Vida  y

Pensamiento

Revista Teológica de la Universidad Bíblica Latinoamericana

Volumen 44, Número 2  -  Año 2024  -  San José, Costa Rica

 

El conflicto actual entre

Palestina e Israel:

Reflexiones interdisciplinarias

 

 

 

 

 

“En nombre de Dios, del amor y la inclusión”

Fundamentalismo religioso y homonormatividad como dispositivos del genocidio en Palestina

 

Anderson Fabián Santos Meza

Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

 

pp. 153-204

 

 

 

Resumen: Muchas narrativas teológicas se emplean actualmente para legitimar tanto la exclusión y segregación de las personas LGBTIQ+ como el genocidio del pueblo palestino; estas problemáticas representan un desafío considerable tanto para la academia teológica como para los estudios sobre diversidades sexo-genéricas, en cuanto a las consecuencias de los discursos fundamentalistas que difunden dichas narrativas. Este artículo examina estas cuestiones en el contexto del actual conflicto en Palestina, desde dos grandes partes: en primer lugar, analiza el fundamentalismo, entendido como un envenenamiento religioso y teológico, para explorar las interpretaciones teológicas perjudiciales que han sido utilizadas para justificar actos de violencia extrema, perpetuando un ciclo de odio y exclusión; en segundo lugar, estudia la homonormatividad desde su rol en la consolidación de la unidad nacional, abordando la configuración del homonacionalismo y su relación con el pinkwashing del proyecto colonial israelí. El artículo concluye que las luchas por la justicia social y la liberación deben abordarse de manera integral y no fragmentada. Las narrativas y prácticas de liberación queer/cuir/maricas, tanto desde una perspectiva teológica como socio-política, deben estar conectadas con la ruptura de pactos cis-heteropatriarcales, la descolonización y la construcción de comunidades solidarias.

Palabras claves: Palestina, Fundamentalismo religioso, Sionismo, Homonormatividad, Pinkwashing, Israel.

Abstract: Many theological narratives are currently employed to legitimize both the exclusion and segregation of LGBTIQ+ people and the genocide of the Palestinian people; these issues present a considerable challenge to both theological scholarship and gender diversity studies in terms of the consequences of fundamentalist discourses that disseminate such narratives. This paper examines these issues in the context of the ongoing conflict in Palestine, from two broad thematic perspectives: first, it analyzes fundamentalism, understood as religious and theological poisoning, to explore the harmful theological interpretations that have been used to justify acts of extreme violence, perpetuating a cycle of hatred and exclusion; second, it studies homonormativity from its role in the consolidation of national unity, addressing the configuration of homonationalism and its relationship to the pinkwashing of the Israeli colonial project. The paper concludes that struggles for social justice and liberation must be approached in a holistic rather than fragmented manner. Queer/cuir/maricas liberation narratives and practices, from both a theological and socio-political perspective, must be connected to cis-heteropatriarchal covenant-breaking, decolonization, and solidarity community building.

Keywords: Palestine, Religious fundamentalism, Zionism, Homonormativity, Pinkwashing, Israel.

 

 

 

 

Anderson Fabián Santos Meza

 

“En nombre de Dios, del amor y la inclusión”

Fundamentalismo religioso y homonormatividad como

dispositivos del genocidio en Palestina

 

Introduccción

 

El mal chiste fascista y homofóbico que ridiculiza la enunciación de las siglas de la diversidad sexo-genérica ha mutado en el contexto del genocidio en Gaza. Desde hace varias décadas se escuchaba, en tono de burla, que pronto la sigla de la diversidad sería LGBTQRSTUVWXYZ[1]; pero, en noviembre del 2023, el sarcasmo televisivo israelí What a Wonderful Country lanzaba un capítulo titulado “Welcome to Columbia Untisemity”[2]; en este episodio, afirmaban satíricamente que la sigla de la diversidad sexo-genérica ahora parecía ser LGBTIQP+, en donde P venía a ser Palestina, o LGBTIQH+, en donde H representaría a Hamás. Junto a esto, ridiculizaban el grito de resistencia que se ha extendido en el mundo “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre”; también, se burlaban de los esfuerzos de los movimientos queer/cuir/maricas por denunciar el capitalismo, el colonialismo y el antirracismo; y decían que toda la lucha por la liberación de Palestina era, en el fondo, una cuestión antisemita. En el vídeo, además, personificaban a un miembro de Hamás que, saludando en nombre de Alá (al-lāh), afirmaba estar escondido debajo de un hospital en Gaza, ansioso de atraer bombas aéreas y dichoso por seguir asesinando homosexuales; este hombre explicitaba que su misión era, primero, acabar con Israel y, luego, con Estados Unidos.

 

En los dos minutos con cincuenta segundos que dura este vídeo se señala un vínculo entre religión, personas LGBTIQ+ y el genocidio que está sucediendo en Gaza. Sin embargo, esta relación está llena de matices, entrecruces y complejidades, que requieren una aproximación cuidadosa. Por eso, antes de avanzar en dicho acercamiento, quiero recordar dos acontecimientos que viví hace poco, porque “no pretendo hablar en nombre de un pueblo, pero sí escribo desde un lugar”[3].

 

El primero, sucedió en El Salvador; allí estuve en la marcha del orgullo LGBTIQ+ de este año junto con algunxs teólogxs del Sur Global con quienes participé en una conferencia. La escena que quiero recordar está relacionada con la reunión de varias situaciones en un mismo día, el 29 de junio: más de veinticuatro mil salvadoreñxs salían a las calles principales de la capital del país a manifestarse por sus derechos, haciéndose  visibles, celebrando sus experiencias de vida y reclamando un trato digno por parte del gobierno y la sociedad; a dicha manifestación, nos uníamos un pequeño grupo de teólogxs queer/cuir/maricas extranjerxs, que intentábamos juntar nuestras voces al eco de la multitud marchante, mientras caminábamos junto a unas pocas organizaciones religiosas salvadoreñas que se atrevían a marchar; también, un grupo de fundamentalistas religiosos cristianos estadounidenses irrumpía la marcha llevando grandes pancartas en las que se leía: “Dios condena la homosexualidad”, “El infierno es real solo Cristo salva”, “Apartaos de vuestros pecados”, “¡Cristo viene pronto! ¡No pierdas más tiempo!”.

 

Junto a estas sentencias, venían varias alusiones a la Biblia: 1 Corintios 6,9-10; Romanos 1,18-32; Romanos 3,25; 1 Timoteo 1,8-10; Mateo 1, 21; Juan 8,31-36; Lucas 13,3-5; Apocalipsis 21,8. Entre la lluvia inclemente que acompañaba la manifestación, los gritos de las personas que no se detenían, las sombrillas arcoíris y el ondear de las banderas LGBTIQ+, resaltaban también las banderas de Palestina y los muchos letreros que condenaban el genocidio que está sucediendo actualmente en Gaza; un cartel particular llamaba mi atención: “Con genocidio no hay orgullo”.

 

Figura 1. Marcha del Orgullo en El Salvador 2024.

Fuente: fotografías propias.

 

El segundo acontecimiento sucedió en Colombia, también en las manifestaciones del orgullo en Bogotá, el 30 de junio. En medio de la marcha multitudinaria, se extendió una bandera gigante de Palestina, que caía desde un puente vehicular y se explayaba por la vía principal de la manifestación. Este gesto, que fue asumido como un obstáculo para muchxs manifestantes, estuvo coordinado por el bloque disidente antirracista, anticlasista, anticapacitista, antipatriarcal y anticapitalista de Bogotá, denominado Contra Marcha, que lleva varios años denunciando la cooptación de la marcha del orgullo por parte de organizaciones capitalistas, que se lucran de ella y usan dicha manifestación social como una mercancía. 

 

Con ello se buscaba caminar en contra-sentido del Capitalismo rosa (Pinkcapitalism o Rainbow capitalism), de esa fiesta que camina sobre las fosas de nuestros países militarizados, que usa la diversidad sexo-genérica para lavar la imagen de las empresas que precarizan, explotan y discriminan la vida de los, las y lxs trabajadorxs, así como lo hace Israel al venderse como el aliado progresista de Oriente mientras asesina sin cesar a lxs palestinxs. Por eso, lxs contra-marchantes gritaban: “Y no, y no me da la gana de ser una marica mercantilizada; y sí, y sí me da la gana de ser una marica revolucionaria”. Como en la marcha centroamericana, en esta manifestación aparecían consignas rechazando el genocidio en Gaza: “Nuestro orgullo no se vende, nuestro orgullo se rebela”, “Nos queremos vivxs. No hay orgullo si hay un genocidio”, “No hay orgullo para unxs sin libertad para todxs”.

 

Figura 2. Marcha del Orgullo en Bogotá y Acción directa Contra Marcha 2024.

Fuente: Instagram Contra Marcha (@contra_marcha) y Fattal (@fattal.col). Uso libre.

 

El gesto de extender la bandera de Palestina en las calles arcoíris de Bogotá detuvo por varios minutos la movilización social, las comparsas y todo el desfile, motivando a quienes marchaban a formularse algunas preguntas: ¿Qué lugar ocupa una bandera de Palestina en la marcha LGBTIQ+? ¿Qué relación hay entre las personas LGBTIQ+ de Colombia y el genocidio en Palestina? ¿Qué sentido tiene hablar de genocidio en medio de una marcha que debe ser alegría y baile? Entre otras interpelaciones.

 

Los acontecimientos de El Salvador y Colombia tienen varios aspectos en común que se extienden a la realidad del mundo: estamos viviendo una época en la que los discursos teológicos, las disidencias sexo-genéricas y Palestina reclaman senti-pensarse en relación, porque (i) son muchas las narrativas teológicas que se están usando tanto para legitimar la exclusión y segregación de personas LGBTIQ+ como para justificar el genocidio en Gaza; y, (ii) la situación de Palestina confronta tanto a la academia teológica como a las diversidades sexo-genéricas sobre las consecuencias inminentes de los discursos fundamentalistas.

 

Hoy se observa cómo el fundamentalismo religioso está consolidando un necro-proyecto colonial y neoliberal que busca conquistar el territorio palestino, así como las vidas de las personas LGBTIQ+ en todo el mundo. Estamos asistiendo a un momento en el que la lógica supremacista usa a Dios para disponer de las tierras y vidas de lxs más vulnerables, justificando la invasión, el genocidio y la violación de derechos humanos con el sueño imperialista de la “tierra prometida” (Génesis 12,7; Éxodo 33,1-6; Josué 1,4). Hoy, desde las disidencias sexo-genéricas, deben alzarse las voces por la liberación de Palestina: sí, somos LGBTIQP+, incluso en muchos sentidos también somos LGBTIQH+, porque las bombas de Israel no distinguen entre Hamás y Palestina; el genocidio es del pueblo palestino y muchísimas personas LGBTIQ+ palestinxs están muriendo día a día. Sólo en la juntanza de las luchas por la libertad se comprenderá colectivamente que somos multitudes, “una bandada de pájaros que vuelan y se posan al unísono”[4].

 

1. Fundamentalismo y envenenamiento teológico

 

Pensar en las narrativas y prácticas de la(s) teología(s) violenta(s) lleva a reconocer cómo ciertas interpretaciones teológicas pueden ser manipuladas para justificar actos de violencia extrema, alimentando un ciclo tóxico de odio y exclusión. En el contexto del genocidio palestino, este enfoque cobra especial relevancia. El creciente fundamentalismo religioso, con sus interpretaciones rígidas y exclusivistas, no solo legitima la opresión y la violencia contra el pueblo palestino, sino que también envenena el discurso teológico. En tanto teologías tóxicas, promueven una visión de “lo diferente” como enemigx, deshumanizándolx y justificando su aniquilación, lo que refuerza comportamientos e imaginarios violentos que parecen perpetuarse. Las consecuencias de estas teologías son devastadoras, tanto para las víctimas directas de aquella violencia como para la integridad de las tradiciones religiosas que, en su esencia, deberían promover la paz y la justicia. ¡El fundamentalismo mata, la teología tóxica mata, el envenenamiento teológico mata![5]

 

El genocidio en Gaza hace parte de aquello que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha denominado “envenenamiento, tanto del planeta como de nuestra propia especie”[6]. Así las cosas, la teología también debe responsabilizarse del proceso de envenenamiento que estamos padeciendo. Usando el lenguaje de los expertos en bioquímica ambiental, puede decirse que las imágenes violentas y opresivas, patriarcales y misóginas, xenófobas y homofóbicas que la teología dominante ha construido de Dios se han convertido en “sustancias eternas” (forever chemicals), es decir, sustancias con una toxicidad tan prologada en el tiempo que su mitigación, desintegración y eliminación requiere de ciclos geológicos (¿eclesiales? ¿teológicos?) que sobrepasan la escala biológica de la especie[7]. La acumulación de estas sustancias eternas es consustancial al funcionamiento del capitalismo fósil (fossil capitalism)[8] en el que resulta imposible evitar la creación de “zonas de sacrificio”, es decir, territorios cuyo agua y suelo son depósitos residuales contaminantes y cuyas comunidades de vida, además de ser precarias, están expuestas a un altísimo envenenamiento[9].

 

Frente a esto, usando algunas metáforas, resulta oportuno preguntar: ¿Cuáles son las manchas de petróleo que se propagan sobre el caudal teológico? ¿Cuáles son las nubes grises que liberan el dióxido de carbono que se camufla en el incienso litúrgico? ¿Cuáles son los tubos de escape por los que se filtra el gas mostaza y el fosgeno que convierte los espacios eclesiales en territorios de muerte? ¿En dónde están escondidas las minas y las bombas que explotan cuando se transita por los pasillos magisteriales, doctrinales y pastorales de las iglesias? ¿Cuáles virus se difunden en el estornudo de una “santa” predicación o de una “humilde” corrección fraterna? ¿Cuál es la radiación que emanan las iglesias y hasta dónde se extiende? Dicho sin metáforas: ¿Cuáles son esos “lugares teológicos” en los que la contaminación es mayor? ¿En qué “lugares teológenos” (generadores de teología) emerge un mayor flujo de discurso tóxico y praxis envenenada? ¿Cuáles son las vidas precarias que se exponen a dicho envenenamiento teológico?

 

Como en culturas antiguas, que las prácticas sacrificiales eran usadas para mantener y construir jerarquías metafísicas, el capitalismo opera como una religión petrosexorracial que exige: (i) sacrificios de vidas animales, de mujeres, de infancias, de personas extranjeras y migrantes, de cuerpos racializados, de diversidades sexo-genéricas, entre otros; (ii) destrucción de espacios periféricos, del Sur, del cimarronaje, de socialización y resistencia sexo-disidente, de minorías étnicas, etc. Frente a estas prácticas, Paul B. Preciado habla de la “construcción de necroespacios”[10], espacios de muerte y para la muerte en los cuales la vida resulta, si no imposible, al menos tóxica; espacios de promoción del sacrificio, ampliación del sufrimiento, naturalización del veneno, estetización de la contaminación y adiestramiento en regímenes de sometimiento y dominación de la potentia gaudendi.

 

Richard Dworkin, en su estudio sobre derechos humanos y terror, afirma que “muchas culturas insisten que el destino de una religión o grupo étnico o nación es mucho más importante que el destino de otros, de modo que es permisible el genocidio para proteger la identidad religiosa o racial o nacional”[11]. Esto, por ejemplo, es una de las principales ideas que difunde el fundamentalismo religioso sionista; pero, en un sentido más global, debe reconocerse que han sido muchos los “terroristas en nombre de Dios”[12]. En la introducción del reciente dossier monográfico de RIBLA, que propone hermenéuticas bíblicas solidarias con Palestina, se afirma que “esta guerra de ocupación y genocidio nos interpela como biblistas, no sólo por ser el país de la Biblia, sino principalmente porque, tanto allí como en nuestra región, los aparatos económicos, políticos y bélicos despliegan con violencia discursos de contenido religiosos, a modo de cruzadas para llegar al poder y disponer de territorios, bienes, y pueblos”[13]. Frente al accionar genocida del sionismo fundamentalista israelí sobre la población palestina, Nancy Cardoso Pereira, Sandra Nancy Mansilla y Larry Madrigal Rajo aseguran que “la teología sionista hace una lectura supremacista de la Biblia e intenta callar la voz que clama por la justicia, la paz y la soberanía”[14].

 

La teología fundamentalista sionista, en su interpretación supremacista de las Escrituras, distorsiona los textos sagrados para justificar la dominación y la exclusión, en lugar de promover los principios fundamentales de justicia, paz y soberanía que estos textos también contienen[15]. Este enfoque teológico selectivo se centra en las narrativas bíblicas que pueden ser interpretadas como promesas divinas exclusivas para un solo pueblo, ignorando o minimizando los pasajes que abogan por la compasión universal y el respeto por la dignidad de todos los seres humanos. Algunos, se han atrevido a decir que el sionismo es “todo el mundo religioso de la Torá”[16]. Esta insistencia en que todo debe suceder tal y como aparece en las Antiguas Escrituras es una estrategia de legitimación de la ocupación y la violencia fundamentalista, que desvirtúa significativamente la tradición bíblica, reduciéndola a una herramienta política para mantener una estructura de poder basada en la exclusión y la opresión. En lugar de ser un faro de esperanza y justicia, la interpretación teológica se convierte en un instrumento del supremacismo religioso para perpetuar el conflicto y la injusticia.

 

Sin embargo, esta no es una cuestión explícita del sionismo, pues globalmente hay muchos casos que atestiguan el uso fundamentalista y literalista de los textos sagrados para controlar y someter comunidades y personas. Como señalan Hutchinson y Lehman, la noción de ser “pueblo elegido”[17] es común en la modernidad -incluso en las cruzadas medievales de la cristiandad es una cuestión evidente[18]-, y se utiliza para consolidar sentimientos nacionales e inculcar cierto sentido de singularidad en diferentes grupos nacionales, pues el nacionalismo moderno refuerza y politiza los viejos mitos de la elección étnica y sus formas e intensidad pueden explicarse en términos de estos patrones de supervivencia étnica[19]. Frente a esto, se ha hablado incluso en términos de “veneno del nacionalismo” (poison of nationalism)[20]. Estas ideas han sido desplegadas por muchos fundamentalismos cristianos incluso antes de que fueran extendidas por movimientos sionistas. En este sentido, se entiende la expresión de Alan Hart según la cual el sionismo es el enemigo real de los judíos, pues el envenenamiento de todas las religiones y culturas ocurre principalmente por el fundamentalismo; es más, Hart afirma que el lobby sionista se ha fortalecido a través de la alianza con los fundamentalistas cristianos de Estados Unidos y los neoconservadores en asociación con los intereses petroleros[21]. Este fundamentalismo religioso, colonial y nacionalista,

 

lleva consigo principalmente represión, pobreza y humillación, todo ello combinado para empujarles [a lxs palestinxs], mediante genocidio, fuera de su tierra hasta que ésta quede libre, como en la leyenda de la tierra prometida (…)[22].

 

Ahora bien, desde una perspectiva religiosa, el sionismo nacionalista (Tzionut Datit) es comparable a la ortodoxia fundamentalista en Estados Unidos. Representa un grupo demográfico que constituye aproximadamente el 20% de la población israelí, caracterizándose no solo por su observancia religiosa y su identidad espiritual, sino también por su estilo de vida y su alineación política con ideologías expansionistas y nacionalistas del Estado. Por eso, sociológicamente, el término “sionistas religiosos” se refiere a una categoría elástica, a un grupo cuyos miembros están involucrados en negociaciones políticas, culturales e ideológicas con diversos sectores, tanto judíos (seculares, tradicionalistas, ultraortodoxos, reformistas, conservadores) como no judíos[23].

 

Frente a lo anterior, puede afirmarse que la toxicidad religiosa y teológica que se percibe a escala global y se agudiza en el contexto de la ocupación de Gaza es resultado de un envenenamiento sostenido por siglos, en el cual el fundamentalismo sionista, el literalismo de textos sagrados, la xenofobia y el racismo hacia el pueblo palestino, han sido parte del proyecto imperialista y capitalista de Israel y de los países que apoyan su objetivo[24]. Hoy se afirma que el sionismo surgió como un proyecto colonial que pretendía construir un Estado nación judío en Palestina con la ayuda de las potencias occidentales, especialmente de Estados Unidos, al tiempo que se apoyaba ideológicamente en una noción secularizada de las Escrituras sobre el “retorno” a Tierra Santa[25].

 

El sionismo consolidó la colonización de Palestina durante la Guerra de 1948, estableciendo el Estado de Israel a costa del desplazamiento de la mayor parte de la población palestina autóctona; este hecho es conocido como Al-Nakba, es decir, la catástrofe. El sionismo debe entenderse, en el contexto de sus orígenes, como una reacción defensiva al histórico antisemitismo nacionalista en Europa y como creación a partir de la idea nacional europea[26]. En efecto, Al-Nakba es una consecuencia del mencionado envenenamiento teológico, pero no su fin, pues desde 1948 hasta la actualidad el proceso de intoxicación ha crecido. Hoy, esta intoxicación se percibe de tal manera que “la violencia no vacila así en ponerse al servicio del Bien y, precisamente, de un Bien o, si se quiere, de una Verdad, que pretende ‘beneficiar’ también a las víctimas, inermes y casuales, de la violencia misma”[27]. Esa es la justificación actual del genocidio palestino: debe suceder y está sucediendo en nuestros ojos mientras las teologías tóxicas siguen afirmando que todo pasa porque así lo quiere Dios, pues Él protege y respalda al pueblo que ha escogido, Israel.

 

Pero, como sucede en todo proyecto colonial, no se trata solamente del control sobre el territorio palestino, sino de una necro-empresa cisheteropatriarcal que se extiende a gran escala. Como ha señalado Avishai, este tipo de movimientos fundamentalistas y antiderechos causan traumas y vergüenza, negación y represión, daño y angustia espirituales, y tragedias que desembocan en proyectos de vida destrozados, muertes sociales, crisis de fe y, en muchas ocasiones, anhelos de “normalidad”[28]; además, estos mismos movimientos han apoyado una política de sexo y género conservadora, binaria y normativa[29]. Así, se entiende por qué Daniel Boyarin afirma que el fundamentalismo sionista y su empresa colonial deben interpretarse como un “retorno masculino a Falustina (Phallustine), no a Palestina”[30]. Un proyecto que ha sido constituido, ante todo, como el anhelo patriarcal de hacer del mundo un inhabitable e invivible imperio falocéntrico[31], un proyecto religioso en el que las posturas fundamentalistas, sionistas, colonialistas, racistas y xenofóbicas han sido fundamentales para perpetrar genocidios y crímenes en nombre de Dios y de su voluntad.

 

La teología que no quiera consentir aquella hecatombe genocida deberá optar por acciones concretas y narrativas responsables que favorezcan la desintoxicación teológica que ha sido una de las armas más útiles en dicho proyecto imperialista y colonial: “¿cómo podemos vivir en estas ruinas si no es atendiendo a sus formación claramente teológica? ¿Qué podemos reconstruir de los escombros? ¿Podemos al menos eliminar algunas de las balas que se han disparado contra la gente y la están desangrando?”[32]. Quizás sea tiempo de emprender la única tarea posible si se quiere sobrevivir: desintoxicarse, senti-pensando la teología de otro modo. Articular diferencias heterogéneas sin totalizarlas, hibridar experiencias y provocar mutaciones intencionadas, romper con las conductas patriarcales y con los despotismos que han dominado en el campo teológico, amar todo aquello que enseñaron a odiar, restituir lo expropiado, desmercantilizar a Dios y caminar por aquellos callejones que hasta el momento estaban prohibidos para el quehacer teológico[33]. Quizás todo esto contribuya a la búsqueda de antídotos para aquel fundamentalismo que corroe todo a su paso: lugares, comunidades, vidas, afectos, teorías y hasta libros sagrados. ¡Necesitamos avanzar hacia espiritualidades libres de toxicidad que broten de prácticas religiosas y narrativas teológicas responsables y solidarias!

 

2. Homonacionalismo, homonormatividad y Pinkwashing

 

El ejercicio de tomar conciencia, dice Judith Butler, supone dejar de sentirnos exteriores y ajenos a lo que sucede en otros lugares: entender que se hace parte del problema que se quiere resolver, es decir, que “estamos implicados en las relaciones de poder a las que nos oponemos”[34]. Esto implica aceptar que no habrá cambio posible sin un proceso de mutación y transformación de nuestros propios procesos de subjetivación política, que son múltiples: modos de producción, de reproducción, de consumo, de nominación, de relación, de nuestras maneras de conocer, de representar, de desear y de amar[35]. Precisamente, una alerta sobre la necesidad de la toma de conciencia se extendió a escala global cuando se observó el lugar que ocupaba la bandera LGBT en Gaza.

 

2.1. La mediatización de Yoav Atzmoni y Ma’ayan Gross

 

Era octubre del 2023, en todos los medios de comunicación se difundía la imagen del soldado israelí Yoav Atzmoni izando la bandera LGBT en medio de las ruinas de los bombardeos en Palestina. La cuenta oficial del Estado de Israel en X escribía: “La primera bandera del orgullo LGBT izada en Gaza”. El Ministerio de Relaciones Exteriores informaba que Atzmoni era un militar homosexual que quería “enviar un mensaje de esperanza a la población de Gaza que vive bajo el yugo de Hamás”; afirmando, además, que este gesto era un “llamado a la paz y a la libertad”, pues en la bandera arcoíris lucía la inscripción “en nombre del amor” en inglés, árabe y hebreo. En uno de los mensajes de Atzmoni, él afirmaba que sentía orgullo de pertenecer al ejército israelí, porque “es el único ejército de Oriente Medio en el que podemos vivir fuera del armario”[36].

 

Comenzando este año, los canales de comunicación israelíes difundían la entrevista realizada a Ma’ayan Gross, la primera mujer trans en pertenecer al ejército israelí e ir a Gaza a “luchar”. Según ella, todo lo hacía en nombre de Dios, y por eso procuraba encontrar en los campos de guerra espacios matutinos para ponerse las filacterias (tefilín) y orar. Gross, desde el 7 de octubre, había recibido la llamada a luchar en Gaza, en “nombre del amor”, como su camarada Atzmoni.

 

Estas dos personas han sido presentadas como “héroes de Israel”. Es más, no sólo de Israel, sino también para un gran número de personas LGBT alrededor del mundo. El discurso de Israel como el único país de Oriente Medio que es inclusivo y que apoya a las personas homosexuales difuminó significativamente el horrorismo de Gaza. El genocidio se pintaba de arcoíris, el asesinato vil de palestinos ahora tenía perspectiva diversa e inclusiva. Rápidamente, entre octubre del 2023 y enero del 2024, los medios de comunicación afirmaban que la presencia de estos dos combatientes era posible gracias a que, desde 1993, el inclusivo estado de Israel comenzó a permitir que sirvieran soldados abiertamente homosexuales, bisexuales, lesbianas y trans. Los informes que en 2017 señalaban que el 95% de los soldados LGBT encuestados reconocían la discriminación y la violación de derechos mientras servían al país desaparecía[37]. También se olvidaba que apenas unos meses antes el legislador jaredí Yitzhak Pindrus dijo que la comunidad LGBTQ+ era “lo más peligroso para el Estado de Israel, más que ISIS y Hezbolá”[38].

 

Las noticias de Atzmoni y Gross, presentadas como proclamación del más alto grado de democracia y derechos en Israel, no eran otra cosa que la consumación de una estrategia de pinkwashing, una táctica para distraer la atención del historial de violación de derechos humanos del país y del creciente genocidio del pueblo palestino.

 

Figura 3. Yoav Atzmoni y Ma’ayan Gross

Fuente: Yoav Atzmoni (2023) y Daniel Gordis (2024). Uso libre.

 

Sin embargo, la colectividad y juntanza queer, en todo el mundo, comenzó  a manifestarse rápidamente. Entre el 7 de noviembre y el 15 de diciembre del 2023 aparecía en Instagram el comunicado “Queer in Palestine”, traducido a más de 15 idiomas[39]. Este manifiesto era una demanda liberadora de lxs queer en Palestina, quienes plantaban una posición radical frente a las tácticas coloniales y patriarcales que buscaban alienar aún más a las disidencias sexo-genéricas. Hablaban de la brutalidad, las violaciones y la tortura, las mutilaciones y las lesiones que lxs queer palestinxs estaban padeciendo; además, manifestaban que la catástrofe y aniquilamiento sistemático causado por la “máquina de muerte genocida de Israel” era auspiciado por el apoyo económico, militar y diplomático de muchos líderes mundiales. Lxs queer en Palestina denunciaban la creciente explotación de las políticas de identidad, el uso sostenido de binarismos que deshumanizan y la instrumentalización de la diversidad sexo-genérica, pues el Estado de Israel no cesa de presentarse como “la nación que respeta la libertad, la diversidad y los derechos humanos” mientras lucha contra Palestina, “una sociedad monstruosa y opresora”[40].

 

A esto se le sumó el acoso de activistas feministas y queer alrededor del mundo por parte del sionismo fundamentalista, que no ha cesado de repetir el argumento según el cual lxs activistas no pueden rechazar a Israel porque, en Palestina, por feministas y queer, ya estarían violadxs y muertxs; sin embargo, precisamente lo que ha hecho Israel en Palestina ha sido violar y asesinar brutalmente a un sinnúmero de personas por más de 75 años de ocupación militar. El comunicado, en su versión en español, agregaba:

 

la sociedad israelí sigue usando como arma lo queer para justificar la guerra y la represión colonial, como si sus bombas, muros de apartheid, pistolas, cuchillos y excavadoras fueran selectivos a la hora de elegir a quien dañar en función de su orientación sexual o de género. Rechazamos la instrumentalización de nuestra disidencia de género, nuestres cuerpos y la violencia a la que nos enfrentamos como personas queer, para demonizar y deshumanizar a nuestras comunidades, especialmente al servicio de actos imperialistas y genocidas. Nos negamos a que la sexualidad palestina y las posiciones palestinas hacia las diversas sexualidades se conviertan en parámetros para asignar humanidad a cualquier sociedad colonizada[41].

 

Sin duda, se está viviendo un hecho inédito en la historia de los genocidios contemporáneos. Pero, esto es una consecuencia del proceso colonial expansionista del que, así como el fundamentalismo fue dispositivo de envenenamiento colectivo, muchas personas homosexuales, con sus prácticas y sus narrativas, también han sido responsables. En este sentido, vale la pena observar el modo en que las diversidades sexo-genéricas han contribuido en dicho proyecto imperialista de Israel.

 

2.2. Una “diva” al servicio del proyecto israelí: Dana International

 

Hace 26 años, la estrella pop israelí Sharon Cohen, conocida como Dana International, se encontraba en la final de infarto en el recuento de los últimos votos del concurso de Eurovision 1998, celebrado en Birmingham (Inglaterra)[42]. Pero, cuando Macedonia, el último país que votaba en la “Copa del Mundo” del pop, había tomado la decisión de sus votos, ya era seguro que Dana International había superado a Malta, su contendiente más cercano. La cantante israelí, que además fue la primera persona trans en participar en el certamen, subió al escenario para recibir el título de la victoria con un vestido Gaultier adornado con plumas y ondeando una gran bandera israelí.

 

Figura 4. Dana International en Eurovision 1998.

Fuente: Reuters, Eurovision 1998. Uso libre.

 

La estrella de David se ondeaba triunfante bajo una luz magenta de la discoteca mientras la ganadora hacía una reverencia y gritaba: “El próximo año en Jerusalén” (Next Year in Jerusalem). El uso de esta expresión causó polémica entre los judíos más ortodoxos, pues se sentían irrespetados de que una mujer trans hiciera salir de sus labios, así fuera de manera ambigua, una de las expresiones más sagradas en el judaísmo: “L’Shana Haba’ah B’Yerushalayim”. Se trataba de una frase que suele decirse, de forma cantada, al finalizar cualquier festividad judía y que alude al sueño del retorno a Jerusalén. Así las cosas, el momento no podía haber sido mejor. Israel celebraba su quincuagésimo aniversario como Estado; de hecho, Dana dijo a un espectador que su premio era un regalo de cumpleaños para la Nación. En 1998, el lema de las celebraciones en Israel era “Juntos en el orgullo, juntos en la esperanza” (Together with Pride, Together in Hope)[43], sin embargo, la realidad era que no había unidad nacional. Aunque se habían ganado algunos derechos, Israel estaba lejísimos de estar del lado de las diversidades sexo-genéricas. En mayo de este año, a propósito de la última versión del Eurovision, la periodista Ayelet Yagil recordaba el triunfo de Dana de la siguiente manera:

 

La victoria de Dana International en 1998 desencadenó una celebración improvisada en la plaza Rabin de Tel Aviv. Veinteañeros extasiados de todas las orientaciones sexuales se desnudaron hasta quedar en ropa interior y saltaron a la fuente en la parte superior de la plaza, que resulta ser el lugar donde Yitzhak Rabin fue asesinado solo tres años antes. Allí, izaron la bandera arcoíris junto a la bandera israelí azul y blanca y celebraron. En Jerusalén, la sede del gobierno de Israel, la reacción fue de desaprobación, no porque los ministros del gobierno pensaran que los celebrantes habían profanado el lugar donde fue asesinado un primer ministro, sino porque pensaban que Dana International profanaba el judaísmo. “Elegir Dana International no me honra como judío”, dijo el viceministro de Salud, Shlomo Benizri, de Shas, el partido que representa a los judíos ultraortodoxos de ascendencia mizrají (de Oriente Medio). Benizri agregó: “El pueblo judío siempre supo cómo ser una luz para las naciones. Esta vez es oscuridad para las naciones. Dana es una abominación. No había nada peor, ni siquiera en Sodoma”. Benizri agregó: “Él no es una mujer, es un él... Si le pones una cola a un hombre y le pones bigotes, ¿se convierte en un gato?”[44].

 

Así, por un lado, Dana decía a los medios de comunicación: “He ganado por Israel y por todos los homosexuales del mundo (…) Represento a los israelíes de a pie, a todos los árabes, a los cristianos. Todos los que quieran ser representados por mí”. Pero, por otro lado, el viceministro de Sanidad israelí, el rabino Shlomo Benizri, decía: “Esto no me honra como judío (…) Dana es una aberración. No había nada peor, ni siquiera en Sodoma”.

 

Sin embargo, el progresivo avance en políticas de inclusión en Israel hizo parecer que Dana, ni ninguna otra persona LGBT, tendría que narrar la historia de Israel en la voz de lxs más abyectxs históricamente por el sionismo. Lo curioso es que Dana misma llegó a señalar que en su país era “más fácil ser transexual que árabe”[45]; esto ya ponía en el horizonte una cuestión de creciente rechazo al pueblo palestino que incluso resultaba mayor a las reticencias que se pudieran tener hacia la diversidad sexo-genérica.

 

Alisa Solomon afirma que el rechazo simbólico de Dana a los fundamentos del sionismo, en aquella época, fue muy lejos: siendo mujer trans, ella había cambiado su nombre sacerdotal israelí por el apodo de una cosmopolita desarraigada. ¿Qué clase de sionista se llama a sí misma Internacional y cantaría tanto en hebreo como en árabe, francés e inglés? “No necesitamos fronteras”, gritaba exultante Dana International al día siguiente de su victoria en Eurovision en un reproche al ideal del Estado-nación de su país. En efecto, su triunfo logró sacar a la superficie los principales ideales nacionales de masculinidad cis-heterosexual que dominan en el Estado de Israel[46]: por un lado, insultos homofóbicos arraigados en aspectos religiosos fundamentalistas; por otro lado, condescendencia política hacia la homosexualidad a favor del nacionalismo israelí, junto a prácticas de segregación de la población árabe.

 

Este caso nos ayuda a señalar la paradoja de aquella “temprana invocación por parte del sionismo de la queerness como término negativo con el que definir el ethos nacional”[47], puesto que el fundamentalismo sionista siempre ha tenido a su base un programa nacionalista, colonial y cis-heterosexualizador. Si en la época de Dana International no era tan directo, la historia muestra cómo este rechazo al queerness fue consolidándose con el avance progresivo del proyecto sionista. Si bien la visibilidad LGBT se presentó como una consecuencia de lo que lxs estudiosxs llegaron a denominar “post-sionismo”[48], es necesario reconocer que en Israel la narrativa de la inclusión y la diversidad se fue convirtiendo progresivamente en una de sus armas más afiladas, capaz de matar ya no sólo en “nombre de Dios”, sino también “en nombre del amor y la inclusión”.

 

En efecto, desde la época de Dana International, la homonormatividad y el homonacionalismo comenzaban a operar como condiciones previas del pinkwashing genocida actual, el perfecto camuflaje arcoíris de la empresa colonial israelí[49]. Hoy, muchos Estado-nación ya no sólo son cis-heteronormativos, sino también homonormativos[50]; y, el homonacionalismo aparece como una faceta de la Modernidad en la que ocurrió un cambio histórico significativo: el reconocimiento de (algunos) cuerpos homosexuales como dignos de protección por parte de los Estados-nación[51]. Por eso, resulta urgente una crítica de los discursos de derechos neoliberales LGBT y de cómo esos discursos, aparentemente inclusivos, producen narrativas de progreso y modernidad que siguen concediendo a algunas poblaciones el acceso a la ciudadanía -cultural y legalidad- a expensas de la delimitación y expulsión de otras poblaciones[52].

 

Por homonormatividad debe entenderse una política sexual neoliberal que no desafía las instituciones heteronormativas dominantes y está anclada en la domesticidad y el consumo; por su parte, el homonacionalismo alude a la homonormatividad nacionalista, en cuyo marco las personas homosexuales, “domesticadas” y “adecentadas”, sirven de munición para el nacionalismo[53]. La discusión sobre el homonacionalismo pone de relieve un proceso en el que las personas homosexuales, en lugar de ser vistas como una amenaza para el Estado y su seguridad, se perciben como integradas en el Estado; y esto distingue a un Estado de otros por su tolerancia e inclusión[54]. Por eso, como señala A. Solomon, “no es de extrañar que el movimiento gay dominante no haya tratado de desafiar al sionismo, sino de ser acogido en su seno”[55]. Es más, en la actualidad, la cantante Dana International se ha manifestado a favor de la ocupación de Palestina, y en sus redes sociales no ha dejado de promover la imagen “inclusiva y diversa” del Estado genocida de Israel[56]. El 2 de noviembre publicaba en Instagram:

 

¿Eres consciente de que, si accidentalmente terminas en las calles de Gaza, no vas a salir de allí con vida? ¿Sabes que Hamás sentencia a todos los LGBTQ a muerte por ahorcamiento (si no peor)? ¿Entiendes que Hamás no apoya ningún derecho para las mujeres y la comunidad LGBTQ y que no son tratadas como iguales? Si no condenas a Hamás, estás en contra del LGBTQ, contra las mujeres y CONTRA LA PAZ. Palestina libre ¡de Hamás! Israel está luchando contra Hamás para derrocar este reino de terror para que sea mejor para nosotros, para todos los ciudadanos que están bajo él, y para todo el mundo (…) Siempre eres bienvenido al orgullo gay de Tel Aviv que te aceptará con los brazos abiertos[57].

 

Este mensaje venía acompañado de un grupo de videos de una mezquita musulmana en la que se pronuncia un discurso homofóbico, de la marcha del orgullo en Tel Aviv en los que se ondeaban banderas LGBT y banderas de Israel, y de ella misma bailando y cantando algunas de sus canciones. El 5 de noviembre de 2023, replicaba la narrativa maniquea religioso-nacionalista de Israel según la cual Palestina es oscuridad/mal mientras Israel es luz/bien: “¡La luz ganará!”[58]. El 19 de noviembre posteaba un video en el que muchas drags queens y drag kings israelíes hacían lipsync de la versión que Dana International hizo de la canción “Free” de Stevie Wonder[59]: “Free like the river, Free like the river, Ahhh, I am free”. Con dicho video, pedían por la “libertad” de Israel y reclamaban que “Hamás se detuviera”[60]. Dana International finalizaba el video diciendo: “este es el espíritu de la comunidad gay, este es el espíritu de Israel”. Homonacionalismo, homonormatividad y pinkwashing se sumaban a la campaña que el gobierno sionista de Israel ya había comenzado un mes antes con las narrativas en torno a Yoav Atzmoni y Ma’ayan Gross. Muchos de los representantes del gobierno de Israel, y muchas personas LGBT alrededor del mundo, no tardaron en repostear en sus perfiles el video de Dana International; y así se ha ido configurando un apartheid arcoíris, con drag queens y drag kings incluidxs.

 

En este contexto cobra especial importancia el comunicado de “Queer in Palestine”, porque pareciera que la homofobia sionista, arraigada en el fundamentalismo religioso y el literalismo bíblico, se atenuaba y toda la discriminación sistemática y generalizada se camuflaba detrás del arcoíris. Las gramáticas de la fotografía de Atzmoni señalan esto, pues se observa, en el primer plano, una bandera LGBT sostenida por una persona homosexual, instrumentalizada por el gobierno, intentando cubrir el paisaje de Gaza en ruinas del fondo y justificar el genocidio “en nombre del amor”. Sin duda, la diversidad sexo-genérica tiene un papel venerado en la narrativa sionista y nacionalista de Israel; pues pueden contribuir al fortalecimiento del ethos nacional en virtud de su valiosa función[61].

 

Esto evidencia la cruda realidad de que no todas las personas diversas son conscientes de la importancia de apoyar al pueblo palestino, ni están dispuestas a hacerlo. Se entienden, además, las preguntas que surgían en la marcha de Bogotá: ¿Qué lugar ocupa una bandera de Palestina en la marcha LGBTIQ+? ¿Qué relación hay entre las personas LGBTIQ+ y el genocidio en Palestina?

 

Así las cosas, urge diferenciar críticamente “diversidades” y “disidencias” sexo-genéricas[62], porque la orientación sexual y la identidad de género no son garantías de la posición política, ni mucho menos de la solidaridad con las víctimas del genocidio palestino. La “disidencia” no sólo consiste estar en desacuerdo en tanto se disiente de una opinión o una norma, sino que también significa “disidir” que se relaciona con la voluntad de “separarse de la común doctrina, creencia o conducta”[63]; en este sentido, al decir de Susan Stryker, las disidencias sexo-genéricas no describen simplemente una orientación sexual (homosexual, bisexual, heterosexual o asexual), sino que atraviesan la categoría misma de la identidad, a partir de su desestabilización[64].

 

En efecto, es pertinente reconocer la necesidad de abordar la disidencia sexo-genérica frente a los caminos coloniales a los que la diversidad, normativizada y capitalizada, ha conducido. Esto hace parte de “arriesgarse a descentrar el punto de vista privilegiado de la modernidad blanca eurocéntrica […] para enfrentarnos a la posibilidad de formas radicalmente distintas de estar en el mundo”[65]. Se trata, pues, de señalar la potencialidad queer/cuir/marica de situarse de manera critica frente a la sociedad dominante y a sus dictados hegemónicos, para desenmarañar el complejo nudo de las “formas de desidentificación establecidas como los hilos invisibles del colonialismo sexual”[66].

 

Este año, la cuenta Voices Against War publicaba en X -antes Twitter- algunas imágenes de colectivos queer irrumpiendo en la multitudinaria marcha del orgullo en Tel Aviv, el 6 de junio de 2024, en la que reunieron más de 25.000 personas[67]. Como sucedió en El Salvador y Colombia unas semanas después, pequeños grupos de disidentes se manifestaban en las multitudinarias marchas del orgullo LGBTIQ+ para recordar: (i) que hoy es Gaza, pero luego cualquier otro lugar; (ii) que hay complicidad cuando hay pinkwashing; y, (iii) que se necesita con urgencia reconocer las relaciones de poder que existen al interior de los espacios y juntanzas sexo-genéricas.

 

Figura 5. Manifestaciones Queer en Tel Aviv, 30 de mayo-6 de junio de 2024.

Fuente: Against War Voice (@againstwarvoice). Uso libre.

 

A manera de conclusión: ¡Queer/Cuir/Maricas con Palestina!

 

Junto a la denuncia de lxs queer palestinxs, lxs queer/cuir/maricas del mundo también se han manifestado. Ya desde 2010, Gil Hochberg, Haneen Maikey y Samira Saraya manifestaban que “No hay orgullo en Ocupación”[68], denunciando las invasiones colonas israelíes desde la década de los sesenta, pero que entre 1993 a 2010 se habían extendido sustancialmente en Cisjordania y la Franja de Gaza. Se ocupaba Gaza y justo en el mismo período una mujer trans ganaba Eurovision, un tribunal israelí decidía permitir a las parejas de lesbianas ser madres con los mismos derechos y obligaciones, el tribunal regional de Nazaret aceptaba la demanda de un hombre homosexual de que se le reconociera como heredero legal de su pareja fallecida, una lesbiana se presentaba y era elegida para el ayuntamiento de Tel Aviv.

 

Sin embargo, era imposible para las personas LGBT relacionar el feliz avance de sus derechos y libertades con el cruel proyecto colonial israelí; aquella época de celebraciones apasionadas no logró reconocer que el creciente orgullo homonacionalista iba configurando, paralelamente, la identidad abyecta musulmana y árabe que se señalaría como perversamente queer para Israel[69].  En efecto, se fue configurando una suerte de vigilancia y persecución de las disidencias sexo-genéricas[70], que estaría nutrida por el pinkwashing del muro del apartheid, un muro construido para proteger a Israel de un ataque “homófobo” musulmán, un muro de protección homosexual frente a los irrespetuosos palestinos[71]. En contraste, el pinkwatching aparece como contra-narrativa, como un esfuerzo queer por exponer la cooptación de las luchas LGBT por parte de los gobiernos.

 

Justamente, este término fue acuñado por activistas queer palestinxs en un esfuerzo por crear un movimiento global que promueva acciones directas en contra del pinkwashing; se trata de una especie de grito revolucionario y disidente, por eso este movimiento también ha denunciado la cooptación de lo LGBT por fuerzas políticas anti-inmigrantes y anti-musulmanas[72]. Para activistas como Sara Schulman, este levantamiento en contra del pinkwashing confirmaba la existencia de una comunidad dispersa por el mundo, pero unida por el “valor común de la justicia social”[73]. Más recientemente, frente al genocidio en Gaza, apareció el movimiento global de “Queers For Palestine”[74], que reclama la descolonización del Pride:

 

El orgullo se ha convertido en un dispositivo silenciador. Hemos sido alienados colectivamente del paisaje de nuestra propia homosexualidad, donde ahora encontramos policías, facilitadores de deportación, TERFS, bancos y corporaciones que no tienen nada que ver con la liberación y la justicia queer, y todo que ver con la opresión, queer y de otro tipo. Nos han demostrado quiénes son y por quién son una y otra vez durante años, a pesar del constante rechazo de la comunidad. El primer Orgullo fue un motín y vino de una comunidad queer liderada por mujeres trans negras y latinas de clase trabajadora, tan unidas en resistencia, que sabían que, si una de ellas tiraba el primer ladrillo, los demás lo seguirían y tirarían el siguiente. Como dijo el transpalestino MX Yaffa: “Un disturbio tiene que ver con la comunidad. No hay disturbios sin comunidad, entonces, ¿qué estás haciendo por la comunidad?”. Es la comunidad, la confianza colectiva, lo que nos permite contraatacar[75].

 

Esta construcción del carácter comunitario es urgente, porque estar unxs al lado de lxs otrxs caminando en una marcha del orgullo parece ser insuficiente. El análisis biopolítico que subyace en los debates sobre el homonacionalismo y el pinkwashing ha demostrado que el creciente individualismo, rasgo propio tanto de las mentalidades neoliberales y capitalistas como de las espiritualidades narcisistas e intimistas, ha ido abonando el terreno de la “necropolítica queer”[76]. Basándose en la influyente formulación de Achille Mbembe de la “necropolítica”[77], lxs estudiosxs de la necropolítica queer examinan el olvido y la indiferencia de la diversidad sexo-genérica frente a las desigualdades e injusticias que padecen personas trans, negras, seropositivas, indígenas, migrantes, árabes y musulmanas, etc. Esto se debe a la exclusión clasista, étnico-racial, xenófoba y sexo-genérica extendida por el capitalismo petrosexorracial que se encuentra a la base del sionismo y los fundamentalismos religiosos.

 

Frente a dicho individualismo, es significativo descubrir en las juntanzas disidentes espacios de cuidado, lucha y compañía: “uno de los efectos emancipadores, más determinantes, que me ha dado el activismo de la disidencia sexual ha sido el tener la sensación de no estar sola”[78]. Esta juntanza queer/cuir/marica, en palabras de Pedro Lemebel, toma la forma de un mariconaje guerrero[79].

 

En el contexto del genocidio palestino, por tanto, el queerness decolonial se presenta como un proyecto en el que la liberación queer/cuir/marica no solo está vinculada con el antisionismo, sino que, de hecho, se identifica críticamente frente a él. En otras palabras, cualquier derrota exitosa del sionismo o cualquier movimiento descolonizador efectivo en Palestina debe necesariamente apoyarse en una resistencia específica a la colonialidad. Esto se debe a que la abolición del colonialismo implica y conlleva la destrucción de las categorías, normas y prácticas coloniales relacionadas con el sexo y el género[80], pero también una ruptura de los ideales nacionalistas y fundamentalistas que configuran dogmatismos religiosos; por eso, el horizonte de las disidencias sexo-genéricas moviliza un proyecto de “de-sionización” (de-Zionization)[81].

 

En este sentido, la organización Al Qaws for Sexual and Gender Diversity in Palestinian Society (al-Qaws li-ta‘addudiyya al-jinsiyya wa-al-jandariyya fi al-mujtama‘ al-filastini), surgida tras la Segunda Intifada, propone la radicalidad política de lo queer para des-colonizar y des-sionizar Palestina, la homosexualidad y la propia cultura religiosa, a través de desmantelar tres hegemonías principales: (i) la cultura patriarcal palestina y sus normas y tabúes sobre las sexualidades; (ii) la hegemonía de la organización LGBT occidental, los internacionalistas gays y el imperialismo cultural occidental; y, (iii) la colonización fundamentalista de Palestina, propagada por el sionismo pero también por la complicidad del movimiento LGBT israelí con el colonialismo de colonos sionistas a través del pinkwashing y la política sionista de control de los cuerpos, el sexo y el género[82]. Se trata, pues, de un reconocimiento de la existencia palestina como resistencia, una praxis que pone en la superficie lo que se oculta o se deja atrás para “sacar a la luz lo que se ha vuelto ininteligible y poner en primer plano las subjetividades y voces políticas que se han vuelto más marginales”[83].

 

Esto ayuda a entender cómo, en medio de la marcha del orgullo en El Salvador, país en el que la dictadura de Nayib Bukele está emprendiendo una guerra directa hacia las diversidades sexo-genéricas, la activista Karla Guevara, del Movimiento Ampliado LGBTIQ+, reconocía que dicha marcha no era sólo por la realidad de su país, sino que era “en solidaridad con los pueblos de Palestina, Ucrania, Armenia, Sudán, República Democrática del Congo, Haití y otros territorios donde los regímenes antidemocráticos violentan los derechos humanos de las poblaciones”[84].

 

En aquella manifestación, había homonormatividad y cuerpos hegemónicos en la calle, pero la persecución gubernamental hacía inviable alguna suerte de homonacionalismo. Había, en cambio, un grito salvadoreño que reclamaba dignidad y denunciaba la opresión. El capitalismo estadounidense no veía negocio en dicha manifestación, las empresas nacionales e internacionales no lucían sus imponentes caravanas, ni los miembros del gobierno salían a marchar al lado del pueblo.  Las calles de la capital de El Salvador estaban llenas de personas LGBTIQ+ que ponían sus cuerpos -se acuerpaban- y exponían sus vidas, haciéndose visibles y resistiendo a aquella necropolítica bukelista que lxs considera peligro nacional: población “enferma”, “pecadora”, “desviada”, “indecente”, etc. Las cachiporras trans continuaban bailando bajo la lluvia, desafiando las inclemencias del clima y mostrando su compromiso inquebrantable con la causa. Las travestis y lxs maricas enfrentaban a los fundamentalistas que acosaban con pasajes bíblicos usados como arma (texts of terror).

 

Incluso, como señal de resistencia, una travesti salvadoreña tomaba del suelo uno de los carteles con versículos que había sido derribado y afirmaba que lo usaría como tela en su próximo vestido, porque su lucha era “en nombre de Dios, del amor y la inclusión”. Así, con su proceder disruptivo, se evidenciaba que en todos los lugares del mundo, en Palestina o en Centroamérica, en Bogotá o en el Congo, tanto la opresión del sistema colonial-patriarcal como la lucha por la liberación y la justicia se realizan “en nombre de Dios, del amor y la inclusión”.

 

Figura 6. Personas trans y no binaries enfrentando fundamentalistas.

Marcha del Orgullo de El Salvador 2024.

 

 

Fuente: fotografías propias.

 

Bibliografía

 

Achille Mbembe, Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto. Madrid: Melusina, 2011.

 

Alqaisiya, Walaa. “Decolonial Queering: The Politics of Being Queer in Palestine”. Journal of Palestine Studies 47/3 (2018): 29-44.

 

Althaus-Reid, Marcella. Dios cuir. Ciudad de México: Universidad Iberoamericana, 2022.

 

Ameli, Saied R. “Universality of Liberation Theology: One is Equal to All and All are Equal to One”, 16-32. En Towards a new liberation theology: reflections on Palestine, editado por Arzu Merali. Wembley: Islamic Human Rights Commission, 2009.

 

Appadurai, Arjun. El rechazo de las minorías: ensayo sobre la geografía de la furia. Barcelona: Tusquets, 2007.

 

Ashton, John. “The globalisation of the chemical industry and the public health scandal of Forever Chemicals”. Journal of the Royal Society of Medicine 116/5 (2023): 183-184.

 

Avishai, Orit. “Making Unlikely Queer Worlds”. QTR: A Journal of Trans and Queer Studies in Religion 1/1 (2024): 9-31.

 

Avishai, Orit. Queer Judaism: LGBT Activism and the Remaking of Jewish Orthodoxy in Israel. New York: New York University Press, 2023.

 

Azem, Ibtisam. The Book of Disappearance: A Novel. Syracuse, NY: Syracuse University Press, 2019.

 

Bar-Ilan, Meir. “The Achievements of the Mizrahi” [Hebrew]. En Mizrahi Jubilee Publication of the Mizrahi Organization of America, editado por Pinhas Horgin y Leon Gelman. New York: Posy Shoulson, 1936.

 

Berlant, Lauren. The Queen of America Goes to Washington City: Essays on Sex and Citizenship. Durham: Duke University Press, 1997.

 

Boyarin, Daniel. Unheroic Conduct: The Rise of Heterosexuality and the Invention of Jewish Man. Berkeley: University of California Press, 1997.

 

Boyd, David. Derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible: el medio ambiente no tóxico. Consejo de Derechos Humanos, 2022.

 

Brunn, Hubertus, Gottfried Arnold, Wolfgang Körner, et al. “PFAS: forever chemicals—persistent, bioaccumulative and mobile. Reviewing the status and the need for their phase out and remediation of contaminated sites”. Environmental Sciences Europe 35/20 (2023).

 

Butler, Judith. The Psychic Life of Power. Standford: Standford University Press, 1997.

 

Cano Ramírez, Omar. “Capitalismo fósil en el siglo XXI. Mecanismos económicos, energéticos, militares y elitistas para desencadenar el colapso planetario”. Estudios latinoamericanos 44 (2019): 73-102.

 

Caplan, Kimmy. “Studying the Orthodox Jewish Community in Israel: Achievements, Missed Opportunities, and Challenges”. Megamot 17 (2017): 267-290.

 

Cardoso Pereira, Nancy, Sandra Nancy Mansilla y Larry Madrigal Rajo. “Introducción”. Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana 93 (2024): 7-13.

 

Cavarero, Adriana. Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea. Barcelona: Anthrophos, 2009.

 

Conzo, Pierluigi y Francesco Salustri. “A war is forever: The long-run effects of early exposure to World War II on trust”. European Economic Review 120 (2019): 103313.

 

Córdova Quero, Hugo, Miguel H. Díaz, Anderson Fabián Santos Meza y Cristian Mor, eds. “Introducción. El misterio de la liberación queer. Explorando la contextualidad de teologías constructivas, pastoral, mística y praxis transformadora”, 13-78. En Mysterium Liberatinis Queer: Ensayos sobre teologías queer de la liberación en las Américas. St. Louis, Missouri: Institute Sophia Press, 2024.

 

Domínguez-Ruvalcaba, Héctor. Latinoamérica queer. Cuerpo y política queer en América Latina. Ciudad de México: Ariel, 2019.

 

Dworkin, Richard. “Derechos y terror”. Precedente: Revista jurídica 7 (2007): 13-43.

 

Eretz Nehederet. “Welcome to Columbia Untisemity”. Publicado el 5 de noviembre de 2023. Youtube, 2:50. https://www.youtube.com/watch?v=rbfccVBo9tE&t=17s.

 

Ettinger, Yair. Undone: The Controversies Tearing Religious-Zionism Apart. Jerusalem: Zemorah Bittan, 2019.

 

Ferziger, Adam S.  “Israelization and Lived Religion: Conflicting Accounts of Contemporary Judaism”. Contemporary Jewry 40/3 (2020): 403-430.

 

Firestone, Reuven. Who are the Real Chosen People?: The Meaning of Chosenness in Judaism, Christianity and Islam. Woodstock, VT: SkyLight Paths Publishing, 2008.

 

Freedman, Eliyahu. “Israeli LGBTQ soldiers hope the war in Gaza will bolster their fight for equal rights at home”. Jewish Telegraphic Agency, 8 de enero de 2024. https://www.jta.org/2024/01/08/israel/israeli-lgbtq-soldiers-hope-the-war-in-gaza-will-bolster-their-fight-for-equal-rights-at-home (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

García, Kevin. Bad Theology Kills: Undoing Toxic Belief & Reclaiming Your Spiritual Authority. Independently published, 2020.

 

González Ortuño, Gabriela. “Teorías de la disidencia sexual: de contextos populares a usos elitistas. La teoría queer en América Latina frente a las y los pensadores de disidencia sexo-genérica”. De Raíz Diversa. Revista Especializada en Estudios Latinoamericanos 3/5 (2016): 179-200.

 

Gross, Aeyal. “The Politics of LGBT Rights in Israel and Beyond: Nationality, Normativity, and Queer Politics”. Columbia Human Rights Law Review 46/2 (2015): 81-152.

 

Guolo, Renzo. Il fondamentalismo islámico. Roma-Bari: Laterza, 2002.

 

Harrison, Jill. “Abandoned bodies and spaces of sacrifice: Pesticide drift activism and the contestation of neoliberal environmental politics in California”. Geoforum 39 (2008) 1197-1214.

 

Hart, Alan. Zionism: The Real Enemy of the Jews, Volume 1: The False Messiah. UK: Paramount Publishing Enterprise, 2009.

 

Hartal, Gilly y Orna Sasson-Levy. “Failing Homonationalism? Gay Israeli Eurovision Geeks Negotiating Nationalism and Masculinity”. Journal of homosexuality 70/8 (2023): 1585-1608.

 

Hartal, Gilly y Orna Sasson-Levy. “Re-Reading Homonationalism: An Israeli Spatial Perspective”. Journal of homosexuality 65/10 (2018): 1391-1414.

 

Hendlin, Yogi Hale. “Surveying the Chemical Anthropocene: Chemical Imaginaries and the Politics of Defining Toxicity”. Environment and Society 12/1 (2021): 181-202.

 

Hochberg, Gil, Haneen Maikey y Samira Saraya. “No Pride in Occupation: A Roundtable Discussion”. GLQ: A Journal of Lesbian and Gay Studies 16/4 (2010): 599-610.

 

Hutchinson, William y Hartmut Lehman, eds. Many Are Chosen: Divine Election and Western Nationalism. Minneapolis, MN: Fortress Press, 1994.

 

Israeli, Raphael. Poison: Modern Manifestations of a Blood Libel. Boston, MA: Lexington Books, 2002.

 

Jakelić, Slavica. Collectivistic Religions: Religion, Choice and Identity in Late Modernity. Burlington: Ashgate, 2010.

 

Jin Haritaworn, Adi Kuntsman y Silvia Posocco (eds.). Queer Necropolitics. New York: Routledge, 2014.

 

Juergensmeyer, Mark. Terrorismo religioso. El auge de la violencia religiosa. Madrid: Siglo XXI, 2001.

 

Juskus, Ryan. “Transforming Sacrifice Zones into Sacred Zones: A Christological Vision and Practice of Environmental Justice”. Journal of the Society of Christian Ethics 44/1 (2024): 45-63.

 

Kaplan Sommer, Allison. “Homosexuality Bigger Threat to Israel Than Hamas: Ultra-Orthodox Israeli Lawmaker”. Haaretz, 20 junio 2023. https://www.haaretz.com/israel-news/2023-06-20/ty-article/.premium/ultra-orthodox-israeli-lawmaker-homosexuality-bigger-threat-to-israel-than-hamas/00000188-d9f0-d5fc-ab9d-dbf8140e0000 (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Khalidi, Rashid. Brokers of Decei. How the US has undermined peace in the Middle East. Boston, MA: Beacon Press, 2013.

 

Lemebel, Pedro. Loco afán. Crónicas de sidario. Bogotá: Editorial Planeta, 2020.

 

Little, Peter C. “On the Micropolitics and Edges of Survival in a Technocapital Sacrifice Zone”. Capitalism Nature Socialism 28/4 (2016): 62-77.

 

Maikey, Haneen y Mikki Stelder. “Dismantling the Pink Door in the Apartheid Wall: Towards a Decolonized Palestinian Queer Politics”, 83-103. En The Global Trajectories of Queerness: Re-thinking Same-Sex Politics in the Global South, editado por Ashley Tellis y Sruti Bala. Leiden: Brill/Rodopi, 2015.

 

Mashiach, Amir. “Religious Zionism – Theology and Social Integration”. Israel Affairs 26/6 (2020): 819-832.

 

Menache, Sophia. “Love of God or Hatred of Your Enemy? The Emotional Voices of the Crusades”. Mirabilia 10 (2010): 1-20.

 

Mijail, Johan. “Retazo cimarrón de promiscuidad escritural”, 68-75. En Torcer las palabras 2, editado por Johan Mijail. República Dominicana: Catinga ediciones, 2024.

 

Mor, Liron. Conflicts. The Poetics and Politics of Palestine-Israel. New York: Fordham University Press, 2024.

 

Nathan-Kazis, Josh. “Gays debate ‘pinkwashing’ as N.Y. Center reverses ban on Israel-related events”. Jewish Daily Forward, 1 Marzo de 2013. https://forward.com/israel/171503/gays-debate-pinkwashing-as-ny-center-reverses-ban/ (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Neuenfeldt, Elaine y Edimilson Schinelo. As relações de gênero na casa de Davi”. Estudos Bíblicos 86 (2022): 16-25.

 

Preciado, Paul Beatriz. Dysphoria mundi. Barcelona: Anagrama, 2022.

 

Puar, Jasbir. “Citation and Censorship: The Politics of Talking About the Sexual Politics of Israel”. Fem Leg Stud 19 (2011): 133-142.

 

Puar, Jasbir. “Rethinking Homonationalism”. International Journal of Middle East Studies 45/2 (2013): 336-339.

 

Puar, Jasbir. Terrorist Assemblages: Homonationalismin Queer Times. Durham, NC: Duke University Press, 2007.

 

Queers For Palestine, “Pledge to Opt-Out of Corporate Pride, and Opt in to Building a Community of Resistance”. https://airtable.com/app4fSEj2ExnfEvBk/shrgjPk5LHFIS9Qj8 (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Reddit. “What do the letters of LGBTQRSTUVWXYZ stand for?”. Reddit.  https://www.reddit.com/r/teenagers/comments/bu1615/what_do_the_letters_of_lgbtqrstuvwxyz_stand_for/ (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Reichel, Hanna. After Method. Queer Grace, Conceptual Design, and the Possibility of Theology. Lousville, KY: Westminster John Knox Press, 2023.

 

Renfrew, Daniel y Thomas W. Pearson. “The social life of the ‘forever chemical’: PFAS pollution legacies and toxic events”. Environment and Society 12/1 (2021): 146-163.

 

Román, Ernesto. “‘El último dinosauro europeo’. El concepto de fósil desde la perspectiva de una historia natural del capitalismo en Walter Benjamin”. Constelaciones: Revista de Teoría Crítica 15 (2023): 251-282.

 

Ruyle, Bridger J., Colin P. Thackray, Craig M. Butt, et al. “Centurial Persistence of Forever Chemicals at Military Fire Training Sites”, Environmental Science & Technology 57/21 (2023): 8096-8106.

 

Sales, Ferran. “Juntos con orgullo, juntos en la esperanza”. El País, 28 de abril de 1998. https://elpais.com/diario/1998/04/29/internacional/893800809_850215.html (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Santos Meza, Anderson Fabián. “Resistencia queer: mística, política y diversidad”. Religión e Incidencia Pública 9 (2021): 83-106.

 

Santos Meza, Anderson Fabián. “Quaerite et Invenietis: Tras el Rastro ‘Queer’ en la Edad Media”, Conexión Queer: Revista Latinoamericana y Caribeña de Teologías Queer 5/1 (2022): 173-216.

 

Santos Meza, Anderson Fabián. “Walking Indecently with Marcella Althaus-Reid: Doing Dissident and Liberative Theologies from the South”, Religions 14/2 (2023): 270.

 

Santos Meza, Anderson Fabián. “Tránsito hacia una espiritualidad liberadora”, 191-193. En Divino DesafiArte: cruces y tensiones entre lo religioso, los feminismos y las disidencias sexogenéricas, editado por René A. Tec-López y Hilda María Cristina Mazariegos. Ciudad de México (México): Seminario de Intersecciones de lo religioso, 2024.

 

Santos Meza, Anderson Fabián. “Tránsitos, desvíos y dislocaciones. Hacia otro no-lugar con Paul-Beatriz Preciado y Marcella Althaus-Reid”, 129-162. En El hilo de Ariadna Entretejiendo saberes en clave interdisciplinaria, editado por Hugo Córdova Quero y Cristian Mor. St. Louis, Missouri: Institute Sophia Press, 2023.

 

Saxe-Fernández, John, ed. Sociología  política  del  colapso  climático  antropogénico:  capitalismo  fósil, explotación  de  combustibles  no  convencionales  y  geopolítica  de  la  energía. México: Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades/DGAPA, UNAM, 2018.

 

Schmemann, Serge. “Half Century For Israelis: Many Voices In One Land”. New York Times, 6 de abril de 1998. https://www.nytimes.com/1998/04/06/world/half-century-for-israelis-many-voices-in-one-land.html (consultado el 5 de Agosto de 2024).

 

Schwartz, Dov. Faith at the Crossroads. A Theological Profile of Religious Zionism. Leiden, The Netherlands: Brill, 2002.

 

Scott, Joan. “Reverberaciones feministas”. Revista CS 10 (2012): 339-370.

 

Shahak, Israel y Norton Mezvinsky. Jewish Fundamentalism in Israel. London/Sterling, VA: Pluto Press, 2004.

 

Shbeeb, “Dana International Free”. Publicado el 27 de junio de 2006. Youtube, 2:56.  https://www.youtube.com/watch?v=Xs_ej2TxLDY.

 

Sheleg, Yair. From Kosher Inspector to the Driver’s Seat? Religious Zionism and Israeli Society. Jerusalem: The Israel Democracy Institute, 2019.

 

Smith, Anthony D. “Chosen Peoples: Why Ethnic Groups Survive”. Ethnic and Racial Studies 15/3 (1992): 436-456.

 

Solomon, Alisa. “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, 149-165. En Queer Theory and the Jewish Question, editado por Daniel Boyarin, Daniel Itzkovitz y Ann Pellegrini. New York, NY: Columbia University Press, 2003.

 

Stewart-Kroeker, Sarah. “Sacrifice in Environmental Ethics and Theology”. The Journal of Religion 102/2 (2022): 237-261.

 

Strassfeld, Max. “Revisiting the Gay, Jewish Bicycle-Rider: John Boswell and the Uses of History”. QTR: A Journal of Trans and Queer Studies in Religion 1/1 (2024): 96-116.

 

Strenski, Ivan. Theology and the first theory of sacrifice. Leiden: Brill, 2003.

 

Stryker, Susan. “​​Transgender Feminism: Queering the Woman Question”, 59-70. En Third Wave Feminism. A Critical Exploration Expanded Second Edition, coordinado por Stacy Gillis, Gillian Howie y Rebecca Munford. Nueva York: Palgrave McMillan, 2007.

 

Tarnmoor. “LGBTQRSTUVWXYZ. We’ll Have to See About Adding More Colored Stripes”. Tarnmoor (blog), 4 de junio de 2018. https://tarnmoor.com/2018/06/04/lgbtqrstuvwxyz/ (consultado el 5 de Agosto de 2024).

 

Teletica. “Mujer en Colombia cambió su nombre y ahora se llama ABCDEFG y se apellida OPQRST”. Teletica, 20 de febrero de 2015. https://www.teletica.com/curiosidades/bbc-mujer-en-colombia-cambio-su-nombre-y-ahora-se-llama-abcdefg-y-se-apellida-opqrst_82262 (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Thomas, Tanesha. Is the South (Still) America’s Sacrifice Zone? a Regional Analysis of Toxic Emissions, 1987–2017. New York: University of New York, 2020.

 

Tyerman, Christopher. The Debate on the Crusades. Manchester: Manchester University Press, 2015.

 

Urban Dictionary. “Lgbtqrstuvwxyz”. Urban Dictionary, 6 de julio de 2019. https://www.urbandictionary.com/define.php?term=lgbtqrstuvwxyz (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Valle, Ernesto. “Unas 24 mil personas participan en marcha del orgullo en la capital salvadoreña”. Los Angeles Blade, 1 de julio de 2024. https://www.losangelesblade.com/2024/07/01/unas-24-mil-personas-participan-en-marcha-del-orgullo-en-la-capital-salvadorena/ (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Vega-Dávila, Enrique. “Patriarcado y Patriarcabro: Homofobia, Discursos Religiosos y Violencia. Identificando Algunos Rasgos de las Necroeclesiologías. Una Reflexión desde una Perspectiva Crítica de Género”. RIBLA 88/3 (2022): 152-166.

 

Velloso, Agustín. Palestina. Textos antisionistas. Madrid: Ediciones Bajo Cero, 2007.

 

Watego, Chelsea. “Always Bet on Black (Power)”. Meanjin Quarterly 80/3 (2021): 22-33.

 

Weaver, Grace. “Pinkwashing”: The Politics of LGBTQ Rights in Israel/Palestine. Leiden: Universiteit van Leiden, 2016.

 

Yagil, Ayelet. “As Eurovision 2024 Nears, Israel Is in the Hot Seat”. New Lines Magazine, 6 de mayo de 2024. https://newlinesmag.com/essays/as-eurovision-2024-nears-israel-is-in-the-hot-seat/ (consultado el 5 de agosto de 2024).

 

Zakai, Orian. Fictions of Gender: Women, Femininity, and the Zionist Imagination. McGill-Queen’s University Press, 2023.

 

Zinn, Howard. “The Poisons of Nationalism”. Tikkun 23/3 (2008): 89.

 

Ziv, Amalia. “Diva Interventions: Dana International and Israeli Gender Culture”, 119-135. En Queer Popular Culture, editado por Thomas Peele. Palgrave Macmillan, New York, 2011.

 

Zreik, Raef. “Zionism and Political Theology”. Political Theology 24/7 (2023): 687-705.

 

 

 

 

 

 

Anderson Fabián Santos Meza, candidato a Doctor en Teología y Filósofo de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá, Colombia).

 

Contacto: a-santos@javeriana.edu.co

 

Artículo recibido: 1 de septiembre del 2024.

Artículo aprobado: 27 de noviembre del 2024.

 

 



[1] “Lgbtqrstuvwxyz”, Urban Dictionary, 6 de julio de 2019. https://www.urbandictionary.com/define.php?term=lgbtqrstuvwxyz; “What do the letters of LGBTQRSTUVWXYZ stand for?”, Reddit,  https://www.reddit.com/r/teenagers/comments/bu1615/what_do_the_letters_of_lgbtqrstuvwxyz_stand_for/; “LGBTQRSTUVWXYZ. We’ll Have to See About Adding More Colored Stripes”, Tarnmoor (blog), 4 de junio de 2018, https://tarnmoor.com/2018/06/04/lgbtqrstuvwxyz/. Al respecto, también puede consultarse la historia de la mujer trans colombiana Ladyzunga que, frente a la constante ridiculización social, decidió cambiar su nombre a ABCDEFG OPQRST como estrategia de resistencia frente al sistema cis-heterosexual binario: “Mujer en Colombia cambió su nombre y ahora se llama ABCDEFG y se apellida OPQRST”, Teletica, 20 de febrero de 2015, https://www.teletica.com/curiosidades/bbc-mujer-en-colombia-cambio-su-nombre-y-ahora-se-llama-abcdefg-y-se-apellida-opqrst_82262.

[2] Eretz Nehederet (ארץ נהדרת), “Welcome to Columbia Untisemity”, video de Youtube, 2:50. Publicado el 5 de noviembre de 2023. https://www.youtube.com/watch?v=rbfccVBo9tE&t=17s.

[3] Chelsea Watego, “Always Bet on Black (Power)”, Meanjin Quarterly 80/3 (2021): 22-33.

[4] Paul Beatriz Preciado, Dysphoria mundi (Barcelona: Anagrama, 2022), 535.

[5] Volviendo sobre la idea de Kevin García, en Bad Theology Kills: Undoing Toxic Belief & Reclaiming Your Spiritual Authority (Independently published, 2020).

[6] David R. Boyd, Derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible: el medio ambiente no tóxico (Consejo de Derechos Humanos, 2022).

[7] Hubertus Brunn, Gottfried Arnold, Wolfgang Körner et al., “PFAS: forever chemicals—persistent, bioaccumulative and mobile. Reviewing the status and the need for their phase out and remediation of contaminated sites”, Environmental Sciences Europe 35/20 (2023); Bridger J. Ruyle, Colin P. Thackray, Craig M. Butt, et al., “Centurial Persistence of Forever Chemicals at Military Fire Training Sites”, Environmental Science & Technology 57/21 (2023): 8096–8106; Daniel Renfrew y Thomas W. Pearson, “The social life of the ‘forever chemical’: PFAS pollution legacies and toxic events”, Environment and Society 12/1 (2021): 146-163; Pierluigi Conzo y Francesco Salustri, “A war is forever: The long-run effects of early exposure to World War II on trust”, European Economic Review 120 (2019): 103313; John Ashton, “The globalisation of the chemical industry and the public health scandal of Forever Chemicals”, Journal of the Royal Society of Medicine 116/5 (2023): 183-184.

[8] Omar Cano Ramírez, “Capitalismo fósil en el siglo XXI. Mecanismos económicos, energéticos, militares y elitistas para desencadenar el colapso planetario”, Estudios latinoamericanos 44 (2019): 73-102; Ernesto Román, “‘El último dinosauro europeo’. El concepto de fósil desde la perspectiva de una historia natural del capitalismo en Walter Benjamin”, Constelaciones: Revista de Teoría Crítica 15 (2023): 251-282; John Saxe-Fernández (coord.), Sociología  política  del  colapso  climático  antropogénico:  capitalismo  fósil, explotación  de  combustibles  no  convencionales  y  geopolítica  de  la  energía (México: Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades/DGAPA, UNAM, 2018).

[9] Tanesha A. Thomas, Is the South (Still) America’s Sacrifice Zone? a Regional Analysis of Toxic Emissions, 1987–2017 (New York: University of New York, 2020); Yogi Hale Hendlin, “Surveying the Chemical Anthropocene: Chemical Imaginaries and the Politics of Defining Toxicity”, Environment and Society 12/1 (2021): 181-202; Peter C. Little, “On the Micropolitics and Edges of Survival in a Technocapital Sacrifice Zone”, Capitalism Nature Socialism 28/4 (2016): 62-77; Jill Harrison, “Abandoned bodies and spaces of sacrifice: Pesticide drift activism and the contestation of neoliberal environmental politics in California”, Geoforum 39 (2008) 1197–1214; Ivan Strenski, Theology and the first theory of sacrifice (Leiden: Brill, 2003); Sarah Stewart-Kroeker, “Sacrifice in Environmental Ethics and Theology”, The Journal of Religion 102/2 (2022): 237-261; Ryan Juskus, “Transforming Sacrifice Zones into Sacred Zones: A Christological Vision and Practice of Environmental Justice”, Journal of the Society of Christian Ethics 44/1 (2024): 45-63.

[10] Preciado, Dysphoria mundi, 45.

[11] Richard Dworkin, “Derechos y terror”, Precedente: Revista jurídica 7 (2007): 13-43, 29.

[12] Mark Juergensmeyer, Terrorismo religioso. El auge de la violencia religiosa (Madrid: Siglo XXI, 2001), p. 254. Véase, también: Renzo Guolo, Il fondamentalismo islámico (Roma-Bari: Laterza, 2002).

[13] Nancy Cardoso Pereira, Sandra Nancy Mansilla y Larry Madrigal Rajo, “Introducción”, Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana 93 (2024): 7.

[14] Cardoso Pereira, Nancy Mansilla y Madrigal Rajo, “Introducción”, 7.

[15] Raef Zreik, “Zionism and Political Theology”, Political Theology 24/7 (2023): 687-705; Amir Mashiach, “Religious Zionism – Theology and Social Integration”, Israel Affairs 26/6 (2020): 819-832; Israel Shahak y Norton Mezvinsky, Jewish Fundamentalism in Israel (London/Sterling, VA: Pluto Press, 2004); Dov Schwartz, Faith at the Crossroads. A Theological Profile of Religious Zionism (Leiden, The Netherlands: Brill, 2002).

[16] Meir Bar-Ilan (Berlin), “The Achievements of the Mizrahi” [Hebrew], en Mizrahi Jubilee Publication of the Mizrahi Organization of America, editado por Pinhas Horgin y Leon Gelman (New York: Posy Shoulson, 1936), 7.

[17] William Hutchinson y Hartmut Lehman (eds.), Many Are Chosen: Divine Election and Western Nationalism (Minneapolis, MN: Fortress Press, 1994). Véase, también: Reuven Firestone, Who are the Real Chosen People?: The Meaning of Chosenness in Judaism, Christianity and Islam (Woodstock, VT: SkyLight Paths Publishing, 2008); Slavica Jakelić, Collectivistic Religions: Religion, Choice and Identity in Late Modernity (Burlington: Ashgate, 2010).

[18] Christopher Tyerman, The Debate on the Crusades (Manchester: Manchester University Press, 2015); Sophia Menache, “Love of God or Hatred of Your Enemy? The Emotional Voices of the Crusades”, Mirabilia 10 (2010): 1-20.

[19] Véase: Anthony D. Smith, “Chosen Peoples: Why Ethnic Groups Survive”, Ethnic and Racial Studies 15/3 (1992): 436-456.

[20] Howard Zinn, “The Poisons of Nationalism”, Tikkun 23/3 (2008): 89.

[21] Alan Hart, Zionism: The Real Enemy of the Jews, Volume 1: The False Messiah (UK: Paramount Publishing Enterprise, 2009).

[22] Agustín Velloso, Palestina. Textos antisionistas (Madrid: Ediciones Bajo Cero, 2007), 34-35.

[23] Orit Avishai, “Making Unlikely Queer Worlds”, QTR: A Journal of Trans and Queer Studies in Religion 1/1 (2024): 9-31, 13; Kimmy Caplan, “Studying the Orthodox Jewish Community in Israel: Achievements, Missed Opportunities, and Challenges”, Megamot 17 (2017): 267-290; Yair Ettinger, Undone: The Controversies Tearing Religious-Zionism Apart (Jerusalem: Zemorah Bittan, 2019); Adam S. Ferziger, “Israelization and Lived Religion: Conflicting Accounts of Contemporary Judaism”, Contemporary Jewry 40/3 (2020): 403-430; Yair Sheleg, From Kosher Inspector to the Driver’s Seat? Religious Zionism and Israeli Society (Jerusalem: The Israel Democracy Institute, 2019).

[24] Frente a este asunto, ha sido interesante percibir algunos representantes del gobierno de Israel, como Raphael Israeli, se han esforzado por crear una narrativa que mitigue la evidencia del modo de proceder autoritario e imperialista de aquel gobierno. El caso de Raphael Israeli llama la atención: es historiador y escritor israelí, pero además fue oficial de carrera en las Fuerzas de Defensa de Israel en Inteligencia Militar, por doce años, antes de pasar a la Academia. En su libro de 2008 The Spread of Islamikaze Terrorism in Europe: The Third Islamic Invasion afirmó que Europa estaba en peligro de convertirse en “Eurabia” dentro de medio siglo; además, desde la publicación de aquella obra, el autor ha presentado a Israel como un defensor de la visión del mundo contra-yihadista. Luego, en su libro The Arab Minority in Israel, Open and Hidden Processes (2017), llamó a la minoría árabe una “quinta columna”, que recibe más del Estado de lo que aporta y lamenta que no estén confinados en campos como los japoneses-estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial. En el contexto del actual genocidio palestino, se ha recuperado la narrativa de R. Israeli según la cual Palestina es un veneno que se expande por el mundo como una manifestación moderna de un “libelo de sangre” (blood acusation). Véase: Raphael Israeli, Poison: Modern Manifestations of a Blood Libel (Boston, MA: Lexington Books, 2002).

[25] La pregunta “¿Y si un día todos lxs palestinxs desaparecieran?”, de la novela de Ibtisam Azem, Sifr al-Ikhtifa (The Book of Disappearance), expone el fundamentalismo sionista desde esta inquietante posibilidad, adoptando un tono realista para explorar lo que ocurriría si se cumpliera la fantasía religiosa y colonial del sionismo. La novela revela que, en el corazón del sionismo, se encuentra un telos implícito: la eliminación completa de la población palestina. Esta desaparición no se presenta como un efecto secundario inevitable de la construcción del Estado israelí o de sus guerras coloniales, sino como el principio organizativo central de ese proyecto. La idea de adecentar el territorio, de purgarlo de los “monstruos” palestinos y del “terrorismo” musulmán, se convierte en una meta, bajo la premisa de restaurar una supuesta paz en Oriente Medio. Véase: Ibtisam Azem, The Book of Disappearance: A Novel (Syracuse, N.Y.: Syracuse University Press, 2019). También: Rashid Khalidi, Brokers of Decei. How the US has undermined peace in the Middle East (Boston, MA: Beacon Press, 2013).

[26] Liron Mor, Conflicts. The Poetics and Politics of Palestine-Israel (New York: Fordham University Press, 2024), 5.

[27] Adriana Cavarero, Horrorismo. Nombrando la violencia contemporánea (Barcelona: Anthrophos, 2009), 140.

[28] Orit Avishai, “Making Unlikely Queer Worlds: Gay and Lesbian Orthodox Jews in Israel”, QTR: A Journal of Trans and Queer Studies in Religion 1/1 (2024): 9-31. Véase, también: Orit Avishai, Queer Judaism: LGBT Activism and the Remaking of Jewish Orthodoxy in Israel (New York: New York University Press, 2023).

[29] Max Strassfeld, “Revisiting the Gay, Jewish Bicycle-Rider: John Boswell and the Uses of History”, QTR: A Journal of Trans and Queer Studies in Religion 1/1 (2024): 96-116.

[30] Daniel Boyarin, Unheroic Conduct: The Rise of Heterosexuality and the Invention of Jewish Man (Berkeley: University of California Press, 1997), 222.

[31] Orian Zakai, Fictions of Gender: Women, Femininity, and the Zionist Imagination (McGill-Queen’s University Press, 2023).

[32] Reichel, After Method. Queer Grace, Conceptual Design, and the Possibility of Theology, 3.

[33] Anderson Fabián Santos Meza, “Tránsito hacia una espiritualidad liberadora”. En Divino DesafiArte: cruces y tensiones entre lo religioso, los feminismos y las disidencias sexogenéricas, editado por René A. Tec-López y Hilda María Cristina Mazariegos (Ciudad de México: Seminario de Intersecciones de lo religioso, 2024), 191-193.

[34] Judith Butler, The Psychic Life of Power (Standford: Standford University Press, 1997), 17.

[35] Preciado, Dysphoria mundi, 534.

[36] Eliyahu Freedman, “Israeli LGBTQ soldiers hope the war in Gaza will bolster their fight for equal rights at home”, Jewish Telegraphic Agency, 8 de enero de 2024, https://www.jta.org/2024/01/08/israel/israeli-lgbtq-soldiers-hope-the-war-in-gaza-will-bolster-their-fight-for-equal-rights-at-home.

[37] Freedman, “Israeli LGBTQ soldiers hope the war in Gaza will bolster their fight for equal rights at home”.

[38] Freedman, “Israeli LGBTQ soldiers hope the war in Gaza will bolster their fight for equal rights at home”. También, véase: Allison Kaplan Sommer, “Homosexuality Bigger Threat to Israel Than Hamas: Ultra-Orthodox Israeli Lawmaker”, Haaretz, 20 junio 2023, https://www.haaretz.com/israel-news/2023-06-20/ty-article/.premium/ultra-orthodox-israeli-lawmaker-homosexuality-bigger-threat-to-israel-than-hamas/00000188-d9f0-d5fc-ab9d-dbf8140e0000.

[39] Queer in Palestine (@queerinpalestine), Perfil de Instagram, https://www.instagram.com/queersinpalestine/.

[40] Queer in Palestine (@queerinpalestine), “Una Demanda Liberadora de les Queers en Palestina”, 9 de noviembre de 2023, https://www.instagram.com/p/CzbtFmqsu9d/?img_index=1.

[41] Queer in Palestine (@queerinpalestine), “Una Demanda Liberadora de les Queers en Palestina”.

[42] Amalia Ziv, “Diva Interventions: Dana International and Israeli Gender Culture”, en Queer Popular Culture, editado por Thomas Peele (Palgrave Macmillan, New York, 2011), 119-135.

[43] Ferran Sales, “Juntos con orgullo, juntos en la esperanza”, El País, 28 de abril de 1998, https://elpais.com/diario/1998/04/29/internacional/893800809_850215.html; Serge Schmemann, “Half Century For Israelis: Many Voices In One Land”, New York Times, 6 de abril de 1998, https://www.nytimes.com/1998/04/06/world/half-century-for-israelis-many-voices-in-one-land.html.

[44] Ayelet Yagil, “As Eurovision 2024 Nears, Israel Is in the Hot Seat”, New Lines Magazine, 6 de mayo de 2024, https://newlinesmag.com/essays/as-eurovision-2024-nears-israel-is-in-the-hot-seat/.

[45] Alisa Solomon, “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, en Queer Theory and the Jewish Question, editado por Daniel Boyarin, Daniel Itzkovitz y Ann Pellegrini (New York, NY: Columbia University Press, 2003), 150.

[46] Solomon, “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, 150-151.

[47] Solomon, “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, 152.

[48] Solomon, “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, 153.

[49] Que el pinkwashing sea y siga siendo un eficaz puntal del gobierno israelí es prueba de un fenómeno que Jasbir K. Puar denomina homonacionalismo. En Terrorist Assemblages: Homonationalismin Queer Times (Durham, NC: Duke University Press, 2007), Puar define el homonacionalismo como la notable transición, ya muy avanzada en Estados Unidos, en el significado de la homosexualidad, que ha pasado de ser un marcador estigmático de muerte (por ejemplo, como símbolo de irreproductividad o VIH/SIDA) a convertirse cada vez más en un símbolo inspirador de vida, en formas nacionalistas y consumistas de ciudadanía y domesticidad liberal multicultural. En otras palabras, en lugar de estar siempre o únicamente fuera de la nación, Puar sostiene que la homosexualidad se ha convertido en cómplice de la nación y ahora forma parte de ella. Así, ve el homonacionalismo como la asimilación de algunos gays y lesbianas en la corriente dominante de la normalidad, la respetabilidad y la ciudadanía estadounidenses, al mismo tiempo que los árabes y los musulmanes (y todos los que se consideran como tales) son “queerizados” en la figura del “terrorista”, una personificación de la monstruosidad, el exceso, el salvajismo y la perversión. Para muchos, la propia coherencia de las campañas pinkwashing se basa en esta creciente subsunción de la homosexualidad en el Estado-nación.

[50] Algunxs académicxs han optado por hablar de “transnormatividad” (transnormativity), pero aquí se mantiene la posición de delimitar, por ahora, la cuestión a la “homonormatividad”, puesto que, si la normatividad crece junto a la garantía institucional de los derechos humanos y la ampliación de los márgenes de vida, las personas trans y no-binaries del mundo no pueden señalarse como “normativas”. Por este mismo argumento, tampoco se habla aquí de “trans-nacionalismo”, como categoría que aluda a un “nacionalismo” en el que predomina la característica de “lo trans”. Sin embargo, no se desconoce que muchas personas trans y no-binaries también replican prácticas coloniales y lógicas hegemónicas. Para ampliar, véase: Nova J. Bradford y Moin Syed, “Transnormativity and Transgender Identity Development: A Master Narrative Approach”, Sex Roles 81 (2019): 306-325; Stef Murawsky, “The struggle with transnormativity: Non-binary identity work, embodiment desires, and experience with gender dysphoria”, Social Science & Medicine 327 (2023); Louis Lindley y Stephanie L. Budge, “Challenging and Understanding Gendered Narratives: The Development and Validation of the Transnormativity Measure (TM)”, International Journal of Transgender Health 25/2 (2023): 295-312; Isabel Villegas Simón, Juan José Sánchez Soriano y Rafael Ventura, ““If you don’t ‘pass’ as cis, you don’t exist”. The trans audience’s reproofs of ‘Cis Gaze’ and transnormativity in TV series”, European Journal of Communication 39/1 (2023): 22-36.

[51] Puar, Terrorist Assemblages: Homonationalism in Queer Times, 50.

[52] Jasbir K. Puar, “Rethinking Homonationalism”, International Journal of Middle East Studies 45/2 (2013): 336-339.

[53] Puar, Terrorist Assemblages: Homonationalism in Queer Times. Véase, también: Gilly Hartal y Orna Sasson-Levy, “Failing Homonationalism? Gay Israeli Eurovision Geeks Negotiating Nationalism and Masculinity”, Journal of homosexuality 70/8 (2023): 1585-1608; Gilly Hartal y Orna Sasson-Levy, “Re-Reading Homonationalism: An Israeli Spatial Perspective”, Journal of homosexuality 65/10 (2018): 1391-1414.

[54] Aeyal Gross, “The Politics of LGBT Rights in Israel and Beyond: Nationality, Normativity, and Queer Politics”, Columbia Human Rights Law Review 46/2 (2015): 81-152; Grace Weaver, “Pinkwashing”: The Politics of LGBTQ Rights in Israel/Palestine (Leiden: Universiteit van Leiden, 2016).

[55] Alisa Solomon, “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, 158.

[56] Las figuras de Dana International y Ma’ayan Gross exponen la potencialidad de los proyectos coloniales y normativos de capturar lo trans en sus narrativas y prácticas, pero no pueden extrapolarse a la categoría de “transnormatividad”.

[57] Dana international (@danainternational), “I want to address to my sisters, my brothers, my family. To my dear & beloved community from all over the world (…)”, Fotografía/Video de Instagram, 2 de noviembre de 2023, https://www.instagram.com/p/CzJ2UhiIq48/?img_index=1.

[58] Dana international (@danainternational), “I’m thinking about the hostages. I’m thinking about the soldiers. I’m thinking about the families (…)”, fotografía/video de Instagram, 5 de noviembre de 2023, https://www.instagram.com/p/CzRS7MEIR0S/?img_index=1.

[59] Shbeeb, “Dana International Free”, vídeo de Youtube, 2:56, publicado el 27 de junio de 2006, https://www.youtube.com/watch?v=Xs_ej2TxLDY.

[60] Dana international (@danainternational), “How can we sleep at night when they are still there? (…)”, fotografía/video de Instagram, 19 de noviembre de 2023, https://www.instagram.com/p/Cz0j4DsIxUZ/.

[61] Solomon, “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, 158.

[62] Anderson Fabián Santos Meza, “Resistencia queer: mística, política y diversidad”, Religión e Incidencia Pública 9 (2021): 83-106; Anderson Fabián Santos Meza, “Tránsitos, desvíos y dislocaciones. Hacia otro no-lugar con Paul-Beatriz Preciado y Marcella Althaus-Reid”, en El hilo de Ariadna Entretejiendo saberes en clave interdisciplinaria, editado por Hugo Córdova Quero y Cristian Mor (St. Louis, Missouri: Institute Sophia Press, 2023), 129-162; Hugo Córdova Quero, Miguel H. Díaz, Anderson Fabián Santos Meza y Cristian Mor, “Introducción. El misterio de la liberación queer. Explorando la contextualidad de teologías constructivas, pastoral, mística y praxis transformadora”, en Mysterium Liberatinis Queer: Ensayos sobre teologías queer de la liberación en las Américas (St. Louis, Missouri: Institute Sophia Press, 2024), 55-56.

[63] Gabriela González Ortuño, “Teorías de la disidencia sexual: de contextos populares a usos elitistas. La teoría queer en América Latina frente a las y los pensadores de disidencia sexo-genérica”. De Raíz Diversa. Revista Especializada en Estudios Latinoamericanos 3/5 (2016): 182.

[64] Susan Stryker, “​​Transgender Feminism: Queering the Woman Question, en Third Wave Feminism. A Critical Exploration Expanded Second Edition, coordinado por Stacy Gillis, Gillian Howie y Rebecca Munford (Nueva York: Palgrave McMillan, 2007), 66.

[65] Stryker, “​​Transgender Feminism: Queering the Woman Question, 63.

[66] Héctor Domínguez-Ruvalcaba, Latinoamérica queer. Cuerpo y política queer en América Latina (Ciudad de México: Ariel, 2019), 24.

[67] Against War Voice (@againstwarvoice), “No pride in Genocide! Anti-occupation, anti-pinkwashing block in Tel-Aviv’s pride march”, 6 de junio de 2024, Fotografías de X, https://x.com/againstwarvoice/status/1798745864745492916.

[68] Gil Hochberg, Haneen Maikey y Samira Saraya, “No Pride in Occupation: A Roundtable Discussion”, GLQ: A Journal of Lesbian and Gay Studies 16/4 (2010): 599-610.

[69] Jasbir K. Puar, “Citation and Censorship: The Politics of Talking About the Sexual Politics of Israel”, Fem Leg Stud 19 (2011): 133-142.

[70] Walaa Alqaisiya, “Decolonial Queering: The Politics of Being Queer in Palestine”, Journal of Palestine Studies 47/3 (2018): 29-44.

[71] Alqaisiya, “Decolonial Queering: The Politics of Being Queer in Palestine”, 32.

[72] PinkwatchingIsrael (blog), http://www.pinkwatchingisrael.com/about-us/.

[73] Josh Nathan-Kazis, “Gays debate ‘pinkwashing’ as N.Y. Center reverses ban on Israel-related events”, Jewish Daily Forward, 1 Marzo de 2013, https://forward.com/israel/171503/gays-debate-pinkwashing-as-ny-center-reverses-ban/.

[74] Queers For Palestine (@queers.for.palestine), https://www.instagram.com/queers.for.palestine/.

[75] Queers For Palestine, “Pledge to Opt Out of Corporate Pride, and Opt in to Building a Community of Resistance”, https://airtable.com/app4fSEj2ExnfEvBk/shrgjPk5LHFIS9Qj8.

[76] Jin Haritaworn, Adi Kuntsman y Silvia Posocco (eds.), Queer Necropolitics (New York: Routledge, 2014); Vega-Dávila, Enrique. “Patriarcado y Patriarcabro: Homofobia, Discursos Religiosos y Violencia. Identificando Algunos Rasgos de las Necroeclesiologías. Una Reflexión desde una Perspectiva Crítica de Género”, RIBLA 88/3 (2022): 152-166.

[77] Achille Mbembe, Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto (Madrid: Melusina, 2011).

[78] Johan Mijail, “Retazo cimarrón de promiscuidad escritural”, en Torcer las palabras 2, editado por Johan Mijail (República Dominicana: Catinga ediciones, 2024), 68.

[79] Pedro Lemebel, Loco afán. Crónicas de sidario (Bogotá: Editorial Planeta, 2020).

[80] Elaine Neuenfeldt y Edimilson Schinelo, “As relações de gênero na casa de Davi”, Estudos Bíblicos 86 (2022): 16-25.

[81] Solomon, “Viva la Diva Citizenship: Post-Zionism and Gay Rights”, 154.

[82] Haneen Maikey y Mikki Stelder, “Dismantling the Pink Door in the Apartheid Wall: Towards a Decolonized Palestinian Queer Politics”, en The Global Trajectories of Queerness: Re-thinking Same-Sex Politics in the Global South, editado por Ashley Tellis y Sruti Bala (Leiden: Brill/Rodopi, 2015), 83-103. Lxs autorxs señalan que alQaws rechazó explícitamente poner “LGBT” en su nombre, y señalan que “queer” anima y define el trabajo de alQaws sólo en la medida en que se entiende que abarca “el feminismo, la diversidad sexual y de género, el anticolonialismo y los proyectos decoloniales” en “el proyecto de liberación en curso” (p. 85).

[83] Maikey y Stelder, “Dismantling the Pink Door”, 100.

[84] Ernesto Valle, “Unas 24 mil personas participan en marcha del orgullo en la capital salvadoreña”, Los Angeles Blade, 1 de julio de 2024, https://www.losangelesblade.com/2024/07/01/unas-24-mil-personas-participan-en-marcha-del-orgullo-en-la-capital-salvadorena/.