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Martin Hoffmann[1]
El desarrollo de las
comunidades
— Diez tesis sobre la necesidad de una nueva "Teoría
de iglesia"
1. Somos iglesia en tiempos de crisis
Pocos años después del 500 aniversario de la Reforma nos encontramos
en un periodo decisivo en la historia de la humanidad y de la tierra. Vivimos
crisis que no sólo ponen en riesgo a la civilización, sino también la sobrevivencia
de la humanidad: el cambio climático, provocado por nuestra económica de
producción y consumo de energía, parece ser irrevocable. La naturaleza toma
venganza a través de catástrofes de dimensiones nunca antes imaginadas. La pandemía del virus Covid-19 provoca un cambio radical en
nuestra forma de pensar y actuar como individuos y sociedades. La brecha
entre pobres y ricos aumenta cada vez más en todo el mundo y hunde a millones
de niños, mujeres y hombres en hambre y muerte. El otro desafío global que
experimentamos es la migración. Unos setenta millones de personas han huido
de sus países por razones de violencia, guerras, hambrunas y pobreza buscando
un lugar seguro solamente para sobrevivir. Todo esto va acompañado de una
crisis espiritual y ética. Se evidencia en la obsesión de amontonar bienes y
de consumir ilimitadamente. El proyecto de la Modernidad, desarrollado
originalmente en Europa y luego difundido en todo el mundo con violencia
cultural, estructural y muchas veces física, se va acabando. Por lo tanto, se
plantean las preguntas: ¿Cuál es la identidad de la iglesia cristiana? ¿Cuál
es su quehacer en esta crisis? ¿Cuál es la dirección de su desarrollo?
¿Cuáles son las herramientas adecuadas para manejar el desarrollo?
2.
Lo que hace falta ante la crisis
global es un nueva “Teoría de iglesia”, que integre conocimientos de la
teoría de organización y la determinación teológica de la iglesia.
La Teología Práctica aborda el tema del desarrollo de comunidades de
fe desde diferentes perspectivas y títulos:
-
El movimiento ecuménico desde la década de los 60
del siglo XX trata el tema desde el ángulo de la “missio
Dei” (la misión de Dios). Bajo los conceptos claves de mayordomía y “la
iglesia para el mundo” se concentra en la comunicación del Evangelio
también en los ámbitos sociales, políticos y económicos de su contexto.
-
El movimiento evangelical
representa el otro extremo enfocándose en la decisión personal por Cristo y
la misión de la iglesia como evangelización. Utiliza los títulos “edificación
de la comunidad” (en Europa) o “crecimiento de la iglesia” (en los
EEUU). En cierta medida se conecta con las iglesias pentecostales y su
enfoque en una renovación carismática y espiritual de las comunidades.
-
La Teología de la Liberación fundada en las
comunidades eclesiales de base en América del Sur, surgió del descubrimiento
de la iglesia como “pueblo de Dios” y destaca más el desarrollo de
comunidades de fe igualiatarias como “iglesia de
los pobres”.
-
La cibernética (popular en Europa) se
dedica en particular al tema del liderazgo en las iglesias y comunidades.
Pregunta por la forma adecuada de la estructura y régimen de la iglesia. Se
apoya en los conocimientos de las teorías de la organización, de la
institución y de sistemas.
Para enfrentar los desafíos actuales se necesita
una “teoría de iglesia” que conecte la determinación teológica de la
esencia y el quehacer de la iglesia con los conocimientos y ciertas herramientas
de la teoría de la organización y la cibernética.
3. El
primer paso hacia esa teoría es una auto-reflexión teológica, más allá del
uso de herramientas cibernéticas, para ganar orientación para el curso de la
iglesia.
-
Preguntamos por nuestro modo de vernos a nosotros
mismos: ¿Qué es lo que constituye el carácter de una iglesia en la tradición
protestante?
-
Preguntamos por nuestra visión de la vida humana y
por la misión de la iglesia en esta situación.
-
Preguntamos por los pasos de
desarrollo necesarios que tiene que dar la iglesia para ser fiel a su visión
y para cumplir su misión.
4. Fundamental para una teoría de iglesia es
la orien-tación en el Reino de Dios que justifica
la existencia cristiana como existencia escatológica.
“Existencia escatológica” significa una existencia que se basa en un
acontecimiento que es válido más allá de la existencia terrenal. Descansa en
la integración en la comunidad con el Cristo resucitado y vive de la
esperanza de la realización del Reino de Dios. “Existencia escatológica”
significa entonces, según la primera carta de Pedro, “vivir como extranjeros”
(1 P 2,17), es decir no acomodarse a las convenciones de la sociedad, pero al
mismo tiempo participar responsablemente en las instituciones de la sociedad.
Consecuentemente eso también incluye los conflictos y los posibles
sufrimientos que resultan de eso. “Existencia escatológica” al final es una
posición fundamentalmente crítica-constructiva, que está fundada y orientada
hacia lo transcendental. La “esperanza viva” (1. P 1,3), que es
característica de la existencia cristiana, anhela la realización del Reino de
Dios.
“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos
y creed en la Buena Nueva” (BJ, Mc 1,15) es el mensaje básico de
Jesús.
5. El
concepto del Reino de Dios contiene los aspectos fundamentales para la
existencia cristiana:
-
El Reino de
Dios es el símbolo de “la plenitud de vida“ que ya ha empezado y puede ser vivida actualmente: por medio de todos los signos de libertad, paz, justicia
y amor, las experiencias fundamentales que corresponden al Espíritu de Dios,
tal como se manifiesta en Jesucristo. Estas experiencias siempre tienen un
carácter fragmentario. Bajo las condiciones de este mundo solo pueden vivir
escondidas, de forma amenazado y arriesgada. La comunidad se convierte en una
comunidad celebrante bajo estas experiencias. Agradece y alaba a Dios por
todas las experiencias en las que ha sido sostenida y acompañada y pide “Ven,
espíritu del creador” en sus experiencias de inquietud y desesperación.
-
El Reino de
Dios, “la plenitud de vida” todavía es incompleta y se escapa a la
realización e instrumentalización humana. Por eso la
comunidad siempre es una comunidad testificante y narrativa. Testimonialmente
recuerda las experiencias de la presencia saludable de Dios. Narrativamente
transmite la esperanza de la salvación.
-
El Reino de
Dios, “la plenitud de vida”, es una categoría crítica de toda la realidad
existente. Incorpora el potencial de la crítica ideológica del mensaje bíblico
hacia las convenciones, conceptos morales, valores e ideales dominantes. Como
tal, desarrolla un poder contra-fáctico, precisamente la dinámica escatológica,
que pone en marcha constantemente nuevos avances.
6. La
iglesia es instrumento y signo del Reino de Dios.
Desde los años 60 del siglo pasado, el trabajo teológico del
ecumenismo sobre la estructura misional de la comunidad desarrolló un concepto
nuevo de misión, partiendo de la visión del Reino de Dios. En ello se refleja
el papel de la iglesia y de la comunidad de manera significativa:
Según esto, la misión no significa evangelizaciones ni otros
esfuerzos de conversión. Misión describe la “missio
Dei” (misión de Dios), el proceso histórico del actuar de Dios. La historia
trinitaria de Dios en y con su mundo es la misión verdadera. Está fundada
universalmente y se dirige al Reino de Dios, el Shalom, la paz
completa en el mundo. Logra la meta cuando todas las fuerzas que se oponen y
resisten a este Shalom estén vencidas.
La relación fundamental de la misión es entre Dios y el mundo. En
este actuar de Dios la iglesia es instrumento y no meta de la misión de Dios.
Bajo el actuar del Espíritu de Dios la iglesia contribuye a que la paz tome
forma. Pero el Shalom último ya destella fragmentariamente aquí y
ahora, donde el espíritu de Dios renueva a las personas y las une como
comunidad. De esta manera la iglesia no es sólo instrumento, sino también forma
misma de este Shalom, pero al mismo tiempo siempre dirigido al mundo
por su “estar por otros”.
Consecuentemente en la discusión ecuménica se entiende iglesia como
instrumento y asimismo signo anticipatorio del Reino venidero de Dios.
7. La
misión fundamental de la iglesia consiste en testimonio, comunidad,
celebración y servicio.
El Shalom de Dios, la paz para el mundo, está anunciado,
festejado y vivido en la comunidad de cristianos. Mientras la comunidad esté
de camino hacia el nuevo mundo de Dios, va a mostrar estas dimensiones
fundamentales: martyria, leiturgia,
diaconia y koinonia.
Según su misión es una comunión del testimonio, celebración y servicio al
Reino de Dios. Estas manifestaciones fundamentales de su carácter se muestran
ya – aún descripción ideal – en la primera comunidad cristiana en Jerusalén
según Hch 2,42-45:
“Se mantenían
constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción
del pan y en las oraciones. Pero el temor se apoderaba de todos, pues los
apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes estaban
de acuerdo y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y lo
repartían entre todos según la necesidad de cada uno.”
La doctrina de los apóstoles (martyria),
la comunión (koinonia), la fracción del pan y la
oración (leiturgia) como la repartición de
posesiones y bienes (diaconia) marcan la
nueva forma de vivir, para la que los cristianos son liberados en fe y
esperanza. El desarrollo de la iglesia y de la comunidad se dirige a esta
nueva forma de vivir. Por su mensaje (martyria)
y sus rituales (leiturgía), por su comunión,
es decir sus estructuras y el ambiente de sus relaciones (koinonía)
también como su servicio hacia afuera (diaconía) sienta un precedente
para el Reino de Dios. Así su fe toma forma social. Las cuatro dimensiones
fundamentales de la iglesia pueden servir como criterios para transmitir la
visión del Reino de Dios dentro de la realidad presente de comunidad y
sociedad.
8. El
desarrollo de las comunidades tiene que corresponder con la identidad
protestante de la iglesia basada en el sacerdocio universal de todos los
creyentes y la vocación al servicio.
Esta definición general de la iglesia y su misión recibe su perfil
especial por las cogniciones de los reformadores. La fórmula reformadora del
cuádruple “solo” describe este perfil adecuadamente: sola gratia, solo
Cristo, sola fide, sola scriptura. De estos cuatro
principios se sigue una nueva comprensión de la iglesia y del ser-cristiano
en el mundo:
Como todas las personas tienen la misma dignidad ante la gracia de
Dios, en la iglesia el sacerdocio universal de los creyentes tiene
validez. Cada uno ocupa el mismo rango como un sacerdote por su bautismo. El
bautismo integra a todos en el único pueblo de Dios, que representa “linaje
escogido y sacerdocio real” (1P 2,9). La iglesia no debe estructurarse en
un cuerpo jerárquico, ni como jerarquía de sacerdotes ni como iglesia de
pastores, sino como iglesia de comunidad. Esa es la comunión concreta de los
creyentes. Exige estructuras participativas y formas democráticas de
liderazgo.
Por otro lado, el bautismo también significa la vocación en
el servicio terreno de Dios (leiturgia
profana) (Rm 12.1-2). Todo el trabajo honesto que
se hace es oficio divino. Cada trabajo en la sociedad es asimismo trabajo en
el Reino de Dios, del cual gana su sentido transcendente. La humanización de
las relaciones sociales, económicas y políticas en el sentido del Reino de
Dios, en el sentido de justicia, paz y armonía con la naturaleza, es la meta
general y el contenido del trabajo profesional.
9.
El desarrollo de las comunidades
tiene que tomar en consideración el contexto actual, la comunidad concreta y
la misión de la iglesia.
Para un planeamiento concreto puede servir el círculo hermenéutico
con los principios: ver, juzgar y actuar.
Ver significa percibir la comunidad, la misión y el contexto por sí
mismos y relacionarlos entre sí. De eso se puede resultar afirmaciones sobre
la vida y el trabajo de la comunidad o indicios de carencias y desafíos. En
cada caso se abrirán varias posibilidades del desarrollo.
Juzgar significa tomar una decisión teológica y
organizacional para sentar un precedente. Esto tiene prioridad en el
desarrollo de la comunidad. Preguntas orientadoras para esta decisión pueden
ser las siguientes:
-
¿Qué situaciones se vuelven desafíos para la
comunidad desde la perspectiva del Reino de Dios?
-
¿Qué signos de esperanza en el Reino de Dios puede
introducir la comunidad ante estos desafíos?
-
¿Cómo cambia eventualmente la comunidad
o en su identidad, su
estructura y su ambiente?
o en el enfoque actual
de las dimensiones eclesiales?
Actuar significa planear y realizar un signo práctico
como medida concreta para el desarrollo de la comunidad. A esto pertenece la
definición de contenidos, metas, grupo destinatario, métodos, liderazgo, así
como el horizonte de recursos.
10.
Las dimensiones básicas de la iglesia
- martyría, diaconía, leiturgía
y koinonía - deben determinar el perfil de la
comunidad y las medidas de desarrollo.
El avance comunitario no es resultado de la lógica del progreso o
del desarrollo lineal ni sigue las leyes imanentes
de una organización. Más bien la comunidad intenta establecer signos de la
venida del Reino de Dios.
Las dimensiones básicas de la iglesia pueden servir como enlaces
entre la visión del Reino de Dios y el actuar concreto de la iglesia o
comunidad. Para esto la segunda pregunta orientadora del juzgar es decisiva:
¿Qué signos de esperanza en el Reino de Dios puede introducir la comunidad
ante estos desafíos? ¿Quiere y debe
actuar la comunidad en la dimensión del testimonio, de la diaconía, de los
rituales litúrgicos o de la comunidad? Entonces, se puede planear y organizar
los pasos con los instrumentos cibernéticos.
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Martin
Hoffmann, Luterano. Doctor en
Teología. Profesor de la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL)
en San José, Costa Rica. Pastor de la Iglesia Luterana Costarricense. Antes
fue director del seminario eclesial de la Iglesia Luterana de Baviera en
Alemania. Ha publicado sobre la ética cristiana y la teología de la Reforma,
recientemente “Ética protestante. Una fundamentación teológico-crítica”,
2019, y “La locura de la cruz. La teología de Martín Lutero”,
2014, y como editor “Radicalizando la Reforma. Otra teología para otro
mundo”, 2016.
Correo
electrónico: m.hoffmann@ubl.ac.cr
Artículo recibido: 30 de abril de 2020
Artículo aprobado: 27 de mayo de 2020
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