escogidos de las tentaciones de la carne”.

La propuesta de trabajo es por una pastoral comprometida con las personas que sufren; en esperanza contra desesperanza (Ro 4.18). Los proyectos pastorales, aunque sin abandonar la cuota de utopía que caracteriza el evangelio, deben arraigarse en una esperanza realista. Esta postura está en contra de aquella actitud pastoral que promueve expectativas pasivas y propone soluciones mágicas y exageradas que, si no se cumplen, es porque “tiene una fe muy raquítica”.

Pastoral participativa

Es importante rescatar la participación inclusiva de todos los ministerios y dones que Dios regala a quien le place. La pastoral se alimenta del flujo de ideas y propuestas de cambios que vengan desde la reflexión crítica de la persona atendida y de los miembros del sistema a ser estructurado. Los proyectos que se quieren imponer desde “arriba” o desde “afuera” frecuentemente son rechazados y destinados al fracaso.

Estamos en contra de aquellas prácticas de “especialistas” que tienen complejo mesiánico que se consideran depositarios de la verdad y desarrollan la pastoral de forma directiva, sin dar espacios para el empoderamiento personal y colectivo. No aceptamos la práctica pastoral como el espacio para el ejercicio del poder personal que puede provocar dominio y explotación de los demás porque dificulta el respeto al derecho y al desarrollo de la autonomía.

Considera a las personas como sujetos

La pastoral tiene como objetivo que la gente cumpla el papel de agentes activos y cambien su propia situación de injusticia. El trabajo pastoral promociona a las personas y colabora con ellas en los procesos de “darse cuenta” de su condición y estar listas para luchar contra ella. No se considera a las personas como inválidas, incapaces, ignorantes o impotentes. Un buen enfoque pastoral promociona, empodera, promueve la libertad de escogencia y facilita el crecimiento personal y colectivo.

Así, la pastoral considera que las personas son importantes para Dios, para la iglesia y para la sociedad y no las expropia de su lugar como agentes transformadores de la historia, al considerar que el sufrimiento no es un asunto privado, sino colectivo. La pastoral se desarrolla atendiendo ambas dimensiones: la personal y la colectiva.

Toma en cuenta la sociedad completa

Las personas son parte de una sociedad que tiene sistemas mutuamente dependientes (escuela, iglesia, lugar de trabajo, vecindario, situación socioeconómica, política, etc.…) Es necesario, por lo tanto, que la práctica pastoral tenga una visión estructural e integral. Mucho del trabajo pastoral tiende erróneamente a encerrarse dentro de las paredes de los templos esperando que las personas “necesitadas de Dios” vengan a buscar consuelo. Por lo tanto, el proceso de enseñanza/aprendizaje se pone a la disposición de todos y todas, miembros de los movimientos socio-eclesiales y no solo para una comunidad de fe en particular.

Su horizonte es el Reino de Dios y su justicia

La educación teológica no está jalonada por cualquier viento de doctrina humanista, nos decía el Prof. José Duque. Nuestro horizonte está jalonado por el reinado de Dios y su justicia. En la teología bíblica se destaca que el centro de la predicación de Jesús está el mensaje del reinado de Dios (Mr 1.14-15). Jesucristo mismo es quien lo anuncia, lo hace presente y lo proyecta en perspectiva de plenitud. Esto significa que el ministerio de Jesús fue una concreción histórica de primicias y anticipos de la Buena Noticia del Reino.

Hoy en día, el reinado de Dios es una noción teológica central en la reflexión teológica y en la pastoral latinoamericanas. Por ello ya sabemos con suficiente base bíblico-exegética, que la iglesia no es el reino de Dios, como se había osado anunciar en otros tiempos. Ella si tiene la comisión de anunciar el Reino y de mostrar primicias y anticipos concretos en las relaciones de la comunidad de los y las creyentes.

La historia humana, como historia de la salvación, puede condensar anticipos y primicias del reinado de Dios. Por ello un proyecto de sociedad justa, inclusiva y simétrica para todos y todas podemos decir que está en perspectiva del reinado de Dios. Pero, aunque la redención incluye toda la creación, ningún proyecto socio-político debe ser confundido, de ninguna manera, con el reinado de Dios.

De ahí que el compromiso social para construir sociedades con sistemas justos aquí y ahora es parte del seguimiento de Jesús, aunque la plenitud de la vida definitiva sólo será posible cuando ¡venga tu Reino!

Motiva al crecimiento pleno, ecuménico e interdisciplinario

El liderazgo en las comunidades de fe y de los movimientos sociales debe buscar capacitarse y conocer los recursos para animar el crecimiento integral y en particular el espiritual. La clave para el florecimiento humano es una relación abierta, nutritiva y gozosa con el Espíritu de amor, fuente de toda vida, sanidad y crecimiento. Los métodos de sanidad y crecimiento espiritual tienen como objetivo resaltar los valores que guían la fe en los momentos trascendentes de la vida.

En la pastoral educativa se atiende a todas las personas, hombres y mujeres procedentes de todas las confesiones y denominaciones cristianas y no cristianas, de contextos de nacionalidades indígenas y afros donde sobreviven religiones ancestrales y de mestizos. Entre esa diversidad hay conservadores, liberales, radicales y fundamentalistas.

Ese cuadro resulta entonces pluri-religioso, pluriétnico, plurinacional, pluri-teológico y pluri-racial. Sin embargo, muy a pesar de esta rica excepcional pluralidad, no necesariamente se establecen automáticamente relaciones ecuménicas transformadoras.

Hoy las barreras de separación, exclusión y opresión existentes y vigentes en los sistemas sociales se ocultan debido a la falacia de la globalización y el mercado, que se presenta como alternativa de libertad. Esa falacia, constituye el más grande desafío ecuménico de hoy en nuestra pastoral. La unidad ecuménica es camino para la reconciliación de la humanidad en justicia y paz. Pero hay que encender la luz de la sabiduría para superar la oscuridad de la falacia.

Por tanto, las relaciones ecuménicas son una opción, una necesidad cultivada y una voluntad organizada. Ya que la pastoral que proponemos procura tener una perspectiva integral, se tiene que trabajar con otras disciplinas, como por ejemplo la economía, salud, sociología, antropología y otras relacionadas. Las personas enfrentan problemas complejos, y por lo tanto se necesita de análisis integrales para proponer posibles soluciones prácticas y concretas. Trabajar como equipo pastoral multidisciplinario es el modo ideal, pero reconocemos que no siempre es posible hacerlo debido a su alto costo. La única forma es a través del trabajo voluntario de profesionales. Cuando sea difícil o imposible organizar un equipo, el proceso de acompañamiento pastoral no debe detenerse. Sin pretender ser “sabelotodo”, es urgente que los agentes pastorales se informen sobre aspectos variados para llevar a cabo el acompañamiento, haciendo las adaptaciones necesarias para crear formas alternativas.

Estos componentes epistemológicos, conformados en sus tres elementos básicos: 4 pilares conceptuales, 8 referentes y 11 ejes transversales, se hacen presentes en las aulas y en los grupos organizados localmente para capacitarse en las dos propuestas educativas: la popular y la académica.

Conclusión

La Pedagogía de la Fe, desde la perspectiva de la UBL es una pedagogía políticamente comprometida. Son cien años de servicio pedagógico que apuntan a la meta de la transformación política por medio del amor y la verdad, para construir sociedades de Paz y Justicia.

Los cambios fundamentales en las personas, en las sociedades y en la cultura son promovidos y propiciados por la educación.[4]

Bibliografía

Campos, Armando. Introducción a la psicología social. San José, Costa Rica: EUNED, 1985.

Feixas, Guillem, y María Teresa Miró. Aproximaciones a la psicoterapia: una introducción a los tratamientos psicológicos. Barcelona: Paidós, 1993.

Gutiérrez, Gustavo. Teología de la liberación. Perspectivas. 7a ed. Salamanca: Sígueme, 1975.

Soto Murillo, Rolando. Curso de Educación Pastoral: un proyecto de educación a nivel teológico medio. San José, Costa Rica: SBL, 1985.

Universidad Bíblica Latinoamericana, ed. “Entrevista a José Enrique Ramírez Kidd”. En La UBL en la historia, la historia de la UBL. Documental - Video en Youtube. San José, Costa Rica: UBL, 2023. https://www.youtube.com/watch?v=oPTYJEB56yc.

Universidad Bíblica Latinoamericana. Formando facilitadores. San José, Costa Rica: UBL, 2002.

Sobre la autora

Costarricense, Master en Teología Pastoral y Master en Pedagogía Crítica, Docente en la Universidad Bíblica Latinoamericana en el Área de Teología Práctica, actualmente jubilada, Pastora desde 1986, Miembro del Cuerpo Pastoral de la Unión Evangélica Pentecostal Venezolana y de la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense.

Correo de la autora: nidiafonri@gmail.com

Artículo aprobado el 03 de diciembre de 2024

Artículo recibido el 15 de noviembre de 2024



[1]    Los documentos que recogen las memorias de los encuentros de la Hermandad de Instituciones de Educación Teológica de Abya Yala se encuentran en el Archivo Histórico de la Biblioteca Enrique Strachan de la UBL en San José, Costa Rica.

[2]    Universidad Bíblica Latinoamericana, Formando facilitadores (San José, Costa Rica: UBL, 2002).

[3]    Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación. Perspectivas, 7a ed. (Salamanca: Sígueme, 1975), 199–273. Las páginas corresponden a los capítulos 9 y 10 del libro.

[4]    Universidad Bíblica Latinoamericana, ed., “Entrevista a José Enrique Ramírez Kidd”, en La UBL en la historia, la historia de la UBL, Documental - Video en Youtube (San José, Costa Rica: UBL, 2023).