Vida  y

Pensamiento

Revista Teológica de la Universidad Bíblica Latinoamericana

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Volumen 40 Número 1  -  Enero/Junio 2020  -  San José, Costa Rica  -  ISSN 2215-602X

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Teología Práctica en América Latina y El Caribe:

propuestas, desafíos

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El desarrollo de las comunidades

— Diez tesis sobre la necesidad de una nueva "Teoría de iglesia"

MARTIN HOFFMANN

 pp. 87-97

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Resumen: La crisis actual del mundo con repecto al cambio climático, la migración y muy recientemente la pandemía del virus Covid-19 se presenta también como crisis ética y espiritual. Las consecuencias del proyecto “Modernidad” provocan una pregunta por la identitad y el quehacer de la iglesia. El autor exige una nueva teoría de la iglesia que combine conocimientos de la teoría de organización con una reflexión profunda de sobre la esencia de la iglesia. La orientación en el Reino de Dios, en vez de una permanente autoreflexión, debe ser el primer paso. Una reanudación de las dimensiones básicas de la iglesia - martyria, koinonia, diaconia y leiturgia - es el segundo paso que construye un puente a los instrumentos y categorías cibernéticas.

Abstract: The current world crisis with climate change, migration and most recently, the Covid-19 virus pandemic is also an ethical and spiritual crisis. The consequences of the “Modernity” project raises questions about the identity and tasks of the church. The author proposes a new theory about the church that combines knowledge of organization theories with a deep reflection on the essence of the church. The first step must be reorienting the church from a permanent self-reflection to focusing on the kingdom of God.  The second step ist to reestablish the basic elements that define the church - martyria, koinonia, diaconia and leiturgia - in order to build a bridge to the cybernetic instruments and categories.

Palabras claves: Teoría de iglesia, Reino de Dios, características de la iglesia, cibernética, organización.

Key Words: Church theory, kingdom of God, characteristics of church, cybernetics, organization.

 

 

 


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Martin Hoffmann[1]

El desarrollo de las comunidades

— Diez tesis sobre la necesidad de una nueva "Teoría de iglesia"

1.     Somos iglesia en tiempos de crisis

 

Pocos años después del 500 aniversario de la Reforma nos encontramos en un periodo decisivo en la historia de la humanidad y de la tierra. Vivimos crisis que no sólo ponen en riesgo a la civilización, sino también la sobrevivencia de la humanidad: el cambio climático, provocado por nuestra económica de producción y consumo de energía, parece ser irrevocable. La naturaleza toma venganza a través de catástrofes de dimensiones nunca antes imaginadas. La pandemía del virus Covid-19 provoca un cambio radical en nuestra forma de pensar y actuar como individuos y sociedades. La brecha entre pobres y ricos aumenta cada vez más en todo el mundo y hunde a millones de niños, mujeres y hombres en hambre y muerte. El otro desafío global que experimentamos es la migración. Unos setenta millones de personas han huido de sus países por razones de violencia, guerras, hambrunas y pobreza buscando un lugar seguro solamente para sobrevivir. Todo esto va acompañado de una crisis espiritual y ética. Se evidencia en la obsesión de amontonar bienes y de consumir ilimitadamente. El proyecto de la Modernidad, desarrollado originalmente en Europa y luego difundido en todo el mundo con violencia cultural, estructural y muchas veces física, se va acabando. Por lo tanto, se plantean las preguntas: ¿Cuál es la identidad de la iglesia cristiana? ¿Cuál es su quehacer en esta crisis? ¿Cuál es la dirección de su desarrollo? ¿Cuáles son las herramientas adecuadas para manejar el desarrollo?

 

2.     Lo que hace falta ante la crisis global es un nueva “Teoría de iglesia”, que integre conocimientos de la teoría de organización y la determinación teológica de la iglesia.

 

La Teología Práctica aborda el tema del desarrollo de comunidades de fe desde diferentes perspectivas y títulos:

-     El movimiento ecuménico desde la década de los 60 del siglo XX trata el tema desde el ángulo de la “missio Dei” (la misión de Dios). Bajo los conceptos claves de mayordomía y “la iglesia para el mundo” se concentra en la comunicación del Evangelio también en los ámbitos sociales, políticos y económicos de su contexto.

-     El movimiento evangelical representa el otro extremo enfocándose en la decisión personal por Cristo y la misión de la iglesia como evangelización. Utiliza los títulos “edificación de la comunidad” (en Europa) o “crecimiento de la iglesia” (en los EEUU). En cierta medida se conecta con las iglesias pentecostales y su enfoque en una renovación carismática y espiritual de las comunidades.

-     La Teología de la Liberación fundada en las comunidades eclesiales de base en América del Sur, surgió del descubrimiento de la iglesia como “pueblo de Dios” y destaca más el desarrollo de comunidades de fe igualiatarias como “iglesia de los pobres”.

-     La cibernética (popular en Europa) se dedica en particular al tema del liderazgo en las iglesias y comunidades. Pregunta por la forma adecuada de la estructura y régimen de la iglesia. Se apoya en los conocimientos de las teorías de la organización, de la institución y de sistemas.

 

Para enfrentar los desafíos actuales se necesita una “teoría de iglesia” que conecte la determinación teológica de la esencia y el quehacer de la iglesia con los conocimientos y ciertas herramientas de la teoría de la organización y la cibernética.

 

3.     El primer paso hacia esa teoría es una auto-reflexión teológica, más allá del uso de herramientas cibernéticas, para ganar orientación para el curso de la iglesia.

-     Preguntamos por nuestro modo de vernos a nosotros mismos: ¿Qué es lo que constituye el carácter de una iglesia en la tradición protestante?

-     Preguntamos por nuestra visión de la vida humana y por la misión de la iglesia en esta situación.

-     Preguntamos por los pasos de desarrollo necesarios que tiene que dar la iglesia para ser fiel a su visión y para cumplir su misión.

 

4.    Fundamental para una teoría de iglesia es la orien-tación en el Reino de Dios que justifica la existencia cristiana como existencia escatológica.

 

“Existencia escatológica” significa una existencia que se basa en un acontecimiento que es válido más allá de la existencia terrenal. Descansa en la integración en la comunidad con el Cristo resucitado y vive de la esperanza de la realización del Reino de Dios. “Existencia escatológica” significa entonces, según la primera carta de Pedro, “vivir como extranjeros” (1 P 2,17), es decir no acomodarse a las convenciones de la sociedad, pero al mismo tiempo participar responsablemente en las instituciones de la sociedad. Consecuentemente eso también incluye los conflictos y los posibles sufrimientos que resultan de eso. “Existencia escatológica” al final es una posición fundamentalmente crítica-constructiva, que está fundada y orientada hacia lo transcendental. La “esperanza viva” (1. P 1,3), que es característica de la existencia cristiana, anhela la realización del Reino de Dios.

 

“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (BJ, Mc 1,15) es el mensaje básico de Jesús.

 

5.     El concepto del Reino de Dios contiene los aspectos fundamentales para la existencia cristiana:

-      El Reino de Dios es el símbolo de “la plenitud de vida“ que ya ha empezado y  puede ser vivida actualmente: por medio de  todos los signos de libertad, paz, justicia y amor, las experiencias fundamentales que corresponden al Espíritu de Dios, tal como se manifiesta en Jesucristo. Estas experiencias siempre tienen un carácter fragmentario. Bajo las condiciones de este mundo solo pueden vivir escondidas, de forma amenazado y arriesgada. La comunidad se convierte en una comunidad celebrante bajo estas experiencias. Agradece y alaba a Dios por todas las experiencias en las que ha sido sostenida y acompañada y pide “Ven, espíritu del creador” en sus experiencias de inquietud y desesperación. 

-      El Reino de Dios, “la plenitud de vida” todavía es incompleta y se escapa a la realización e instrumentalización humana. Por eso la comunidad siempre es una comunidad testificante y narrativa. Testimonialmente recuerda las experiencias de la presencia saludable de Dios. Narrativamente transmite la esperanza de la salvación.

-      El Reino de Dios, “la plenitud de vida”, es una categoría crítica de toda la realidad existente. Incorpora el potencial de la crítica ideológica del mensaje bíblico hacia las convenciones, conceptos morales, valores e ideales dominantes. Como tal, desarrolla un poder contra-fáctico, precisamente la dinámica escatológica, que pone en marcha constantemente nuevos avances. 

 

6.     La iglesia es instrumento y signo del Reino de Dios.

 

Desde los años 60 del siglo pasado, el trabajo teológico del ecumenismo sobre la estructura misional de la comunidad desarrolló un concepto nuevo de misión, partiendo de la visión del Reino de Dios. En ello se refleja el papel de la iglesia y de la comunidad de manera significativa:

Según esto, la misión no significa evangelizaciones ni otros esfuerzos de conversión. Misión describe la “missio Dei” (misión de Dios), el proceso histórico del actuar de Dios. La historia trinitaria de Dios en y con su mundo es la misión verdadera. Está fundada universalmente y se dirige al Reino de Dios, el Shalom, la paz completa en el mundo. Logra la meta cuando todas las fuerzas que se oponen y resisten a este Shalom estén vencidas.

 

La relación fundamental de la misión es entre Dios y el mundo. En este actuar de Dios la iglesia es instrumento y no meta de la misión de Dios. Bajo el actuar del Espíritu de Dios la iglesia contribuye a que la paz tome forma. Pero el Shalom último ya destella fragmentariamente aquí y ahora, donde el espíritu de Dios renueva a las personas y las une como comunidad. De esta manera la iglesia no es sólo instrumento, sino también forma misma de este Shalom, pero al mismo tiempo siempre dirigido al mundo por su “estar por otros”.  Consecuentemente en la discusión ecuménica se entiende iglesia como instrumento y asimismo signo anticipatorio del Reino venidero de Dios.

 

7.     La misión fundamental de la iglesia consiste en testimonio, comunidad, celebración y servicio.

 

El Shalom de Dios, la paz para el mundo, está anunciado, festejado y vivido en la comunidad de cristianos. Mientras la comunidad esté de camino hacia el nuevo mundo de Dios, va a mostrar estas dimensiones fundamentales: martyria, leiturgia, diaconia y koinonia. Según su misión es una comunión del testimonio, celebración y servicio al Reino de Dios. Estas manifestaciones fundamentales de su carácter se muestran ya – aún descripción ideal – en la primera comunidad cristiana en Jerusalén según Hch 2,42-45:

 

“Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. Pero el temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes estaban de acuerdo y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno.”

 

La doctrina de los apóstoles (martyria), la comunión (koinonia), la fracción del pan y la oración (leiturgia) como la repartición de posesiones y bienes (diaconia) marcan la nueva forma de vivir, para la que los cristianos son liberados en fe y esperanza. El desarrollo de la iglesia y de la comunidad se dirige a esta nueva forma de vivir. Por su mensaje (martyria) y sus rituales (leiturgía), por su comunión, es decir sus estructuras y el ambiente de sus relaciones (koinonía) también como su servicio hacia afuera (diaconía) sienta un precedente para el Reino de Dios. Así su fe toma forma social. Las cuatro dimensiones fundamentales de la iglesia pueden servir como criterios para transmitir la visión del Reino de Dios dentro de la realidad presente de comunidad y sociedad.

 

8.     El desarrollo de las comunidades tiene que corresponder con la identidad protestante de la iglesia basada en el sacerdocio universal de todos los creyentes y la vocación al servicio.

 

Esta definición general de la iglesia y su misión recibe su perfil especial por las cogniciones de los reformadores. La fórmula reformadora del cuádruple “solo” describe este perfil adecuadamente: sola gratia, solo Cristo, sola fide, sola scriptura. De estos cuatro principios se sigue una nueva comprensión de la iglesia y del ser-cristiano en el mundo:

Como todas las personas tienen la misma dignidad ante la gracia de Dios, en la iglesia el sacerdocio universal de los creyentes tiene validez. Cada uno ocupa el mismo rango como un sacerdote por su bautismo. El bautismo integra a todos en el único pueblo de Dios, que representa “linaje escogido y sacerdocio real” (1P 2,9). La iglesia no debe estructurarse en un cuerpo jerárquico, ni como jerarquía de sacerdotes ni como iglesia de pastores, sino como iglesia de comunidad. Esa es la comunión concreta de los creyentes. Exige estructuras participativas y formas democráticas de liderazgo.

 

Por otro lado, el bautismo también significa la vocación en el servicio terreno de Dios (leiturgia profana) (Rm 12.1-2). Todo el trabajo honesto que se hace es oficio divino. Cada trabajo en la sociedad es asimismo trabajo en el Reino de Dios, del cual gana su sentido transcendente. La humanización de las relaciones sociales, económicas y políticas en el sentido del Reino de Dios, en el sentido de justicia, paz y armonía con la naturaleza, es la meta general y el contenido del trabajo profesional.

 

9.     El desarrollo de las comunidades tiene que tomar en consideración el contexto actual, la comunidad concreta y la misión de la iglesia.

 

Para un planeamiento concreto puede servir el círculo hermenéutico con los principios: ver, juzgar y actuar.

 

Ver significa percibir la comunidad, la misión y el contexto por sí mismos y relacionarlos entre sí. De eso se puede resultar afirmaciones sobre la vida y el trabajo de la comunidad o indicios de carencias y desafíos. En cada caso se abrirán varias posibilidades del desarrollo.

Juzgar significa tomar una decisión teológica y organizacional para sentar un precedente. Esto tiene prioridad en el desarrollo de la comunidad. Preguntas orientadoras para esta decisión pueden ser las siguientes:

-     ¿Qué situaciones se vuelven desafíos para la comunidad desde la perspectiva del Reino de Dios?

-     ¿Qué signos de esperanza en el Reino de Dios puede introducir la comunidad ante estos desafíos?

-     ¿Cómo cambia eventualmente la comunidad

o   en su identidad, su estructura y su ambiente?

o   en el enfoque actual de las dimensiones eclesiales?

 

Actuar significa planear y realizar un signo práctico como medida concreta para el desarrollo de la comunidad. A esto pertenece la definición de contenidos, metas, grupo destinatario, métodos, liderazgo, así como el horizonte de recursos.

 

10.   Las dimensiones básicas de la iglesia - martyría, diaconía, leiturgía y koinonía - deben determinar el perfil de la comunidad y las medidas de desarrollo.

 

El avance comunitario no es resultado de la lógica del progreso o del desarrollo lineal ni sigue las leyes imanentes de una organización. Más bien la comunidad intenta establecer signos de la venida del Reino de Dios.

 

Las dimensiones básicas de la iglesia pueden servir como enlaces entre la visión del Reino de Dios y el actuar concreto de la iglesia o comunidad. Para esto la segunda pregunta orientadora del juzgar es decisiva: ¿Qué signos de esperanza en el Reino de Dios puede introducir la comunidad ante estos desafíos?  ¿Quiere y debe actuar la comunidad en la dimensión del testimonio, de la diaconía, de los rituales litúrgicos o de la comunidad? Entonces, se puede planear y organizar los pasos con los instrumentos cibernéticos.

 

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Martin Hoffmann, Luterano. Doctor en Teología. Profesor de la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL) en San José, Costa Rica. Pastor de la Iglesia Luterana Costarricense. Antes fue director del seminario eclesial de la Iglesia Luterana de Baviera en Alemania. Ha publicado sobre la ética cristiana y la teología de la Reforma, recientemente “Ética protestante. Una fundamentación teológico-crítica”, 2019, y  “La locura de la cruz. La teología de Martín Lutero”, 2014, y como editor “Radicalizando la Reforma. Otra teología para otro mundo”, 2016.

 

Correo electrónico: m.hoffmann@ubl.ac.cr

Artículo recibido: 30 de abril de 2020

Artículo aprobado: 27 de mayo de 2020

 

 

 

 



[1] Luterano. Doctor en Teología. Profesor de la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL) en San José, Costa Rica. Pastor de la Iglesia Luterana Costarricense. Antes fue director del seminario eclesial de la Iglesia Luterana de Baviera en Alemania. Ha publicado sobre la ética cristiana y la teología de la Reforma, recientemente “Ética protestante. Una fundamentación teológico-crítica”, 2019, y  “La locura de la cruz. La teología de Martín Lutero”, 2014, y como editor “Radicalizando la Reforma. Otra teología para otro mundo”, 2016.