Las relaciones entre Biblia y cultura, Biblia y política, Biblia y sociedad fueron la motivación central para discutir, con detenimiento, el papel que tiene el discurso religioso en las nuevas formas de fundamentalismo. La reducción del sentido de los textos y su utilización con fines de control de las personas y comunidades es algo que, lastimosamente, ha acompañado la interpretación bíblica desde siempre. ¿De qué manera, desde la disciplina exegética, podemos afrontar este fenómeno y aportar nuevas vías de solución más humanas y humanizadoras? He aquí el quid de la cuestión y el resultado de lo que usted encontrará en los artículos del presente número de Vida y Pensamiento.