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Vida y Pensamiento Revista Teológica de la
Universidad Bíblica Latinoamericana Volumen 39 Número 1 - Enero/Junio
2019 -
San José, Costa Rica - ISSN 1019-6366 Descolonizar el
futuro: ¿Cómo vivir en
tiempos de cambio climático? |
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Una espiritualidad ecológica Un primer paso para el cambio pp. 39-49 Texia E. Anabalón Navarrete |
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Resumen: El artículo cuestiona las
decisiones políticas que se toman desde una ética de dominio sobre la
creación. Desde una perspectiva bíblica se mira la naturaleza como sagrada,
permitiendo pensar en otro modo de vivir la vida. La experiencia de Dios permite una nueva
relación con la naturaleza y con todo el cosmos. El Espíritu que sustenta el
cosmos está también en nosotros. Nuestra espiritualidad debe contemplar la
naturaleza como un todo, donde no estamos excluidos, sino que somos parte de
ella. Iniciando así una teología ecológica que destruya el pensamiento
dominador y destructor que hoy tanto daño hace a nuestro planeta. Abstract: The article questions the political
decisions that are taken from a domain ethic about creation. From a biblical
perspective, nature is regarded as sacred, allowing us to think of another
way of living life. The experience of God allows a new relationship with
nature and with the entire cosmos. The Spirit that sustains the cosmos is
also in us. Our spirituality must contemplate nature as a whole, where we are
not excluded, but we are part of it. An ecological theology is proposed that
destroys the dominating and destructive thought that today causes so much
damage to our planet. Palabras claves: Cambio climático; Ética de Dominio;
Relación con la naturaleza; Contemplación; Espiritualidad ecológica. Key
words: Climatic change;
Ethic of power; Relationship with nature; Contemplation; Ecological
spirituality. |
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Una espiritualidad ecológica
Un
primer paso para el cambio
Resumen: El artículo cuestiona las decisiones políticas que se toman desde una
ética de dominio sobre la creación. Desde una perspectiva bíblica se mira la
naturaleza como sagrada, permitiendo pensar en otro modo de vivir la
vida. La experiencia de Dios permite
una nueva relación con la naturaleza y con todo el cosmos. El Espíritu que
sustenta el cosmos está también en nosotros. Nuestra espiritualidad debe
contemplar la naturaleza como un todo, donde no estamos excluidos, sino que
somos parte de ella. Iniciando así una teología ecológica que destruya el
pensamiento dominador y destructor que hoy tanto daño hace a nuestro planeta. Abstract: The article questions the political decisions that
are taken from a domain ethic about creation. From a biblical perspective,
nature is regarded as sacred, allowing us to think of another way of living
life. The experience of God allows a new relationship with nature and with
the entire cosmos. The Spirit that sustains the cosmos is also in us. Our
spirituality must contemplate nature as a whole, where we are not excluded,
but we are part of it. An ecological theology is proposed that destroys the
dominating and destructive thought that today causes so much damage to our
planet. Palabras Claves: Cambio climático; Ética de Dominio;
Relación con la naturaleza; Contemplación; Espiritualidad ecológica. Key words: Climatic change; Ethic of power; Relationship with
nature; Contemplation; Ecological spirituality. Introducción
Estamos en una época
donde en las redes sociales, en programas televisivos y noticieros, cada día
nos muestran muertes producto de aluviones, inundaciones, explosión de
volcanes, sequías y desborde de los ríos como resultado del desequilibrio de
la naturaleza. ¿Realmente es la naturaleza o son éstas más bien alteraciones
realizadas en la naturaleza? ¿Acaso no ha sido el
ser humano que ha cortado los árboles por cuya ausencia se desmorona la
tierra creando aluviones? ¿No se ha
cambiado el cauce de los ríos para construir? ¿No provoca el calentamiento
global el desequilibrio de los climas?
Es tiempo de reflexionar, mirar a nuestro alrededor y comprender que
somos parte de un mundo que necesita nuestra ayuda. La contaminación está
destruyendo nuestra casa común, la naturaleza es víctima del abuso que nos
dirige a una inevitable destrucción. 1. ¿Realmente
existe el cambio climático?
En la actualidad, se
debate ¿realmente existe el cambio climático? Para esta pregunta existen 3
respuestas: algunos científicos nos hablan de cómo el planeta presenta la
crisis ecológica más grave hasta ahora conocida, y nos alertan que para el
2030 ya su condición será irreversible, responsabilizando por ello a la
acción destructiva del ser humano. Hay quienes cuestionan este diagnóstico
sobre la base de que el planeta pasa por procesos similares cada 10 mil años
y creen que el planeta se está enfriando y que no existe cambio climático
alguno. Otros piensan que existe efectivamente cambio climático, pero éste
nada tiene que ver con el ser humano sino que éste se debe a los ciclos de
cambio propios que el planeta enfrenta cíclicamente.[1]
La mayor parte de la comunidad científica asegura que hay más de un 95% de
probabilidad que el aumento se debe al incremento de las concentraciones de
gases de efecto invernadero que resultan de las actividades humanas,
incluyendo la deforestación y quema de combustibles fósiles como el petróleo
y el carbón.[2] Más que
encontrar un responsable, se puede partir de que el problema existe y que
necesitamos hacer algo para remediarlo. La alteración en la
temperatura terrestre llega a ser la principal preocupación en muchos países,
ya que interviene directamente en el sistema económico y social. Nos
encontramos en un momento donde se deben tomar medidas para evitar a futuro
catástrofes irreversibles. Las Naciones Unidas están a la vanguardia de estos
esfuerzos por salvaguardar nuestro planeta. En 1992, la Cumbre para la Tierra
dio lugar a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (CMNUCC), primer paso para afrontar el problema. Hoy en día cuenta
con una composición casi universal. Un total de 197 países han ratificado la
Convención, convirtiéndose en parte de la misma. El objetivo final de la
Convención es prevenir una interferencia humana “peligrosa” con el sistema
climático.[3] 2. La otra
perspectiva
Desde un principio el
ser humano ha tomado control de la naturaleza, el ser humano se abastecido de
ella, poniéndose en un lugar privilegiado. El ser humano se ha auto-colocado
en el centro, todo lo demás es visto como estando a su servicio.[4]
Manteniendo esta forma de ver las cosas, será imposible lograr algún cambio. Aun cuando el ser
humano busca una solución para este problema, sigue teniendo el control sobre
ella. Sería ideal que para controlar los gases que perjudican al planeta, las
decisiones sean radicales, se deberían dejar los avances tecnológicos que
contaminan, combustibles fósiles y todo cuanto daña nuestro mundo. Pero
¿estamos realmente dispuestos a cambiar y abandonar nuestra comodidad? Es
esto, precisamente, lo que enfrentan nuestros gobiernos cuando dialogan en
busca de una solución. Resulta difícil, políticamente, perjudicar sus propias
economías para evitar el problema. ¿Cómo lograr un cambio si se continúa con
una ética de dominio? 3. La
naturaleza como lugar sagrado
Los grupos ecologistas
en la actualidad se han volcado a la defensa de la naturaleza y cuanto hay en
ella. Para L. Boff ello implica una actitud y un pensamiento holístico.[5] El Todo está conectado, una mirada a esa
realidad total de relaciones complejas, nos permite comprender que no
existimos solos en el mundo. Desde el principio de los tiempos vemos como las
civilizaciones antiguas dieron su importancia a la naturaleza. Muchas de las
antiguas religiones de nuestros antepasados nos invitan a mirar la naturaleza
con otros ojos, encontrando allí no solo una conexión mística sino una
espiritualidad de libertad, respeto y sabiduría, un sentido profundo de la
vida universal por medio de la contemplación. Creo ver en esta contemplación
una propuesta de un quehacer teológico que transforma el Antropocentrismo
dominador en un administrador de la obra de Dios. 4. La
naturaleza en la Escritura Bíblica
En la cosmovisión
bíblica, encontramos textos que parecen resaltar la superioridad del ser
humano. Esa interpretación ha ayudado a la destrucción que hoy estamos
viendo. Por años se ha esperado un fin
de mundo, donde todo se destruya, donde la tierra y todo cuanto conocemos sea
arrasado por el fuego, un Apocalipsis mal interpretado. Una lectura
responsable de los textos, nos muestra otra realidad; el Salmo 8 dice: “Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas, que fijaste tú, ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides? Apenas inferior a un dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor; le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies: ovejas y bueyes, todos juntos, y aun las bestias del campo, y las aves del cielo, y los peces del mar, que surcan las sendas de las aguas. ¡Oh Yahvé, Señor nuestro, qué glorioso tu nombre por toda la tierra!” Toda la creación es
obra magnífica de las manos de Dios y fue dada al ser humano para su cuidado
y protección. A esta gran obra se le atribuye la cualidad de proclamar la
majestad de Dios, su presencia, tal como lo dice el Salmo 18: “El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Allí le ha puesto su tienda al sol: Él sale como el esposo de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su camino. Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo: nada se libra de su calor.” Salmo 18[6] En estos versículos
vemos cómo todo lo que existe se relaciona con su Creador, allí está su
esencia, su presencia. Esto nos
permite vislumbrar lo sagrado de la naturaleza. Si pudiésemos comprender este
hecho, podríamos ver el planeta con otros ojos. “¡Cuán numerosas tus obras, Yahvé! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra. Ahí está el mar, grande y de amplios brazos, y en él el hervidero innumerable de animales, grandes y pequeños; por allí circulan los navíos, y Leviatán que tú formaste para jugar con él. Todos ellos de ti están esperando que les des a su tiempo su alimento; Tú se lo das y ellos lo toman, abres tu mano y se sacian de bienes. Escondes tu rostro y se anonadan, les retiras su soplo, y expiran y a su polvo retornan. Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra. ¡Sea por siempre la gloria de Yahvé, en sus obras Yahvé se regocije!” Salmo 104 En este salmo Dios
está presente en relación amorosa con los animales, les da su alimento, como
una madre que nutre a su bebé a diario. Se refleja aquí el cuidado y la
protección que Dios les brinda, la creación recibe el soplo de Dios para ser
renovada, una dependencia plena en el actuar de su Creador. Esta visión
permite ver la naturaleza, los animales, el agua, la tierra como un lugar
sagrado, como el lugar donde Dios actúa, donde Dios habita. Así, a través de
estos salmos podemos ver una nueva manera de vivir la vida, de ver la
naturaleza y todo cuando en ella hay. Nos permiten relacionarnos con ella
como un igual, como parte de la creación de Dios, como estando unidos a ella
y a Dios. 5. Una nueva
espiritualidad
La naturaleza está
unida a los seres humanos como un todo, por ello es necesario vivir en
armonía, tal cual lo dice Panikkar: El cometido del hombre no es el de dominar la
naturaleza, sino precisamente el cultivar: cultivarse a sí mismo y la
naturaleza, precisamente porque no se pueden separar.[7]
El destino del mundo
está por lo tanto en nuestras manos, como administradores de la creación.
Esto nos debe llevar a meditar en como nuestra fe, nuestra espiritualidad
debe ser transformada. No podemos seguir pensando que la creación está
desconectada de nosotros, todo cuanto tiene vida, tiene espíritu. En palabras
de Boff: “entendemos por espíritu aquella capacidad de las
energías primordiales y de la misma materia de interactuar entre sí,
auto-organizándose…. Comunicándose y formando la trama compleja de
inter-retro-relaciones que sustenta a todo el universo”.[8] Nuestra experiencia como creyentes debe
comprender toda la creación como un lugar donde Dios actúa, no estamos sobre
ella para dominarla en una relación de poder egoísta, sino en una relación de
interdependencia mutua. El reto cristiano debe
ser una espiritualidad que permita recuperar el valor teológico en relación
con la creación, Creador y seres humanos. Una fe que comprenda un mundo en
sostenibilidad mutua. Donde la experiencia de la realidad le permita ver a un
Creador que se manifiesta en su creación. Una relación en plena comunión, lo
que presupone una nueva manera de conocer a Dios. 6. Conocer a
Dios en la naturaleza
Hablar de Dios, es
hablar desde la perspectiva humana. Nadie conoce como es en realidad. Y
cuando describimos a Dios, lo hacemos desde imágenes que se nos han impuesto,
siendo estas realmente una construcción humana, porque no le hemos visto. En el Salmo 104:1-4 ¡Alma mía, bendice a Yahvé! ¡Yahvé, ¡Dios mío, qué
grande eres! Vestido de esplendor y majestad, arropado de luz como de un
manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda, levantas sobre las
aguas tus altas moradas; haciendo de las nubes carro tuyo, sobre las alas del
viento te deslizas; tomas por mensajeros a los vientos, a las llamas del
fuego por ministros. En estos versículos
vemos al salmista en un instante de contemplación. Vemos como experimenta una
conexión espiritual que le permite ver allí al Creador. En medio de esa
experiencia encuentra símbolos e imágenes, que dan lugar y sentido a la vida.
Los árboles, las estrellas, la naturaleza toda, es una realidad que le
permite encontrar respuestas y comprender su realidad humana. Para encontrar
a este Dios que se relaciona con su creación, debemos destruir el imaginario
de un Dios dominador, y ver más allá a un Dios que camina entre su creación,
que escucha en el silencio, que se manifiesta en lo simple y susurra en el
viento. Experimentar a Dios no es hablar de Dios, sino que es sentir su
presencia entre los árboles, en los colores de una flor, en el canto de las
aves. La persona comprende
que Dios Espíritu habita en su interior, por lo tanto, experimentar a Dios
también es ver y sentir esa relación externa del cosmos. Al comprender esta
relación, podemos entender que el Espíritu de Dios sustenta la tierra,
renovándola como energía que da vida. La conciencia ecológica nace en el
interior del ser humano y ayuda a una visión más completa del cosmos, gesta
una nueva visión de la espiritualidad, dándonos esperanza en el cumplimiento
del proyecto del reino de Dios, un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21:
1-5). Como lo expresa Boff cuando dice: El Espíritu que todo lo une dentro y fuera de la
Trinidad orquestará la sinfonía universal. La ecología será completa puesto
que todos estarán, unidos por un lazo de simpatía y armonización infinito, en
su verdadero oikós, en su casa materna y paterna que fue siempre
habitada por el Espíritu y que ahora se halla toda iluminada y transfigurada
por su completa autocomunicación.[9] Con el fin de provocar
un cambio en la mentalidad destructora y dominadora de nuestras generaciones,
es necesario enseñar que la naturaleza, al igual que el ser humano es
creación de Dios, que el espíritu de Dios también habita en la creación y que
todo se interrelaciona. Bibliografía
Boff, Leonardo. Ecología;
Grito dela Tierra, grito de los pobres. Valladolid: Trota 1996. Cambio Climático Global. Disponible en:
https://cambioclimaticoglobal.com/que-es-el-calentamiento-global. Fecha de
Acceso: 30.04.19 Lezama, José Luis. Cambio Climático, ciudad y gestión ambiental:
los ámbitos nacional e internacional. Sextil. México: México.2018 Panikkar, Raimon. Ecosofía para una espiritualidad de la tierra.
Madrid. San Pablo. 1994. 119 Prieto Martínez, Paula. ¿De dónde venimos y para dónde vamos como
seres humanos? Colombia. Gente Nueva: 2005.19 United Nations Climate Change. Disponible en:
https://unfccc.int/process/the-convention/what-is-the-united-nations-framework-convention-on-climate-change
Fecha de Acceso: 30.04.19 vvv Texia E. Anabalón Navarrete, chilena, Licenciada en Ciencias Bíblicas
de la Universidad Bíblica Latinoamericana en Costa Rica. Coordinadora del
Programa de Cursos Libres y Encargada del Departamento de Educación Virtual
de UBL. Correo electrónico: t.anabalon@ubl.ac.cr Recibido: 20 de marzo de 2019 Aprobado: 2 de mayo de 2019 |
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[1] José Luis Lezama. Cambio
Climático, ciudad y gestión ambiental: los ámbitos nacional e internacional.
Sextil. México: México. 2018.
[2] Cambio Climático
Global. Disponible en:
https://cambioclimaticoglobal.com/que-es-el-calentamiento-global. Fecha de
Acceso: 30.04.19.
[3] United
Nations Climate Change. Disponible en:
https://unfccc.int/process/the-convention/what-is-the-united-nations-framework-convention-on-climate-change
Fecha de Acceso: 30.04.19.
[4] Antropocentrismo se
entiende como el dominio por parte del ser humano sobre la naturaleza, para
obtener provecho incontrolado de la misma. /Paula Prieto Martínez. ¿De dónde
venimos y para dónde vamos como seres humanos? Colombia. Gente Nueva:
2005.19
[5] Leonardo Boff. Ecología. Grito de la tierra, grito de los pobres.
Madrid: Trotta.1996. 60.
[6] Las citas bíblicas
están tomadas de la tercera edición de la Biblia de Jerusalén.
Bilbao: Desclée de Brouwer.
2009.
[7] Raimon Panikkar, Ecosofía para
una espiritualidad de la tierra. Madrid. San Pablo. 1994, 119.
[8] Boff,
Ecología, 239.
[9] Boff,
Ecología, 219.