Vida  y

Pensamiento

Revista Teológica de la Universidad Bíblica Latinoamericana

Volumen 37 Número 1 y 2  -  Cátedra de Teología Latinoamericana UBL

19-20 de abril, 2017 - San José, Costa Rica

La Reforma y las reformas

Aportes inter-contextuales desde América Latina

 

 

Tareas inmediatas de la actualización bíblica hoy

pp. 117-123

 

José E. Ramírez K.

 

 

 

Resumen: Se plantea la actualización de la Biblia como un reto mayor de la tarea teológica en sociedades en que las nuevas tecnologías de comunicación han generado una especie de ‘democratización’ de la cultura. Se destaca la forma de la apropiación del texto: el referente de actualización bíblica no puede restringirse al universo de lo político en sentido estrecho, sino al universo de lo cultural en un sentido amplio.

Abstract: This essay proposes an updating of the Bible as a major theological challenge in societies in which the new communication technologies have generated a type of “democratization” of the culture. It notes the way the text is used: the point of reference for a biblical update should not be limited to the political world in a narrow sense but to a cultural world in a broad sense.

Palabras claves: actualización bíblica; hermenéutica; Sagrada Escritura; métodos de estudio bíblico.

Keywords: biblical update, hermeneutics, Sacred Scripture, methods of Bible study.

 

 

 

“Un texto bíblico es una ventana.

No miramos la ventana, sino a través de ella.

Ese horizonte hacia el que ella orienta nuestra mirada,

no es la teología, sino la vida misma”. (J. E. Ramírez K.)

Esta presentación gira en torno a la tarea de la actualización del texto bíblico, no en torno a consideraciones sobre sujetos, cuestiones epistemológicas, acercamientos a la realidad o temas de este tipo. Nace de la experiencia docente de décadas y asume el trasfondo evangélico de los/as participantes y su experiencia pastoral concreta.

La actualización de la Biblia es un reto mayor de la tarea teológica y pastoral. En una primera etapa, que puede describirse como período misionero, se empezó haciendo una “aplicación final” a un texto bíblico estudiado. Esta aplicación era de carácter moral, una especie de catálogo de “deberes” con poca relación con el texto. Con el salto dado por el surgimiento de la teología latinoamericana de la liberación, hubo significativos avances, pero podría decirse que el texto seguía ilustrando siempre tesis liberadoras o reivindicativas.  Si el énfasis inicial era moral, éste segundo era político. Las reflexiones hechas décadas después por algunos de sus actores principales, reconocen algunos excesos: “Estos eran tiempos de poca exégesis y mucha hermenéutica condicionada por los tiempos de luchas de liberación a lo largo del continente.” (Tamez Saltos exegéticos, 121).

Aparte de los nuevos temas que han surgido en las últimas décadas (identidades sexuales, interculturalidad, rol de la afectividad en el conocimiento, etc.), las nuevas formas de tecnología de la comunicación modifican significativamente el cuadro dando a luz nuevas formas de aprender. En estas nuevas condiciones, el texto no puede actuar ya en forma prescriptiva sino sugestiva (provocadora); es decir: no prescribe aquello por hacer, sino genera las preguntas esenciales. Estas tecnologías han generado una especie de democratización de la cultura. El pasaje bíblico, más que unas “Páginas Amarillas” de deberes, es un texto generador que apunta a temáticas/problemas vitales, que la comunidad debe responder con alternativas consensuadas de solución. Las particularidades sociales y culturales concretas de esa problemática la abordan y definen los/las participantes del diálogo, que ya no es meta sino punto de partida. En mi opinión, este tipo de lectura prescriptiva no cambió con la teología latinoamericana de la liberación. Cambió el contenido de las prescripciones, pero no la concepción de la tarea ‘exegética’ como generadora de prescripciones (de compromiso esta vez).

Un segundo aspecto necesario para la actualización bíblica hoy es lo que podríamos llamar la forma de la apropiación del texto. Ésta debe darse no solo en tanto que “clase social” sino en tanto que “personas”. Hay una especificidad propia en la condición de existencia de quien lee el texto. Las condiciones particulares de los lectores/as como grupo social, no deben quedar diluidas o “evaporadas” en tesis políticas de valor histórico universal sino lo contrario: tales tesis solo pueden ser entendidas a partir de la circunstancia concreta del lector/a. Indígenas, negros, mujeres y personas de la diversidad sexual, por ejemplo, experimentan además de la opresión económica, otras formas de exclusión que van más allá del factor estrictamente económico.

Los textos bíblicos no deber ser ejemplos de una especie de “verdad sombrilla” al que responden todos ellos de igual modo. Cada texto es un universo propio, sin más agenda que la que se deriva del estudio interno de ese texto en particular. Pasar de decir que “Todos los textos hablan sobre el pecado” a decir que “Todos los textos hablan sobre la liberación”, es avanzar poco. E. Tamez dice: “Indígenas y negros comenzaron a criticar con fuerza la Biblia por haber sido utilizada como instrumento de opresión durante la conquista y la esclavitud, y por tratar de exterminar la fe de los demás pueblos… El ver el texto despacio ha ayudado a ver a través de sus fisuras, y de las luchas de poder presentes dentro de los mismos héroes bíblicos o comunidades cristianas primitivas… Reconocer esto nos ha llevado a ver en las Sagradas Escrituras la vida misma, siempre ambigua y compleja, como la de todos los pueblos de hoy y de antaño” (Tamez  Saltos exegéticos, 122, 126).

La lectura bíblica debe ser crítica en el sentido de no aceptar como evidente la normatividad universal de la experiencia religiosa de Israel y extrapolarla como una especie de entidad “bajada del cielo”: única y superior a la experiencia histórica de todas y cualquier otra cultura. En mi opinión, la religión de la Biblia no debe ser entendida como un caso distinto al de cualquier otra comunidad con las que comparte idénticas estructuras, tiempos, objetos, personas y lugares sagrados.

Las pocas variaciones específicas atestiguadas en la religión del antiguo Israel respecto de las religiones de su entorno, no pueden ni deben ser explicadas en razón de superioridad cultural, moral o religiosa respecto de otras comunidades sociales. Una oración es una oración. Una ofrenda es una ofrenda. Abraham no era ni más noble como ser humano, ni más piadoso como creyente que cualquier persona en el centro de Asia o en Guatemala. Una oración babilonia dice:

Busqué sin cesar, pero nadie tomó mi mano

Lloré, pero ellos no vinieron a mi lado

Me lamenté, pero nadie me escuchó

Estoy afligido, atrapado, no puedo ver.

Oh dios misericordioso, vuélvete a mí, te lo suplico.

Oh dios, no dejes plantado a tu siervo

que ha sido arrojado a las aguas de un pantano.

¡Toma su mano!

Transforma en bien los pecados que he cometido

Haz que el viento se lleve lejos los males que he cometido

Muchas son mis faltas, oh dios

¡Quítalas de mí como si fueran un manto!

(Ramírez Kidd 2009, 22).

La persona que ora en el caso anterior, se encuentra frente a su dios en una relación personal con él. La consciencia interior de su falta, la confianza en la misericordia del dios, y la posibilidad del sentido liberador del perdón expresado aquí, no dependen de que el dios al que se dirijan sea “el dios verdadero” o no. Los sentimientos en esta oración reflejan, simplemente, necesidades profundas del corazón humano, de todo corazón humano, en cualquier cultura. El reconocimiento del valor intrínseco de la experiencia religiosa indígena en nuestro continente, descalificada y satanizada, es en mi opinión, un correctivo necesario que debe de constituirse en punto de partida de cualquier lectura bíblica seria y respetuosa. La relación del texto bíblico con las tradiciones religiones autóctonas, no debe ser de discontinuidad sino de continuidad. Es decir: el texto debe ser leído desde la historia comparada de las religiones y desde la antropología religiosa, no desde la apologética y la dogmática. Esto permite ver que la mayor parte de las instituciones y prácticas el antiguo Israel, eran similares a las prácticas religiosas pre-colombinas.

Esto anterior nos conduce a un tercer aspecto necesario para la actualización bíblica hoy, a saber: que el referente de actualización bíblica no puede restringirse al universo de lo político en sentido estrecho, sino al universo de lo cultural en un sentido amplio. Son copartícipes en la actualización bíblica: el arte, el cine, la antropología, el folklore, etc. Solo desde esta pluralidad en el círculo receptor, se recupera la pluralidad en el círculo generador.

El trabajo exegético debe dar cuenta del texto, de todo el texto en cada momento del análisis. Un rasgo común entre la lectura ingenua del período misionero y la lectura política de la Biblia en la TL, consiste en mi opinión, en el hecho de que ambas trabajan a partir de “conclusiones” hechas a partir del texto estudiado. En mi modo de ver las cosas un texto no tiene una enseñanza o una conclusión sino que es un collage de ideas cuya conclusión puede estar en cualquier lugar y en varios al mismo tiempo, dependiendo del lector/a y su situación vital. Todo el texto, todas las dimensiones del texto, deben estar abiertas en cualquier momento del análisis a reflexiones de fondo que –de ninguna manera- requieren las “conclusiones” para ser formuladas.

Recuerdo que una frase (muy frecuente en la educación teológica en décadas anteriores), era que era necesario “hacer puentes” entre el texto y la realidad; o bien “aterrizar el texto”. La labor exegética –realizada apropiadamente- no necesita hacer puentes porque nunca se separa ni del texto ni de “lo real”. Los trabajos en aquella época se introducían con un estudio “sociológico” que iniciaba en tiempos de la llegada de los españoles al continente y terminaba con un análisis de la teoría de la dependencia en América Latina hoy. Sólo entonces se sentía autorizada la persona para entender finalmente el milagro en el estanque de Betesda. Se deriva de lo anterior, un importante aspecto de esta tarea: el lenguaje de la actualización no precisa (en modo alguno) ser un lenguaje religioso ni teológico.

Conclusiones

Una tarea primaria de la actualización bíblica hoy debe ser la correlación, es decir: la identificación e interpretación de los rasgos fundamentales de la cultura actual y la correlación del mensaje bíblico con ellos, a partir de un principio de continuidad y no de discontinuidad. La mayor parte de los temas/problemas humanos vitales, políticos y culturales abordados y tratados en los textos bíblicos son esencialmente los mismos de las sociedades actuales, no problemas distintos. Un texto bíblico estudiado apropiadamente (en mi opinión), muestra esta continuidad natural.

En la cultura tecnologizada de hoy, la actualización bíblica debe estar mediada por la imagen y la impronta de una captación multi-sensorial de los contenidos. No puede seguir ligada a una pedagogía centrada en la discursividad, en el análisis articulado de lo real basado prioritariamente en la palabra y en donde la dimensión afectiva y plástica, si aparece, queda relegada a un segundo plano. 

Bibliografía

Ramírez Kidd, José E. 2009. Para comprender el Antiguo Testamento. San José: Editorial SEBILA.

Tamez, Elsa. “La Biblia: saltos exegéticos y hermenéuticos en América Latina”, Vida y Pensamiento 27, 2 (2007): 115-128.

José E. Ramírez K., Profesor en la escuela de Ciencias Bíblicas de la Universidad Bíblica Latinoamericana.

joseenriqueramirezkidd@gmail.com

Recibido: 19 de abril de 2017

Aprobado: 6 de junio de 2017