Vida  y

Pensamiento

Revista Teológica de la Universidad Bíblica Latinoamericana

Volumen 43, Número 2  -  Año 2023  -  San José, Costa Rica

 

Hermenéuticas bíblicas

de liberación:

Aportes teóricos y metodológicos

para una nueva era

 

 

 

 

 

 

Reinterpretación de las narrativas de violencia

sexual desde la hermenéutica bíblica

en clave liberadora:

Lectura de 2 Samuel 13,1-22 para la construcción

de lenguajes transformadores

 

Vivian Yaneidy Puentes Roncancio

 

pp. 93-122

 

 

 

 

Resumen: El artículo tiene la finalidad de reinterpretar las narrativas de violencia sexual de un grupo de mujeres pertenecientes a la Asociación MUVICEM desde una hermenéutica liberadora de 2 Samuel 13,1-22. El acercamiento se basa en el método de lectura bíblica de la Teología de la Liberación (ver, juzgar, actuar) y parte de la mediación socio-analítica de la realidad de las mujeres que se destaca en sus narraciones sobre la violencia sexual en el contexto del conflicto armado colombiano. Relee las experiencias de violencia sexual en diálogo con la situación de Tamar en la narrativa para identificar elementos transformadores de su realidad y espacios de incidencia política.

 

Palabras claves: Teología de la liberación, hermenéutica liberadora, mujeres, voces, silencio, violencia sexual.

 

Abstract: This article proposes a reinterpretation of the narratives of sexual violence of a group of women belonging to the MUVICEM Association from a liberating hermeneutic of 2 Samuel 13,1-22. This approach is based on the method of reading the Bible in Liberation Theology (see, judge, act) and takes as its starting point the socio-analytical mediation of women's reality by highlighting their narratives of sexual violence in the context of the Colombian armed conflict. Their experiences of sexual violence are reread in dialogue with the situation of Tamar in the text to identify transforming elements of their reality and spaces for political advocacy.

 

Keywords: Liberation theology, liberating hermeneutics, women, voices, silence and sexual violence.

 

 

 

 

 

Vivian Yaneidy Puentes Roncancio

 

Reinterpretación de las narrativas de violencia sexual

desde la hermenéutica bíblica en

clave liberadora:

Lectura de 2 Samuel 13,1-22 para la construcción

de lenguajes transformadores[1]

 

Introducción

 

La violencia sexual, producto del conflicto armado en Colombia, ha sido objeto de un importante número de estudios que confluyen en la necesidad de visibilizar y hacer legítimo el dolor de las víctimas y la urgencia de un reconocimiento social que les repare de manera integral y diferencial. Al respecto, la Asociación MUVICEM[2] ha sumado esfuerzos para contrarrestar la estigmatización y la vergüenza inscrita en las mujeres abusadas debido al fuerte componente patriarcal. A continuación, se evidencia, en forma sucinta, algunos de los aportes realizados por este colectivo popular al hacer una relectura de su realidad a la luz de 2 Samuel 13,1-22.

 

Las condiciones simbólicas e imaginarias que acuñan las narraciones de violencia sexual de las mujeres colombianas interesan particularmente a esta investigación porque la Teología y la Sagrada Escritura interactúan directamente en este terreno y están llamadas a hacer un aporte significativo al respecto. De hecho, el primer momento del método ver-juzgar-actuar corresponde a la necesidad de saber en dónde estamos para encuadrar el marco de la realidad. El “ver” se queda en la realidad, investigándola, acogiéndola para comprenderla y orientarla hacia una transformación significativa[3]. Sin esta mediación socio-analítica no se descubren las causas y no se analizan las consecuencias de las violencias sexuales en los cuerpos y las corporeidades femeninos.

 

Comprender la violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano a partir de las voces de las protagonistas, posibilita el segundo momento metodológico, el “juzgar” o la mediación hermenéutica. Esta propone tomar posición frente a los hechos analizados al explicitar el sentido que descubre la fe a través del discernimiento y el compromiso por la justicia[4]. El texto desde el que se realiza esta medición es 2 Samuel 13,1-22, un relato de la Biblia Hebrea que describe cómo Amnón, el hijo primogénito del rey David, recrea un plan malicioso para obtener el cuerpo de Tamar, su hermana. En el relato se percibe la ausencia de una voz profética, por lo que el crimen sexual narrado, en este texto y otros, junto con sus reinterpretaciones ético-teológicas, instan de ser estudiados y analizados para descubrir su energía transformadora.

 

El análisis de la realidad de las mujeres y sus narraciones pasa por la Palabra de Dios para llegar finalmente a la práctica concreta o la vuelta a la acción[5], que, dentro de nuestro marco metodológico, implica una mediación práctica “actuar”. De allí que sea necesario preguntarse cómo reinterpretar las narrativas de un grupo de mujeres que ha vivido la violencia sexual a partir de la lectura de 2 Samuel 13,1-22 desde una hermenéutica en clave liberadora para construir lenguajes transformadores de su realidad.

 

I. Mediación socio-analítica “ver”: la narración femenina como estrategia política y comunicativa

 

En la historia colombiana, una de las perspectivas ignoradas en los relatos hegemónicos del conflicto armado ha sido precisamente la perspectiva de género. Las voces de las mujeres son invisibilizadas en la construcción del discurso nacional. Ellas son víctimas de una doble opresión: “la propia del complejo contexto nacional al que se enfrentan y aquella derivada de las desventajas que conlleva su género”[6]. Al respecto, Virginia Capote enfatiza: “Ser mujer, y más aún, ser mujer pobre o indígena, en Colombia, ha supuesto un detrimento en el desarrollo personal femenino”[7]. Las luchas de las mujeres por la visibilización de sus derechos y la construcción de sus historias de supervivencia han estado en constante desventaja frente a sus semejantes masculinos.

 

Equiparar los roles históricos asignados a las mujeres en Colombia no ha sido una tarea fácil. En apoyo a este proceso, este trabajo ha recogido algunas narrativas de violencia sexual contadas por las mismas mujeres que evidencian la participación de actores armados como el Ejército de Liberación Popular (EPL), El Movimiento 19 de Abril (M-19), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). De manera particular destaca la presencia paramilitar del Bloque Norte en la zona minera del departamento del Cesar, en los municipios de Becerril, El Paso, La Jagua de Ibirico y Agustín Codazzi[8]. Los siguientes testimonios evidencian algunos patrones de agresión física recurrentes en contra de los cuerpos de las mujeres que viven en estos contextos:

 

A las mujeres las violaban, las obligaban a vivir con ellos, a trabajar a prestarles sus servicios […], a practicarse abortos […], a otras las embarazaban […] y cuando terminaban de hacer lo que querían con ellas, las llevaban para cierta parte y las mataban. […]. En el Cañaguate hay una casa que nadie la habita porque al parecer allí enterraban muchachas, ahí hay una fosa[9].

 

Este testimonio evidencia que los delitos sexuales, en su forma y objetivo, son patrones de violencia usados bajo el ejercicio de la fuerza y la amenaza, con distintas finalidades: la expropiación de tierras o bienes, el castigo para las mujeres que se oponen o para aquellas acusadas de estar vinculadas a las guerrillas, la obtención de información y el acceso a servicios sexuales bajo la modalidad de esclavitud sexual, entre otras.

 

Rita Segato define la violencia sexual como:

 

La violación pública y la tortura de las mujeres hasta la muerte de las guerras contemporáneas […] Es la destrucción del enemigo en el cuerpo de la mujer, y el cuerpo femenino o feminizado es, […] el propio campo de batalla en el que se clavan las insignias de la victoria […] se inscribe en él la devastación física y moral del pueblo, tribu, comunidad, vecindario, localidad, familia, barriada o pandilla[10].

 

Así, las violencias sexuales pueden ser consideradas formas de dominación y sometimiento, en donde los paramilitares o actores armados disponen de los cuerpos y la vida de las mujeres para demostrar su poder[11]. Al constituirse como víctimas de violencias sexuales, las mujeres han sido expropiadas del control de su propio cuerpo, un cuerpo que representa un espacio específico con las particularidades propias del entorno en el que se ha desarrollado[12]. Rita Segato agrega que el control y la opresión queda inscrita en un nuevo territorio, los cuerpos de las mujeres que son testimonios de toda guerra[13]. Las mujeres son las depositarias y portadoras del territorio, ellas consolidan a las poblaciones, sus cuerpos son el paisaje y el referente simbólico del pueblo, la familia o la comunidad. Cualquier acción que esté dirigida hacia ellas va a estar dirigida directamente a su círculo más cercano.

 

El cuerpo, especialmente el cuerpo de las mujeres, por su afinidad con la dimensión territorial, es la estructura sobre la cual se adhieren los signos interpuestos por la guerra. En él los enemigos graban las señales de su antagonismo. El poder actúa directamente sobre el cuerpo y provoca una guerra para colgar y exhibir las señales de adhesión y dominio del grupo armado agresor. Los siguientes testimonios evidencian el rol de los cuerpos femeninos bajo dinámicas de guerra:

 

Cuerpos estigmatizados[14]

 

[…] a mí me violan por decir en el 99, más o menos, y en el 2000 empezaron a matar, y hacer y a violar; o sea ahí fue donde empezó la guerra […] ahí mataban, violaban, desaparecían. […] Y pues lo que me pasó a mí fue porque a mí me perseguían los “paracos” porque a un hermano mío lo habían desaparecido y me dijeron: allá está tu hermano, para recogerlo, el subversivo ese. Y pues como es mi sangre me lo dieron, lo fui a recoger, y después de eso tan duro, le puse la queja a la Cruz Roja y esa gente se alborotó y casi que me comen viva (Testimonio).

 

Cuerpos incómodos[15]

 

La hija de 16 años de otra dirigente de ANMUCIC, fue violada, torturada y muerta, cuando iba en camino a Valledupar, departamento de Cesar. La obligaron a bajar del autobús y se la llevaron. “No sé quién recogió el cadáver. La habían enterrado como N.N. [desconocida]. Las AUC habían puesto la plata para la urna. Así hacen ellos. Los indígenas que vivían cerca del jagüey [pozo] habían escuchado sus gritos. Me contaron que la niña les decía “no me maten, yo no les he hecho nada a ustedes” y me llamaba. Los paramilitares le gritaron: “Qué mami ni qué carajo, si es por tu mamá que viene todo esto”. Le cortaron los pechos.[16]

 

Cuerpos apropiables, corregibles, higienizados[17]

 

Las reglas que ponían ahí eran que las mujeres no podían pelear. Como, por ejemplo, […] hay unas niñas que estaban siendo novia del mismo novio, entonces se daban golpes en la calle y venían, les quitaban la ropa, las tableaban, les pegaban con una tabla, las bañaban con agua fría, las ponían a barrer con pantaleta en las calles (Testimonio).

 

Cuerpos disponibles para la violación, esclavitud sexual, prostitución y la desnudez forzada

 

Al pueblo había llegado un grupo de las AUC y uno de sus hombres en una ocasión le dijo que ella estaba muy bonita y que la iba a hacer suya. “Primero muerta”, contestó Isabel. Pasaron como dos meses y me mandó un muchacho ahí a mi casa, que yo le gustaba a su jefe, que si podían salir. […] Salí un día a hacer un mandado cuando […] me paró la moto e intentó como besarme, entonces yo le dije que me respetara y me agarró por el pelo, que quisiera yo o no, que iba a ser de él. En el transcurso de los días, llegó una camioneta a mi casa con cuatro hombres, iban cuatro en la camioneta y se bajaron y me subieron a la fuerza y me llevaron hacia Chiriguaná, al propio pueblo. Yo digo que era como un hotel, porque yo sé que entraron a un garaje, de ahí me bajaron a un cuarto. Ahí estaba él, me decía que si yo no estaba con él iba a matar a mi familia y me iba a matar a mí y a mí me tocó obligada estar con él (Testimonio).

 

Había cuatro hombres, los cuatro hombres me vieron, me agarraron. Los señores me dijeron que para dónde iba: “si quieres te acompañamos”. Yo les dije que yo no necesitaba ayuda. Yo estaba apenas comenzando mi último embarazo. […] No estaba muy lejos de la casa donde yo vivía a donde estaba lo que me sucedió. Me agarraron fuertemente y me metieron en un lugar montañoso, ahí me dañaron toda y me hicieron perder mi bebé. Y yo decía, “pero ¿por qué me hacen esto si yo no vengo a hacer daño?, yo no vengo a hacer nada”. Me golpearon porque me intimidaron para que yo no dijera nada (Testimonio).

 

Transformar la relación mando-obediencia inscrita en los cuerpos-corporeidades femeninas por los grupos armados implica un ejercicio de conciencia política y procesos de empoderamiento que responden y cuestionan las distintas lógicas de sujeción. Por lo tanto, cuando las mujeres reconocen su estado de subalternidad, tienden a crear canales colectivos en pro de la superación del orden social preestablecido. Así, las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano, gestionan discursos contra hegemónicos y promueven distintos espacios individuales o colectivos, que, si bien están reconocidos por la ley, en la práctica reproducen lógicas de opresión debido al fuerte componente androcéntrico institucional. Lo anterior, obliga a las mujeres a generar procesos comunitarios mucho más fuertes que giren entorno a las experiencias traumáticas para canalizarlas y asegurar el acceso a sus derechos a nivel nacional.

 

II. Mediación hermenéutica “juzgar”: lectura 2 Samuel 13,1-22

 

La realidad analizada en el “ver” ahora es interpretada en el “juzgar”. El proceso de lectura de 2 Samuel 13,1-22, en base a la situación vivida por las mujeres, direcciona la situación actual de las mujeres víctimas de violencia sexual para que sea permeada por la energía transformadora del relato bíblico. Las preguntas que subyacen a esta etapa son cómo la Biblia define la violencia sexual contra la mujer; y cuál es el rol de la mujer dentro del relato. Para dar respuesta, se hará una breve descripción del relato, seguida de un breve análisis del verbo forzar en el versículo 14, su relación con la violación y el ejercicio de poder en el contexto de la Biblia Hebrea. Finalizamos con un breve análisis narrativo que destaca la postura de la protagonista femenina.

 

La perícopa describe cómo el hijo primogénito del rey David, Amnón, recrea un plan para obtener el cuerpo de Tamar, su hermana. El hombre demuestra su poder y dominio haciendo de la protagonista un objeto maleable a sus pretensiones personales; sin importar las consecuencias hace uso de la fuerza física sobre el cuerpo de Tamar y la viola. Tamar se resiste ante el atropello de su hermano, apela al honor familiar y sugiere una salida al conflicto. Sin embargo, el corazón de Amnón, segado por la avaricia desmedida de poder, es incapaz de escucharla y en consecuencia la somete y la expulsa. En tal caso, el cuerpo de Tamar es usado para tematizar la lucha por el trono davídico entre los hermanos Amnón y Absalón; es decir, la deshonra femenina tiene un objetivo político en función de las mayorías masculinas del relato.

 

En el v. 14 encontramos el verbo zq (forzar), que sugiere que el hombre ha ejercido la fuerza física en contra de la mujer. Este es el papel vital de la violencia física en la concepción hebrea de la violación[18]. En el siguiente recuadro se evidencia la intensidad del uso físico del poder para dominar a una mujer al tener relaciones sin consentimiento:

 

 

Hebreo transliterado

Vəlo’ ’abah lišmōʿa bəqōlāh váyéĕzáq mīménāh váyəʿánéhā váyīšəkábōtāh

Traducción Biblia Jerusalén

Pero él no quiso escucharla, sino que la sujetó, la forzó y se acostó con ella.

Traducción propia

Y no se dispuso él a escuchar la voz de ella, hizo más fuerza que ella, la humilló y se acostó con ella.

 

Fuente: Elaboración propia de la autora

 

Las acciones de Amnón en contra de Tamar muestran la relación directa que tiene la violencia sexual con el poder comúnmente delegado a los hombres-líderes. En este sentido, las relaciones de género violentas en el tiempo de la monarquía reflejan un sistema eminentemente patriarcal que desdice la función política femenina[19]. Por ende, es pertinente preguntarse por el rol que juega Tamar dentro del relato estudiado. Para dar respuesta, se ha planteado la siguiente estructura basada en el esquema quinario:

 

 

Esquema quinario

Marco narrativo

2 Samuel 13,1. Tamar hermana de Absalón.

Situación inicial

A. 13,2-7. Silencio de Tamar (Amnón, Ionadab y David).

Nudo

B. 13,8-9. Tamar entra a la casa de Amnón.

(Actos de Tamar: Va a la casa de su hermano y prepara el alimento).

C. 13,10. Tamar entra en la habitación: Por el alimento.

D. 13,11. “Se hizo fuerte en ella y le dijo acuéstate conmigo”.

Acción

transformadora

E. 13,12-13. La voz de Tamar:

“No me sometas”.

“No hagas esta infamia”.

“No seas uno de los insensatos de Israel”.

Desenlace

D1. 13,14. “Se hizo fuerte a causa de ella y la sometió”.

C1. 13,15. Tamar sale de la habitación: Por el odio.

B1. 13,16-19. Tamar sale de la casa de Amnón.

(Actos de Tamar: Apela a su hermano, toma cenizas, desgarra la túnica, camina y se va llorando).

Situación final

A1. 13,20-22b. Silencio de Tamar (Absalón-David).

 

Marco narrativo

2 Samuel 13,22c. Tamar hermana de Absalón.

 

Fuente: Elaboración propia de la autora.

 

La estructura concéntrica A-B-C-D-E-D1-C1-B1-A1 propuesta dibuja un patrón simétrico de la organización de las acciones expuestas por el narrador y como tema central destaca el protagonismo de la voz de Tamar y sus negativas. La atmósfera narrativa del relato es construida a partir de dos elementos temporales: “Ocurrió después que Absalón […]” (v. 1) y “[…]Dos años después, estando Absalón […]” (v. 23). Adicionalmente, se encuentra la inclusión de los vv. 1 y 22 con el apelativo “hermana” (ăōō) que declara la relación de hermandad entre Tamar y Absalón. Para ahondar más en el desarrollo de la trama y destacar el rol de Tamar, se realiza un breve comentario a cada una de las secciones del relato.

 

A. Situación inicial: Silencio de Tamar fuera de la casa y la habitación de Amnón (vv. 1-7)

 

Esta sección presenta y nombra al grupo de participantes, registra el diálogo de Amnón con Yonadab y describe los primeros actos de Tamar. El v. 1 devela una noción inicial acerca de los personajes: Absalón tiene una hermana hermosa, Tamar y Amnón está enamorado de ella. En este primer escenario el narrador dirige la atención del lector o lectora hacia el estado emocional de Amnón y las relaciones fraternales. El personaje femenino es descrito como una hermana hermosa y si bien no se identifica directamente como hija de David, es la hermana consanguínea de Absalón (2 Samuel 3,2-3)[20]. En el v. 2 el narrador amplía la presentación de Amnón, está enamorado con Tamar y angustiado a causa de su virginidad[21]. Tal retrato pone a Amnón entre sentires opuestos: la angustia por la virginidad y el amor.

 

La secuencia narrativa presenta otro cuadro en el que se incluye un nuevo personaje, Yonadab, el amigo sabio quien es capaz de idear un plan y aconsejar a Amnón para que finja enfermedad y pida a David el envío de Tamar con alimento. Todos los personajes cumplen el plan propuesto por Yonadab y Tamar es enviada a Amnón con alimento destinado a revivir y restaurar su corazón. En este punto, el narrador caracteriza a Tamar como hija obediente y hermana leal que trabaja diligentemente para sostener y revitalizar a su hermano enfermo[22]. La presencia de Tamar en esta primera sección está determinada por los discursos masculinos de Amnón, Yonadab y David. Ella es una figura pasiva puesta en escena bajo la voz imperante de los sujetos reales. El narrador la describe a partir de la mirada de Amnón. Yonadab la cosifica y da instrucciones con la finalidad de que Amnón la adquiera; David, con su autoridad real ordena, a través de su mensajero, que Tamar se desplace hacia la casa de Amnón. De este modo, el episodio inicial incorpora una cadena de mando-ejecución-mando que imposibilita que Tamar hable[23].

 

B-C-D. Nudo: la propuesta y la fuerza de Amnón sobre Tamar (vv. 8-11)

 

Estos versículos incluyen las acciones silenciosas de Tamar y evidencian un cambio en la ubicación de los personajes, especialmente en los movimientos progresivos de Tamar. Ella pasa de su casa (v. 7) a la casa de Amnón (v. 8); luego, a la habitación (v. 10); y, finalmente, se acerca Amnón para que él coma (v. 11). Esta secuencia intimista se diferencia de la entrada de David en la habitación de Amnón (v. 6)[24]. De este modo, el narrador impulsa al lector a imaginar las acciones de Tamar sin dejar de lado su objetivo primordial, el dar sustento a su hermano[25].

 

La descripción detallada de la preparación de la comida cumple dos funciones discursivas: involucrar la imaginación del lector o lectora y gestar una sensación de tensión. Tamar se representa como una persona menesterosa que realiza sus acciones con amor mientras su hermano la mira. El suspenso narrativo es coadyuvado por la negativa de Amnón frente a la comida (v. 9) y la posterior orden de acostarse con él (v. 11), acciones progresivas que refieren actos adversos en contra de Tamar. En este mismo versículo el rol de Amnón cambia, vuelve al centro del escenario y juega un papel dominante[26]. Tamar, por su parte, continúa en la escena actuando bajo su mando hasta que él se hace fuerte en ella y le ordena: “acuéstate conmigo”.

 

E. Acción transformadora (vv. 12-13): La intervención de Tamar

 

Este segmento destaca la voz de Tamar, sus apelaciones y negaciones ante los hechos acaecidos en su cuerpo y corporeidad. Su voz es la gran protagonista y con ella se refleja un carácter potente dispuesto a responder y a luchar. Tamar se niega a las pretensiones de su hermano y articula un discurso coherente con la finalidad de persuadirlo. El contenido de su exposición evidencia las siguientes clausulas morales.

 

 

 

1

Incesto-violación

No me sometas

Tamar hace alusión a las leyes en contra del incesto para indicar lo que podría pasarle a Amnón si sigue adelante con sus intenciones[27]. Las consecuencias de la violación de una virgen, según Lv 18,9, son el matrimonio y una maldición, según Dt 27,22.

2

Acto infame (nəālāh)[28]

No hagas esta infamia

Hace referencia a graves violaciones que amenazan el tejido social, tal como se describe en Gn 20,9; 34,7, en este último versículo se usa un lenguaje similar para hacer referencia a la violación de Dina por Siquem[29]. Tamar advierte con este comportamiento de Amnón que no es un israelita y lo iguala a los cananeos, rebajando su estatus de hijo del rey.

3

Ruina de Tamar-honor familiar

¿A dónde iré con mi afrenta?

El lenguaje de Tamar expresa impotencia y desdicha, comparable a Gn 37,29-30, cuando Rubén no encuentra a José dentro del pozo. La virginidad tenía un valor político en el Antiguo Israel, era considerada como un bien valioso y una fuente de orgullo familiar, los hermanos estaban obligados a salvaguardarla[30]. En consecuencia, la estrategia tejida por Amnón incluye la decadencia del honor de la familia real y la ruina total de Tamar.

4

Matrimonio-salida al conflicto

Habla ahora con el Rey, porque él no me retendrá a ti.

La unión entre Tamar y Amnón habría sido posible, aún a pesar de las prohibiciones de Dt 27,22[31]. La afirmación denota la sabiduría de Tamar al reconocer que los actos de Amnón conducen a la decadencia moral de la corte real[32]. Tamar le recuerda a Amnón que su padre es la máxima autoridad humana en el reino y del trato que ella reciba como hija dependerá la relación con su padre y su rey[33].

 

Fuente: Elaboración propia de la autora.

 

En consecuencia, Tamar es definida como una mujer mediadora y trasgresora, capaz de expresión; su voz apela a la compasión y a la razón de Amnón, le ofrece sabios consejos para disuadir el curso de su acción. La protagonista femenina advierte a Amnón que está en peligro de alinearse con el mal y expresa su sabiduría e indignación con un plan honesto y directo. El proceder de Tamar confronta el mal con la verdad y ofrece a Amnón sabiduría vivificante.

 

D1-C1-B1. Desenlace: Amnón fuerza y somete a Tamar (v. 14)

 

Amnón ignora la voz de Tamar y actúa; domina a la mujer, la invisibiliza y la fuerza. El verbo ʿnh (abajar) indica la fuerza física y el referente sexual de la humillación[34]. Se utiliza junto con el verbo šāá (acostarse) que describe una actividad sexual ilícita que recae sobre Tamar. Ya en el v. 9, Amnón había rechazado el alimento vivificador por no estar en relación con sus pretensiones personales. Al forzarla y acostarse con ella refuerza el paralelismo entre comida y Tamar: ella “ya no es una voz, no es un otro frente a él, es un objeto utilizable para saciar el deseo”[35]. El ejercicio de la fuerza y la violencia no culmina con el coito sin consentimiento, este se prolifera por medio de la negación al otro, el odio (v. 15) se integra a la violación, culmina con la expulsión de Tamar de la casa y con su desolación. El v. 14 incluye la máxima expresión de violencia, pero esto, a su vez lo convierte en el punto de quiebre para la conclusión de la narración.

 

A1. Situación final: Silencio de Tamar en relación con la salida de la habitación y de la casa de Amnón (v. 15-22)

 

El narrador aclara que Amnón no ama a Tamar, en su lugar la odia intensamente y quiere deshacerse de ella. Tamar resiste de nuevo con sabiduría e indignación, vuelve a confrontar a Amnón con su obligación de proteger su estatus y bienestar. Pero él ahora no está dispuesto a escucharla y más adelante la expulsará sin mencionar su nombre[36]. La voz de la mujer es enmudecida a causa de la supremacía masculina. La última reacción de Tamar involucra su lenguaje corporal y destaca la túnica larga, vestidura que representa su virginidad y futuro. Con este recurso visual el autor insta al lector y a la lectora a fijar su mirada sobre Tamar, haciéndole testigo de su dolor y sufrimiento. Ella pone cenizas sobre su cabeza, rasga su prenda especial y grita, expresando injusticia, opresión y angustia; reconoce abiertamente su indignación y la devastación que siente.

 

La violencia no culmina con Amnón, de hecho, la aparición de Absalóm minimizará los hechos y condenará a Tamar al silencio. David no hace nada, aun cuando el ultraje se ha cometido en su familia y reino. Así, el texto cuestiona sus facultades reales y se hace alusión al incumplimiento de la ley (Dt 17,18-19). Tamar es condenada a elaborar la humillación en silencio, lo que subraya la naturaleza desesperanzadora del relato e incentiva en la persona lectora compasión ante su figura y acción. Testigo de la brutalidad, la persona que lee es traspasada por la violencia, ya sea como víctima o como sujeto activo de ella[37].

 

III. Mediación práctica “actuar”: Lenguajes trasformadores

 

El presente apartado incorpora el tercer momento del método hermenéutico propuesto, el “actuar”. El estudio ha pasado del análisis de la realidad de las mujeres en torno al conflicto armado a la Palabra de Dios, para ahora llegar a la práctica concreta: la construcción de lenguajes transformadores. Aquí evidenciamos las categorías poder, violencia sexual, cuerpos, corporeidades y silencio, para esbozar nuevos lenguajes útiles para las realidades de las mujeres hoy.

 

1. El poder estructural y la violencia sexual

 

La violencia es una manifestación de poder desencadenada por la búsqueda del poder y el bien aún a costa del bien social. Ejemplo de ello son los ciclos de violencia de los años 90 en el territorio del Cesar en Colombia, los cuales motivaron la incursión paramilitar para defender a las élites económicas y políticas promotoras de la explotación del carbón y de la producción de algodón en la región, sin tener en cuenta las secuelas de terror y opresión para las comunidades campesinas. Por su parte, el texto bíblico representa este mismo componente en Amnón cuando humilla, somete y se acuesta con Tamar con el fin de hacerse fuerte en ella. La usa para recobrar su vigor y luego la odia y la repudia sin escuchar las apelaciones sobre su destino funesto y el honor familiar. Amnón se convierte en enemigo de sus hermanos y en opositor al rol real de su padre David.

 

En el caso colombiano, como en el del texto bíblico, el ejercicio del poder se configura a partir de posiciones estratégicas adquiridas por la clase dominante para establecer relaciones de dependencia y control en las comunidades. Los diferentes sistemas políticos pretenden equilibrar el orden social a través de la efectiva distribución del poder. El aspecto represivo del poder es el que monopoliza la violencia con la finalidad de reafirmar su supervivencia. Así, pues, el problema de la monarquía o de la distribución del poder en el Cesar, no depende de los sistemas de gobierno, sino de la mala inoperancia de los monarcas y terratenientes a la hora de gobernar.

 

Reflexionar sobre la ruptura del tejido social, con referencia a la violencia sexual cometida por los grupos armados, a la luz del texto bíblico, evidencia las trasgresiones relacionales de carácter ético y religioso. Por un lado, la violencia se estructura por el poder (económico, social, político, militar o ideológico), con perversiones visibles en los frentes de estudio. Por otro lado, la definición de la violencia sexual como trasgresión no abarca a los pueblos en general, sino a grupos específicos, especialmente aquellos que ostentan el poder: monarquía, casta sacerdotal, paramilitares patrocinados por grandes terratenientes, guerrillas con fines lucrativos en el secuestro y la coca, o grupos militares estatales que buscan reactivar el control de un estado frágil.

 

Este doble razonamiento es indispensable en la relectura de los textos bíblicos, y para la construcción de un nuevo lenguaje teológico que cuestione los verdaderos lugares que ocupa la violencia sexual en los contextos de conflicto. De esta manera se evita su generalización bajo estructuras pecadoras y se abren canales pastorales de resistencia. La reinterpretación de la categoría del poder en el tejido social actual ha de distinguir enfáticamente a los grupos sociales que promueven el sufrimiento de las mujeres, para posibilitar el acceso a la justicia y la esperanza de un mejor futuro en los territorios (Is 11,4). Lo anterior representa un reto para la teología bíblica que ha de ponerse, constantemente, al servicio de las realidades victimizantes de la violencia sexual en el país.

 

2. Los cuerpos-corporeidades femeninas: valores simbólicos y nuevos significados

 

Al destacar el valor simbólico del rol de la mujer en contextos conflictivos, se posibilita la construcción de nuevos significados, como también la recreación de la justicia y la resistencia a los poderes coercitivos. De esta manera, la incidencia femenina se configura como lenguaje transformador que puede ser cotejado por las huellas, expresiones, heridas, cicatrices y secuelas psicológicas de sus cuerpos.

 

La percepción de la mujer como sujeto político maleable según las pretensiones de los grupos armados o la monarquía acentúa las relaciones de género implícitas en los relatos[38]. Los hombres son descritos como la casta dominante y las mujeres como individuos secundarios silenciados. En sus lecturas del texto de estudio, las mujeres de MUVICEM deconstruyeron estas categorías binarias al subrayar a Tamar como primera protagonista[39]. Algunas apreciaciones en esta línea fueron:

 

“Es una historia que le sucedió a Tamar”. “A Tamar la violó su hermano […] La historia decía que cuando ella era una niña virgen se vestía de colores, y ya cuando a ella la violó el hermano, se llenó de ceniza la cara, esa era la manera de ella de protestar, porque el mismo hermano la había violado”[40].

 

Las observaciones de las mujeres incorporan una nueva visión del texto que contrasta con las lecturas tradicionales. Los comentarios habituales inscritos en las jerarquías públicas de la política, la ley y el culto son trastocados por el énfasis interpretativo en Tamar. Así, la inferioridad social de la mujer crea una tensión narrativa que cuestiona las desigualdades de género. Es ella, con sus palabras y actitudes, quien señala la clave hermenéutica que posibilita nuevos sentidos del texto, dándole un giro a las interpretaciones del relato. Lo anterior no excluye el protagonismo masculino en la perícopa, de hecho, es ese el elemento articulador de este nuevo horizonte de lectura.

 

3. Una relectura del silencio a partir de la voz de Tamar: Un nuevo epígrafe para 2 Samuel 13,1-22

 

Acercarse a las narraciones femeninas en medio de conflictos, guerras y pobreza, requiere de un proceso de reconstrucción de memoria; cada testimonio devela una realidad que ha sido empañada por las posturas androcéntricas. La Biblia y sus contenidos no se escapan de estas limitaciones, ya que tiene a silenciar a las mujeres que en ella se registran. Este ha sido uno de los vacíos abordados por la llamada “hermenéutica de la sospecha”, cuyo método indaga en los silencios y ausencias femeninas para leer e identificar las realidades que callan[41].

 

En este camino, el presente artículo reconoce la relevancia que tiene la pulsión narrativa en los procesos identitarios femeninos. Por un lado, se encuentran las narraciones de las mujeres descritas en el primer apartado; y, por otro lado, Tamar, una mujer en medio de conflictos y disputas. Todas ellas se definen a través de sus relatos; cada testimonio refleja lo más hondo de su existencia, razón por la cual en sus cuerpos-corporeidades se reconocen otras versiones de la guerra y de la disputa monárquica.

 

Las memorias femeninas perfilan las versiones hegemónicas de los conflictos y trazan estrategias políticas y éticas que abren caminos de justicia, paz y reconciliación. Tamar, por ejemplo, rompe su silencio para exponer su verdad entorno a los vejámenes cometidos por la monarquía. Las cláusulas morales que pronuncia se encuentran determinadas como factores de orden legal (Dt 27,22); social (Gn 20,9); familiar (Gn 37,29-30) y político (1S 8). Cada uno se fundamenta en la Alianza con Yahvé y evidencia las grandes desviaciones de todos los estamentos socio-políticos en Jerusalén. La pretensión de Tamar es la de disuadir este curso violento de la historia, por lo que su voz sabia advierte del peligro de alienarse con el mal.

 

Por su parte, las narraciones de las mujeres de MUVICEM reconstruyen los discursos históricos del Departamento para conducir a las personas lectoras y oyentes hacia nuevas compresiones del conflicto armado. Ya no se habla del accionar de Jorge 40, del Tigre o de Carlos Castaño, ahora se habla de mujeres con historias y nombres propios. Ellas son las protagonistas, sus heridas y sus cicatrices corporales o psicológicas son los signos que procuran sensibilizar a la sociedad colombiana para que cambie su conducta y se reconfigure como un lugar de justicia y rectitud.

 

Es cierto que las palabras de sabiduría e indignación en contra del mal proyectado por la sociedad colombiana y por la monarquía en 2 Samuel 13,1-22 nunca van a deshacer los hechos violentos registrados en los cuerpos-corporeidades femeninos. Sin embargo, cumplen un papel fundamental en la construcción de sociedades dignas, humanas e igualitarias. En las mujeres, se hace eco de los mandatos divinos que procuran el bien de toda la comunidad (Dt 17,14-20).

 

La experiencia narrada de las mujeres es un recurso hermenéutico fundamental que proporciona herramientas para reinterpretación del texto bíblico hoy. En esta línea, las mujeres lectoras de 2 Samuel 13,1-22 han cuestionado el epígrafe de la traducción de la Biblia de Jerusalén titulado: “Amnón ultraja a su hermana Tamar”, porque se circunscribe bajo indicios androcéntricos que ocultan el obrar activo de Tamar. Por tal motivo, se ha sugerido la designación: “Tamar denuncia la violencia sexual monárquica”. Este nuevo título rompe con el silencio transgeneracional implantado a Tamar gracias al contexto patriarcal, y motiva a las próximas personas lectoras a fortalecer sus roles políticos actuales al indagar, cuestionar y transformar las situaciones de marginación inscritas en los relatos bíblicos.

 

Conclusiones

 

La reinterpretación de las narrativas de violencias sexuales de las mujeres del Movimiento MUVICEM desde una hermenéutica liberadora a la luz de 2 Samuel 13,1-22 evidenció los trasfondos políticos, sociales y culturales en los que se circunscriben las violencias sexuales para destacar los roles, los cuerpos y las voces femeninas y sus respuestas políticas frente a las agresiones recibidas. Las violencias sexuales son formas de dominación y sometimiento de quienes ostentan poder y buscan ganar posiciones estratégicas dentro de las élites masculinas imperantes. El panorama patriarcal patrocina y tolera la apropiación de los cuerpos femeninos por medio de ejercicios políticos y sociales injustos que reducen el obrar de la mujer dentro de la sociedad. Las subjetividades masculinas realzan el imaginario de pasividad femenina y su sumisión a la figura masculina.

 

Las mujeres, como sujetos políticos indispensables en la historia colombiana y en la trama narrativa de 2 Samuel 13,1-22, representan a nivel teológico el mensaje de salvación de Dios para el pueblo sometido y discriminado por los actores garantes de la ley. Las voces femeninas se resisten a las imágenes de Dios pensadas para favorecer y justificar la superioridad de los varones. Ellas hablan, preguntan y proclaman desde sus experiencias de vida y se configuran como modelos femeninos de acercamiento a la Palabra de Dios. En esta medida, las mujeres víctimas de violencias sexuales iluminan la reflexión teológica, ya que permiten escuchar y descifrar contemplativamente los múltiples significados de la vida humana y la salvación de Dios.

 

El encuentro con las narrativas femeninas ha procurado gestar conciencia en las personas lectoras respecto de los daños físicos, sociales, económicos y psicológicos que provoca la guerra en los cuerpos. En otras palabras, se acudió a la compasión, sabiduría femenina y al sentir desde las entrañas para redimensionar la magnitud de los hechos violentos y develar las verdades no contadas del conflicto armado en Colombia, al igual que la auténtica incidencia de Tamar en el contexto monárquico.

 

Finalmente, no se puede afirmar que esta labor investigativa haya agotado la multiplicidad de sentidos a la luz de las experiencias de las víctimas de violencia sexual. Seguramente la tarea de la hermenéutica bíblica en clave liberadora seguirá ahondando en nuevos sentidos que ayuden a releer las realidades actuales de las mujeres. Esas nuevas sensibilidades desde la violencia sexual representan un desafío para la hermenéutica bíblica que está llamada a infundir y evidenciar la revelación divina en medio de contextos dolorosos y crueles como los aquí expuestos.

 

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Vivian Yaneidy Puentes Roncancio, es magíster en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá, Colombia). Docente en la Fundación Universitaria Unimonserrate y el Centro Bíblico María de Magdala (Bogotá, Colombia).

 

Contacto: vivianpuentes17@gmail.com

 

Artículo recibido: 20 de agosto del 2023.

Artículo aprobado: 10 de noviembre del 2023.

 

 

 

 



[1] Este artículo es fruto del trabajo investigativo realizado para la monografía “Reinterpretación de las narrativas de violencia sexual, desde hermenéutica bíblica latinoamericana en perspectiva feminista. Lectura de 2S 13,1-22, para la construcción de lenguajes transformadores” por medio de la cual fue concedido el título de Maestría en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.

[2]MUVICEM – Mujeres Victimas Emprendedoras, es un movimiento dedicado desde el 2012 al acompañamiento psicosocial y a la promoción de jornadas de declaraciones, denuncias de violencia y documentación de casos ante la Unidad de Víctimas en el Departamento del Cesar. Con este grupo de mujeres se realizó un acompañamiento bíblico-espiritual que dio fruto a la reinterpretación del texto estudiado a la luz de las narraciones de vida de las mujeres entorno a las violencias sexuales acaecidas en sus cuerpos-corporeidades.

[3] Luigi Pellegrino, “Las historias de vida en el método de planificación pastoral ver-juzgar-actuar”, Veritas, 36 (2017): 116.

[4] Leonardo Boff y Clodovis Boff, ¿Cómo hacer teología de la liberación? (Madrid: Paulinas, 1986), 43.

[5] Boff, ¿Cómo hacer teología de la liberación?, 50.

[6] Virginia Capote Díaz, “Mujer y memoria. El discurso literario de la violencia en Colombia” (Tesis doctoral, Universidad de Granada, 2013).

[7] Capote, “Mujer y memoria”, 258.

[8] Corporación Humanas, Violencia sexual en el Cesar. Una aproximación a los patrones de victimización (Bogotá: Corporación Humanas, 2019), 19.

[9] Asociación para la Promoción Social Alternativa MINGA y Fundación PROGRESAR, Memoria: Puerta a la esperanza. Violencia Sociopolítica en Tibú y El Tarra. Región del Catatumbo 1988-2005 (Bogotá: Asociación para la Promoción Social Alternativa MINGA), 152.

[10] Rita Segato, Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres, Revista sociedades y estado 2 (2014): 361-362.

[11] Corporación Humanas, La violencia sexual. Una estrategia paramilitar en Colombia. Argumentos para imputarle responsabilidad penal a Salvatore Mancuso, Hernán Giraldo y Rodrigo Tovar (Bogotá: Corporación Humanas, 2013), 121.

[12]Centro Nacional de Memoria Histórica, Guerra inscrita en el cuerpo (Bogotá: Centro Nacional de Memoria Histórica, 2012), 36.

[13] En este punto la autora acuña el término biopoder definido como la expresión de las desigualdades de género, que posibilitan la dominación masculina y la posición subordinada de la mujer replegada y silenciada. Segato, “Las nuevas formas de la guerra”, 352.

[14] Se identifica a los civiles como el enemigo y con ello justifican todos los vejámenes. En tales casos, la violencia sexual, como ya se ha dicho antes, se comete para castigar, aleccionar y aniquilar cualquier rastro del enemigo. Centro Nacional de Memoria, Guerra inscrita, 43.

[15] Los paramilitares identificaban a las personas que ejercían roles de liderazgo en los territorios, estos eran acusados de trabajar con las izquierdas. En estos casos, la violencia sexual en las mujeres se usó para callarlas, silenciarlas y neutralizar sus acciones. Centro Nacional de la Memoria, Guerra inscrita.

[16] Amnistía Internacional, Colombia: cuerpos marcados, crímenes silenciados. Violencia sexual contra las mujeres en el marco del conflicto armado (Madrid: Amnistía Internacional, 2004), 38.

[17] El control social y la imposición de ordenes morales por parte de los Paramilitares eran constantes, fijaban normas de convivencia, intervenía en conflictos privados. Cuando una mujer no cumplía alguna de sus directrices, las reprendían.

[18]Alexander Abasili, “Was it Rape? The David and Bathsheba pericope re-examined”, Vetus Testamentum 61 (2011): 1-15.

[19] Al respecto, Rebeca Hancock afirma que los intereses políticos de la monarquía especialmente los de David y sus hijos, retratan a las mujeres como meros instrumentos políticos y no como autoras importantes de la historia. Rebeca Hancock, 1 and 2 Samuel, en The Oxford Encyclopedia of the Books of the Bible, ed. por Michael Coogan, 2021.

[20] Tamar era hija de David y Maacá, la madre de Absalón. De ello se deduce, por su puesto, que ella también era media hermana de Amnón. Kyle McCarter, II Samuel. A New Translation with Introduction, Notes and Commentary (New York: Doubleday, 1984), 320.

[21] Charles Conroy, Absalom Absalom! Narrative and Language in 2 Sam 13-20 (Roma: Biblical Institute Press, 1978), 27.

[22] Athalaya, Brenner, The Intercourse of Knowledge: On Gendering Desire and Sexuality in the Hebrew Bible (Leiden: Brill, SBL Press, 1997), 11.

[23] Jenny Smith, The discourse structure of the rape of Tamar (2 Samuel 13:1-22), Vox Evangelica 20 (1990): 32.

[24] El verbo hālák (ir-caminar) en el v. 8, trasmite mucho más movimiento que las formas bv y rā’āh del v. 6, utilizadas anteriormente para describir la entrada de David. Smith, “The discourse structure”, 32.

[25] En este episodio se utiliza el recurso de poner al oyente en una posición de conocimiento superior al protagonista, lo cual sensibiliza anticipadamente a los lectores haciéndoles solidarios frente al dolor de Tamar, incluso antes de ser superada en fuerza.

[26] Para Smith el cambio de humor y ritmo de los participantes denota el enfrentamiento entre los mismos. Que desencadenará actos de oposición, negación dominio y violación. Smith, “The discourse structure”, 35.

[27] Las leyes que describen la prohibición del incesto se encuentran en: Lv. 18,9; 20,17; Dt 27,22. Todas en contexto de pecado sexual. Conroy, Absalmon, 17-18.

[28] Nəālāh se traduce habitualmente como locura o tontería. Es una expresión general para una acción desordenada e indisciplinada que resulta en la ruptura de una relación existente entre tribus, dentro de la familia, en un acuerdo comercial, en matrimonio o con Dios. Indica el fin de un orden existente como consecuencia del incumplimiento de reglas que mantenían ese orden. Se refiere a una violación de los tabúes sagrados que definen y protegen la estructura de la sociedad. McCarter, II Samuel, 327.

[29] Esta palabra tiene una connotación de desobediencia sexual sectaria cananea, según otros registros bíblicos de Jc 19, 23; 20,6-10 y Jr 29,23. McCarter, II Samuel, 322.

[30]Las obligaciones culturales y familiares obligan Amnón para protegerla y mantenerla, tal como se afirma en: Ex 22,16-17, Dt 22,28-29. Deirdre Brouer, Tamar’s voice of Wisdom and Outrage in 2 Samuel 13, Priscila papers 4 (2014): 10.

[31] Según Gn, 11,27-30; 20,2, el matrimonio entre medios hermanos habría sido visto como lícito en lugar de incestuoso.

[32] McCarter, II Samuel, 323-324.

[33] Frank Yamada, Configurations of Rape in the Hebrew Bible. A literary Analysis of three Rape Narratives, (New York, Washington: Peter Lang, 2008), 116.

[34] Brouer, Tamar’s voice, 11.

[35] Brouer, Tamar’s voice, 11.

[36] Mike van Treek Nilsson, Expresión literaria del placer en la Biblia hebrea (Estella: Verbo Divino, 2010), 330.

[37] Van Treek, Expresión literaria, 330.

[38] Por lo general, la superioridad masculina se construye a partir del binarismo sexo/género, los varones como modelos humanos enaltecen las diferencias biológicas, condicionan imaginarios sociales y delimitan los espacios para cada sexo. Vivian Puentes, Reinterpretación de las narrativas de violencia sexual, desde hermenéutica bíblica latinoamericana en perspectiva feminista. Lectura de 2S 13, 1-22, para la construcción de lenguajes transformadores (Tesis de maestría, Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, 2021), 11.

[39] En este punto se incorporan algunas visiones del texto bíblico descritas por las mujeres en una serie de reuniones que dan cuenta de la lectura comunitaria de 2S 13, 1-22. Estas son anexadas a esta investigación.

[40] Puentes, Reinterpretación de las narrativas, 109.

[41] Carmiña Navia, Hermenéutica femenina, reflexiones y propuestas, en Comentario Bíblico Latinoamericano, ed. por Armando Levoratti (Estella: Verbo Divino, 2003), 53.