Contenido
2. Las amenazas externas a la comunidad musulmana
3. La época fundacional del Islam
3.1. La época de los cuatro califas ortodoxos
2.2. Muhammad Ibn Abd al-Wahhab (1703-1792)
El Fundamentalismo islámico en Malasia
Daniel A. Gloor
Resumen: El artículo se enfoca en las tres amenazas percibidas a la identidad musulmana en Malasia: la amenaza étnica china por su poder económico; la amenaza religiosa cristiana por su celo misionero; y la amenaza cultural por la hegemonía occidental. Ciertos grupos malayos se separan de los no musulmanes y se remiten a la época fundacional de los cuatro califas ortodoxos; enfatizan la importancia del Corán y de la ley islámica; y subrayan la importancia de ciertos comportamientos sociales como, por ejemplo, la vestimenta. Ciertos grupos malayos ven en el wahabismo, la religión oficial de la Arabia Saudita, la medida salvífica que ayuda a moldear la mentalidad de ciertos grupos malayos que se vuelven exclusivistas y supremacistas. Una de las armas más efectivas para propagar el wahabismo son las becas ofrecidas para estudiar en Arabia Saudita. El artículo terminaré con una breve historia del wahabismo y de las características de su enseñanza.
Abstract: The article focuses on the three perceived threats to Muslim identity in Malaysia: the ethnic Chinese threat for its economic power; the Christian religious threat for its missionary zeal and the cultural threat to Western hegemony. Certain Malaysian groups are separated from non-Muslims and refer back to the founding era of the four orthodox caliphs; emphasize the importance of the Koran and Islamic law and underline the importance of certain social behaviors, such as clothing. Certain Malaysian groups see in Wahhabism, the official religion of Saudi Arabia, the salvific measure that helps to shape the mentality of certain local groups that become exclusivist and supremacist. One of the most effective weapons to propagate Wahhabism are the scholarships offered to study in Saudi Arabia. The article will end with a brief history of Wahhabism and the characteristics of its teaching.
Palabras claves: Fundamentalismo, Wahabismo, Malasia, Islam, identidad cultural.
Keywords: Fundamentalism, Wahabism, Malaysia, Islam, cultural identity.
“Todo fundamentalismo es, en su intención más profunda, una respuesta radical a una inseguridad existencial, sentida como amenazadora.”
Arnold Künzli
Existen muchas publicaciones sobre el fundamentalismo islámico en el Medio Oriente pero es raro encontrar publicaciones sobre el fundamentalismo islámico en el sudeste de Asia. En este artículo quiero señalar algunos rasgos del fundamentalismo islámico especialmente en Malasia. Este artículo, sin embargo, no pretende dilucidar todos los elementos del fundamentalismo islámico en Malasia. Quiero solamente describir lo que yo observaba durante todos estos años en Malasia. Otras personas en Malasia podrían percibir las cosas de una manera diferente o enfatizar puntos diferentes del fundamentalismo islámico en Malasia.
El artículo tiene dos partes. La primera parte se enfoca en Malasia misma, donde vivo desde más de quince años. Primero, presentaré algunos hechos sobre el país para entender mejor aquello a lo que me refiero. En un segundo lugar, mencionaré algunos puntos que son percibidos por los fundamentalistas como una amenaza a la identidad musulmana en Malasia. Finalmente, mencionaré algunos aspectos religiosos del fundamentalismo malayo1 y sus repercusiones en los comportamientos sociales.
En la segunda parte de este artículo pondré atención a un movimiento islámico que influye fuertemente a los fundamentalistas malayos: el wahabismo. Este movimiento, originario de Arabia Saudita, refleja la lucha en torno a la identidad musulmana verdadera, a los valores islámicos y el papel del Islam en Malasia.
Primera Parte: Malasia
Malasia está ubicado en el sudeste de Asia y tiene alrededor de treinta millones de habitantes. El territorio de Malasia está dividido en dos regiones por el mar de la China Meridional: (1) la península al sur de Tailandia y al norte de Singapur con la capital Kuala Lumpur y (2) el territorio de Malasia Oriental, situado en la zona septentrional de la isla de Borneo con las dos provincias de Sabah y Sarawak. La mayor parte de la población (60%) son malayos quienes son, por definición constitucional, musulmanes con costumbres y cultura malaya. El Islam es la religión oficial de la Federación de Malasia y es practicada mayoritariamente por la población malaya. El segundo grupo más numeroso y el más poderoso económicamente son los chinos (23%). Entre ellos se encuentran budistas, taoístas, cristianos y adeptos del culto a los ancestros. El tercer grupo importante son los indígenas que son mayormente cristianos de diferentes denominaciones y viven especialmente en las dos provincias de la Malasia Oriental, donde forman más de 50% de la población. El 7% de la población de Malasia es de ascendencia india que mayormente es de origen tamil y predominante hinduista. En cuanto a la distinción religiosa se puede dar la siguiente estadística: 60% musulmanes, 20% budistas, 10% cristianos y 7% hinduistas. En breve, Malasia tiene una gran diversidad religiosa, cultural y étnica. Este pluralismo es la gran riqueza de Malasia.
2. Las amenazas externas a la comunidad musulmana
Malasia está orgullosa de su diversidad religiosa, cultural y étnica y de la harmonía que existe entre los diferentes grupos religiosos y étnicos. Sin embargo, esta situación harmónica ha cambiado en los últimos quince años, especialmente en la península. Ciertos malayos, es decir ciertos musulmanes, se sienten amenazados, por una parte, por los chinos que detienen 80% del poder económico y, por otra parte, por los cristianos, particularmente los evangélicos, que tratan de convertir los malayos al cristianismo aunque la actividad misionera es estrictamente prohibida en Malasia. Ciertos grupos malayos también se sienten amenazados por la cultura occidental que se caracteriza, según ellos, por el libertinaje, la secularización, el materialismo, el consumismo y la desintegración de la familia. Estas tres amenazas, la étnica (comunidad china), la religiosa (el cristianismo) y la cultural (occidentalización), causan una actitud de rechazo entre ciertos malayos por todo lo que proviene del exterior. Al mismo tiempo, este rechazo fortalece una posición en la cual estos malayos se enfocan en sí mismos y en su cultura con el fin de proteger su identidad malaya.
No quieren ser parte de esta diversidad religiosa y étnica, sino separarse para preservar su unicidad. Estos grupos malayos tienen miedo de que su identidad, es decir su constancia y sus particularidades religiosas y costumbres culturales, vayan a desaparecer si no construyen una valla protectora alrededor de su identidad malaya. Estos malayos no ven a la comunidad china y a la comunidad cristiana como su prójimo, sino más bien como un enemigo de su etnia, de su religión y de su cultura. Estos malayos hacen una separación clara entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, entre los de adentro y los de afuera, entre los puros y los desviados. En breve, esta actitud reproduce el esquema ‘amigo’ - ‘enemigo’. La mejor manera de protegerse y demarcarse de ‘ellos’ y de fortalecer su propia identidad en contraposición a ‘ellos’ es enfocarse en los fundamentos de la religión, en este caso en los fundamentos del Islam. Si uno compara la identidad a una puerta, uno tiene dos posibilidades: cerrar la puerta o abrir la puerta.2 Lo que los fundamentalistas malayos hacen es cerrar la puerta para hacer una clara separación de los de a dentro y de los de a fuera.
El caso más conocido y mediatizado en Malasia de este tipo de separación entre ‘nosotros’ y ‘ellos’ (es decir: la postura de “la puerta cerrada”), es la cuestión que tiene que ver con la palabra ‘Allah’. El asunto empezó en 2007 y terminó con una decisión del Tribunal Supremo de Malasia en el año 2014. Los malayos que reivindican una exclusividad religiosa opinan que la palabra ‘Allah’ solamente puede ser usada por los musulmanes para referirse a su Dios y no por ninguna otra religión en Malasia. Aunque la palabra ‘Allah’ se usa por los árabes musulmanes, cristianos y judíos en el Medio Oriente y también por los cristianos en Malasia desde siglos, estos fundamentalistas malayos insisten que la palabra ‘Allah’ pertenece únicamente a la comunidad musulmana. Un líder de unos de estos grupos fundamentalistas (el nombre del grupo es ‘Perkasa’), dijo que ellos tienen que defender ‘Allah’ porque es su obligación religiosa. Durante la sesión del Tribunal Supremo, cientos de adherentes a la causa de ‘Allah’ trajeron pancartas con la siguiente frase: “Uniéndose para defender el nombre de ‘Allah’”. Finalmente, el Tribunal Supremo decidió en favor de esta minoría fundamentalista malaya que se ha presentado a sí misma, con éxito, como víctima de fuerzas cristianas foráneas. Así, el Tribunal Supremo, de una cierta manera, ratificó la separación entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, reafirmando con ello una visión cerrada de la realidad histórica.
La postura ciega e irracional de los fundamentalistas malayos revela “una incapacidad para el diálogo que genera actitudes proclives a la división y la ignorancia mutua, cuando no, a la confrontación abierta”.3 Los fundamentalistas no ven ningún beneficio en el diálogo con otras religiones porque su religión es la única verdadera. Los fundamentalistas malayos, en su ceguera, olvidan que la idea del pluralismo es parte de la voluntad de Dios. El Corán dice: “¡Oh gentes! Nos os hemos creado a partir de un varón [Adán] y una hembra [Eva]: os hemos constituido formando pueblos y tribus para que os conozcáis…” (Sura 49:13). “La clave de esta aleya es la frase “para que os conozcáis”, lo cual señala no solo el reconocimiento del pluralismo, sino también un llamado a la tolerancia y al diálogo intercultural e interreligioso”.4 Esta postura de los fundamentalistas trae como consecuencia una lectura reduccionista del Corán.
Hasta hace poco tiempo, el Islam de Malasia era una religión abierta y tolerante. El Islam del sudeste de Asia es un Islam que tiene ciertas influencias de las tradiciones locales y del hinduismo, que llegó al sudeste de Asia muchos siglos antes del Islam. El Islam solamente se asentó en la península malaya en los siglos XIV y XV d.C., mientras que el hinduismo llegó en el siglo VII d.C. “En general el Islam no rechazó a las culturas ajenas a la islámica… y fue capaz de integrar antes que de destruir, de ahí que el Islam se caracteriza ante todo por la asimilación de muchos elementos de las diversas culturas”.5 Los malayos que llegaron de la isla de Sumatra, la cuna de su civilización, trajeron sus costumbres y su cultura y nunca vivieron solos en la península malaya. Antes y desde su llegada a la península, los malayos siempre estuvieron expuestos a otras influencias aparte de la islámica. Las personas autóctonas y los hindúes vivían ya en la península malaya antes de la llegada de los malayos. Aunque los fundamentalistas malayos pretenden que la península malaya es su tierra, históricamente nunca lo fue. Los malayos compartieron siempre esta tierra con otras etnias y religiones.
Esta actitud de los fundamentalistas malayos revela otro aspecto importante de todo fundamentalismo: la reivindicación de una tierra para su pueblo. A menudo los fundamentalistas malayos llaman a ‘inmigrantes’ (‘pendatang’ en malayo), a los chinos que llegaron a la península malaya durante la colonización británica (siglo XIX). Sin embargo, históricamente, los mismos malayos son inmigrantes porque, como ya lo hemos visto, llegaron de la isla de Sumatra. El fundamentalismo, sea malayo o de otro tipo, siempre tiene una vista reduccionista de la historia. De hecho, si los fundamentalistas malayos tuviesen la oportunidad, echarían a todos los no malayos de la península. Querrían hacer de la península su tierra, es decir el Dâr el-Islâm, o Morada del Islam, en la que vive únicamente la ummah islámica (comunidad islámica) y donde se promulga y se practica solamente la Sharia. En otras palabras, querrían establecer en la península malaya lo que existe ni siquiera en la península arábiga, a saber: una comunidad musulmana pura con la Sharia como su única constitución.
Los fundamentalistas malayos no dudan en afirmar que son la etnia musulmana más pura, porque todos los malayos, por nacimiento, son musulmanes. Ninguna otra comunidad musulmana en el planeta puede decir eso de sí misma. Por ejemplo, los árabes, entre los cuales nació el Islam, no son todos musulmanes, porque existen árabes judíos y árabes cristianos. Sin embargo, con el correr del tiempo, y para pesar de los fundamentalistas malayos, existen hoy día también, malayos que se han convertido al cristianismo. Estos conversos son considerados apostates por los fundamentalistas malayos y, según su opinión, merecedores de la pena de muerte ya que han traicionado la comunidad musulmana (ummah).
3. La época fundacional del Islam
3.1. La época de los cuatro califas ortodoxos
Para superar el temor hacia las comunidades china y cristiana y respecto de todo lo foráneo en general y construir un ámbito seguro para ellos y su religión, los fundamentalistas malayos, como otros fundamentalistas musulmanes, remiten a menudo a una época fundacional del Islam, a saber, al reino de treinta años que comprende a los cuatro califas ortodoxos (1) Abu Bakr; (2) Omar; (3) Uthman y (4) Ali; período que comprende los años 632-661. Se pueden encontrar fácilmente libros y biografías sobre estos cuatro califas en todas las librerías de Malasia. Debe mencionarse además que siempre se imprimen y reimprimen nuevas ediciones sobre estos temas. Para los fundamentalistas la restauración del Islam primigenio en la ummah (comunidad musulmana), es la única alternativa viable, la respuesta religiosa frente a la inseguridad, la angustia y el secularismo.6 Creen poder superar la inseguridad y la angustia que experimentan retrotrayéndose a los orígenes.7 Los fundamentalistas malayos quieren regresar a la época áurea de la pureza y rechazar a todo lo foráneo, lo innovador y lo moderno que haya entrado en la ummah y que, afectando la fe, podría provocar una ruptura entre los creyentes. Los fundamentalistas adoptan posturas de reconquista en nombre de una restauración de la prístina fe religiosa para asegurar la unidad e unicidad de la ummah.
La unicidad de la ummah está enraizada en su misión histórica como se consigna en el Corán de la siguiente forma: “Sois la mejor comunidad que se ha hecho surgir para los hombres: mandáis lo establecido, prohibís lo reprobable y creéis en Allâh.” (Sura 3:110a). “Los fundamentalistas [malayos u otros] siempre han insistido en la importancia de la autenticidad de la ummah y han tratado de orientar la sociedad hacia el rechazo de los elementos extraños”.8 Rechazando lo foráneo, lo innovador y lo moderno, los fundamentalistas buscan mantener la unidad y la unicidad de la ummah. Los fundamentalistas “defienden un cierto inmovilismo o una cierta invariabilidad del Islam para evitar una pluralidad”.9 Los fundamentalistas viven de cierto modo, en una actitud de negación, porque en su origen el Islam posee ya una buena dosis de pluralidad al haber sido influido tanto por las antiguas tradiciones religiosas de la península árabe (pre-islámica), como por la religión árabe autóctona, el judaísmo y el cristianismo. Además, como ya se ha dicho, el Islam incorporaba muchos elementos no árabes para formar una nueva civilización de gran creatividad, inteligencia y belleza como durante la dinastía abasí (siglo VIII-XIII).
Aparte de la religión y la vinculación a un territorio, la lengua es otra seña que constituye la identidad de un grupo humano. La lengua, es decir el árabe en el caso del Islam, juega un papel muy importante en la restauración de la época fundacional del Islam. Cuando llegué a Malasia hace veinte años, las librerías ofrecían algunos libros y diccionarios en árabe. En aquel tiempo, lo más importante era promulgar el idioma nacional, el malayo. Pero, en los últimos cinco años, los libros sobre el idioma árabe abundan en las librerías. El malayo es la lengua de los hombres pero el árabe es la lengua de Dios. El idioma divino del Corán es sumamente importante. Ninguna mezquita lee una traducción del Corán durante la oración del viernes. Solamente se lee la versión árabe porque es el árabe que es el idioma de la revelación. Cuando un creyente musulmán escucha el Corán en árabe, el escucha la Palabra de Dios en directo. Además, como el Corán es la Palabra de Dios, no se puede hacer ninguna lectura crítica, es decir no existe la posibilidad de ningún acercamiento histórico-crítico del Corán.
La lectura del texto sagrado a la luz de la razón ilustrada sería semejante al hecho de cuestionar y relativizar la autoridad absoluta de Dios. Toda lectura crítica del Corán es una obra humana que socava la autoridad absoluta de Dios. La inerrancia del Corán, es decir el hecho de que el Corán no tiene errores, es un axioma indiscutible ya que el Corán proviene directamente de Dios, que, como Dios mismo, carece de todo error. Así, el Corán no necesita ninguna exégesis crítica porque la literalidad del Corán garantiza la verdad objetiva e infalible. Sin embargo, toda interpretación coránica es humana y así abre la puerta a interpretaciones diversas, aunque éstas hayan sido hecho por una autoridad legítima y competente. Los fundamentalistas son “ciegos ante sus propios ejercicios interpretativos y selectivos”.10 No obstante, ellos están convencidos que tienen el monopolio de la interpretación correcta.
Los fundamentalistas malayos querían establecer la ley islámica (Sharia)11 como ley del estado porque “la Sharia es la encarnación concreta de la voluntad divina”.12 Querían imponer la ley islámica para luchar contra la secularización del estado, que hace una distinción entre lo sagrado y lo profano, entre lo religioso y lo secular. Como la Sharia comprende todos los aspectos de la vida diaria, ella elimina esta distinción entre sagrado y profano, o religioso y secular. Como Dios es el Creador del universo y la Sharia es la encarnación de la voluntad divina, todo tiene que estar bajo la Sharia.
El miedo a la secularización del estado se junta con el miedo a la pérdida de poder. Los fundamentalistas tienen miedo que la religión islámica, y en particular la ley revelada (Sharia) que es concebida como inmutable y perfecta, ya no ocupen el centro de la preocupación del gobierno. Tienen temor a la invisibilidad social, política y cultural de la religión islámica. Es cierto que Malasia, como muchos otros países musulmanes, adaptó leyes europeas después de la independencia en 1957 en contradicción con el Islam y la ley revelada. Por esta razón, en la Malasia actual, el castigo al robo, por ejemplo, no se hace de acuerdo con la Sharia cuya sentencia es cortar la mano al ladrón. El adulterio ya no se castiga con la pena de muerte y tampoco la apostasía. Para los fundamentalistas, la constitución del estado de Malasia que tiene una fuerte influencia británica, es casi una abominación que va contra la voluntad de Dios.
Para los fundamentalistas musulmanes, sea malayo u otro, es imposible ser gobernado por un no musulmán. Por ejemplo, en Yakarta, la capital de Indonesia que es el vecino meridional de Malasia, el acalde era una persona china y cristiana. Aunque el alcalde de Yakarta, cuyo nombre es Basuki “Ahok” Tjahaja Purnama, tiene muchos méritos en cuanto al desarrollo social de Yakarta, los fundamentalistas musulmanes lograron removerle de su puesto acusándole de blasfemia y aun encarcelándole. Cuando el actual primer ministro de Malasia, Dr. Mahathir bin Muhamad, eligió en mayo 2018 como nuevo fiscal del Tribunal Supremo a un funcionario chino y católico, hubo una fuerte oposición de parte de los fundamentalistas malayos, quienes decían que solamente un musulmán es capaz entender e interpretar la Sharia. El Dr. Mahathir bin Muhamad, musulmán, resistió a esta polémica y el sultán de Malasia aprobó el nombramiento de Tommy Thomas.
El fundamentalismo malayo tiene como meta la reislamización de la sociedad malaya. Esta reislamización empieza con una medida sobre la vestimenta. Las mujeres malayas se visten siempre empleando un velo (hijab, usualmente rojo) que simboliza la felicidad y la alegría de la vida. Desde la reislamización de la sociedad malaya, algunas mujeres emplean una vestimenta negra semejante a la usada por las mujeres en los países del Golfo Pérsico. Algunas de ellas llegan al punto de cubrirse la cara mostrando únicamente sus ojos, tipo de vestimenta llamado Nikab. Afortunadamente, algunas mujeres musulmanas malayas crearon un movimiento para preservar y defender la vestimenta malaya de color, como señal de su cultura musulmana. Hasta hoy la gran mayoría de las mujeres malayas no han cambiado su tradición de vestimento.
Es evidente que la re-islamización de la sociedad malaya se manifiesta también en las relaciones con los no musulmanes. Malasia tiene una tradición hermosa que se llama ‘casa abierta’ (‘rumah terbuka’ en malayo). Durante los festivales mayores del Islam (como el final del Ramadán), y también durante la celebración de la Navidad cristiana; el festival de las luces del hinduismo (Divali) y el cumpleaños del Buda del budismo, las familias abren sus casas por dos o tres días para recibir a sus vecinos y amigos de otras creencias quienes traen deseos de felicidad a sus vecinos. Durante esta ocasión, las familias anfitriones cocinan para todos sus invitados. El problema se presenta con las familias no musulmanas que comen, por ejemplo, cerdo. Estrictamente, un musulmán no puede usar utensilios o comer de un plato que haya estado en contacto con comida impura.
Durante épocas, la mayoría de los musulmanes no se preocuparon mucho por asuntos relacionados con lo puro (halal) y lo impuro (haram) en relación con estas celebraciones. Sin embargo, la re-islamización de la sociedad musulmana ha cambiado esta apertura y tolerancia hacia el no musulmán y lo no musulmán. Los fundamentalistas malayos nunca pondrían sus pies en casa de un no musulmán y por cierto, no comerían tampoco una comida preparada por un no musulmán. Durante el Ramadán en mayo/junio del 2018 surgió la siguiente pregunta en Malasia: ¿Puede un musulmán comer algo en el mercado que es vendido por una persona no velada aunque esta persona sea musulmana? Hasta este punto ha llegado el temor de volverse impuro y contaminarse por prácticas y acciones de convivencia en la vida cotidiana. Llegados a este punto, vemos como es la propia comunidad, es decir ciertos miembros de la misma comunidad musulmana, que no son suficientemente puros para los fundamentalistas malayos. Ellos, como otros fundamenta-listas, se estiman a sí mismos como los mejores representantes de la verdadera religiosidad islámica, y desde esa posición, cualquier posición que no se la suya propia, les parece reprensible.
No es solamente el modo de vestir y el no compartir ciertas comidas lo que reflejan la re-islamización de la sociedad musulmana en Malasia y su clara separación de los no musulmanes. Los fundamentalistas musulmanes tampoco establecen amistad ninguna con una persona de otra religión ya que, desde su punto de vista, las ideas y actitudes de esta persona podrían contaminar su persona y creencias como musulmán o musulmana. Un fundamentalista musulmán no daría los mejores deseos a una persona cristiana para la Navidad, porque la Navidad no es una celebración musulmana y los cristianos tienen una falsa comprensión de Jesús. Un fundamentalista musulmán tampoco daría la mano a un no musulmán para saludarlo.
En breve, las personas fundamentalistas de Malasia perciben su entorno como un medio alienante y hostil. Tal como ellas lo perciben, lo único que les da seguridad y protección es la ummah que se vuelve ser abrigo y hogar donde operan las leyes de la Sharia y los principios del Corán y de la Sunna (la tradición del Profeta, los dichos y hechos de Muhammad), con exclusión de todo lo que pueda considerarse innovación (bida).13 Es solamente la ummah (la comunidad musulmana). Más aún, dentro de ella son solamente las personas más piadosas, es decir las más celosas en cumplir la ley revelada, quienes pueden proveerles un sentido de calor, acogida y tranquilidad. Lo que está fuera de esta comunidad, no solamente genera inseguridad y temor, sino que impide además la práctica de una vida islámica verdadera. “La comunidad se vive, por tanto, como refugio frente a la contaminación externa y como defensa frente a los peligros del exterior”.14 Es la comunidad que garantiza la verdad y la vida de fe.
Segunda parte: El wahabismo
En los últimos años, el Islam sunita se ha radicalizado en Malasia, especialmente en la península. La teología islámica tradicional que se enseña en las escuelas públicas ha cambiado a una nueva teología derivada del Medio Oriente, es decir de la Arabia Saudita. Esta nueva teología está influenciada por el wahabismo15 que es la enseñanza islámica oficial de la Arabia Saudita. Esta nueva teología derivada del wahabismo moldea la mentalidad de ciertos grupos malayos que se vuelven exclusivistas y supremacistas.
En Malasia, la influencia del wahabismo ha estado creciendo con el apoyo de las autoridades políticas que buscan asegurarse el apoyo electoral de estos grupos musulmanes fundamentalistas. Se han establecido algunas escuelas y centros islámicos con financiamiento saudí para contener lo que ellos llaman “enseñanzas islámicas desviadas”. Estos grupos entienden por “enseñanzas islámicas desviadas” todo aquello que no se base en una lectura literal del Corán y de los hadices (dichos y acciones del Profeta). El primer ministro anterior, Najib Razak, había recibido donaciones personales de la familia real saudí en sus cuentas personales. El periódico The Malaysian Insider señaló que el dinero de estas donaciones saudíes buscaba luchar contra la ideología del Estado Islámico y ayudar a los burócratas islámicos locales a contrarrestar las enseñanzas chiítas.16
Arabia Saudita juega un papel muy importante en la divulgación del wahabismo en todo el mundo. En el caso de Malasia, Arabia Saudita ofrecía y ofrece todavía, becas generosas a los malayos para estudiar en dicho país. A través de esta generosa oferta, muchos estudiantes malayos han ido a Arabia Saudita para estudiar el Islam. Durante sus estudios, estos estudiantes han sido expuestos, naturalmente, al pensamiento wahabí. Al regresar a Malasia, algunos de estos estudiantes se han convertido en maestros de religión en las escuelas públicas y en las mezquitas. De este modo, pueden inculcar el estilo de vida y el pensamiento wahabí a una generación joven. Hoy día, algunos de estos ex estudiantes trabajan en el servicio civil, otros son eruditos, profesores, abogados e incluso políticos. Estas personas tienen posiciones que les permiten tomar decisiones y así reforzar y extender la enseñanza wahabí en toda la administración de Malasia.17
Otro aspecto muy importante en relación con las becas saudíes es la lucha contra las ideas de la revolución iraní de 1979. Irán se ha convertido en una pesadilla para Arabia Saudita y, tal como ellos lo ven, la influencia iraní tiene que ser combatida por todos los medios posibles. A pesar de que Arabia Saudita e Irán son países musulmanes, se han vueltos enemigos feroces. Al contrario de Arabia Saudita que es de práctica sunita, Irán es de práctica chiíta. El chiísmo es considerado una “enseñanza islámica desviada” por el wahabismo. Además, los iraníes no son árabes como los saudíes, sino que son persas. Y los persas resisten con mucho éxito contra la arabización de su cultura.
Arabia Saudita no se contenta solo con atraer estudiantes malayos a su país, sino que quieren influir de un modo más eficiente a la sociedad entera de toda Malasia. De este modo, tomaron la decisión de construir un centro para la paz en Malasia. El primer ministro anterior de malasia, Najib Razak, les ofreció un terreno de dieciséis hectáreas en la capital administrativa de Malasia, Putrajaya, para realizar su proyecto de paz. Así, Arabia Saudita tendría un edificio permanente en la ciudad de Putrajaya y podría promover su propia versión del Islam, el wahabismo, influyendo medularmente las decisiones políticas de Malasia. Por el momento, no se sabe si el nuevo gobierno de Malasia, elegido en mayo 2018, va a continuar con esta política de apoyo al proyecto saudí. Si el nuevo gobierno sigue con este plan saudí, es muy probable que la harmonía al interior de la misma comunidad malaya y entre los malayos y otras etnias de Malasia se verá aún más perturbada.18
Mencionaremos ahora algunos hechos importantes de la historia del wahabismo y algunos rasgos de su enseñanza. Para entender lo que sucede en Malasia, y también en otros países musulmanes de obediencia sunita e incluso en países que tienen una población musulmana, es importante comprender que el wahabismo ha pasado de ser una secta islámica en la península árabe a ser la tendencia mayoritaria del Islam sunita, es decir en la ortodoxia islámica.
El wahabismo es una corriente político-religiosa musulmana dentro de la rama del sunismo y se adhiere a la corriente más estricta de las cuatro escuelas jurídicas islámicas, la escuela hanbalí.19 De hecho, los seguidores de esta corriente sunita rechazan el nombre ‘wahabismo’ y se auto denominan ‘salafistas’.20
El wahabismo fue creado por el clérigo y reformador saudí Muhammad ibn Abd al-Wahhab (1703-1792) en el siglo XVIII. Ibn Abd al-Wahhab fue contemporáneo del creciente dominio y control europeo sobre el mundo islámico mientras el ambiente social, político y religioso de la Arabia otomana estaba en declive. Como reacción a esta realidad, Ibn Abd al-Wahhab decidió iniciar una corriente pro-islámica. Ibn Abd al-Wahhab no se percibió como fundador de una nueva secta sino como el restaurador del Islam en aquellos temas relacionados con su especificidad y la unicidad absoluta de Dios. Según Ibn Abd al-Wahhab, es este Islam el que fue practicado por los primeros musulmanes. La unicidad absoluta de Dios no solamente es una doctrina sino tiene consecuencias en una praxis ortodoxa muy rigurosa que se explicará más adelante.
El auge del wahabismo se debe a la relación de éste con la Casa de Saúd, la dinastía reinante en Arabia Saudita, y al apoyo mutuo que se brindaron. Ibn Saúd (1710-1765), fundador del primer estado saudí y de la dinastía Saúd, promulgó la idea del Islam wahabí como la manera correcta de practicar el Islam de forma oficial en el país. Por su lado, Ibn Abd al-Wahhab le dio a Ibn Saúd legitimidad religiosa a su conquista de Arabia, es decir a la liberación de Arabia del control otomano. La alianza entre Ibn Saúd e Ibn Abd al-Wahhab llegó a tal punto que una de las hijas del clérigo se casó con el hijo de Ibn Saúd.
El momento determinante en la implantación del wahabismo fue el pacto de al-Diriyya en 1744, firmado por Ibn Abd al-Wahhab e Ibn Saúd. Ibn Saúd se encargaría de los asuntos de gobierno y seguridad e Ibn Abd al-Wahhab de los asuntos religiosos. En el pacto de al-Diriyya, Ibn Saúd e Ibn Abd al-Wahhab se prepararon para iniciar una especie de compromiso político religioso que asegurara la unicidad divina: la unidad de la ummah, la comunidad de los creyentes. El wahabismo siempre ha tenido como objetivo unir a toda la ummah (la comunidad musulmana), bajo el Islam wahabí, es decir el Islam tal cual debería ser practicado.
Originalmente la implantación del wahabismo estaba circunscrita a los musulmanes sunitas en Arabia Saudita. El wahabismo era una corriente menor en el Islam hasta 1938, cuando se descubrieron los yacimientos de petróleo en la península arábica. Los fabulosos ingresos del petróleo dieron un gran ímpetu a la expansión del wahabismo. Desde los años 1970, gracias a los ingresos del petróleo, Arabia Saudita empezó a financiar el Islam a nivel mundial. Miles de millones de dólares han sido invertidos para construir escuelas coránicas, centros de estudios islámicos y mezquitas en todo el planeta, y para promover las obras de autores religiosos saudíes y difundir la enseñanza wahabí por satélite en todo el mundo.
2.2. Muhammad Ibn Abd al-Wahhab (1703-1792)
Muhammad Ibn Abd al-Wahhab, originario de la península árabe, obtuvo su educación musulmana en las famosas mezquitas-universidades de Medina, Basora, Bagdad, Isfahán, Qom, Damasco y El Cairo. Se puede suponer que los estudios en las regiones de tradición chiíta, como Isfahán y Qom en donde santos, imames y mártires juegan un papel importante en la vida religiosa chiíta, influyeron y alimentaron su reflexión sobre el retorno necesario a la unicidad absoluta de Dios. En Irán y en el mundo chiíta en general, la veneración y la peregrinación a las tumbas de los santos, imames y mártires es una práctica religiosa importante. Los chiítas (pero también muchos sunnitas) peregrinan a la tumba de santos, imames y mártires con el fin de tocar la tumba y pedir su asistencia en algún asunto vital.
Observando estas prácticas religiosas, Ibn Abd al-Wahhab consideró que los musulmanes se habían vuelto supersticiosos, laxos y asociacionistas [idólatras], es decir que asociaban a Dios con seres humanos. Pero, según la enseñanza wahabí, Dios no comparte su poder con seres humanos. Así, este comportamiento fue considerado idolátrico por Abn Abd al-Wahhab. Por eso, a esta praxis supersticiosa, laxista y asociacionista, Ibn Abd al-Wahhab opuso una predicación fundada sobre el Corán y la Sunna sin la mediación de exégesis alguna, como lo había hecho Ahmad ibn Hanbal (780-855). Ahmad ibn Hanbal es el último y más rigorista de los cuatro grandes imames que fundaron las escuelas jurídicas sunitas en el Islam.
La obra maestra de Ibn Abd al-Wahhab se intitula “El libro de la unicidad divina que es el derecho de Dios sobre sus servidores” (kitâb al-tawhîd allathi hua haq Allâh ala al-abîd), explicado en un librito de unas cincuenta páginas. El título de esta obra resume la esencia del proyecto wahabí: restaurar el Islam en lo que le distingue de las otras religiones, la unicidad absoluta de Dios. “Ibn Abd al-Wahhad entiende la afirmación del tawhîd [la unicidad divina] como la única salida que permitirá a los musulmanes recuperar la fuerza que tuvieron los primeros fieles (al-salaf)”. 21 Según Ibn Abd al-Waahhad, la fe purificada de todo tipo de asociacionismo permitiría un despertar de los musulmanes. En su obra, Ibn Abd al-Wahhab distingue tres tipos de unicidad divina: la unicidad señorial, la unicidad de obediencia o de adoración y la unicidad de los nombres y atributos de Dios.22
El wahabismo como todo fundamentalismo preconiza un retorno a los fundamentos. En el caso del wahabismo es un retorno a las fuentes del Islam, es decir del Corán y de la Sunna. Los wahabís afirman que interpretan directamente, sin mediación exegética, las palabras del profeta Muhammad. La teología wahabí es puritana y legalista en materia de fe y prácticas religiosas. En su celo puritano, los wahabís destruyeron el cementerio donde estaban enterrados algunos de los compañeros de Muhammad en 1806 o las tumbas de la familia del profeta en 1925.
En cuanto al orden moral, el wahabismo decreta que los hombres y las mujeres deben estar separados en la sociedad, y las mujeres deben cubrirse completamente cuando aparezcan en público. Los seguidores de otras ramas del Islam, como los chiítas y los sunitas moderados, son considerados infieles, es decir takfires. Se les niega la condición de verdaderos musulmanes. Los wahabís han establecido algunas severas penas por delitos como el sacrilegio y la apostasía, que incluyen la flagelación, la lapidación y la decapitación. Los seguidores del wahabismo ven su rol como los defensores del Islam y ven la necesidad de restaurar la pureza del Islam, aparentemente contaminado por innovaciones, supersticiones, desviaciones, herejías e idolatría. El wahabismo no acepta prácticas como:
Todo el pensamiento y comportamiento del wahabismo se basa en un solo axioma: la unicidad absoluta de Dios. Este axioma es la medida para todos y para todo. La pluralidad de las religiones y la diversidad de las culturas no son una riqueza de la humanidad sino una desviación de la unicidad absoluta de Dios. Al entender la enseñanza puritana del wahabismo, no es sorprendente que algunos grupos malayos quieran purificar el Islam malayo contaminado por las tradiciones y creencias locales y expulsar a los infieles (sean musulmanes o no) de la península malaya para crear una etnia malaya pura, basándose en la doctrina y el comportamiento wahabí. El fundamentalismo malayo influenciado por el wahabismo y apoyado por el gobierno previo haría de Malasia un desierto religioso y cultural. La grandeza y la riqueza del Islam en general y del Islam malayo en particular siempre dependían del diálogo y del encuentro con otras religiones y culturas.
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Daniel André Gloor realizó sus estudios de teología en Zürich (Lic. T.), Princeton (Th. M.) y Montpellier (Ph. D.). Fue profesor de Nuevo Testamento y Griego en la Universidad Bíblica Latinoamericana, en Costa Rica y actualmente trabaja como profesor de Teología en Malasia.
Recibido: 20 de junio de 2018
Aprobado: 17 de julio de 2018
1 Hago una distinción entre ‘malayo’ y ‘Malasia’. Malasia se refiere al país y a todas sus habitantes mientras el término ‘malayo’ se refiere únicamente a aquellos habitantes de Malasia cuya religión es el Islam.
2 Pascal Bruckner, “Ist die Identität bedroht – oder bedroht uns die Identität”, Neue Zürcher Zeitung (Zürich, Suiza), 11 junio 2018.
3 José María Mardones, “Modernidad”, en: José María Mardones, (dir), 10 palabras clave sobre Fundamentalismos. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino. 1999, p 37.
4 Sergio I. Moya Mena. El Islam y sus manifestaciones sociopolíticas contemporáneas. Breve introducción. San José: Editorial UCR. 2016, p 19.
5 Roberto Marín Guzmán. El fundamentalismo islámico en el Medio Oriente contemporáneo. San José: Editorial UCR. 2017, p 39.
6 Roberto Marín Guzmán, idem, p 35.
7 Lluís Duch, “Tradición”, en: José María Mardones, (dir), 10 palabras clave sobre Fundamentalismos, Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino. 1999, p.
8 Roberto Marín Guzmán, idem, p 41.
9 Monserrat Abumalham, “Islam” en José María Mardones, (dir), 10 palabras clave sobre Fundamentalismos, Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino. 1999, p 219.
10 José María Mardones, “Modernidad” en José María Mardones, (dir). 10 palabras clave sobre Fundamentalismos. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino. 1999, p 41.
11 La Sharia tiene cuatro fuentes fundamentales: 1. El Corán; 2. La Sunna está compuesta de los hadices, que relatan hechos y dichos del profeta Muhammad; 3. El qiyas o deducción de prescripciones legales del Corán o la Sunna a través del razonamiento analógico; 4. El consenso o iymâ utilizado allí donde el Corán o la Sunna no dicen nada sobre un asunto particular. (Sergio I. Moya Mena, El Islam y sus manifestaciones sociopolíticas contemporáneas. Breve introducción. San José: Editorial UCR. 2016, p 6).
12 Sergio I. Moya Mena. El Islam y sus manifestaciones sociopolíticas contemporáneas. Breve introducción. San José: Editorial UCR. 2016, p 5.
13 Roberto Marín Guzmán, idem, p 44.
14 José María Mardones, “Modernidad”, en: José María Mardones, (dir). 10 palabras clave sobre Fundamentalismos. Estella (Navarra): Editorial Verbo Divino. 1999, p 43.
15 El sustantivo ‘wahabismo’ y el adjetivo ‘wahabí’ se refieren al apellido de su fundador Muhammad ibn Abd al-Wahhad.
16 www.resumenmediooriente.org/2016/04/13/arabia-saudi-difunde-el-wahabismo-en-malasia/ - Consultado el 23/10/2018.
17 https://www.the star.com.my/news/nation/2016/08/28/the-radicalisation-of-islam-in-Malaysia/ - Consultado el 23/10/2018.
18 iuvmpress.com/sp/6845 y www.freemalaysiatoday.com/category/opinion/2017/05/25/di-sebalik-dakapan-saudi-trump-sejarah-ganas-wahhabisme/ - Consultado el 23/10/2018.
19 El Islam sunita tiene cuatro escuelas jurídicas: (1) la escuela hanafí, fundada por el imán Abu Hanifa (699-767); (2) la escuela malakí, fundada por el imán Malik (muerto en 795), contemporáneo de Abu Hanifa; (3) la escuela shafi’i, fundada por el imán Shafi’i (767-820), discípulo de Maliki y Abu Hanifa. Es esta escuela que se difundió en Malasia e Indonesia. La escuela shafi’i se posiciona entre la escuela hanafí que enfatiza la importancia de la opinión personal y la escuela malikí que se basa esencialmente en la Sunna. (4) La escuela hanbalí, fundada por el imán Ahmad ibn Hanbal (780-855) quien estudió con Shafi’i. (http://fiqh-maliki.blogspot.com/2010/10/las-cuatro-escuelas.html).
20 La palabra árabe ‘salafa’ significa ‘antepasado’ o ‘predecesor’. Un salafista es una persona que es fiel a la enseñanza de las tres primeras generaciones de defensores del islam, es decir los compañeros del profeta Muhammad, sus seguidores y los sucesores de los seguidores. Para los musulmanes sunitas, estas tres generaciones tienen gran autoridad moral.
21 https://www.webislam.com/articulos/26403-lbn_abd_al8209wahhab_un_pensamiento_reformista_i.html - Consultado el 23/10/2018.
22 www.laculturegenerale.com/wahhabisme-definition-arabie-saoudite/ - Consultado el 23/10/2018.