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Vida y Pensamiento Revista Teológica de la
Universidad Bíblica Latinoamericana Volumen 42, Número 1 - Año
2022 -
San José, Costa Rica Tecnologías digitales: Aportes y desafíos teológico-pastorales |
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Tecnología
y sociedad: Retos y
oportunidades en la nueva Torre de Babel Lydia
Hernández Marcial pp. 19-42 |
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Resumen: El artículo
ofrece una lectura del mundo virtual utilizando el lente de Génesis 11:1-9,
el relato de la Torre de Babel. Este pasaje bíblico, perteneciente a los
mitos de los orígenes de Israel, nos invita, en primer lugar, a explorar los
mitos de los orígenes de la Internet y los medios sociales (social media). En
segundo lugar, la interpretación anti-imperialista
de Génesis 11:1-9 originada en Latinoamérica y África sirve de espejo para
explorar el control que ejerce el capitalismo de vigilancia por medio de los
medios sociales, el Internet de las Cosas (IoT), la
tecnología wearable (usable) y la visión de túnel
que crea la modificación de conducta que provocan estos sistemas. Finalmente,
el escrito evalúa la mezcla de lenguas y la dispersión, no como castigo, sino
como oportunidades para la descentralización del poder que ejerce esta
tecnología. Palabras claves: Babel, capitalismo de
vigilancia, medios sociales, Génesis 11:1-9, mitos fundantes. Abstract: This article
offers a reading of the virtual world in times of pandemic through the lens
of the Tower of Babel narrative (Genesis 11:1-9). First, this text from
Israel’s foundational myths invites the reader to explore the myths of the
origins of the Internet and social media. Second, the African and Latin
American interpretation of Genesis 11:1-9 functions as a mirror to explore
the control exercised by surveillance capitalism. The tunnel vision created
by social media, the Internet of Things (IoT), and wearable technology is a
product of the behavior modification caused by these systems. Last, the
writing evaluates language mixing up and dispersion as opportunities for
decentralizing the power exercised by today’s technology. Keywords: Social networks,
Babel, surveillance capitalism, Genesis 11:1-9, foundational myths. |
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Lydia Hernández
Marcial Tecnología y sociedad:
Retos y oportunidades
en la nueva Torre de Babel 1. Introducción: La realidad virtual y la
pandemia Habiéndose cumplido ya el segundo aniversario
de la declaración de pandemia a nivel mundial, los medios sociales (social
media) en el mundo virtual permitieron la conexión de familias, amistades
y grupos eclesiales y profesionales. La pandemia obligó a que las iglesias y las
instituciones educativas hicieran la transición al mundo virtual sin mucha
preparación, pero con mucha determinación para continuar realizando sus
labores. También muchas personas, especialmente envejecientes, tuvieron que
aprender a utilizar los dispositivos electrónicos y las plataformas virtuales
para mantener su contacto con la familia, amigos/as, iglesias y
entretenimiento. La facilidad de conexión, el ofrecimiento
gratuito y la accesibilidad de las redes sociales como Facebook, sitios de
videos como YouTube, ventas en línea por medio de Amazon y aplicaciones
móviles como WhatsApp han sido beneficiosos para la mayoría de las personas y
las iglesias en este tiempo pandémico. Sin embargo, no todo ha sido color de
rosa. Se ha registrado un aumento en la ansiedad, sentimientos de soledad y
depresión causada por el distanciamiento social en tiempos de pandemia.
Algunas personas incluso han expresado a través de las redes sociales el
deseo de terminar con sus vidas[1]. El encierro también ha producido un aumento de
tensión en las relaciones familiares al tener que pasar todo el tiempo juntos
en el mismo espacio. La falta de equipos electrónicos para todos los miembros
de la familia también afecta el ambiente familiar y crea, a su vez,
escenarios de estudio y trabajo difíciles. La pandemia también ha dejado al descubierto la
brecha generacional que permite que los nativos digitales asuman la
transición sin complicaciones, mientras que los inmigrantes digitales aún
luchan para mantener el paso en este mundo dominado por la realidad virtual[2]. Este artículo se escribe desde la perspectiva
de una inmigrante digital que disfruta mucho el uso de las herramientas
digitales, pero que le falta mucho por aprender. Sin darnos cuenta, el mundo de la realidad
virtual ha continuado su colonización y se ha movido al centro de los
dormitorios y otros espacios de nuestras viviendas. Los artículos cotidianos
como televisores, electrodomésticos, vehículos y asistentes digitales
personales[3] están ahora diseñados con la posibilidad de
conectarse al Internet y conectarse entre sí, lo que se conoce como “la
Internet de las Cosas” (IoT)[4]. La ecología mediática, disciplina fundada por
Neil Postman y Marshall McLuhan, establece que toda
nueva tecnología cambia el sistema en el que surge y estudia esos cambios[5]. Como bien señala Russ
White, “la tecnología es una herramienta y una moldeadora de la visión de
mundo”[6]. Pensar que la tecnología es neutral es un
error[7]; por lo tanto, mirar la pandemia como una mera
interrupción de nuestra normalidad, también lo es. Es necesario, pues,
evaluar las alternativas –positivas y negativas– que toda nueva tecnología
presenta ante la sociedad de esta segunda década del siglo XXI y que la
pandemia nos ha obligado a utilizar. Las decisiones tomadas respecto a esas
alternativas determinarán los beneficios y problemas que enfrentará la
sociedad y sus individuos[8]. Este artículo invita a sus lectores/as a
evaluar el poder y control adquirido por las grandes compañías del mundo
cibernético (Facebook, Google, Amazon, Apple y Microsoft) a la luz de Génesis
11:1-9. Estas compañías se han convertido en imperios que evocan el dominio
ejercido en la humanidad por los grandes imperios de las civilizaciones
humanas, pero de un modo muy distinto. Toda conquista imperial se basa en
mitos, explicaciones de sus orígenes y sus creencias, que siguen funcionando
para interpretar la realidad presente[9]. Por lo tanto, estos imperios tecnológicos
también cuentan con mitos fundantes que aún rigen la mentalidad de quienes
consumen sus productos. Génesis 11:1-9, como parte de los mitos fundantes de
Israel, provee una oportunidad para hacer una lectura de los mitos de los
orígenes de la Internet y los medios sociales y la realidad de los efectos de
esta tecnología que ha sido vital en este tiempo de COVID-19. 2. Mitos fundantes Génesis 1–11 ofrece la historia primigenia del
cosmos, la humanidad y, por consiguiente, de Israel utilizando un lenguaje
mítico. Comienza con el mito sacerdotal de la creación en siete días, con su
centro en el día de reposo (1:1–2:4a). Luego
presenta la creación del ser humano, su interacción con la serpiente y su
remoción del jardín del Edén (2:4b–3:24). De la creación, la historia se mueve a los
orígenes de la rivalidad entre hermanos (Caín y Abel), la corrupción y
violencia humana y las historias de diluvio (6:5–9:29). Finalmente, aborda el
tema de los orígenes de las naciones y los idiomas partiendo de la genealogía
de Noé (10:1-32) para cerrar con la genealogía de Sem
y Taré, padre de Abraham. Entre medio de estas genealogías se encuentra
Génesis 11:1-9, el relato de la Torre de Babel. La narrativa de Gn
11:1-9 comienza señalando el origen de una humanidad con un solo idioma y
hablando las mismas palabras (11:1). Este grupo de personas migran desde el
oriente y se asientan en Sinar, ciudad relacionada
con Babilonia[10]. Una vez en Sinar
deciden utilizar una tecnología distinta a la de Israel (v. 3: “ladrillo en
lugar de piedra, y asfalto en lugar de barro”) para construir una ciudad y
una torre, proyecto interrumpido por Dios. La zona
de Mesopotamia, zona fértil entre dos ríos, se identifica como uno de los
lugares donde surgieron las primeras civilizaciones[11]. Hace sentido, entonces, pensar
que las narrativas de los mitos fundantes de Israel comiencen en el Edén,
área identificada con los ríos Tigris y Éufrates, y concluyan con una
referencia a Babilonia. ¿En qué consiste el mito que comunica el relato
de Génesis 11:1-9? José Severino Croatto lo identifica como la explicación de
“la fundación y desaparición de Babilonia, como interpretación de la realidad
propia de Israel, sometido por la Babilonia imperial”, un mito
contrahegemónico que contradice el mito fundante de Babilonia tal como
aparece en el Enuma Elish[12]. Jean L’Hour expande
este entendimiento y lo coloca en el contexto contemporáneo: Es el
mito de la totalidad, del gobierno mundial, del esperanto, de una tecnología
universal, de un consumo y una cultura uniformes, de un orden mundial, de una
ideología global y globalizadora. Mientras que el mundo de la Biblia aparece
demasiado grande y los seres humanos corren el riesgo de perderse en él, el
nuestro se encoge cada día y acaba por parecerse a la torre de Babel. Los
lugares en que aún podemos ocultarnos y perdernos, ya sean los de la
geografía, la política, la comunicación o la economía, desaparecen uno tras
otro. Ya no hay lugar en nuestros días para los nómadas y su libertad. Hoy,
Nemrod (Gn 10,8-12), al que muchos autores judíos
atribuían la iniciativa de la construcción de Babel, se ha convertido en el Big
Brother, el gobierno mundial frecuentemente soñado y temido”[13]. La polisemia y la naturaleza simbólica del
lenguaje mítico[14] proveen lenguaje para poder mirar de cerca los
mitos fundantes y el ideario de los orígenes de las redes sociales. Especialmente, el giro liberador de la lectura
latinoamericana y africana de Génesis 11:1-9, ofrecida por Croatto, Pablo Andiñach y Néstor Míguez, entre otros, sirve como punto
de partida para este análisis. Con la invención de la World Wide Web por Tim Berners-Lee en la
década de los 1990s, se combinan tres mitos sobre el origen de la Internet. A
la explicación tradicional que relaciona los orígenes de la Internet con el
mundo militar se le une el mito de su surgimiento como una biblioteca digital.
Un tercer mito traza sus orígenes en un proyecto de desarrollo gradual que
inicia en el ámbito académico y militar, pero que luego se extiende su uso
para el entretenimiento y la comunicación entre las personas. Esta
“democratización” de la Web subraya el mito de que las redes son instrumentos
necesarios de progreso social y liberación, cuyo fin es provocar cambios
sociales, culturales, políticos y económicos positivos[15]. Mark Zuckerberg, fundador de
Facebook, comparte algunos de los mitos de las redes sociales en una carta
escrita a sus inversores señalando tres puntos: 1) compartir información
produce una cultura de más apertura y un entendimiento mayor de las
perspectivas de otras personas; 2) el fortalecimiento de las relaciones
interpersonales mediante la diversidad; y 3) el control personal sobre la
información que se comparte[16]. De vuelta a Génesis 1:1-9, examinaremos cómo se
deconstruye el mito fundante de Babilonia y, a su vez, cómo esta
deconstrucción ayuda a analizar los mitos de la Internet y los medios
sociales. 3. La uniformidad promovida por la narrativa
del sistema dominante Desde la perspectiva del análisis anti-imperialista de Génesis 11, construir una ciudad en
la que toda la población tiene un mismo idioma o un “mismo labio” (shafah) y usa las mismas palabras (devarim aharim) (Gn 11:1) implica la centralización del poder[17]. Esta centralización promueve la uniformidad
entre los individuos que pertenecen a esa ciudad. El texto describe así a un
poder totalitario como el de los imperios que Israel conocía de primera mano.
En este contexto se promueve un solo discurso, el de quien domina. Se ignoran
o silencian las voces que no afirman el mensaje oficial. Las claves que ofrece el texto llevan a
identificar al grupo descrito y su proyecto de centralización con Babilonia.
La arcilla, característica de la zona fértil entre los ríos, y el asfalto son
utilizados como materiales de construcción (11:3). La localización de la
ciudad en la región de Sinar (11:3) se relaciona
con Babilonia en Gn 10:10 y otros pasajes de la
Biblia hebrea. Concluyen estas pistas la referencia a la torre que se asemeja
al zigurat mesopotámico (11:4) y la nota etiológica en la conclusión del
relato que identifica la ciudad como “Babel” (11:9)[18]. Un examen del relato de los orígenes de la
Internet y las redes sociales a la luz del mito de Babel pareciera ser
inadecuado. Su intención de fomentar la apertura, propiciar la diversidad y
permitir a los/as usuarios/as controlar su propia información parece
contradecir el deseo de centralización de Babel/Babilonia. Sin embargo, un
vistazo a la realidad de las redes sociales y la Internet dejan ver que el
imperio virtual funciona desde la ambigüedad, pues su propósito de apertura y
libertad descansa sobre el control y la homogeneidad que buscan los imperios
virtuales. Los magnates de las plataformas virtuales como
Facebook, Instagram, TikTok y Google, diseñadas
para la conexión social y el entretenimiento, ejercen control reforzando el
mito que establece la necesidad de la Internet y los medios sociales. Los
algoritmos y la inteligencia artificial que funcionan en los dispositivos
electrónicos que cada usuario/a tiene consigo a toda hora registran sus
movimientos, localizaciones, gustos, lineamientos ideológicos, relaciones,
etc.[19]. Este rastreo incesante dio origen al nombre
“capitalismo de vigilancia”, acuñado por la sicóloga social Shoshana Zuboff Esta estudiosa
identifica este capitalismo como un nuevo orden económico con una lógica
parasítica que establece una infraestructura económica basada en la
vigilancia. El mismo se nutre de la modificación de la conducta de los/as
usuarios/as de la Internet y las redes sociales mientras le otorgan poder y
riqueza a las compañías basados en el excedente de conocimiento que extraen
de la gente. En otras palabras, es “un derrocamiento de la soberanía de las
personas”[20]. Ninguna persona conectada a la red está exenta. Zuboff describe el mecanismo que utilizan, en
general, las compañías como Google y Facebook. Primero introducen al público
a uno de sus servicios y los/as usuarios/as se acostumbran a él. Si hay
alguna protesta, las compañías realizan algún ajuste y redirigen el servicio
con sus modificaciones. Mientras más personalizada y precisa sea la
información provista por los/as usuarios/as, más precisa es la predicción de
conducta. A mayor predicción, mayor la posibilidad de venta de servicios y
productos y, por lo tanto, de engrosar las arcas[21]. Un porcentaje limitado de la información
recolectada del uso de las redes por cada individuo se utiliza para mejorar
el funcionamiento de las aplicaciones, los sistemas y los dispositivos. El
excedente de esta información obtenida al registrar el comportamiento de
los/as usuarios/as se vende a otras compañías para el desarrollo de
estrategias tecnológicas capaces de predecir la conducta humana y ofrecerle
productos de consumo basados en las posibles conductas futuras. Al uso de las redes sociales se le une la
dependencia de servicios de asistencia digital personalizada que funcionan
comunicándose verbalmente con quienes lo adquieren. Sistemas como Alexa,
Siri, Cortana y otros similares han sido bautizados por Zuboff
como “One Voice” (una
voz) que trabajan para el Big Other, una referencia
indirecta al concepto del Big Brother del totalitarismo descrito por George
Orwell en su libro 1984. “One Voice” (“una voz”), es lo que evoca el relato de la torre
de Babel en el primer versículo: “una sola lengua” y “las mismas palabras”. Este funcionamiento descrito previamente es una
estrategia de manipulación y control que lleva al público a mirar la realidad
del mundo a través de un estrecho túnel (visión de túnel) que lleva a
desarrollar una intolerancia a las ideas distintas a la propia. El imperio
virtual se compone, entonces, de provincias fragmentadas que disuaden la
diversidad de ideas y de personas utilizando estrategias como el trolling[22], shaming y el
cyberbullying que funcionan para controlar.
El propósito de estas prácticas es reforzar las líneas que demarcan quién
piensa como yo y quién no[23]. 4. Hacerse un nombre El énfasis temático en el poder controlador se
refleja en el relato de Babel también con la motivación de “hacerse un
nombre” (11:4). Detrás de la intención de hacerse un nombre hay un deseo de
poder. Construir una torre que llegue al cielo, proyecto tradicionalmente
visto como una evocación al zigurat mesopotámico, refleja un lenguaje
religioso que justifica el poder. Sin embargo, el que el proyecto de
construcción evoque un poder sancionado religiosamente no cancela el sentido
que evoca la función de protección que cumple una torre contra las amenazas
que afecten el plan de centralización, tal como el término hebreo migdal sugiere[24]. Otros textos de la Biblia hebrea que utilizan
la expresión “hacer un nombre” identifican esta empresa solamente como algo que
es posible a través de Dios. En 2 Samuel 7, Dios repasa con David su
trayectoria antes de llegar al trono y le recuerda que su fama la ha obtenido
gracias a Dios mismo. En otras instancias en los libros proféticos, Dios le
hace el mismo recordatorio al pueblo. Solamente es posible construirse un
nombre, alcanzar la fama, si Dios lo permite. El problema que tiene la sociedad global del
siglo XXI no es por causa de la tecnología, sino por el poder que ejercen las
grandes empresas por medio del capitalismo de vigilancia. La competencia se
da entre las grandes corporaciones que ostentan el poder –hacerse un nombre–
para llevarse la tajada mayor de los ingresos por ventas de productos y
experiencias a los individuos. La facilidad de hacerse un nombre en el caso
de las empresas que controlan el capitalismo de vigilancia se basa en que es
una práctica sin precedentes, difícil de medir con las categorías de lo que
hasta hoy conocíamos[25]. Lo invasivo de estos sistemas que recogen
información sobre la conducta humana –con o sin su autorización– afianza el
poder económico y político de las compañías que están detrás de esta
inteligencia artificial aplicada a cada movimiento cotidiano en los mercados
dominados por la existencia de tecnología inteligente. El conocimiento y el
poder están interrelacionados. Mientras más conocimiento recaban estas
compañías, más poder adquieren[26]. Las empresas como Google, Amazon y Facebook
compiten por hacerse un nombre y no ser dispersadas por medio de estrategias
como la eliminación de la competencia y creando dependencia a sus
plataformas. Un ejemplo reciente lo es la demanda de la Comisión Federal de
Comercio de los Estados Unidos a Facebook, a quien acusa de establecer un
monopolio del mercado por medio de la compra o el entierro de aplicaciones
que compiten con las suyas[27]. Con técnicas como la retroalimentación
positiva, las aplicaciones de los medios sociales crean en el/la usuario/a la
necesidad de estar conectado todo el tiempo para actualizar continuamente la
imagen que se presenta en los medios[28]. El uso continuo de los medios sociales,
respondiendo a los estímulos de esa retroalimentación, produce modificaciones
en el cerebro. La capacidad de concentración se reduce y aumenta la
distracción y el movimiento de una actividad a otra[29]. La persona conectada vive en un continuo performance,
vendiendo su imagen por medio de selfies,
otras imágenes y mensajes breves que generen interés en quienes visiten su
canal o página. Este interés se traduce en likes
y views, importantes para quienes quieren
convertirse en influencers o llegar a la
fama por medio de su música o su arte[30]. Estos “me gusta” y visitas se espera generen
remuneración económica. Stuart Cunningham y David Craig[31] presentan las dos caras de la cultura del performance
en las redes sociales. Por un lado, se descentraliza el poder de las
industrias tradicionales del entretenimiento cuando gente talentosa con
empeño, pero sin los recursos económicos, se hace famosa. Por otro lado, el
flujo de fans que generan estas nuevas figuras en la industria del
entretenimiento sigue enriqueciendo a las grandes corporaciones que
convierten los likes y los views en información para venderles productos. En
otras palabras, las grandes corporaciones tecnológicas crean su nombre
mientras los/as usuarios/as de las plataformas sociales luchan por crear el
suyo propio. 5. La intención divina: la
diversidad (11:5-8) Génesis 11:1-9 ofrece una observación satírica
de la pretensión de Babel: el proyecto de erigir una torre que suba al cielo
se queda corto. Dios tiene que bajar a ver lo que hacen (v. 5)[32]. El pasaje también critica la intención de
este poder totalitario de “hacerse un nombre”: a fin de cuentas, tampoco
logran esta meta. El texto declara con un juego de palabras el fracaso de la
misión: el deseo de hacerse un nombre (shem)
(v. 4) en aquel lugar (sham) (v. 2) se
interrumpe cuando Dios desciende y mezcla/confunde[33] allí (sham)
(v. 7) las lenguas y desde allí (sham) los
dispersa (v. 8). El relato termina explicando que el acto de
mezclar/confundir los lenguajes allí (sham)
y esparcirlos desde aquel lugar (sham)
define su nombre, Babel/Babilonia, y no sus ejecutorias. En el mito fundante de Mesopotamia, Enuma Elish, el
dios Marduk le da un nombre a la ciudad que llamó “Babilonia”; que significa,
“santuario/casa de los dioses”[34]. La ciudad imperial es también la ciudad de la
divinidad. En cambio, Génesis reinterpreta el mito para decir que para Israel
y su Dios “Babilonia” no llega a constituirse en ciudad ni alcanzar a Dios. La interpretación anti-imperialista
que toma en consideración el poder centralizado del gobierno se enfoca en la
relación entre lengua y poder. Los imperios dominan y controlan a los pueblos
que colonizan prohibiendo los elementos distintivos de la identidad nativa,
entre ellos el lenguaje[35]. Por lo tanto, la mezcla de lenguas como
descentralización del poder puede ser un castigo como tradicionalmente se
entiende, pero solamente para el poder imperial totalitario. Para los pueblos
dominados la mezcla de lenguas es la liberación de las políticas de control imperiales
que les invisibilizan, una afirmación de su identidad, lo que es una
bendición[36]. Es el diálogo entre personas y pueblos
distintos lo que hace posible la unidad[37], no la uniformidad lograda por la supresión de
las diferencias. En el contexto del mundo controlado por quienes
fomentan el capitalismo de vigilancia, mezclar la gente y sus lenguas
consiste en la liberación de los algoritmos que ofrecen a los individuos
productos e ideas afines a las suyas que responden a sus sentimientos,
inclinaciones y pensamientos. La tecnología predictiva de conducta debe
desaparecer o los seres humanos debemos aprender a dejar de controlarnos por
ella. Cuando la persona se cuestiona la uniformidad de los mensajes e ideas
en su feed comienza una movilización hacia la
mezcla de lenguas. Los/as expertos/as en el tema de la tecnología
de la Internet y las redes sociales reconocen que hay mucho que reparar en
orden al beneficio de los seres humanos y el mundo. En un estudio realizado
por el Pew Research Center (2021), estos/as
expertos/as señalaron la necesidad de arreglar los algoritmos de los medios
sociales, de modo que tengan en cuenta el bien de las personas y la
posibilidad de escucharse y llegar a consensos. El modelo del capitalismo de
vigilancia no debe prevalecer. Otro deseo manifestado por este grupo de
expertos encuestados es el de la existencia de regulaciones por parte de los
gobiernos que propicie un comportamiento más ético hacia los/as usuarios/as
de los medios. Es necesario propiciar el diálogo entre grupos
con ideas diversas, identificar y denunciar los discursos racistas y
discriminatorios que generan conductas violentas hacia las minorías raciales,
étnicas y sexuales. Estos tiempos pandémicos se han caracterizado por los
debates acalorados que mantienen en sus trincheras a grupos a favor y grupos
en contra de la vacuna contra el COVID-19, por ejemplo. Hace falta espacios
–virtuales o presenciales– para el intercambio de ideas como esta con respeto
y apertura. La mezcla de lenguas y la dispersión que también
requiere nuestro tiempo es la posibilidad de propiciar diálogos entre las
generaciones nativas y las inmigrantes en este mundo digital. Los poderes que explotan el enorme excedente de
información para la predicción de conductas y la monetización de esta
mantienen a los nativos digitales y a los inmigrantes digitales separados.
Sin embargo, hablando desde mi contexto como puertorriqueña, las nuevas
generaciones han demostrado tener un rol importante en los movimientos contra
las injusticias[38]. En los últimos años se han gestado y
organizado protestas a través de las redes sociales, logrando la movilización
de todos los sectores de la población y de todas las edades, siendo los/as
nativos/as digitales quienes ocuparon las primeras filas en las manifestaciones
en el lugar[39]. Hace falta un proyecto educativo que permita la
interacción entre nativos/as e inmigrantes digitales, en donde unos/as
aprendan de los/as otros/as. Quienes hablamos el lenguaje digital con acento
necesitamos la orientación de parte de estas generaciones jóvenes que lo
hablan a la perfección. 6. Conclusión Los mitos de Génesis 1–11 permiten la reflexión
en torno al ser humano como ser relacional. Las virtudes de la tecnología que
ha mantenido funcionando a gran parte del mundo en estos tiempos pandémicos
van acompañadas de los retos de vivir en un mundo extremadamente conectado y
manipulado por el “Gran Otro”. Génesis 11:1-9 nos ayuda a ver los peligros de
la uniformidad y la naturaleza opresora de querer hablar un solo idioma con
un solo discurso. También podemos considerar la exclusión de grandes porciones
de la población mundial, que no tienen los medios para mantenerse conectadas
a las redes. La entrada forzosa de muchos/as al mundo
digital gracias a la pandemia requiere ahora la toma de conciencia sobre las
estrategias que utilizan las grandes empresas tecnológicas para manipular,
extraer información y monetizarla. El nuevo Babel llama a sus habitantes
–usuarios/as de las redes– a hacerse un nombre para evitar la dispersión que
les obliga a entrar en contacto con gente con pensamientos e ideas distintas.
La esperanza descansa en la insistencia de Dios para que el ser humano
experimente la libertad que genera la diversidad. La diversidad obliga a
tomar tiempo para el diálogo, el entendimiento y el consenso. Sobre todas las
cosas, es necesario trabajar para comprender mejor el lenguaje del mundo
digital, permitiendo que las generaciones que lo hablan fluidamente dirijan
al resto de la población en ese ejercicio de aprendizaje. Bibliografía Alter, Adam. Irresistible: The Rise of
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Argentina de Ingeniería 17 (2021): 89-97, https://confedi.org.ar//wp-content/uploads/2021/05/Articulo8-RADI17.pdf Vear, Aysha M. “The Influencer Experience:
Identity Performance, Commodification, and Agency in YouTube Influencers”. Tesis de maestría. University
of Maine, 2017. White, Russ. Unintended Dystopia.
Eugene, OR: Cascade Books, 2001. Zuboff, Shoshana. The
Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New
Frontier of Power. New York: Hachette
Book Group, 2019. Lydia Hernández Marcial, Doctora en Antiguo Testamento (Lutheran School of Theology in Chicago) y
Catedrática auxiliar en Antiguo Testamento y hebreo bíblico del Seminario
Evangélico de Puerto Rico en San Juan, Puerto Rico. Contacto: dralhernandez@se-pr.edu Artículo recibido:
16 marzo de 2022 Artículo aprobado: 6
de mayo de 2022 |
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[1] María Victoria Sánchez Nadal, “Las redes sociales reflejan
cómo la pandemia ha perjudicado la salud mental de los usuarios”, El País, 28 de noviembre de 2020.
[2] El concepto “nativos digitales” se refiere a las generaciones que hablan
sin acento el lenguaje digital por haber nacido en un mundo lleno de
computadores, Internet, juegos de video, celulares/móviles inteligentes, entre
otros. Las generaciones anteriores se conocen como inmigrantes digitales, que
hablan con acento el lenguaje digital. Para más información, véase Marc
Prensky, “Digital Natives, Digital Immigrants, Part 1”, On the Horizon 9, n.° 5 (2001): 1, 3-5.
[3] Los asistentes digitales personales más conocidos son Alexa y sus
productos Echo y Dot, producidos y mercadeados por Amazon y Siri, de los
sistemas Apple. Microsoft cuenta con el asistente conocido como Cortana.
[4] “IoT” son las siglas en inglés por las que se conoce esta tecnología
mundialmente. Para más información, consulte el informe de Karen Rose, Scott
Eldrdge y Lyman Chapin, La Internet de las cosas, una breve reseña
(Ginebra: Internet Society, 2015).
[5] Octavio Islas, “La ecología de los medios: Metadisciplina compleja y
sistémica”, Palabra Clave 18, n.° 4
(2015): 1057-1083.
[6] John Dyer, From the Garden to the City: The Redeeming and
Corrupting Power of
Technology (Grand Rapids, MI: Kregel, 2011), 108; Russ White, Unintended
Dystopia (Eugene, OR: Cascade Books, 2001), xi; Ryan Panzer, Grace and
Gigabytes: Being Church in a Tech-Shaped Culture (Minneapolis, MN: Fortress
Press, 2020), 160.
[7]
Dyer, From the Garden to the City, 18; Neil Postman, Amusing
Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business (New York:
Penguin Books, 2006), 157.
[8] Dyer, From the Garden to the City, 113.
[9] José Severino Croatto, “El mito como la
interpretación de la realidad: Consideraciones sobre la función del lenguaje de
estructura mítica en el Pentateuco”, Revista de Interpretación Bíblica
Latinoamericana 23 (1996): 17-20.
[10] Ver, por ejemplo, Dan 1:1-2, en donde se identifica a Nabucodonosor como
rey de Babilonia y a la tierra como Sinar.
[11]
John J. Collins, Introduction to the Hebrew Bible and Deutero-Canonical
Books. 2da. ed. (Minneapolis, MN: Fortress, 2014), 27.
[12] José Severino Croatto, “El relato de la
torre de Babel (Génesis 11:1-9): Bases para una nueva interpretación”. Revista
Bíblica 58, n.° 62 (1996): 70; “El mito como la interpretación”, 20.
[13] Jean L’Hour, Génesis 1–11: Los pasos de la humanidad sobre
la tierra (Estella (Navarra): Verbo Divino, 2013), 62.
[14] Croatto, “El mito
como la interpretación”; Pablo R. Andiñach, «Denouncing Imperialism: An Argentine Rereading of the Tower of Babel
(Gen 11:1-9)», en La Violencia and the Hebrew Bible: The Politics and Histories
of Biblical Hermeneutics on the America, 105-119 (Atlanta: Society of
Biblical Literature, 2016), 107; Toby Miller et
al., “The Hero and the Shadow: Myths in Digital Social Movements/El héroe y
la sombra: Mitos en los movimientos sociales digitales”, Comunicar 68
(2021): 10.
[15]
Paolo Bory, The Internet Myth: From the Internet Imaginary to Network
Ideologies (Londres: University of Westminster Press, 2020), 2, 14,
117-118.
[16]
Mark Zuckerberg, “Open letter to investors.
Building global community”. 16 febrero 2017. Disponible
https://www.facebook.com/notes/mark-zuckerberg
/building-global-community/10154544292806634 (Consultado 20 enero 2020), en Bory, The Internet Myth, 121.
[17] Croatto, “El relato
de la torre de Babel”, 72.
[18] En Gn 10:10, al igual que en 2 Reyes 17–25, Jeremías 20–53, Ezequiel y
otros profetas, בָּבֶל (bābel)
se traduce “Babilonia”.
[19] Elías Todorovich, “La pandemia de las redes sociales”, Revista
Argentina de Ingeniería 17 (2021): 89-97.
[20]
Shoshana Zuboff, The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human
Future at the New Frontier of Power (New York: Hachette Book Group, 2019),
2.
[21]
Zuboff, The Age of Surveillance Capitalism, 159-175.
[22] Trolling es la práctica de sembrar discordia en medio de una
comunidad virtual mediante mensajes insultantes o que generan discusiones que
desvían los propósitos de esa comunidad. Sara Polak y
Daniel Trottier, eds., Violence and Trolling on Social Media: History,
Affect, and Effects of Online Vitriol (Amsterdam: Amsterdam University
Press, 2020), 11.
[23]
Polak y Trottier, Violence and Trolling on Social Media, 10-12.
[24] Edwin M. Good ve la torre como defensa y protección, no como un asunto
religioso o una conexión con la divinidad basado en el uso de la palabra מִגְדָל (migdāl) en la Biblia
hebrea (Good 2011, 105-106).
[25]
Zuboff, The Age of Surveillance Capitalism, 9-14.
[26] Véase la discusión de Michel Foucault sobre la relación entre el
conocimiento y el poder en Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión (México: Siglo XXI, 1975).
[27] “FTC Alleges Facebook Resorted to Illegal Buy-or-Bury Scheme to Crush
Competition after String of Failed Attempts to Innovate”,
https://www.ftc.gov/news-events/news/press-releases/2021/08/ftc-alleges-facebook-resorted-illegal-buy-or-bury-scheme-crush-competition-after-string-failed
[28] Adam Alter, Irresistible: The Rise of Addictive Technology and the
Business of Keeping Us Hooked (New York: Penguin Books, 2017).
[29] Mark Ellingsen, “Social Media and the Costs of Distraction:
Neurobiological Perspectives on Quality of Life”, Journal of
Interdisciplinary Studies 33, n.° 1 (2021): 43-58.
[30] Un/a influencer es una persona que desarrolla su
imagen o su propia marca y la mercadea en las redes sociales a través de su performance
para generar ganancia económica. Zuboff, The Age of Surveillance
Capitalism, 448.
[31]
Scott Cunninghamy David Craig, Creator Culture: An Introduction to Global
Social Media Entertainment (New York: New York University Press, 2021).
[32] Gerhard von Rad, Genesis. Old Testament Library, ed. rev.
(Philadelphia: The Westminster Press, 1972), 149.
[33] Bālal significa
“mezclar” y también “confundir” (HALOT 1: 132).
[34] Enuma Elish, Tablilla VI, líneas 57-58. En Alexander Heidel, The Babylonian
Genesis: The Story of Creation (Chicago: University of Chicago Press,
1993).
[35] Andiñach, “Denouncing Imperialism”, 115.
[36] Croatto, “El
relato de la torre de Babel”, 67.
[37] L’Hour, Jean. Génesis
1–11, 61.
[38]
https://periodismoinvestigativo.com/2019/07/la-generacion-del-yo-no-me-dejo-exige-la-renuncia-de-ricardo-rossello/
[39] Para más ejemplos de movilización y activismo, consulte Fabio Malini y
Henrique Antoun La internet y la calle: ciberactivismo y movilización en las
redes sociales (Guadalajara: Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Occidente, 2017).