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Vida y Pensamiento Revista Teológica de la
Universidad Bíblica Latinoamericana Volumen 41 Número 2 - Segundo Semestre 2021 -
San José, Costa Rica La muerte: Realidad,
metáfora y desafío |
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Alberto Durero: Los cuatro
jinetes del Apocalipsis Martin
Hoffmann pp. 93-98 |
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Resumen: En este año se
han cumplido 550 años del nacimiento del famoso pintor Alberto Durero de
Nuremberg, Alemania. El cuadro de los “Cuatro jinetes apocalípticos” es una
de sus más conocidas obras. Se trata de un grabado en madera con el cual
Durero ilustra el último libro de la Biblia, el Apocalipsis según San Juan.
Los cuatro jinetes representan: la victoria; la guerra; la hambruna; y la
muerte, las cuatro amenazas para todos los mortales. Pero, más allá de esta
interpretación habitual surge otra posibilidad para comprender la intención
del pintor que se manifiesta cuando se toma en cuenta el contexto
contemporáneo de Durero en el momento en el que elabora esta obra. Él
experimentaba el inicio del capitalismo temprano con sus principios de
competencia, aumento de precios, formación de monopolios y compañías de
comercio. Esta experiencia es la que figura en el tercer jinete, el cual
tiene en mano una libra falsa, como, en efecto, la que genera la injusticia
social. La consecuencia se muestra con el cuarto jinete, la muerte que devora
toda la sociedad. Con esto, Durero presenta una interpretación de su tiempo
que no ha perdido actualidad, una vez más, en tiempos de muerte, sea por el
cambio climático, la migración o las pandemias. Palabras claves: Alberto Durero,
Cuatro jinetes apocalípticos, muerte, capitalismo, codicia. Abstract: This year is the
550th anniversary of the birth of the famous artist Albrecht Dürer of Nuremberg, Germany. “The Four Horsemen of the
Apocalypse” is one of his most famous works. It is a woodcut in which Dürer depicts the last book of the Bible, the Book of
Revelation, or the Apocalypse of St. John. The four horsemen represent
conquest, war, famine and death, the four great threats for all mortals. But,
beyond this standard interpretation, another possibility for understanding the
artist’s intention emerges by taking into account Dürer’s
contemporary context at the time he created this work. He experienced the
beginnings of early capitalism with its principles of competition, increasing
prices and the formation of monopolies and business companies. This
experience is characterized in the third horseman, the one who holds an
unbalanced scale, like that which produces social injustice. The consequence
is demonstrated in the fourth horseman, the death that devours all of
society. With this, Dürer presents an
interpretation of his era that has not lost its relevance, once again, in
times of death, whether by climate change, migration or the pandemics. Keywords: Albrecht Dürer, Four Horsemen of the Apocalypse, death,
capitalism, greed. |
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Martin Hoffman Alberto Durero: Los
cuatro jinetes del Apocalipsis Una imagen de una fuerza y una dinámica extraordinarias. Cuatro
jinetes arrasan la tierra bajo estruendosos cascos, pisoteando a las personas
que tienen por delante y arrastrando el infierno tras ellos. ¡El Apocalipsis
hoy! Es así como podría haber imaginado una persona en el año 1500 el
inminente fin del mundo. Este grabado en madera de Alberto Durero,
junto con otros 14 del año 1496, ilustran el último libro de la Biblia, el
Apocalipsis de Juan. Su publicación en 1498 consagró la fama de este pintor
alemán, del que en este 2021 se cumplieron 550 años de su nacimiento en 1471.
Su arte de representación ha sido descrito como “realismo fantástico” y, de
hecho, la manera en que la figura imaginaria de la muerte y las fauces del
infierno, en el borde izquierdo del cuadro, se combina con los jinetes y los
caballos de apariencia real, está cargada de un gran
poder visionario. Las visiones de Juan sobre el juicio de Dios y la Jerusalén
celestial toman forma real en estos grabados. Las interpretaciones de este cuadro, sin embargo, difieren bastante
entre los estudiosos de Durero. Algunos ven en los
cuatro jinetes una mera ilustración del texto de Apocalipsis 6,1-8. El jinete
del caballo blanco, arriba a la derecha, simboliza la victoria con el arco,
el arma de guerra de más largo alcance de la antigüedad, identificable,
además, por la corona de la victoria que lleva el jinete. El segundo jinete
sobre el caballo rojo, el color de la sangre, representa con su espada la
violencia y la guerra. El color negro del tercer caballo señala la carencia y
el hambre. Esto lo refuerza la balanza alzada que se azota como si fuese un látigo.
El cuarto caballo, un pálido jamelgo, carga con la figura de la muerte,
demacrada por la enfermedad. Con su tridente arroja, literalmente, a las
personas que han caído delante de ella hacia las fauces del monstruo del
infierno. Resulta obvio identificar en los cuatro jinetes las amenazas
básicas de la vida: la victoria, la guerra, el hambre y la carestía,
enfermedad y muerte. ¿Quién no pensaría en las guerras de nuestros
tiempos, las hambrunas, las pandemias y las muertes masivas? ¿Serán presagios
del fin de los tiempos, tanto en el siglo XV como también en el siglo XXI? ¿O
querría Durero acaso decir algo más y aún más
concreto? Si se observa más de cerca, los cuatro
jinetes resultan ser un comentario bíblico subversivo de Durero.
Deliberadamente, Durero concibió sus cuadros como
un libro: a la izquierda, el texto bíblico; a la derecha, su representación.
Muestra algo más que la ilustración o la repetición. Se trata de una
interpretación actual y existencial. En su obra, los cuatro jinetes no
representan las plagas eternas de la humanidad, sino las actitudes
desacertadas de su época, que desembocan en la muerte del cuarto caballo. De este modo, podemos reconocer en el primer
jinete al vencedor, el triunfo del poder que va acompañado del botín, el robo
y la violación, como Durero lo conocía por las
disputas medievales y las incipientes revueltas campesinas. En el segundo
jinete nos encontramos con la fascinación que produce la violencia, que se
impone con golpes a ciegas y desenfreno. En cambio, el tercer jinete se
destaca en el centro. El caballo se ve lujosamente adornado y su jinete bien
vestido. Se abalanza por el centro de la imagen por encima de la gente.
Representa la nueva profesión de los comerciantes y sus organizaciones
comerciales. La balanza de la justicia se distorsiona y se convierte en la
balanza de la carencia. Su movimiento cruel está en línea con la espada del
segundo jinete. Un símbolo permanente de la codicia. Con esta figura Durero denuncia claramente las primeras prácticas
económicas capitalistas de su tiempo que provocaron hambruna, robo de tierras
y empobrecimiento. Asimismo, Durero dibuja de forma
subversiva al primer devorado por el monstruo del infierno como un
príncipe-obispo, reconocible por la mezcla de corona y mitra que lleva en su
cabeza. Algunos años después, Martín Lutero caracterizó la avaricia, el
interés, la usura, la fijación de precios y el monopolio como los principios
del primer capitalismo. Las compañías comerciales “suben y bajan los precios
según su albedrío, y oprimen y arruinan a todos los comerciantes más débiles,
como el licio a los pequeños peces en el agua”.[1]
Durero identificaba los males de su tiempo con el
abuso de poder, la violencia y la explotación que inevitablemente
desencadenan el juicio de Dios y la muerte. Su visión se vuelve subversiva
por el hecho de que esto afecta en primera instancia al representante del
poder, pero luego a la sociedad entera, simbolizada por las siete personas
aplastadas bajo los cascos de los caballos. El ángel que sobrevuela la escena señala con
su mano derecha lo que está sucediendo abajo, pero su mirada se dirige hacia
adelante, probablemente a la Jerusalén celestial del siguiente grabado. Dios
lo permite, según el punto de vista de Pablo: “Por eso Dios los entregó en
los deseos de sus corazones” (Romanos 1,24), pero su intención no es la
perdición, sino el nuevo mundo en el que reinan la justicia y la paz. Esta representación de Durero
del Apocalipsis nos remite a la responsabilidad de la humanidad. La
violencia, el hambre, la enfermedad y la muerte son auto-infligidas a raíz de
los desplazamientos, el cambio climático, la destrucción de la naturaleza y
las condiciones de vida deficientes. Detrás de la miseria de muchos está la
codicia de unos pocos. Eso ya lo sabía Alberto Durero
hace 500 años. ¡Qué mensaje tan actual el día de hoy! ... Martin Hoffmann, alemán, luterano,
doctor en Teología por la Ruhr Universität
(Bochum), pastor de la Iglesia Luterana
Costarricense, con estudios teológicos y éticos; sus áreas de interés son la
teología de la Reforma, la ética social y política. Es profesor en la Escuela
de Ciencias Teológicas, UBL. m.hoffmann@ubl.ac.cr Artículo recibido:
18 de octubre de 2021. Artículo aprobado: 9
de noviembre de 2021. |
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